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sábado, 16 de abril de 2011

3904.- CONCEPCIÓN DE ESTEVARENA



CONCEPCIÓN DE ESTEVARENA

por Francisco Arias Solís

LA VOZ ROMÁNTICA DE LA LIBERTAD

"¡Libertad, lazo de amor,
talismán que honra y escuda,
la humanidad te saluda
como su gloria mejor!"


Concepción de Estevarena, sevillana como Bécquer, y estrechamente vinculada a los círculos literarios de aquella ciudad. Al igual que Bécquer construye el poema a base de una organización dual que opone un grupo de imágenes a otro, manteniendo un equilibrio difícil. En su poema "Luchas", el tema del enfrentamiento de la fantasía y la ilusión con la realidad se desarrolla en el juego de una serie de oposiciones: luz/sombra, esperanza/dolor, ilusiones/penas, corazón/pensamiento.

Esta poetisa no reproduce ningún yo ideal: ni el masculino, domador del "rebelde, mezquino idioma", del verso becqueriano, ni el femenino, el dulce y monocromático ángel de hogar, de sus predecesoras románticas. Lo que marca la voz lírica de la poetisa sevillana es la problemática de un sujeto que no encuentra ninguna posición segura y respaldada en su sociedad, que escribe desde la duda de su existencia social "Si no soy ..., ¿por qué sueño? / Si algo soy...; ¿por qué vacilo?", pregunta en "Vacilaciones". Y concluye: "anhelar mucho, ser nada; / he aquí mi historia ignorada". La subjetividad para una persona que no ocupa una posición reconocida es un proyecto de ser; su ser social no existe. La biografía de Estevarena hecha por su prologuista, José de Velilla, hace patente la terrible inseguridad de la mujer de clase media que, como ella, llega a ser huérfana, sin hermanos, soltera, pobre y enferma. Vive en esta especie de no existencia social que la poetisa representa en "Hojas perdidas", una transformación perturbadora del tópico que se basa en la analogía mujer/rosa. Para esta poetisa, ser mujer no es ninguna esencia, sino todo lo contrario.

Rafaela María de la Concepción Ana de la Santísima Trinidad de Estevarena y Gallardo nació en Sevilla, en el número 21 de la calle Siete Revueltas, el 10 de enero de 1854. Su hogar era modesto y su madre muere de cólera en 1855 cuando Concepción tiene diecisiete meses. Su padre, mayor, coarta su vocación de poeta, prohibiéndole escribir versos. Ella se lo promete. Pero cuando su padre no está escribe en las paredes, memoriza las rimas y las borra.

Durante su juventud, vivida entre estrecheces económicas, cuidaba a su anciano padre. Sin embargo, Sevilla le brindaba un ambiente literario bastante rico. Tenía bastante fuertes relaciones de amistad con la familia Velilla, sobre todo con José, escritor, y su hermana, Mercedes, también poetisa de mérito. Empezó a dar a conocer sus poemas en el Ateneo de Sevilla.

Cuando murió su padre el 9 de agosto de 1875, tuvo que pedir limosna para poder enterrarlo. No teniendo parientes cercanos, se recogió en casa de los Velilla y empezó a publicar su poesía en El Correo de la Moda de Madrid en 1876. En ese mismo año la reclamó un pariente distante que era chantre de la catedral de Jaca. Concepción ya muy enferma de tuberculosis, se despidió de sus amigos sevillanos e hizo el triste viaje a Jaca, donde murió el 10 de septiembre de 1876. El acta recoge que "muere soltera de 22 años dedicada a ocupaciones domésticas sin testar". Después de su muerte, sus amigos y admiradores sevillanos le dedicaron una velada y una corona poética en la tertulia de la baronesa de las Cortes. José de Velilla recogió los manuscritos poéticos de Estevarena y la corona poética en un tomo, Ultimas flores, que se publicó con un prólogo suyo en 1877.

Su obra fue poco divulgada en su tiempo, probablemente debido a la advertencia, escrita en su único libro por los herederos de la autora, quienes "perseguirán ante los tribunales a los que reimpriman (la obra) sin permiso".

Estevarena no duda en dialogar con los dos máximo representantes del romanticismo español, Espronceda y Bécquer. A la Rima I en que Bécquer da cuenta de su proyecto poético como esfuerzo de traducir en las palabras de "un himno gigante y extraño" las visiones creadas por su imaginación contesta la poetisa sevillana que el objetivo debe ser "de libertad el sacrosanto himno". Al referirse a "notas, murmullos, huracanes y risas / palabras y suspiros" añade a los "suspiros y risas, colores y notas" de Bécquer los murmullos y huracanes del poeta liberal del Diablo mundo. Sin embargo, en ninguno de los dos poetas ha encontrado "el himno deseado".

Pese a su profundo sentimiento de marginación, Estevarena busca en la noción de libertad un terreno de encuentro con los proyectos colectivos. En ¡Libertad!, poema que escribió en lo que resultaron ser los últimos meses de su vida, afirma frente a la derrota de la primera República que la libertad alienta el pensamiento y es "lazo de amor" entre los seres humanos.

Y como dijo nuestra poetisa: "La libertad presta aliento / al pensamiento que crea, / porque es la primera idea / que brota en el pensamiento; / ella es luz y es sentimiento; / y es fuerza que la respeten, / pues, aunque su marcha inquieten / almas a sus luz ajenas, / no habrá quien labre cadenas / que a la libertad sujeten".





Poema escrito en los últimos meses de su vida


¡LIBERTAD!

En cuanta extensión inunda
el sol con su luz dorada,
la libertad es amada
con una pasión profunda,
un canto en su honor entona,
y bien la fama pregona
que, aunque destronarla intenten,
tienen en las almas que sienten
un trono y una corona.

La libertad presta aliento
al pensamiento que crea,
porque es la primera idea
que brota en el pensamiento;
ella es luz y es sentimiento,
y es fuerza que la respeten,
pues, aunque su marcha inquieten
almas a su luz ajenas,
no habrá quien labre cadenas
que a la libertad sujeten.

¡Libertad, lazo de amor,
talismán que honra y escuda,
la humanidad te saluda
como a su gloria mejor!
No pierdes en esplendor,
aunque al verte victoriosa
te promuevan guerra odiosa;
Que aun siendo tus penas muchas
sales de las nuevas luchas
más radiante y más hermosa.











UNA LÁGRIMA

Puede ser una lágrima la historia
de un corazón por el pesar vencido:
puede ser el adiós que la memoria
da a un bien soñado, si lo ve perdido.

El mudo grito que al espacio lanza,
tal vez, algún oculto sentimiento:
suspiro que, al morir, da la esperanza,
o de la dicha misterioso acento.

Puede ser la expresión callada y pura
de la fe sincera, o de entusiasmo ardiente,
y puede ser, también, de la ternura
el acento más dulce y elocuente.

Cuando la impulsa caridad sublime,
puede brotar por el dolor ajeno:
al rodar una lágrima, redime
un pasado, quizás, de sombras lleno.

Ella puede expresar cuanto en la tierra
al corazón conmueve o esclaviza.
¡Quién puede adivinar lo que ella encierra
cuando por un semblante se desliza.












LUCHAS

En derredor del sol gira la tierra,
Haciendose, al girar, sombra a si misma,
y en redor de mis propios pensamientos,
hallando sombra y luz, mi mente gira.
Yo no sé que pensar; me alejo mucho
y otra vez vuelvo al punto de partida;
la luz de mi esperanza nunca muere,
y a impulsos del dolor siempre vacila.
Para soñar en mundos que no veo
me basta mi incansable fantasía, y
para comprender el que habitamos
no me basta ni el alma ni la vista.
Sombras que ante la luz se desvanecen,
pasan mis ilusiones más queridas:
rocas fijas en medio de los mares,
duran mis penas grandes he infinitas.
Yo no sé que pensar; mi pensamiento
tiene en mi corazón extraño guía;
batallo sin cesar, y amo la lucha,
y muero sin cesar, y tengo vida.












Carta a su amiga Mercedes de Velilla

VACILACIONES

Cariñosa me aconsejas
que yo procure imitarte;
no sabes, al alejarte,
en qué honda lucha me dejas.

Con mis propios pensamientos,
batallo conmigo, a solas,
como batallan las olas
agitada por los vientos.

Porque existen en mi alma
dos tendencias, de tal suerte,
que sólo dando a una la muerte
será de la otra la palma.

De seguir en pos de ti
una es deseo anhelante;
otra, una duda constante;
que duda siempre, de mi.

Cuando tu labio indulgente
alimenta mi esperanza,
mi deseo dice: “avanza”,
dicen mis dudas:”detente”.

Tanto de mi desconfío
que hay veces que, si pudiera,
las palabras recogiera
que pronunció labio mío.

Y me canso de lidiar
con las sombras de mi mente:
para pensar soy valiente,
cobarde al ejecutar.

¿Por qué da mi mente asilo
a ese fantasma risueño?
Si no soy…¿Por qué sueño?
Si algo soy…¿Por qué vacilo?

Un mundo de pensamientos
en mi cerebro luchando;
millares de ideas, buscando
nunca encontrados acentos;

Pensamientos de grandeza
que en estrecha cárcel vagan,
y que oscilan y se apagan
sin salir de una cabeza:

Un profundo desaliento,
anhelar mucho, ser nada;
he aquí mi historia ignorada,
esto soy yo, y esto siento











AYER Y HOY

-¿Qué es la existencia, y qué es un juramento?
-te dije ayer, y respondiste tú-:
-un juramento es dar la fe de un alma,
y la vida es amor, amor y luz.

Hoy, lo mismo que ayer, yo te pregunto
y sonriendo me respondes ya:
-Un juramento, un eco que se pierde;
la vida, horas que llegan... y se van.











HOJAS PERDIDAS

Conservo el tallo verde entre mis manos
y ya esparcí las hojas de la flor;
Las he visto alejarse, cual se aleja
la primera ilusión.

Eran hojas de rosas, que aún guardaban
el perfume la forma y el color,
y, aun siendo así, volaron con el viento,
y nadie las miró.

He visto en esas hojas el destino
de seres sin hogar y sin amor,
que saben de la noche y nada saben
de los rayos del sol.

Arrancados del tallo en que nacieran
y arrojados al viento del dolor,
nadie se para a ver en si esos seres
existe un corazón.











DESCANSO

Me preguntas que pienso, si al mirarme
fija mi vista encuentras en tu rostro:
¡Alguna vez el ave fatigada
ha de hallar un momento de reposo!
Hay a veces que no pienso, y no sé entonces
si es sueño o realidad lo que abandono:
será que mi cansado pensamiento
se ha posado en mis ojos










COMBATE

De mis ideas la insufrible carga
abruma, sin cesar mi pensamiento,
y a cada instante crece mi tormento;
cada hora que se aleja es más amarga.

Presa de la ansiedad que así me embarga,
día por día mi existencia cuento;
sigo el curso del sol; ¡pero es tan lento!
Llega la noche al fin; ¡pero es tan larga!

Largo es vivir con mi martirio fuerte,
mas fuera corto el tiempo, aún sin medida,
si cual quisiera yo fuese mi suerte.

Y es ¡ay! mi voluntad tan combatida,
que sobrándome vida amo la muerte,
y a punto de morir querré la vida.





Fuentes de consulta:
libro “Cuatro poetas sevillanas del siglo XIX “(Manuel Jurado López),
http://www.poemaspoetas.com/concepcion-estevarena
Imagen de concepción: http://www.islabahia.com/arenaycal/2005/02febrero/estevarena.jpg

Este documento forma parte de la publicación
Antología de Poetas andaluzas
http://www.andalucia.cc/viva/mujer/antologia/
que se halla alojada en
Biografía de mujeres andaluzas
http://www.andalucia.cc/viva/muj



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