BUSCAR POETAS (A LA IZQUIERDA):
[1] POR ORDEN ALFABÉTICO NOMBRE
[2] ARCHIVOS 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª 6ª 7ª 8ª 9ª 10ª 11ª 12ª 13ª 14ª 15ª 16ª 17ª 18ª 19ª 20ª y 21ª BLOQUES
[3] POR PAÍSES (POETAS DE 178 PAÍSES)

SUGERENCIA: Buscar poetas antologados fácilmente:
Escribir en Google: "Nombre del poeta" + Fernando Sabido
Si está antologado, aparecerá en las primeras referencias de Google
________________________________

domingo, 20 de marzo de 2011

3739.- GERARD SMYTH


Gerard Smyth. Poeta irlandés; nació en Dublín en 1951. Comenzó a publicar sus poemas a finales de la década de los años 60. Ha colaborado en revistas literarias de Irlanda, Gran Bretaña y Estados Unidos. Publicó cinco libros de poemas: Mundo sin fin (New Writer's Press, 1977), Pérdida y ganancia (Raven Arts Press, 1981); Painting the Pink Roses Black (Dedalus Press, 1986) Sueño de día (Dedalus, 2002) y Un nuevo alquiler (2004). Trabajó durante muchos años como periodista para el periódico The Irish Times, del que actualmente es Managing Editor (editor responsable).


LA VIDA SOLITARIA

Entraba allí
como si entrara al Templo de Salomón
o a un monasterio del Tíbet de adoración silenciosa.

Me escondí allí, no una vez sino muchas
pasando una mañana
en el panteón de la retórica
o una tarde de primavera
volviendo las páginas que traían una historia
de guerra y paz, de crimen y castigo.
Era el Amherst de Emily,
la Ítaca de Homero.

En la mesa de lectura,
como una fantástica herencia,
los libros que un fósforo podría quemar
y convertir en cenizas,
llenos de ficciones,
llenos de fábulas, llenos de los trabajos
de la vida solitaria.

(Versión de Gerardo Gambolini
Revista Ñ - 05-08-06)






CANCIÓN MARINERA


El padre de mi padre,
famoso por lo bien que conocía las estrellas,
añoraba con nostalgia
los nudos de cabo, las cadenas de ancla,
arribar al puerto desde las pasturas nocturnas
del océano. Lo que más amaba
eran las luces de la costa,
las ciudades ribereñas emanando humo
en el húmedo noviembre.


El padre de mi padre
conocía el mar por lo que era:
un auténtico bastardo sonriendo en la oscuridad,
llenando los bolsillos abultados
del capitán de puerto.
Al levantarse de su litera
un sexto sentido le decía que no confiara
en la calma absoluta de las albas que se veían
como el primer día del mundo.

(Versión de Gerardo Gambolini
Revista Ñ - 05-08-06)



No hay comentarios: