PETER THEUNYNCK
Nació en Eeklo, Flandes del Este, Bélgica, 1960. Vive y trabaja en Antwerp. Es redactor freelance, poeta y biografista. Ha publicado seis volúmenes de poesía: Messages from the Pan American Airlines & C° (1997), The Trees Are Purple and The Sky (1999), Man in Manhattan (2003), Exceptional Present (2006), Tear Gas Society (2006) y To a new zealand (2010). En 2002 ganó el premio Guido Gezelle de la Academia Flamenca. En septiembre de 2010 se conocerá su biografía del famoso poeta flamenco Karel van de Woestijne (Más información en: http://belgium.poetryinternationalweb.org/piw_cms/cms/cms_module/
index.php?obj_id=15997&x=1).
Grabado
Esa manera de volar de la gente
en grabados antiguos, tan nítida
tan cándida.
Entre retratos de emperadores
y soldados, animales vertebrados y
ballenas, tan irrefutable.
¿Perdieron luego la práctica,
por la falta de elasticidad
en los dedos, el exceso de plomo
en los padres? Golondrinas
a la espera, cotorreando
en cables de teléfono.
(de Berichten van de Pan American Airlines & Co,
Mensajes de la Pan American Airlines & Co., 1997)
Madre
Lejos del campamento de indios,
de la gente con olor a aceite,
del lápiz detrás de la oreja
del verdulero.
Lejos de la primera mano
de pintura en el portón, de la
arena en el pelo, de toda vida,
yace inmóvil en la cuna el hermanito.
Al diario le incomoda el bacalao.
Los cien gramos de tomates en la
bolsa se suenan en ella la nariz. Todo
rezuma tristeza. Pero la pintura
papa moscas y el cielo luce azul.
El padre venga soplar aire,
apretando pistones que ya
no emiten sonido alguno.
Qué lentos son los pasillos
de azulejos para quien vuelve
la vista atrás. Metemos un muñeco
en una caja, dejamos algo de cambio
en un platito, comemos galletas,
decimos a todo amén. Pero velas
no nos dan. El suelo se muestra duro
con nuestras palas. Los vecinos
detrás de los ligustros callan.
Los graznidos de ella se oyen
en los cuervos del canal
(de De bomen zijn paars en de hemel,
Madre
Lejos del campamento de indios,
de la gente con olor a aceite,
del lápiz detrás de la oreja
del verdulero.
Lejos de la primera mano
de pintura en el portón, de la
arena en el pelo, de toda vida,
yace inmóvil en la cuna el hermanito.
Al diario le incomoda el bacalao.
Los cien gramos de tomates en la
bolsa se suenan en ella la nariz. Todo
rezuma tristeza. Pero la pintura
papa moscas y el cielo luce azul.
El padre venga soplar aire,
apretando pistones que ya
no emiten sonido alguno.
Qué lentos son los pasillos
de azulejos para quien vuelve
la vista atrás. Metemos un muñeco
en una caja, dejamos algo de cambio
en un platito, comemos galletas,
decimos a todo amén. Pero velas
no nos dan. El suelo se muestra duro
con nuestras palas. Los vecinos
detrás de los ligustros callan.
Los graznidos de ella se oyen
en los cuervos del canal
(de De bomen zijn paars en de hemel,
Los árboles son de color violeta y el cielo, 1999)
Canadienses
Dijo mi padre: aquí yacen
los canadienses. Los vislumbré
a orillas del canal, vestidos de gris.
Filas interminables, listas para el matadero.
Allí estaban, hombro con hombro:
sopló una brisa y desaparecieron.
Paz. A ambos lados canadienses.
Demasiado tiempo en el país
para volver. Demasiado metidos
en la tierra para salir marchando.
(de Man in Manhattan, Hombre en Manhattan, 2003)
Canadienses
Dijo mi padre: aquí yacen
los canadienses. Los vislumbré
a orillas del canal, vestidos de gris.
Filas interminables, listas para el matadero.
Allí estaban, hombro con hombro:
sopló una brisa y desaparecieron.
Paz. A ambos lados canadienses.
Demasiado tiempo en el país
para volver. Demasiado metidos
en la tierra para salir marchando.
(de Man in Manhattan, Hombre en Manhattan, 2003)
© Traducción española: Diego Puls
[http://www.festpoesiarosario.com.ar/p_peter-theunynk.html]
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