Pedro López Adorno (Puerto Rico, 1954). Reside en la ciudad de Nueva York desde 1965. Doctor en Filosofía y Letras de New York University (1982). Catedrático de Literatura Puertorriqueña y Latina en Hunter College (CUNY) desde 1987. Libros: Poesía: Hacia el poema invisible, 1981; Las glorias de su ruina, 1988; Los oficios, 1991; País llamado cuerpo, 1991; Concierto para desobedientes, 1995; Viajes del cautivo, 1998; Rapto continuo (Poesía/Tarot), 1999; Arte de cenizas/Poesía escogida/1991-1999, 2004. Antologías: Papiros de Babel: Antología de la poesía puertorriqueña en Nueva Cork, 1991; La ciudad prestada/Poesía latinoamericana posmoderna en Nueva Cork, 2002. Narrativa: La religión de los adúlteros, 1996. Crítica: Vías teóricas a “Altazor” de Vicente Huidobro, 1986.
INTERLUDIO SUREÑO
Puede ser la hoguera de la casualidad,
el paladar de un vacío. Fugaz en el hallazgo
los cuerpos aterrizan. Episodio,
contemplación, abismo,
melodía, seducción,
la metáfora de pájaros sedientos
que en la orilla zozobran. Puede
ser el gran olvido sobre la miel de
los glúteos. Temblores
de cielo
entre sílabas y no hay mejor
poema que esa pareja
de enemigos en el lecho. Puede
ser esa línea recta que lleva
al amor a New Orleans y del Mississippi
superfician los dones de la sombra, las salchichas
y mariscos testigos de la primera
cópula. Puede ser. Siempre
puede ser la blancura de la página la dueña
de ese jazz que sólo desde y sólo
hacia (o viceversa) puede ser sin
ser
asfixia.
CÓMO PASAR LA NOCHE EN BATON ROUGE
El cielo
parcialmente nublado
inicia su descenso. Debe uno
seguir la inscripción
del I-10. Acelerar el desvelo.
Una pareja. Se hace imprescindible una pareja. Del piso
13 al más allá. El delirio
de las primeras sombras. El drama.
Por ese piso 13 de leyenda
transmigra lo que tan in-
condicionalmente se desea aunque uno erre
el tiro 70 veces 7.
Como diría desde Chillán mi
querido Gonzalo
si aterrizara en este abismo.
Tendrá uno que apoyar su sin razón
en un Fonseca Porto.
Con jambalaya y zumo de cangrejos
la cultura gastronómica
aroma el incienso que exuda
la piel cuando la miel
roza el clima de los vientres.
Solemnidad y jolgorio del cielo
si a media noche
se trata de salchichas tan conscientemente
concebidas. Sólo hacen falta
el resplandor del Fonseca,
los óleos, la levedad del sinfín,
para que el deseo sea lo que haya paladeado
el destino.
CÓMO SOBREVIVIR EN BATON ROUGE
Perpetuarse aquí es
dejar aisladas las metáforas.
Concierto que desconcierta. La piel
a cierta altura
sabe a miel pero también a
fresa, etouffé, cofradía.
Perpetuarse aquí es
arriesgarse. La música
transmigra. Sigue pura la tiniebla en que no
se sabe nada. Sea la nada
la verdad. Vengan
sus voces a destemplar
esos acordes que se ocultan o dispersan.
Perpetuarse aquí es
copular con la sombra siendo sombra.
Resbalar todo un río
para contemplar la tentación. Mas la magia
culmina. Queda la vorágine. Y uno
desconoce si el rehallazgo
aturde. Si el roce
causa gran locura.
CÓMO IMPROVISAR EN BATON ROUGE
Ya que Big Al desde su trono
en New Orleans
recomendaría la desesperación, la furia,
entréguese uno
al recorrido
de Barbieri por la
lluvia sin pausa de
su "Michelle" de medianoche.
Hágasele caso al lenguaje hermoso y tenebroso
de los glúteos. Alójese uno
descabelladamente
en todas las pausas
del placer. Adentro, bien
adentro. Como saborear carne de tortuga
o el imprevisible etouffé de los sentidos
sin perder ya
más el ritmo
ni la altura.
CÓMO DESPERTAR EN BATON ROUGE
En un más allá los tonos
de las delicias prohibidas.
Caricia interminable tanto abismo.
La claridad que dejó
noche sin fin. Las espesuras
y naufragios
de aquéllos que alucinaron sin desvanecerse.
Y ahora, justo ahora,
sea levitación su alumbramiento; libérese
los tobillos para llegar al mar
en que dos son uno;
elévese el olfato por la espeleología
de los glúteos;
calíbrese el paladar
desde el desbordamiento; intúyase
en los oídos de tempranos pájaros;
contémplese dentro del incendio que incorrupto
resuscite; aduéñese de la memoriosa oscuridad
que unas horas antes
estuvo sorbiendo la dicha
de sus cuerpos.
AMOROSO AJEDREZ
Aunque muchos piensen que las piezas
no existen, este caprichoso ajedrez
vuelve a sus lechos.
Vuelven las aperturas. Su imán
peligroso. EI magín en que uno
es el peón iluso. Evade
cuanta trampa aparezca. Vence
contrincantes de peso en esa cima
en que todo se pierde.
AlIí la esencia de la combinación
inolvidable. La inusitada escaramuza.
Los cuadros de una noche que no tenga
fin. Esquivar damas de humo
en tránsito al combate.
Como si fuese uno
entregándose a la contienda
al final del camino. Complicidad
de las capturas. Arrebato
cuerpo a cuerpo.
Todo feroz porque siempre es más
sutil el desengaño.
VAMP
El soplo del beso es el veneno.
Uñas de Rita Hayworth, ¡cómo abren la gruta!
Ojos arrinconados giran. Se deslizan
por la pared del sobresalto. Concerti ecora
del ser a lo imposible. Verga
en los manjares del estrago.
Estudia el laberinto de la erección
como si fuera una Kamille Corry
pensativa y frágil.
Su lengüilarga caricia enciende tronco,
testículos, ternura. Chupa y tiembla.
Salta, de espaldas al que ama,
y el equilibrio de las flores en el jardín
el sumo bien. Las manos sobre los pies.
El corazón en la vulva que aprieta
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