Ida Vallerugo. Poeta italiana. Nació en 1946 en Meduno, donde enseña en las escuelas primarias. Ha publicado dos colecciones de poesía en italiano, La porta dipinta ( 1968 ) e Interrogatorio ( 1972 ). Después de una larga pausa comenzó a escribir de nuevo, en la variante del dialecto friulano y publicó: Maa onda (1997) y Figurae (2001). Por la poesía en italiano recibió el Premio David en 1972 y el Premio Venezia Mestre en 1973. Tiene un amplio poemario inédito en friulano, titulado Mistral, editado parcialmente en “ Sagittaria, Annuario 1991 - Rassegna di N º 3, julio de 1987, Mistral y otros poemas inéditos de "Sagittaria, Anuario 1991.
Diosa erótica
Y como si lentamente se dispersara la niebla, el higo
calmo apoyado en la terraza, rey de vacaciones
gata llena, y a él se tiende esa mano
entre las hojas entra, al fruto va.
"Y vos sos verde, fruto, y crespo
y firme te hacés y dulce, firme como mi pelo
tus semillas, sin fin te escurrís por mi garganta
toda pena suspendes"
Así en la terraza que se levanta sobre el mundo
y sin orillas, el jazz a todo volumen
la diosa erótica que ignora serlo
como el nacer y el vivir todo
que es todo, por no morir, volver a ella.
Y despierta a los vivos en la frontera
que cosen los sudarios delante de las puertas.
El mistral ni los roza. Costumbre lejana el mar.
Y uno por uno los rostros hacia sí levanta
y con fuerza los llama por su nombre.
Y se despierta eros que hacia adelante mira.
Y comienzan a temblar las velas.
Se mueve el mar.
Desde los ojos cae la arena, enemiga inmortal.
(Traducción: Rocco Carbone)
LA CENA
Todos se fueron
juntos aún cenamos esta noche.
Ningún reloj para cargar
ni en la mesita de luz ni en la Historia
que casualmente pasa afuera, sobre el puente, hacia el Centro
después de haber puesto los huevos en los escalones de Redipuglia,
se saca del vestido, irritada, los cascotes, el polvo.
Meduno, una escalada de gritos dormidos.
Y tu frente lisa que aún más se distiende.
Esos ojos negros tibetanos
llenos de picudas nubes y aguas y helechos y azul profundo
su almendra severamente dulce
-mi fuerza-
que me sonríe por debajo de la muerta.
No me dejes. Quizá la realidad no dura
apenas más que el sueño, quizá no es
sólo un sueño que se puede tocar.
Mañana te llevan.
Mañana será un día perfecto
como un huevo. Como el huevo que descascaro entre las manos,
[lentamente
para no molestar tu clara transfiguración
con el ruido de la cascara que se despega.
(Traducción: Rocco Carbone)
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