JUDITH SANTOPIETRO (Córdoba, México, 1983). Poemas suyos se han publicado en Anuario de Poesía Mexicana 2006 del Fondo de Cultura Económica, en la Memoria del Encuentro Nacional de Literatura en Lenguas Indígenas; en la antología literaria Musa de Musas, Poesía de Mujeres desde la Ciudad de México, Conaculta; en Del Silencio hacia la Luz: Mapa Poético de México y la plaquette individual Raíz de Vuelo (El Barco Ebrio Nueva York-HomoScriptum) y Se incendia la Palabra (Instituto Municipal de Arte y Cultura de Puebla IMACP). Actualmente es directora de Radio Nómada y Revista Iguanazul: literatura en lenguas originarias.
IZCALTITLA
Los hombres de la loma taciturna
se desvisten ante una fogata de sabiduría
sueltan en la oscuridad las formas
de un ojo lleno de costumbre
cada uno en la danza pega el cuerpo al corazón de la tierra,
pide al ave sus alas desplegadas,
desea los negros ojos del mapache
alguna vez seremos la mirada del nahual
que sobrevuela la barranca
y pariremos maíz por la boca
para arroparlo en el chisporroteo del brasero.
ESTELA DE VOCES
Monumento de la palabra,
la génesis en las paredes,
tan antigua
como la vírgula de roca
tormenta de guijarros que caen de la montaña.
Monumento de la palabra,
la génesis en las paredes,
tan antigua
como la vírgula de roca
tormenta de guijarros que caen de la montaña.
INVOCACIÓN
El día que saliste de mí
el sol era un círculo manso,
inundabas las rendijas
de esta húmeda pocilga
con un llanto prolongado
Tus ojos,
grandes en esta habitación de grillos
para mirar una casa de pequeños muros;
y mi vieja razón,
esa piedra de filos indeseables,
preguntaba a dónde ir
Con el vendaval,
las chozas se balanceaban
y eran menos que toda la miseria
de la gente astillada en la ciudad
Te fuiste un día de soplos
y el resquemor sobrevino
para siempre;
las casas parecían no soportarlo
bullían de luz las tiendas
el desierto era frío
después el sol doró las ramas y la arena,
el calor fue espada ardiente
que acuchilla la piel
nadie
bajo este halo de cristales negros
nadie
en esta oscuridad que golpea con su nombre y su cuerpo
nadie
retorna a beber su aliento
Esta madrugada
la muerte pringa sobre la ventana
despierto con la sonrisa de tu vida entre las manos
hace varios minutos de minutos
que no veo nada igual
El día que saliste de mí
el sol era un círculo manso,
inundabas las rendijas
de esta húmeda pocilga
con un llanto prolongado
Tus ojos,
grandes en esta habitación de grillos
para mirar una casa de pequeños muros;
y mi vieja razón,
esa piedra de filos indeseables,
preguntaba a dónde ir
Con el vendaval,
las chozas se balanceaban
y eran menos que toda la miseria
de la gente astillada en la ciudad
Te fuiste un día de soplos
y el resquemor sobrevino
para siempre;
las casas parecían no soportarlo
bullían de luz las tiendas
el desierto era frío
después el sol doró las ramas y la arena,
el calor fue espada ardiente
que acuchilla la piel
nadie
bajo este halo de cristales negros
nadie
en esta oscuridad que golpea con su nombre y su cuerpo
nadie
retorna a beber su aliento
Esta madrugada
la muerte pringa sobre la ventana
despierto con la sonrisa de tu vida entre las manos
hace varios minutos de minutos
que no veo nada igual
PIEDRAS Y ALACRANES
En días tan áridos
el aire trae el movimiento de los huesos polvo
hasta la lóbrega estría de la calle
Amanecemos agónicas de frío
aradas en la tierra estéril
por las filas de este mineral
que calcina esqueletos
Tragamos la roca desgranada
mientras los pechos se desgajan
en precipicios de sangre que humedecen el desierto
Al paso de los meses
las grietas de la ciudad cimbran
entre las montañas de arena,
y la polvareda de los huesos
es la voz perdida en una cueva
Dormimos
junto al lastimero aullido de perros
con la mortaja de piedras y alacranes
[http://sol-negro.blogspot.com/2010/08/cinco-poetas-actuales-mexicanas.html]
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