Amparo Arróspide (seudónimo de Amparo Pérez Gutiérrez; es traductora y poeta hispanoargentina, nació en Buenos Aires (Argentina) y reside en Madrid. Ha publicado, entre otros títulos, Pañuelos de usar y tirar (1995) y Alucinación en dos actos y algunos poemas (1996), y también cuentos y poemas en diversas revistas impresas y electrónicas. En 1998 obtuvo el Premio Rimbaud de la Fundación de Poetas de Mar del Plata, Argentina (véase La Blinda Rosada en http://altern.org). Es autora, además, de varios artículos sobre Margaret Atwood, de quien ha traducido al castellano el poemario Morning in the Burned House.
BLUES PARA BILLIE
(In memorian B. Holliday)
Vivir era llorar, y le gustaba,
aspirar era pasar la aspiradora
Viajaba por embudos solamente,
sentada entre paredes y por túneles
Su pecho era el rencor -no lo sabía.
Su pecho era la almohada del silencio.
Su pecho eran dos senos sin la barba
de quien pinchó y rozó y alguna tarde
se marchó para siempre de su vida
Pudo llamarse Billie, pudo ser
la sombra de un encuentro entre nostalgias,
la ausencia desteñida por el blues
en la garganta hollada por el ron
Pudo llamarse Billie, pudo ser
entre añicos de amor cuando la tarde
abría su bostezo interminable
y algún teléfono sonaba umbilical
Entre aquel humo verde que crecía
de quién sabe qué abrazo de maría
Pudo ser cualquier tarde cuando Billie
rompió a cantar
o quiso el blues peinarla dulcemente
de lucidez:
"good morning, Miss Tristeza:
hermana, siéntate".
LOS HUÉRFANOS HABLAN
-Tanto nos odiábamos que copulamos los fines de semana.
Unicamente así yacía nuestro padre
y le hacía cosquillas
al pensamiento disyuntivo. Usted no entiende
qué oculto, si las palabras no son ruido
¿qué oculto? Le confieso que a veces
ignoro a qué se refieren, como todos,
y las enchufo así, contracorriente
Irresponsable soy, muchacha loca.
Fueron años de ternura: él encaneció a mi lado en un instante. El lenguaje
¿comprende usted? fue mi padre: no sabía
dónde estaba ni cuántos rostros era: sospechaba
que podría perderle a pesar de todo: Y eso mismo me sostiene a su lado:
ese amor
ignorante cuando estábamos solos
en la ignorancia de nuestras almas
sin destino la vida
sin propósito: Huérfanos.
PADRENUESTRO
Padre , que no eres nuestro
ni estás en los cielos,
adulado sea Tu nombre;
roguemos para que no se haga Tu voluntad
ni en la tierra
ni en los cielos;
El pan nuestro de cada día no lo darás
gratis, Padre,
y habremos de buscarlo
y habremos de buscarnos la vida
diariamente,
pero a pesar de eso
Te perdonamos,
sin creer en tus pecados ni en los nuestros,
Padre,
(Mas no me pidas el perdón de los deudores:
no aceleres mi ruina)
En la tentación juramos caer una y otra vez
Y del Mal no nos libres, porque somos libres.
Amén
PEDIDO TRES: VENDERSE EL ALMA
Quisiera un alma tan grande como la ventana que de niña me recibía los
ojos sin sospechar desdenes ni fracasos ni melancolías ni desmayos del
espíritu ella sin sospechar siquiera que no habría tesoros que el mundo
adulto no envidiase sin ferocidad y en especial el suyo:
- El mayor tesoro es la infancia.
(...pero en realidad solamente cómodos, holgazanes, aprendiendo a llevar a
cuestas la duración que debía de ser ese sentido de durar y de no
perdurar, y sintiendo lo menos posible
¿porqué quererlo, entonces , hacerse mayor? ¿Ascender desde primero
hasta segundo? ¿Y desde tercero hasta cuarto y etc. como en una escala de
Jacob de la tierra al cielo improbable?
Donde al despertarse el calcetín sabía a beso de un pie, y el pelo en el peine
jamás podría ser el de aquel malvado hombre de la bolsa).
¿Venderse el alma?
¿Y tu alma vendida, rengueante, humillada, quién te la compraría?
PODRÍAN OCULTARSE EN OTRA NIEVE LOS PESCADOS
(Soliloquio de camionero y su madre)
No, no es gracioso,
no me hace risa llevarme estos pescados
fríos en sus diamantes de hielo
toneladas de cadáver incorrupto para sus tiernos dientes
- el paladar de gente como tú y como yo, madre mía
No me hace gracia, no me da risa,
podrían ofertarme diamantes de otra cosa,
podrían ocultarse en otra nieve los pescados
que traigo cada día por tersa carretera
desde el norte hasta el sur, voy recorriéndome
-porque la ruta acaba sabiéndose
de memoria- los caminos internos
del conocimiento, madre mía,
y preguntándome
mientras conduzco este camión gigante
variando las respuestas de la moralidad
kilómetro a kilómetro
combinando las situaciones de la suerte
kilómetro a kilómetro
esa diosa que en su mano izquierda levanta un cuchillo
de pescadera
y en la derecha la balanza
madre mía
voy recorriéndome por dentro y en lontananza desechando
tus enseñanzas
Porque fuimos honestos, madre mía,
limpios como los dientes tras cepillarse
las espinas del pescado o del pecado
No me hace gracia, no, no me da risa
y a los pescados tampoco,
pienso en gánsters
y en bandas de mafiosos, que conozco,
y me veo pequeño, yo también exquisito
cadáver en la mesa
donde Fortuna tiende servilletas
por debajo cosquilléandome
con su pie desnudo, madre mía,
y tiemblo...
PRINCEPS TENEBRARUM
Lamerán sus tobillos las sombras de la noche
cuando termine el baile, e hipnótico se apoye
en el talle de alguna, y pose su mirada
en aquel lienzo en blanco
que lo atrae,
le pide que lo rasgue con la carne de un beso,
con solo aquel aliento y anhelará tu cuerpo, tu cuerpo que no está....
Centauro
ciñéndose a tu vientre
como serpiente al tronco,
a sus colmillos cierra
el paso con la lengua
aterida y reptil,
mientras tú te despiertas del trance más profundo
y desearás morirte, brillantes las pupilas,
pasajera en su jungla, en su abrazo mortal...
Y lucharás a muerte contra la muerte lenta
que quiere emponzoñarte y era sólo el desliz
el deslizarse lento de su lengua en tu boca,
el arrastrarse sabio de la marea alta,
desangrándose en semen, tiempo,
y poco más...
LOS GATOS
Dedicado a Jasón
Sabios emperadores de Bizancio
que plantean enigmas,
bandoleros nocturnos, furias disfrazadas de sigilo,
guardianes de los límites, monjes de los recónditos
santuarios del tiempo, estatuaria
viva que dibuja en el aire
el instinto de una garra tendida a una paloma,
a la velocidad de la luz
y la revolución del sonido,
cuando acompasan al ritmo de su respiración los susurros del mundo
sultanes sin harén, salteadores de tejados,
burladores de dueños, escaladores natos
trapecistas de lo imposible, cuando caen
desde algún rascacielos
al hondo abismo de los triángulos
y a la fosa común de los relámpagos,
saltimbanquis de circos,
exploradores de madejas de lana
y laberintos de sueños donde el gato de Cheshire les sonríe
fantasma de su dios en tejado de zinc
por toda la soledad atardecida
de su salvaje corazón cazado.
ENCUENTROS I
El espacio bivalvo de tu almeja
que se entreabre con florido asombro
al procaz deterioro de mi lengua,
enhebrándose en labios como pétalos
y puertas submarinas
mientras lame mi lengua tu liguero
allí donde el encaje se compenetra en carne,
y rezumas todo su sabor a alga,
molusco bivalvo entreabierto,
como un túnel sombrío
a la otra parte...
almejas recogidas en la playa del mundo,
glotonas de ser devoradas,
espantosamente vivas....
que degusto con pasión de gourmet
de este alimento
poroso, de paredes que se abren
para cerrarme en un instante
también ellas ávidas, como yo,
Y a este cuerpo que se entreabre y que se ofrece
transmutado
responde el mío
clavándome la aguja del deseo
allí donde más duele, tornándome veleta
ciega, animal que busca
huecos, poros, guaridas donde refugiarse,
sin refugio posible,
enfrentándose a estas arenas movedizas de tus muslos
que sólo sieten hambre, cada vez más hambre
de mi lengua, de mis dedos,
del restregar furioso de sus senos,
mientras yo embisto ciego por acabar de una vez
con esto que me anega, con tu sexo que sube,
con la marea negra de tu alma
buscándome
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