KAMALA SURAIYA DAS
nació en 1934 en Malabar, Kerala (sur de la India). Educada en casa hasta los 15 años, su familia arregla para entonces su matrimonio con un hombre mucho mayor y a los 16 años tiene el primero de sus tres hijos. A pesar de la diferencia de edad, su marido, K. Madhava Das, será su gran aliado, animándola a escribir aunque sólo puede hacerlo por la noche, una vez cumplidas las obligaciones domésticas y familiares. Este apoyo conyugal se mantendrá a pesar de la polémica que siempre ha rodeado a esta escritora por el marcado contenido sexual de sus poemas y más tarde por la sinceridad descarnada de su autobiografía.
Mujer versátil y polifacética, Kamala Suraiya Das se ha interesado además por la pintura y ha realizado asimismo programas de radio sobre poesía. En 1984, Das fracasa en su intento de conseguir un escaño en el parlamento. En diciembre de 1999 se convierte al Islam creando un gran escándalo (corren rumores sobre su posible matrimonio con un musulmán) y posteriormente anuncia su intención de legalizar su partido político, "Lok Seva". Fue editora de poesía para El Semanario Ilustrado de la India desde 1971 hasta 1972 y es actualmente colaboradora habitual de periódicos indios y extranjeros. En cuanto a su trayectoria literaria, influenciada por los poemas de su madre Nalapat Balamani Amma y por su tío, Nalapat Narayan Menon, conocido escritor, Das comenzó desde muy joven a escribir. Autora de más de treinta novelas en malayan (lengua de su región, Kerala), la autora ocupa desde hace años un puesto destacado en la literatura malayan moderna, utilizando a menudo su seudónimo de Madhavikutty. Sus poemas se han publicado en catorce antologías.
Su obra en inglés comprende cinco volúmenes de poesía: Verano en Calcuta (1965), Los Descendientes (1967), y La Vieja Casa de Juguete y Otras Historias (1973), Los poemas de Anamalai (1985) y Solo el alma Sabe Cantar (1996), sin olvidar sus novelas Alfabeto del Deseo (1997), Mi Historia (1976) y la colección de relatos cortos La Prostituta Padmavati y Otras Historias. Galardonada con prestigiosos premios nacionales e internacionales, Kamala Suraiya Das ha contribuido a crear, a lo largo de su carrera, nuevas vías hacia la emancipación de la mujer india. Comprometida con su época, la autora ha abordado ininterrumpidamente problemas y experiencias relacionados con la mujer, especialmente el erotismo y el deseo femenino, rechazando los tabúes y el silencio que la tradición hindú impone sobre estos temas.
La vieja casa de juguete y otras historias
Suraiya Das, Kamala
Ediciones Torremozas - Publicación:Madrid : 2004.
(Colección Torremozas ; 182)
Traducción: Isabel García López
La Vieja Casa De Juguete (Fragmento)
"No hay más canto, ni baile, mi mente es vieja
casa de juguete con todas las luces apagadas.
La estrategia del hombre poderoso es siempre la misma,
sirve su amor en dosis letales,
porque el amor es narciso al borde del agua, obsesionado
por su propio rostro solitario y, sin embargo, debe al fin buscar
un final, una libertad pura y total, debe desear que los espejos
se rompan y que la noche amable borre el agua."
***
La vieja casa de juguete (fragmento)
Planeabas domesticar una golondrina, retenerla
En el largo verano de tu amor para que olvidara
No sólo las frías estaciones y los hogares dejados por el camino, sino
También la naturaleza, la urgencia de volar y los infinitos
Senderos del cielo. No fue para adquirir conocimiento
De otro hombre más que vine a ti, sino para aprender
Quién era yo y el aprenderlo, aprender a crecer, pero cada,
Lección que me diste fue sobre ti mismo. Te complacía
la respuesta de mi cuerpo, su clima, sus frecuentes y superficiales
Contracciones. Babeaste saliva en mi boca, te derramaste
En cada rincón y grieta, embalsamaste
Mi podré deseo con tus jugos agridulces. Me llamaste esposa
Aprendí a trocear la sacarina en tu té, y a
Ofrecer las vitaminas en el momento apropiado. Encogida
Bajo tu monstruoso ego comí del fruto mágico y
Me convertí en una enana. Perdí la voluntad y la razón
A todas tus preguntas murmuraba respuestas incoherentes.
El verano comienza a hacerse pesado.
recuerdo las brisas más fuertes del otoño
y el humo de quemar tus hojas.
Tu habitación tiene siempre luz artificial,
tus ventanas están siempre cerradas.
Incluso el are acondicionado ayuda poco,
Ante el penetrante olor masculino de tu respiración.
las flores cortadas en los jarrones ha comenzado a oler a sudor humano.
no hay más canto, ni baile, mi mente es vieja
Casa de juguete con todas las luces apagadas.
la estrategia del hombre poderoso es siempre la misma,
sirve su amor en dosis letales,
porque el amor es narciso al borde del agua, obsesionado
Por su propio rostro solitario y, sin embargo, debe al fin buscar
Un final, una libertad pura y total, debe desear que los espejos
Se rompan y que la noche amable borre el agua.
Los reclusos
Hubo una época en la que nuestro deseo era
Como una bandera multicolor de ningún
País concreto. Reposábamos
En la cama, los ojos vidriosos, fatigados, como
Juguetes que los niños muertos dejan,
Y nos preguntábamos el uno al otro. ¿A qué
fin, a qué maldito fin?
Ésa era la única clase de amor,
Ese destrozarnos mutuamente,
Como reclusos desbrozando y destripando terrones
Al medio día. Éramos tierra bajo el caliente
Sol. Había fuego en nuestras
Venas y las frías noches de la montaña no
Servían para aliviar el ardor. Cuando él
Y yo nos fundíamos en uno, no éramos ni
Macho ni hembra. No quedaban
Palabras, toda palabra era aprisionada
En los viejos brazos de la noche. En
La oscuridad crecimos, mientras en silencio
Cantábamos, cada nota surgiendo del
Mar, del viento, de la tierra y
De cada triste noche como un dolor…
Mujer versátil y polifacética, Kamala Suraiya Das se ha interesado además por la pintura y ha realizado asimismo programas de radio sobre poesía. En 1984, Das fracasa en su intento de conseguir un escaño en el parlamento. En diciembre de 1999 se convierte al Islam creando un gran escándalo (corren rumores sobre su posible matrimonio con un musulmán) y posteriormente anuncia su intención de legalizar su partido político, "Lok Seva". Fue editora de poesía para El Semanario Ilustrado de la India desde 1971 hasta 1972 y es actualmente colaboradora habitual de periódicos indios y extranjeros. En cuanto a su trayectoria literaria, influenciada por los poemas de su madre Nalapat Balamani Amma y por su tío, Nalapat Narayan Menon, conocido escritor, Das comenzó desde muy joven a escribir. Autora de más de treinta novelas en malayan (lengua de su región, Kerala), la autora ocupa desde hace años un puesto destacado en la literatura malayan moderna, utilizando a menudo su seudónimo de Madhavikutty. Sus poemas se han publicado en catorce antologías.
Su obra en inglés comprende cinco volúmenes de poesía: Verano en Calcuta (1965), Los Descendientes (1967), y La Vieja Casa de Juguete y Otras Historias (1973), Los poemas de Anamalai (1985) y Solo el alma Sabe Cantar (1996), sin olvidar sus novelas Alfabeto del Deseo (1997), Mi Historia (1976) y la colección de relatos cortos La Prostituta Padmavati y Otras Historias. Galardonada con prestigiosos premios nacionales e internacionales, Kamala Suraiya Das ha contribuido a crear, a lo largo de su carrera, nuevas vías hacia la emancipación de la mujer india. Comprometida con su época, la autora ha abordado ininterrumpidamente problemas y experiencias relacionados con la mujer, especialmente el erotismo y el deseo femenino, rechazando los tabúes y el silencio que la tradición hindú impone sobre estos temas.
La vieja casa de juguete y otras historias
Suraiya Das, Kamala
Ediciones Torremozas - Publicación:Madrid : 2004.
(Colección Torremozas ; 182)
Traducción: Isabel García López
La Vieja Casa De Juguete (Fragmento)
"No hay más canto, ni baile, mi mente es vieja
casa de juguete con todas las luces apagadas.
La estrategia del hombre poderoso es siempre la misma,
sirve su amor en dosis letales,
porque el amor es narciso al borde del agua, obsesionado
por su propio rostro solitario y, sin embargo, debe al fin buscar
un final, una libertad pura y total, debe desear que los espejos
se rompan y que la noche amable borre el agua."
***
La vieja casa de juguete (fragmento)
Planeabas domesticar una golondrina, retenerla
En el largo verano de tu amor para que olvidara
No sólo las frías estaciones y los hogares dejados por el camino, sino
También la naturaleza, la urgencia de volar y los infinitos
Senderos del cielo. No fue para adquirir conocimiento
De otro hombre más que vine a ti, sino para aprender
Quién era yo y el aprenderlo, aprender a crecer, pero cada,
Lección que me diste fue sobre ti mismo. Te complacía
la respuesta de mi cuerpo, su clima, sus frecuentes y superficiales
Contracciones. Babeaste saliva en mi boca, te derramaste
En cada rincón y grieta, embalsamaste
Mi podré deseo con tus jugos agridulces. Me llamaste esposa
Aprendí a trocear la sacarina en tu té, y a
Ofrecer las vitaminas en el momento apropiado. Encogida
Bajo tu monstruoso ego comí del fruto mágico y
Me convertí en una enana. Perdí la voluntad y la razón
A todas tus preguntas murmuraba respuestas incoherentes.
El verano comienza a hacerse pesado.
recuerdo las brisas más fuertes del otoño
y el humo de quemar tus hojas.
Tu habitación tiene siempre luz artificial,
tus ventanas están siempre cerradas.
Incluso el are acondicionado ayuda poco,
Ante el penetrante olor masculino de tu respiración.
las flores cortadas en los jarrones ha comenzado a oler a sudor humano.
no hay más canto, ni baile, mi mente es vieja
Casa de juguete con todas las luces apagadas.
la estrategia del hombre poderoso es siempre la misma,
sirve su amor en dosis letales,
porque el amor es narciso al borde del agua, obsesionado
Por su propio rostro solitario y, sin embargo, debe al fin buscar
Un final, una libertad pura y total, debe desear que los espejos
Se rompan y que la noche amable borre el agua.
Los reclusos
Hubo una época en la que nuestro deseo era
Como una bandera multicolor de ningún
País concreto. Reposábamos
En la cama, los ojos vidriosos, fatigados, como
Juguetes que los niños muertos dejan,
Y nos preguntábamos el uno al otro. ¿A qué
fin, a qué maldito fin?
Ésa era la única clase de amor,
Ese destrozarnos mutuamente,
Como reclusos desbrozando y destripando terrones
Al medio día. Éramos tierra bajo el caliente
Sol. Había fuego en nuestras
Venas y las frías noches de la montaña no
Servían para aliviar el ardor. Cuando él
Y yo nos fundíamos en uno, no éramos ni
Macho ni hembra. No quedaban
Palabras, toda palabra era aprisionada
En los viejos brazos de la noche. En
La oscuridad crecimos, mientras en silencio
Cantábamos, cada nota surgiendo del
Mar, del viento, de la tierra y
De cada triste noche como un dolor…
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