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domingo, 21 de noviembre de 2010

2199.- MARIELA DREYFUS


Mariela Dreyfus (Lima, Perú 1960) estudió Literatura en las universidades Nacional Mayor de San Marcos y Columbia (Estados Unidos, Nueva York), donde se doctoró en Literatura Latinoamericana. Ha publicado los poemarios Memorias de Electra (1984), Placer fantasma (1993; Premio de Poesía Asociación Peruano-Japonesa, 1992), Ónix (2001) y Pez (2005). Es autora también del estudio Soberanía y trasgresión: César Moro (de próxima aparición). Fundadora y disidente del movimiento Kloaka (1982-1984). Su obra ha sido incluida en importantes antologías, como La poesía latinoamericana del siglo XXI: el turno y la transición (FCE, México, 1997), Poesía peruana siglo XX (Ediciones Copé, Lima, 1999), Poésie Péruvienne du Xxe Siécle (Patiño, Gèneve, 2000), Yellow Silk II. International Erotic Stories and Poems (Grand Central Publishing, California, 2000), Poesía Peruana / 50 poetas del siglo XX (Peisa, Lima, 2001), Mujeres mirando al sur. Poetas sudamericanas en USA (Torremozas, Madrid, 2004) y Poetas contemporáneas (Eloísa Cartonera, Buenos Aires, 2004). Sus traducciones de los poetas norteamericanos Allen Ginsberg, Edward Dorn, Sylvia Plath, Diane Wakoski y AI, se han incluido en el volumen Muestra de poesía norteamericana contemporánea (INC, Lima, 1987), así como en las revistas Abysinnia: Revista de poesía y poética (Buenos Aires) y Pelícano (Lima). Ha traducido también el volumen La Diosa de las Américas. Escritos sobre la Virgen de Guadalupe (Random House, Nueva York, 2000), compilado por la destacada escritora chicana Ana Castillo. Colabora regularmente con ensayos y comentarios críticos en las revistas Review: Arts and Literatures of the Americas (Nueva York) y Martín. Revista de artes y letras (Lima). Es actualmente profesora de Poesía y Traducción Literaria en la Maestría de Escritura Creativa en Español de New York University (NYU).







Un fragmento de Pez

Avanzas en tu gestación y en la ciudad el peligro se gesta
Crece la vida en el noveno mes de este año impar
en sus guarismos: cero uno cero uno cero uno
Y tú que eras la nada el cero el huevecillo
de pronto aúnas células y huesos y te tejes
En mi casa interior te tejes protegido
del sol te tejes inventando tu forma cauto tejes
Al trasluz tus dos brazos se agitan tus dos piernas
ya danzan tus porosos pulmones aspiran expiran aspiran








MEMORIA DE ELECTRA

Soy un hombre.
He construido un templo
donde mi virilidad no tiene límites.
Cinco vírgenes me rodean
de día las desnudo al contemplarlas
de noche cubro sus cuerpos
con mi semen angustioso y renovado.
Esta necesidad
me viene de muy niño;
cuando intentaba soñar
me despertaban los gemidos
de mi madre y de su amante.
Pero soy un hombre.
Que nadie se atreva
a profanar mis reinos.







Equinos

Como todas las potrancas de este mundo
cabalgo me encabrito y al borde de la noche
cedo mis ancas al jinete de las barbas del oeste
para después relinchar gozosa sobre el prado.
Incapaz de monturas o de riendas,
sólo el azúcar, las hierbas y los niños
y este mi jinete de potencia de centauro
para calmar mi seda pelo, entre los lomos.

Del libro Memorias de Electra







ENTRE LAS CUATRO PAREDES...

ENTRE LAS CUATRO PAREDES de mi cuarto,
el mundo se suaviza.
Esta tarde, poseída a plenitud, meteórica, pinté un poema
sobre una maderita que ahora luce junto al niño Jesús.
Los libros que se amontonan, obstruyen el camino y la limpieza:
de no haberte cruzado por mi vida, yo no sabría leer.

A las 5 p.m. la enfermedad es una buena disculpa
para esperarte solitaria en la ventana, cuando
tengo el pecho apretado y este aire me asfixia.
Pobre hígado, es como haber probado éter
y estar bajo el dominio de la presión o la temperatura.

El tiempo transcurre en el poema, mi frente hierve
tú, entre nervioso y displicente, te apuras en mover
un poco de azúcar en el café pasado.
Es hora de apurarse, de dejar que cada poro de mi cuerpo
diga lo que tiene que decir.
(En estas circunstancias, no es difícil pensar en el adiós
y toda confesión se vuelve perentoria.)
Cada una de las edades que conforman mi edad
pasarán turbulentas y yo volveré a ser
la jovencita que a los quince estuvo a punto de sucumbir
pero que aún respira.




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