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miércoles, 17 de noviembre de 2010

2159.- ALEJANDRO CAMPOS OLIVER


Alejandro Campos Oliver (Cuernavaca, México 12 de noviembre 1983) Docente, editor y escritor. Diplomado en Artes Plásticas CMA. Especialización en edición Versal S.C. en la CASUL de la UNAM. Catedrático de nivel medio superior y superior. Miembro de la plana editorial de diversas publicaciones periódicas. Incluido en una treintena de antologías de Iberoamérica. Libros: Oraciones Temblorosas (Linajes, 2005). Ciudad Insomne (Edic. de la Utopía, 2005). Tiempo Azul (SIPAUQ, 2005). Compilador de -Muestra de poesía Morelense Contemporánea- (Maribelina, 2005) y Canto de Amates, antología de poetas morelenses nacidos en los 80 (Acálasletras, Ashoka, Linajes, 2008). Melancolía del Olvido (UNAM, 2009). Sombra (CONACULTA-FONCA, Eternos Malabares, 2010). Miembro del Comité Internacional del Encuentro Mundial de Poetas de Perú. Becario en el área de literatura del FOECA 2004-2005, 2009-2010. Ha participado en numerosos encuentros literarios nacionales e internacionales en México, Canadá, Cuba, Perú, Ecuador, Colombia y Uruguay. Premio Estatal de la Juventud Morelense 2009. Profesor Honorario del Colegio de Postgrado de la Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión de Perú.




Las hojas del ficus son corazones de estrellas

Las hojas del ficus son corazones de estrellas
Se elevan como manada de gestos que zurcen mares
trepan el aire como gorriones de vuelo zigzagueante

Las hojas del ficus son corazones de estrellas
Se elevan como manada de gestos que almuerzan telarañas
leen el fuego como nerviosos búhos

Las hojas del ficus son corazones de estrellas
Se aman Se remiendan como el fuego
Se montan como el polvo
Se engullen como el mar
Se repasan como el aire
Perennemente breves
Perennemente huidizas

Sólo son hojas
Sólo se aman
Sólo se elevan






Poema incluido en Tributo a Sabines

Tu vienes toda entera a mi encuentro,
Y los dos desaparecemos un instante,
Nos metemos en la boca de dios
Hasta que yo te digo que tengo hambre o sueño.
Jaime Sabines


Y así como Adán y Eva en su primer día
nos miramos
y nuestra mirada es nocturna huída
cae en hojas
y sus hojas son granos de lluvia
guijarros de lluvia
semillas de ternura
y temblamos
y nos recorren rojísimas hormigas
y nos besamos
como ciclopes de amor enfebrecido
y al amarnos nos salvamos de la muerte
o navegamos en ríos venturosos

Y si cantas en venticas me despeño
que escrudiñan árboles de piedra
o del mar el silencio
cuando suena al rayo quebrantando el sauce

Tu mirada
huele a zozobra contenida
de las manos de mis ojos
por recorrerte

De nuevo dime que la eternidad
se puede contener en nuestros besos
que en gramo de arena devastar la vía láctea puede
que la tempestad es frágil como la nostalgia de la flor
que podemos amanecer en la transparencia del aire
llegar al vertedero del sol…






DE LA ANTOLOGÍA
“Cupido Internauta”.


Si soy canción de olas y gaviotas
Un eco multiplicador de caricias
Tú serás mi temblorosa añoranza
Mi reprimida euforia en un oleaje de sueños
Los gemidos perdidos formados de limbos

¿Cuántos vendavales vinieron
desde aquella vez que dejamos
de seducirnos a destiempo?
Desterraste fieros enjambres de mi mente
Tus besos en las sombra de mi piel
me dieron remos de viento para olfatear el corazón de las nubes
y robarle suspiros a los cielos desde abismales árboles

Amándonos viramos cuesta abajo como afable río delirante
La piel floreció entre sudores que perfumaron
nuestros cuerpos como el campo de una lluvia sin nombre
Hoy, invoco el recuerdo de tu vientre
el momento en que mis serpientes ansiosas vencieron tus caderas
y mi enhiesta lanza de Odiseo
buscaba ese estremecer de luciérnagas entre tus piernas

Tu nombre clavado estará en mis noches
aquellas albas de luna
donde me enseñaste ese amor
que cabe en todos los cielos
¡Que el recuerdo de tu silueta me domine
por siempre y siempre
como un loco por reptar entre tus humedades
o el reflejo de tus ojos!

Abrigar de nuevo el color de tus gemidos
Trotar mi lengua por tu espalda
Esbozar con mis dedos púrpuras libélulas en tus senos
Buscar la perla que escondes donde se limitan los paisajes y hueles a música
Hacerte gritar hasta que gimas un cometa por tus ojos
Como el simple deseo de dos amantes consumidos por la distancia
por los imposibles mañanas y la historias que aún irrumpen nuestro aire







Uno de los poemas incluidos en la antología
de poesía erótica que reúne a los finalistas del
I Concurso Mundial de Poesía Erótica en Perú

Mirada que colma de besos
en la tersura de tu cuello
Adicta mi epidermis a tus roces
Naufragio de suspiros
Revolución de caricias de seda

Ondulaciones de fervor tus senos
que volatilizan mi lengua
si se embarca a buscar el sabor de mar
y lúcuma por tus piernas

¡Que rueden los labios por la espalda baja
que se llene de luz el cuenco de tu cuerpo!
¡Que la bóveda de tu boca sobre mi abdomen se extienda!
Centrípeto tu aliento corteza de mi piel
brutal embestida por la ebria ambición
de iluminarte desde el eje axial del pentagrama

Cauce desbocado nuestras bocas
Y tus muslos laberinto
donde se refracta y multiplica
tu vocal gutural de diosa

Arrebujando sudores bajo la noche
quisiera poseer hasta tu sombra
y que las almohadas se adhieren rebosantes
al serpenteo equinoccial de nuestras lenguas

Sábanas que graben mi amor de ciclón enardecido
o las húmedas resonancias en el caracol de tu oreja

Bajo el diluvio de caricias
(Conjunción de los ensueños)
escribiré con mis pasos un sendero hacia nuestra cama

Pintura roja sobre la ansiosa promesa de tus labios
para que mi boca de viento conserve el aroma de tus gemidos
Y que el recuerdo del último amanecer sobre tu cuerpo
libere la magia inmaculada del deseo





de "Oraciones temblorosas".




Deseo

Deseo escuchar el aliento de las piedras/
sus oraciones temblorosas

Deseo que mis penas se vuelvan campos
y que transmuten los andamios de lo imperfecto

Deseo un invierno que derrita mi ser
en el idilio de un vacío

Deseo que mi sombra pálida
enmudezca todos mis demonios
y que mis lágrimas
se transformen en flores blancas





Busco

Busco
el conjuro
que desvanezca los miedos/
las culpas
y las edades

Busco
la vida
que parte del olvido
sin rumbo
las fulguraciones
inconsolables
de este determinismo
indecible

Busco/
B u s c o ...






Hoy

Hoy
mis lágrimas
se atrevieron
a elevarse/
se fusionaron
con las aves
cuando una hoja
se la llevaba el aire
después/
prorrumpieron
las flores blancas
y ya era
demasiado tarde





Tengo ganas de ese insomnio

Tengo ganas de ese insomnio
que pueda calcular los pasos de mi sufrimiento/
que huela al crepúsculo de cada alborada

Tengo ganas de ese i n s o m n i o
donde el sueño baila frente a mis ojos
y me muestra cuando las hojas caen en la sima de un incierto

Tengo ganas de ese i n s o m n i o
que murmura desde el resquicio de mi ser/
conmoviendo y buscando todas mis verdades





Silencio solitario

Invocando la intimidad del
s i l e n c i o/

en el trance de sofocarme
en el lío de mi recuerdo
quiero abandonarme en ti

s o l e d a d







Cuando mi insomnio se puebla

Nadie es mejor poeta
que el tiempo
Esther Figueroa

Cuando mi insomnio se puebla/
la columna de humo cae
y el resuello de mi aliento
y las frases de aromas
que pronuncio
hacen cerrar los ojos

Mi deletreo
duerme en desvelo
y hace que los lugares
se llenen de noche/
bajo la luna
de este inmenso desierto
Cuando trato
Cuando trato de
desmoronar versos/
mi razón se revela
frente a mi corazón

Aparece entonces
la inaudita
paciencia/
un mar de luz
que todo lo puede/
lo soporta

Así
llegan
las palomas blancas
a mi pecho
y las nubes
se arremolinan
en mis yemas





Sólo mis inviernos tienen algo del día

Sólo mis inviernos tienen algo del día
que derrite mi ser /
cuando los ojos en el tilo
del vacío
rompen la sinfonía interminable
del silencio/
entre el forcejeo del
oleaje de mi deseo/
la duda y el temor






Cielo

Tras la cortina de la lluvia
se me estaban cerrando los ojos/
era una vez más
el ángel de mi paraíso/
que corría con sangre violácea
en mis venas/
furibundo por mis adentros






Abriré una herida

Abriré una herida
en el espacio/
retozando/
mientras
las estrellas
danzan

Y con el soplo
de horus
y el mío
estremeceré
el sonido
de las palabras/
haré
por fin/
polifonías
las verdades






Cuando brinque más allá de mis poemas

Cuando brinque más allá de mis poemas/
cuando matice el ahogo de mi fuerza
en la diáspora de una lluvia

Cuando me canse de roer palabras/
excavaré las letras
para generar un fin lunar
y detener los ciclos/
para escuchar el silbido
de las estrellas

Así ansioso/
raptaré algunos
lapsos de inspiración
y habitaré en tal punto
que mi experiencia/
recuerdos
y asombros
pasarán a ser
un sueño sempiterno






El céfiro coagulado

El céfiro coagulado
me saca manchas
de oro en la piel
y brotes que no tienen nombre
y olores de agua por la noche/
y cuando germina
el vidrio quebrado
en mis pies
emerge del oscuro cajón
del guardarropas
lo eterno






Monterroseano
Me quité el rostro
y lo doblé en cuadritos/
cuando desperté
el alebrije seguía ahí






Este sábado

Este sábado
mis gustos y emociones
no caben en mis bolsillos/
es tanta la turbación
que mi boca
está cocida/
se zurce
de
asombros
olores
ruidos
paisajes

y un poco de

afectos
y caricias






Cuando vale la pena morir

Cuando el sol
cae entre nuestros labios
y la luna
apacigua nuestras
tempestades

Cuando
imperturbable
trazo ensombrecido
se vuelven
tus ojos

(Justo antes de que
el péndulo se agite
con el hilo de seda
de una araña)

cuando me permites
perderme en este
frenesí exhumado/
solo entonces/
sólo después de esto
en las postrimerías
de tales minutos
valdría la pena morir






Cuando los tibios dedos

Para Igdalías

Cuando los tibios dedos del arco iris
intermitentemente]
agobien tu sentido
y logren cerrar tus párpados/
las piedras suspirarán
y los árboles despertarán
con sus propios ronquidos/
esto sólo lo percibirás
después de sincronizar
el movimiento
cíclico del universo
con el místico silencio
del latido de mi corazón






El canto de los grillos

El canto de los grillos
protegía nuestro amor/
los silencios mortales
se extinguían/
las sombras
entre los ríos y el aire
vestían lo nuestro/
las raspaduras
de mi existencia
se desdibujaban
con cada uno
de tus besos/
la hierba
envidiaba
mi lugar
y el búho/
aprendía
de tus manos






Ese día en que las nubes

Ese día en que las nubes
limaban a la luna
con la caricia de su movimiento
y acometían con decisión indigna
su humilde e imperiosa tarea cotidiana
te leía inmemorable
y de tremenda palabra/
casi impronunciable/
simplemente
en ese momento/
había caído en la cima
de los besos
sin
l í m i t e s






Secuelas

Para Susú

Mi hermana
danza con el gusto
que las hojas caen/
como el rocío de una b r i s a
que reitera su nombre
y apaga la sed
cuando el aroma de la vida
es prolífero

(Tal vez así arroja
sus paisajes sombríos)

Al unísono/
las hormigas tejen fruslerías
para atrapar sus cánticos
y las cortezas de los troncos
a carcajadas
refractan su voz

El pasto/
después de peer
intenta hacer algo parecido

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