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miércoles, 3 de noviembre de 2010

1888.- ÁLEX CHICO


Álex Chico (Plasencia, 1980). Licenciado en filología hispánica por la Universidad de Salamanca y doctorando en la Universidad de Granada, actualmente ejerce la enseñanza de literatura en Barcelona. Es codirector de la revista Kafka y miembro del consejo editorial de La isleta del Moro. Ha publicado el poemario La tristeza del eco (Editora Regional de Extremadura, Mérida, 2008), y las plaquettes Nuevo alzado de la ruina (Vebo Blues Ediciones, Salamanca, 2005) y Las esquinas del mar (Vitolas del Anaïs, Granada, 2004). Ha ejercido la crítica literaria en diversos medios (Falsirena, La prensa de Zamora) y publicado sus poemas en diferentes revistas (Letra Clara, Contra Tiempo, La plaza humana, Nadadora). Fue antologado en el libro Poesía en La Tertulia y en Vitola de vitolas (Cuadernos del Vigía). Es autor de la novela Telón de fondo y del ensayo Antes del simulacro. Cine y literatura en el primer tercio del siglo XX.

-POESÍA
La tristeza del eco (2008).

Plaquettes:
Las esquinas del mar (2004).
Nuevo alzado de la ruina (2005).

Antologías:
Poesía en la tertulia (2003).
Vitola de vitolas.



PRIMER MOMENTO

Lo más extraño del viaje
es no saber hacia dónde se regresa.

Acaso diría Walter Benjamín
que en esos lugares parece haber pasado todo
lo que aún nos espera.





LA CIUDAD

He vuelto.
Con todo mi cuerpo intento descifrar
cada uno de los avatares de estas esquinas.
El nombre de la ciudad
poco importa (sospecho que, tras la lectura
del poema, se acabará olvidando).
Sólo vine hasta aquí para rehacer el mismo recorrido,
vigorizar por unas horas las habitaciones,
los pasajes de mi juventud envueltos en ámbitos repetidos.
De la plaza al puerto,
y desde el puerto a un hogar que, cada vez,
intuyo más lejos.

Mi situación en este lugar ya la explicó Albert Camus:
no poseo nada, no imagino nuevas voces para el reencuentro.
Una despedida me acaba acercando
hacia ese vínculo exacto, concreto,
estancado en las horas que vi pasar
en esta distancia perpetua.
Desde fuera, veo cómo participan en tertulias,
acólitos librescos que se agotan en la biblioteca, y no me reconocen.
Me detengo sobre el lomo de un libro de Leopardi,
o sobre algún manual de literatura contemporánea
en donde los nuevos nombres
recapacitan sobre la idea de regreso.
(«Ya llegué. He vuelto»)

Este pueblo
(o ciudad, según el último censo)
sólo me reserva un lugar en sus orillas,
no en su esencia.
Encontrarme de nuevo en sus calles
y pasear telúricamente, como un oriundo
más de la zona, es, lo admito, una ilusión
imposible.
La vida que para mí dejaron
en este territorio
continúa siendo un lugar de la memoria.

De La tristeza del eco (Editora Regional de Extremadura, 2008)







LA SOMBRA EXTRANJERA

Así has concebido esta permanencia,
cuando no esperas que el cielo se proteja
más que a sí mismo.
Minado se refleja el camino
en esta oscuridad remota del paisaje.
Aunque sientas agotada
esta luz que se abre paso,
y cierres la ventana con tanto ímpetu
como nostalgia.
Aunque recuerdes, bien entrada la noche,
los designios que iba a cruzar tu vida paso a paso.
Es esta oscuridad la que te ha cercado,
sitiándote entre los dos puentes que cruzan la orilla.
Es esta incertidumbre de no esperar nada,
aguardando con poca luz la urgencia de un nuevo día.
No hay novedad que pueda resolver tu estancia,
ni permanencia que consiga liberar este espacio
alterado en la ceniza.
Pocas palabras esperas
con el tiempo,
porque la soledad ahora es otra,
y son otras las voces que lideran el camino.
Vuelves a ser un extranjero de tu propia lengua.

De Más allá del Sur, inédito.






INSTANTE

Ciertos lugares conservan el paso
de los que se detienen, y deciden –al cabo –
observar lo que les rodea.
Sin más interés que el de permanecer allí
por algún tiempo.
Esos territorios en donde el instante
pretende ser perpetuo,
cercados en un bosque
con una explanada verdosa en su centro.
En esos lugares se aprende a decir: lo desconozco.
De ahí su condición inabarcable: siempre quedarán
sujetos a una duda.
Un espacio –un lugar – que acaba por no saberse
si existió, y logrará subsistir en la distancia.
Donde no ha ocurrido nada y sin embargo
se logra no haber sido nunca.

De Tiempo después, inédito.










El camino

Así como la vida
nos sugerirá
varias páginas,
el amor será
una mera variante
del viaje.

(De La tristeza del eco)






Ciudad del hombre

me pregunto
por qué sé describir tan justamente
ese país en el que nunca he estado.
Juan Antonio González Iglesias


Volvería a este lugar
si lo hubiese habitado.
Buscaría mi exacta conciencia,
recordando nuevamente mi rostro
en cada esquina.
Ocuparía el atardecer
para que la ciudad me retomara,
rescatándome desde la tierra,
si pudiera,
como a un hijo suyo.
Si perteneciera a este paisaje,
plegado entre los valles que la concentran,
la voz de algún pariente me reconocería,
y volvería a hablar conmigo.
Yo me sentiría un ser prolongado,
asumido entre su especie.

Pero nunca he habitado este lugar,
mi paso por aquí no es más que un espejismo.
No he construido esta tierra,
ni puedo ocupar –es imposible - el silencio que la nombra.
Las aguas que la circundan no me pertenecen
y las voces que creí escuchar de mis parientes
anuncian, en otra ciudad, el final de este viaje.

(De La tristeza del eco)






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