KIM KI DONG Nació en Seosan, Provincia de Choong Nam, Corea, el 25 de Junio de 1938. Poeta, ensayista y doctor en teología. Miembro de la Asociación Internacional de Poetas, Dramaturgos, Editores, Ensayistas y Novelistas (PEN) y de la Asociación Coreana de Escritores. Ha publicado, entre otros, los libros de poemas Bellas flores ahogadas en el corazón y la colección de poemas autobiográficos El viaje de la vida como un fuerte y rápido viento. Además, varios libros de ensayo incluyendo Una Montaña con historias y A través de toda mi vida. Ha recibido, entre otros, el premio de Literatura Coreana, 1997 y 2004. Al decir de Shin Kyungrim, “En la poesía de Wol San (nombre poético de Kim Ki Dong, que quiere decir “la luna sobre la cumbre de la montaña”) está nuestro pasado perdido. En una palabra, nuestros días pasados eran un túnel oscuro y miserable. Nuestro sueño anhelado era salir de ahí, pero mucha gente no desea recordar aquella época aciaga, sin embargo algunos no la olvidan. ¿Será por el recuerdo de esa pobreza, de esa oscuridad? La dejamos atrás pero también a muchas cosas, fuera de la pobreza y las carencias, que pueden enriquecer nuestra vida de hoy. Habrán cosas que iluminen nuestra vida, que llenen el vacío en que vivimos, pero claro que el pasado es pasado y que la satisfacción con el pasado o volver a él, pueden significar un mañana de dolor y sufrimiento. Sin embargo en la poesía de Wol San hay trabajo y esfuerzo, porque busca siempre los valores perdidos que pueden enriquecer nuestra vida. La pregunta que hace su poesía a través de su evocación del pasado es: ¿Dónde está el camino que puede seguir el hombre para vivir con dignidad?”
VISIÓN DEL PASADO
El papel de arroz hace ruidos en la puerta desajustada
El viento helado que se cuela congela la taza de agua
Bajo una sola cobija es como si cargáramos el piso desnudo
Esta pobreza donde no hay nada ni mío ni tuyo es un paraíso
POEMA
Estoy leyendo el poema
lo estoy memorizando
leo y memorizo un poema que no entiendo
y me angustio
leo y memorizo un poema que es imposible interpretar
y me angustio
el espacio profundo del poema
no me absorbe
sino que me angustio y penetro en él
el secreto que no puede ser revelado
y su búsqueda ¿será éste el mundo del poema?
Es dar y recibir lo que uno tiene adentro
¿será éste el mundo del poema?
Este viaje tortuoso sin camino ni señales
ay, pobre de mí que estoy cansado, muy cansado
¿será por mi ignorancia o mi terquedad?
Lloré leyendo el poema como una mesa servida para otro
he llorado por querer entender
he llorado por no haber abierto la puerta
toda mi vida he leído y he memorizado
leí lo que no entendía
memoricé lo que no fue revelado
el cielo inmenso
el mar profundo, el mundo del poema
ESCRIBIDOR
Yo quiero escribir
quiero escribir cualquier cosa
quiero escribir lo que quiero
no quiero escribir bien
quiero escribir como pienso
para que todo pensamiento pase por la yema de los dedos
trasladándolo a la pluma
quiero escribir mi alma
quiero escribir mi sabiduría
quiero escribir los días pasados
quiero escribir un cuento
de lo que sucederá en el futuro
hay cosas que quiero escribir
sobre mi corazón que se empequeñece
ante los demás
si no tuviera el oficio de escribir
sería mejor explotar
por el oficio de escribir
ahora respiro
y como respiro sigo escribiendo
quiero escribir cualquier cosa
extensamente
Traducciones de Nicolás Suescún
REVISTA PROMETEO
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Kim Ki Dong(Wol San): Poeta coreano, invitado al VIII Festival Internacional de Poesía Costa Rica
¿Puede el poeta poner fin a su historia -sin ser el fin -para después contarla?
¿El poema nace en la inmediatez, se reinventa o es posible domarlo?
Hay metáforas en contención, poemas realmente vividos. Y en Kim Ki la poesía tiene todos esos dominios. Uno lo descubre, asume su llanto, ahonda -en él- y desde -la palabra- se desviste como si fuera un mismo crepúsculo.
Este poeta y ensayista surcoreano y uno de los más importantes intelectuales de su país, tiene la intención de decir. Se mueve desde los campos tardíos del asombro hasta decir simples términos que se resumen en:
Calle
Casa
Herida
Ladrido de perro
Sopa de algas
Flores abiertas
Guerra
Muerte
Amor
Y es que vivió la guerra de Corea(1950-1953) donde perdió a sus padres y decenas de familiares y con ello, se amarró a los años de extrema pobreza. Pero en esa demolición del ser se descubrió con la poesía y con “la esencia de las cosas”, lo trasluce cuando leemos sus confesiones poéticas y autobiográficas.
Fiel a la pluma y su mano ha escrito más de 250 libros. Si bien lo hace con transparencia, la forma no le limita, no le preocupa, porque como él dice:
Yo quiero escribir/quiero escribir cualquier cosa/quiero escribir lo que quiero/no quiero escribir bien/quiero escribir como pienso/para que todo pensamiento pase por la yema de los dedos/trasladándolo a la pluma./
Es de los poetas que acepta el ritmo cardíaco de su oficio con su vida al unísono para seguir latiendo.
“…hay cosas que quiero escribir/sobre mi corazón que se empequeñece/ante los demás…”
Por eso, habla de la paz, de cómo asumir la “crisis”, de la democratización de los medios, de la armonía… de utopías que no lo son con la poesía. Porque ese es su desquite con la existencia, “no estar en una ciudad, sino dentro de un poema”; vivir con el verso, dentro de él y a través de él. Lo resume: “Un sueño estético”.
DESIERTO
No hay agua
no hay hierba.
Hay sed
hay soledad
hay escorpiones
hay serpientes venenosas.
El sol aviva su hoguera.
Nadie vive aquí,
yo tampoco.
11
Leo porque me gusta,
escribo porque me gusta,
escribir
es el gozo de mi mente,
es la tierra natal que dibujo con la punta de mi dedo,
es mi alegría.
No puedo dormir
sin escribir
porque mi espíritu se alegra.
Yo
comencé tarde a escribir poesía,
porque tenía que escribir otras cosas,
pero la literatura es mi amiga,
es mi tierra natal.
Todas las cosas murmuran en mis oídos,
el cielo y la tierra me hablan,
y estas cosas se afanan pidiéndome
que escriba sobre ellas,
como si conocieran mi mente.
UNA BIOGRAFÍA POÉTICA DE WOL SAN
La pobreza
es más triste que el hambre.
El día que cumplí doce años,
un día que ha debido ser feliz fue en realidad
una maldición.
La guerra duró tres años y un mes
a partir de ese día,
cuatro millones de muertos
deambulan sin saber a donde ir,
el mar de fuego en todas partes,
el ruidos de los disparos día y noche,
había heridos por doquier,
los niños huérfanos
lloraban aquí y allá.
"Hello, give me chow chow!"
Un grupo de mendigos alargaba las manos,
dormían entre las cenizas
haciéndose una cama.
La gente envidiaba a las putas
que recibían en pago dólares,
y los muchachos que trabajaban en la base militar
norteamericana
recibían chocolates y latas de comida.
....
Mi padre, enfermo, no podía hacer nada,
no había esperanza para su vida efímera.
Mandó a una hermana de criada
y a mí me iba a hacer adoptar.
Yo no podía seguir estudiando.
No hay nada más terrible que el hambre.
Mi familia tomó prestado un bulto de cebada con cáscara
por el que trabajé como un esclavo por ocho meses.
En aquel momento brotó el amor,
a la hija del dueño
le decía hermana mayor
pero la niña me amaba en una forma especial,
por eso
el tiempo voló.
Tenía más hambre
de estudio que de comida.
¿Cómo podía seguir estudiando?
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