Gilbert Lély (1904-1985). Poeta nacido en París, entró en contacto con los surrealistas en 1937 al participar en la puesta en escena de "Ubu enchaîné" (Ubú encadenado), la obra de Alfred Jarry (1873-1907), junto a otros miembros del grupo. Continuando la labor de su amigo Maurice Heine (1884-1940), exhumó la correspondencia y
revisó numerosos manuscritos del Marqués de Sade, los que luego editó y prologó. De su obra poética se destacan "La sylphide ou l'étoile carnivore" (La sílfide o la estrella carnívora), "Ma civilisation" (Mi civilización) y "L'épouse infidéle" (La esposa infiel). Sus restos mortales descansan en el cementerio de Montmartre.
POEMAS:
De "Tel quel" (Sin cambios), su poemario de 1980 (uno de los últimos) es el siguiente texto titulado "La parole et le froid" (La palabra y el frío):
El hombre que acaba de llegar a la edad de irse de sí mismo, aprovechará cualquier ocasión para quedarse a solas consigo mismo (esa edad en que el porvenir sólo dura una semana, renovable por arbitraria prórroga). Una vez, viniendo de la estación Blanche del metro, después de cruzar el puente Caulaincourt y de caminar poéticamente por lugares que antaño nos vieron con chicas de cabaret -al aristocrático Pierre Herbart y yo mismo, deslumbrantes con nuestros dieciocho años cumplidos-, he vuelto a bajar para visitar el sepulcro que algún día será mi cárcel. Flamante, en la parte sudeste del cementerio de Montmartre junto a la calle Joseph de Maistre, no lejos de las cenizas tranquilizantes del bailarín Vestris y su mujer, que representaba trágicas princesas en 1780. Mientras miraba mi lápida, sin fecha, sin nombre ni apellido grabados en oro, recordé extrañamente que, en vida, yo estaba de algún modo "abrochado", conscripto de Perséfona, sobornado por la evidencia. Pero que mañana estaré "encuadernado" dentro de este granito albigense. Después en mi libro pensé: cada frase veinte veces repetida, porque nada es inefable al precio de un largo empeño. Entonces esta idea del poema, menos intratable que la vida, permite que uno lo empiece de nuevo. El día se apagaba alrededor de las capillas derruidas. "Buenas noches, dulce príncipe", dije a mis dioses futuros. Me alejé del más espectral de los cementerios, con la lepra de sus lápidas y sus vivaques de árboles perdidos. Era el inmóvil octubre. Caminé lentamente por la ciudad. En la calle Pigalle me pareció ver erguirse, tan alta como las casas, la imagen de un objeto funestamente amado. Retomó medida humana, pálida joven vestida de oscuro, de pie contra un vitral de fulgores proxenetas.
WEB: EL JINETE INSOMNE
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LA BRUJA JOVEN
Tu amor me espanta como la Edad Media.
Llamas a puertas horrorosamente bellas.
Ya se impacientaban los inquisidores, los verdugos,
disfrazados de obreros o estudiantes extranjeros
que te roen, te hurgan, descuartizan...
T-ú te abr-es.
Mañana harás que se levanten patíbulos.
"Ma civilisation".
No quiero que maten a esa mujer
Singularmente pálida y dispuesta al amor,
Se apoyaba contra un reverbero.
Ella decía:
Tengo decisiones vertiginosas;
Todos los lugares y todas las señales
Son favorables al cumplimiento de mis deseos.
Luego desapareció, y sólo vi
En el lugar de su mirada
Un leopardo gigante que se arrojaba
Contra las cortinas metálicas de los comercios.
¡CRACOVIA, allí se abren muslos milagrosos!
¡CRACOVIA, la espía está contra el muro de ejecución!
Pero los soldados no tirarán.
Su furor ha desbaratado la tosca mecánica del tiempo.
La vida de los hombres comenzará otra vez en sentido inverso.
El oficial volverá a ser esperma en el pútrido delta maternal.
Ma Civilisation
Gilbert Lely (Neuilly-sur-Seine, 1904-París, 1985), Aldo Pellegrini, Antología de la poesía surrealista de lengua francesa, 1961, Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2006. (Edición no bilingüe)
El hombre que acaba de llegar a la edad de irse de sí mismo, aprovechará cualquier ocasión para quedarse a solas consigo mismo (esa edad en que el porvenir sólo dura una semana, renovable por arbitraria prórroga). Una vez, viniendo de la estación Blanche del metro, después de cruzar el puente Caulaincourt y de caminar poéticamente por lugares que antaño nos vieron con chicas de cabaret -al aristocrático Pierre Herbart y yo mismo, deslumbrantes con nuestros dieciocho años cumplidos-, he vuelto a bajar para visitar el sepulcro que algún día será mi cárcel. Flamante, en la parte sudeste del cementerio de Montmartre junto a la calle Joseph de Maistre, no lejos de las cenizas tranquilizantes del bailarín Vestris y su mujer, que representaba trágicas princesas en 1780. Mientras miraba mi lápida, sin fecha, sin nombre ni apellido grabados en oro, recordé extrañamente que, en vida, yo estaba de algún modo "abrochado", conscripto de Perséfona, sobornado por la evidencia. Pero que mañana estaré "encuadernado" dentro de este granito albigense. Después en mi libro pensé: cada frase veinte veces repetida, porque nada es inefable al precio de un largo empeño. Entonces esta idea del poema, menos intratable que la vida, permite que uno lo empiece de nuevo. El día se apagaba alrededor de las capillas derruidas. "Buenas noches, dulce príncipe", dije a mis dioses futuros. Me alejé del más espectral de los cementerios, con la lepra de sus lápidas y sus vivaques de árboles perdidos. Era el inmóvil octubre. Caminé lentamente por la ciudad. En la calle Pigalle me pareció ver erguirse, tan alta como las casas, la imagen de un objeto funestamente amado. Retomó medida humana, pálida joven vestida de oscuro, de pie contra un vitral de fulgores proxenetas.
WEB: EL JINETE INSOMNE
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LA BRUJA JOVEN
Tu amor me espanta como la Edad Media.
Llamas a puertas horrorosamente bellas.
Ya se impacientaban los inquisidores, los verdugos,
disfrazados de obreros o estudiantes extranjeros
que te roen, te hurgan, descuartizan...
T-ú te abr-es.
Mañana harás que se levanten patíbulos.
"Ma civilisation".
No quiero que maten a esa mujer
Singularmente pálida y dispuesta al amor,
Se apoyaba contra un reverbero.
Ella decía:
Tengo decisiones vertiginosas;
Todos los lugares y todas las señales
Son favorables al cumplimiento de mis deseos.
Luego desapareció, y sólo vi
En el lugar de su mirada
Un leopardo gigante que se arrojaba
Contra las cortinas metálicas de los comercios.
¡CRACOVIA, allí se abren muslos milagrosos!
¡CRACOVIA, la espía está contra el muro de ejecución!
Pero los soldados no tirarán.
Su furor ha desbaratado la tosca mecánica del tiempo.
La vida de los hombres comenzará otra vez en sentido inverso.
El oficial volverá a ser esperma en el pútrido delta maternal.
Ma Civilisation
Gilbert Lely (Neuilly-sur-Seine, 1904-París, 1985), Aldo Pellegrini, Antología de la poesía surrealista de lengua francesa, 1961, Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2006. (Edición no bilingüe)
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