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domingo, 3 de octubre de 2010

1599.- ALEYDA QUEVEDO


Aleyda Quevedo Rojas (Quito, Ecuador 1972). Poeta y periodista. Licenciada en comunicación social. Desde hace 10 años trabaja como redactora, editora y consultora de comunicación para el desarrollo, en diversos diarios del Ecuador y agencias de cooperación internacional. Actualmente es productora del Programa ENCUENTRO de Radio VISION, y editora de la revista DIALOGO para el Desarrollo Local. Ha publicado los libros de poesía: Cambio en los climas del corazón (1989) La actitud del fuego (1994), Algunas rosas verdes (1996) y Espacio vacío (2001); Música Oscura (Antología, Cuadernos de Caridemo-Almería, Junta de Andalucía, España, 2004); en febrero de 2006 aparecerá su libro: Soy mi cuerpo. En 1996 con “Algunas rosas verdes” recibió el Premio Nacional de Poesía “Jorge Carrera Andrade”. Ha representado al Ecuador en los más importantes Encuentros Hispanoamericanos de Escritores en Colombia (Bogotá, Montería y Medellín), Perú (Lima), Chile (Santiago), Argentina (Buenos Aires y Rosario), España (Madrid y Granada) y México (D.F. y Morelia). Su poesía se incluye en revistas como la de Casa de Poesía Silva, Bogotá; Prometeo, Medellín; Hubbud magazine of poetry, Calapooya a literary review, y Eye-Rhime, todas revistas literarias de Oregon- USA. Recientemente sus poemas han sido incluidos en las antologías: Presencia de Grecia en la Poesía Hispanoamericana, Chile-Ediciones LOM; Antología Poética de las Mujeres en Hisponoamérica: Pícaras, Místicas y Rebeldes-México-2005.



Poema de Cavafis

Despacio
sueltas tu calor
Tu lengua
ejerce la función
para la que fue creada
y cumples con el acto
de volverme animal sensible
tan parecido
al poema infinito
que escribiera Cavafis.







Algunas rosas verdes

Esta mujer de hechizos
de mentiras y yeso
teje las medias
más cálidas
para el día de su muerte
Una cruz
una caja de madera
algunas rosas verdes esperan por ella

No hay temor a la muerte
Solo pido
sea justa.






Ojos de testigo

El viento histérico rompe mis hombros
Ópera que desmorona la contemplación
del desierto
y hace tambalear al saguaro
rey de cactus
Las horas larguísimas
caminan como pesadillas

Después
lentamente llega la calma furiosa
y el cielo del paisaje ocre
se limpia para dejar pasar
la más pura y metálica luz del planeta.






CONTEMPLACIÓN

Si permaneces despierto
verás la cabeza azul de la salamandra
La noche de los nómadas
y un Dios de marfil

Solo lo indispensable
para encontrar las palabras que con rigor
expliquen la venganza más necesaria

Un cuchillo reluciente
corta los cuellos de las bailarinas
y al amanecer es posible distinguir
manchas azules que se mueven
entre la sangre todavía caliente.




LA NOCHE BLANCA

En un inmenso hospital
un cuerpo vestido de espinas

Soy virtualmente la virgen del desierto
estampa desmayada sobre el miedo

Nada más, yo
con las manos llenas de clavos calientes
caminando descalza entre las dunas

Un inmenso hospital es un desierto blanco

De mi boca sale el mensaje divino
pero aquí nadie me oye.






MÚSICA JAPONESA

¡Ah! de las horribles pasiones que recorren mi cuerpo
insoportables cuando los ojos de otros miran

Sé que voy
hacia el despeñadero de cuerpos desconocidos
que aman y emocionan

Señor, no me abandones en arenas
de almas en movimiento
soy tuya
camino descalza y pulcra en mitad del desierto
preparada para el goce o la muerte

Más allá de esta seducción
guía mis pasos en el amor.






ALGUNAS ROSAS VERDES

Esta mujer de hechizos
de mentiras y
yeso
teje las medias
más cálidas
para el día
de su muerte
Una cruz
una caja de madera
algunas rosas verdes
esperan por ella

No hay temor
a la muerte

Solo pido
sea justa.






LIMÓN PERFUMADO

Soy mi cuerpo
atrapado por partículas
de otros cuerpos

Cuerpo mío
que enjabono en el mar
reconociendo suciedades
y miedos

Miedos míos
enjuagados con
el agua que todo lo cura
la sal de mi sudor
los celos bien guardados
los dulces jugos
y de nuevo el agua
que me concede
un cuerpo nuevo cada día

Cuerpo fresco
tendido en la cama
como limón al filo
de la ventana

Y el sol quemando
el vidrio
la madera
el limón perfumado y desnudo
de la ventana que soy

¿Sé quién soy?
me miro
en el largo espejo del baño
tengo 33 años
nunca estuve tremendamente sola
abandono de perras
que te marca y deja sin curiosidades

Lloro y mis piernas blancas
se vuelven negrura profunda
que bloquea los sentidos

Quién es mi cuerpo
puede afrontar sus propias
desgracias
incluso las más asfixiantes horas
ansiedad
falta de ti
horas cuando me fundo con un monstruo
que conozco bien

Cuerpo mío
pólvora cielo
intenso estallido
de lámparas que filtran tu claridad
sobre mi pecho

Soy este cuerpo mío.




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