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jueves, 23 de septiembre de 2010
1457.- LAURA FUENTES BELGRAVE
LAURA FUENTES BELGRAVE (Costa Rica). Nació en 1978, su espíritu vive entre Guatemala y Costa Rica. Ha publicado un poemario: Penumbra de la paloma, editado por el MCJD de Costa Rica (1999) y un libro de cuentos: Cementerio de cucarachas, publicado por la EUCR (2006). Tiene una Maestría en Estudios Latinoamericanos (Sorbonne Nouvelle, Paris III) y una Licenciatura en Periodismo (Universidad de Costa Rica). Su obra se ha publicado en antologías y revistas en Costa Rica, México, Guatemala y Francia. Aquí tiende a desahogarse:lafuenteclandestina.blogspot.com
A PESAR DE VALLEJO
Corrí desde el Pantéon hasta la Ópera;
tropecé con decenas de gringos y palomas,
escupí mis remordimientos sobre el Sena,
te ví querido vagabundo durmiendo la resaca,
seguí corriendo con los pulmones destrozados,
las cuerdas de la lluvia envolviéndome los pies,
caí por una larga escalera de oropel,
barroco, mudéjar, romano, no supe la clave
de esa ciudad extraviada tantos siglos atrás,
la piedra de la ribera izquierda era arenilla,
asfalto cosido a las suelas que perdí,
no hubo mapa ni plan de acción
solamente los destellos de un café,
quizás una catedral sumergida
bajo el cognac de un vasito quebrado
en un lugar de la noche
cuyo nombre no olvidaré,
a saltos la plaza, el burdel latino,
donde por cierto extranjera me sentí,
ya no podía parar de correr,
descalza la luna me sorprendió
o tal vez el sol a través de las pirámides,
la policía preguntó pero subí al domo,
te busqué entre las musas, los compositores,
el ritmo loco de mi respiración,
cómo detener esta carrera, no tenía la rosa
de la calle de Poissonniers conmigo,
la magia era un mal truco de aprendiz,
bajo tierra todos los cuerpos circulando
medio muertos al amanecer,
ni un solo punto y aparte,
entrecortada es la voz que escucho
llamándome y corro, no sé hacia dónde,
una vieja pesadilla de gárgolas
sobrevuela el amor que resbala
de un tocado de plumas ausente,
el orinal de Duchamp en un escenario
de tuberías a cielo abierto,
nueve metros cuadrados para
incubar tu alma hasta nuevo aviso,
los domingos el parque, la panadería,
los niños que parecen felices,
las trampas que nos ponemos solos
alrededor de una torre herrumbrada,
para seguir corriendo bajo la lluvia,
para encontrar a la niña de once años
bajo el puente,
esperándome
después de haber corrido
empapada de todo,
tan sucia la tricolor,
Víctor Hugo enmohecido
en algún baño turco,
las cruces en lo alto,
los marchands de arte
por lo bajo,
¿dónde estaba mi punto cardinal,
el poema que no me dejaría morir
entre la vida?
Me detengo para tomar aire,
y vos todavía seguís ahí,
salpicándote los piececitos
en los charcos,
creyendo en París
a pesar de Vallejo.
(Del poemario inédito Álbum de recortes)
ESTO NO ES UNA METÁFORA
Hoy ha muerto
una metáfora.
Golpeada
una y otra vez
por una regla
de madera
en su nuca.
La asesina
ha tomado
el cuchillo
de cocina,
para desmembrarla
desde el vientre
sin ninguna poesía.
En la ducha:
el hígado,
los miembros,
los riñones.
En el lavatorio:
los sesos.
El pálido
corazón
de figura literaria
deshecho bajo el agua.
La metáfora
enterrada
conserva a su lado
una identificación:
la de mi tío,
asesinado
y descuartizado
sin poesía
que valga
para su
resurrección.
(Del poemario inédito Vino la muerte y no tuvo tus ojos)
SOY ESA OTRA
Soy esa otra,
la que huele a hierba y manantial
al incendiar su pecho
de mar.
Soy terremoto,
guerra,
animal convulso
de la historia.
Costilla ineludible
de la lluvia,
heredera del grito
iracundo de la tierra.
Me desbordo
sin equipaje
entre madreselvas
y geranios.
Mi piel es una quimera
de la aurora
que se desvanece
entre lágrimas.
Efímera naturaleza
que cada plenilunio
se desgarra
en un aullido interminable.
Soy campana
y tumba de la vida.
Mi lanza está preparada
y mi corazón henchido.
Hoy he conjurado
mi propio enigma.
Yo soy esa otra,
la hembra primitiva.
(Del poemario Penumbra de la paloma, editado por el Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes. San José, Costa Rica: 1999.)
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