Layla Al-Sayed--Bahrein, 1967. Poeta, filóloga, y crítica. Miembro de la asociación de los escritores de Bahrein y el Círculo Nacional de Cine. Su obra se ha publicado en varias antologías dentro y fuera del país. Su poesía traducida al alemán, ingles y castellano. Es una conocida estudiosa de la poesía y tradiciones populares en la zona. Publicó su primer poemario bajo el titulo: Pasamos por allí, 2002. Tiene dos poemarios inéditos y un ensayo sobre la novela árabe femenina en el exilio.
Poemas de Layla Al-Sayed
El sueño
Ayer,
Dividí mi sueño
-Mientras andaba su camino- cortaba lo que no
debería quedarse de él.
Mientras andaba,
Dejé mis fuertes carcajadas detrás de mí
Y crucé hasta la otra orilla
Después de quitarme la sonrisa,
Ya andaba sin el poema
Sin el amor,
Entonces vi mi cuerpo aún lleno de deseo,
No dudé en tirarlo en el umbral
Y entrar sin él.
Y soñé:
Que las víctimas vendrían por la tarde
Y contarían los pecados en mi contra.
Mientras andaba,
Dejé mis fuertes carcajadas detrás de mí
Y crucé hasta la otra orilla
Después de quitarme la sonrisa,
Ya andaba sin el poema
Sin el amor,
Entonces vi mi cuerpo aún lleno de deseo,
No dudé en tirarlo en el umbral
Y entrar sin él.
Y soñé:
Que las víctimas vendrían por la tarde
Y contarían los pecados en mi contra.
Violetas menospreciadas
Del esqueleto de un pájaro
Emergen violetas,
Entonadas por sus propios rayos,
Serenamente bosquejan
El color de su tristeza,
Bajeles por partir
Pintan las violetas del sol,
Ellas la envuelven en una vela
Para las mariposas violetas.
¿Acaso no hubo un éxtasis por las violetas
En mi propio génesis?
Ellas me hacen rondas,
Y tiran las trenzas de mi cabello
Un pañuelo para la sien
Ciñendo la fantasía de un poeta
Y una diosa.
He extrañado el pájaro de las violetas,
Como si aspirara su esencia en cada valle,
Por ello puedo verme a mí misma confundida,
Perseguida por la seducción
Y violetas encendidas
Desde la melodiosa luna mía,
Estaré en adelante viviendo afuera,
Para que las violetas,
Resuenen en la plegaria por mi cadáver.
Traducciones de Abdulhadi Sadoun
(1)
Aquella,
es lo que me trasnochó
y tú estás más lejos,
aunque estás cerca de mi.
(2)
Qué bonito
si no digamos adiós
si no caen las lagrimas.
Qué bonito
si el corazón recrea su esplendor,
mientras nuestros labios
vuelan sobre una nube pasajera.
¡Qué bonito!
(3)
En el aeropuerto
todas las caras nos vigilan
y teníamos de cuidarnos
el olor del placer
en las plumas de nuestras manos.
(4)
En el avión
se secaban mis labios
y antes de lamérmelos con la lengua
tus labios
se los acercaron
para quitarme el ardor.
(5)
Me molesta
que me entienden mal,
cuando escribo sobre ti
y me molesta también,
que
no entienden
las preocupaciones
de mi boca
por ti.
*
Dos niños,
se brotan en el patio del poema,
su moreno especto, melodías
que envuelva el viento
y así roban el silbido
de su soledad;
y los lleva
hacia el país de los nubes violetas.
Allí,
florecía su poema,
sin frío
sin la nieve que decapita los umbrales
de sus versos, recién nacidos.
Dos niños,
quizás.
*
Cuantas veces,
podemos derrotar el tiempo
a través de sus ventanas individuales,
lo sorprendemos de tener
el cuerpo para bailar,
y el aliento que disfruta
de respirar,
el deseo feliz
de degustar el amor.
Cuantas veces
podemos jugar en sus cavernas nocturnas,
y que podemos sacar
su placer enterrado
de sus hilos de libertad.
Traducción: Abdulhadi Sadoun
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