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viernes, 10 de septiembre de 2010

1206.- YASUO FUJITOMI


Yasuo Fujitomi nació en Japón en 1928 y es un connotado poeta y académico con biografías críticas de Kitasono Katue y Eric Satie. Ha publicado cerca de veinte libros de poemas, entre ellos, The Cork Plate (Su primer libro de poemas, en 1953); Selected Poems (1973) y The Second Man (2000). Editó un Cd en su propia voz titulado whatnever (highmoonoon). Bilingüe, este cd está traducido al inglés por John Solt. Una columna de Fujitomi acerca de las extrañas expresiones de las lenguas inglesas y japonesas ha sido publicada por más de veinte años en Gui, la publicación literaria más vanguardista en su país. Fujitomi Yasuo es un poeta concreto y ha enseñado esta forma de poesía en importantes Universidades de los Estados Unidos. Es traductor de e.e. cummings.



Visitante de regreso

Un cuervo enjaulado
Lentamente relajó su tensión
Crau crau ríe con disimulo.
Suavemente se abre la puerta de la jaula
Y en el corredor se yergue
Ahora transformado en una mujer negra.
Parece como si todos durmieran,
roncando débilmente.
Muros afuera, ecos de ronquidos:
Esta mujer atraviesa el corredor
arrastrando tenuemente sus pasos
Su cara dice.
con una sonrisa negra
-qué día tengo hoy tan exitoso.
Con inmutable expresión
Respira profundo:
va primero al refrigerador de la cocina.
Maliciosamente mira adentro
y de nuevo, sólo los vulgares ademanes.

Saca cerveza
y queso,
a la mesa quietamente la reina se sienta.
Solitaria cena para esta garganta que grazna.
De la profunda boca serpentina,
una encantadora gota cae, cae.
Si su tiempo ha pasado las cosas vivientes
espontáneamente se metamorfosean así en la divina providencia.
Tal galimatías,
será todo por hoy.

Mirando a través de la ventana
los rayos de luna penetran oblicuamente,
el traje negro de la mujer refleja el resplandor de la lujuria.
El reflejo sobre sí misma –grácil figura-
al olvidarse de sí misma.

Quién está allí alguien grita muy alto
saliendo sin titubeos
bueno, debe ser afuera
en medio de la oscuridad nocturna lejos ella voló.






Misterio

La lluvia
no humedeció mucho el parque.
Un hombre que miraba como un rino
no se sentó en el banco allí.
El sombrero impermeable del hombre
no iba a cubrir todo el parque tampoco.
Una mujer construida como un barco de vapor
no estaba sentada al lado del hombre tampoco.
La lluvia
no caía como una ilusoria cuerda ficticia tampoco.
Y el hombre no se eeestiiiróóó como una cinta de medir
ni alcanzó tan lejos como el mar, ni lentamente se disolvió entre las olas.
En resumen, nada parece haber pasado,
pero algo ocurrió, sí,
en este parque humedecido por la lluvia.
A él lo dejaré
precisamente solitario.




La playa

Todo estuvo bien hasta llegar a la playa. Las olas estaban un poco ásperas y un viento salobre vino soplando de mar afuera contra mi rostro. Como quiera que un número de personas con cerca de diez banderas sobresaliendo de sus cabezas iban caminando playa abajo, les pregunté, “¿Es éste el funeral de un barco?” y ellos simultáneamente tomaron sus banderas en la mano y me persiguieron. Yo escapé, corriendo a lo largo de la playa, pero dejé olvidadas ambas piernas en la arena.





Puerta

Yo cerré una puerta y luego una puerta a un cuarto. Entonces encerré también mi voz adentro y me consumí para escapar de cierto hombre reptante. Esparcí polvo sobre mi cabeza y ésta se encogió, trepando al final por mi propio ano. Ese tipo blande un martillo y grita. Yo puedo verlo mirando a través de mi boca al cielo.









Avestruz

“Me he vuelto una avestruz así que ven a verme,” dijo un amigo recién incubado. Yo hice un cubo de gelatina rellena con varias clases de crema, me puse un sombrero para protegerme de la arena, caminé una larga vía, y llegué de visita. Al instante escuché la réplica, “Bien, arrástrese adentro por favor” en Lengua Avestruz; mi cuello se estiró considerablemente, mi boca se ahusó, y mis nalgas también se expandieron. Tuvimos un diálogo ruidoso, ambos dejando correr lágrimas por nuestras miserias.
Ese fue un día en que la arena perforó mis ojos.

Traducciones desde el inglés por Rafael Patiño


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