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domingo, 29 de agosto de 2010

979.- KIKI DIMOULA


LA POETISA GRIEGA KIKI DIMOULA, PREMIO EUROPEO DE LITERATURA 2010

Kiki Dimoula nació en Atenas en 1931. Comenzó trabajando de administrativa en el Banco de Grecia. Se casó con el poeta Athos Dimoulas (1921-1985), con el que tuvo dos hijos. Desde 2002, Dimoula es miembro de la Academia de Atenas.
Ha ganado el Premio Nacional de Grecia por dos veces (1971, 1988), y también los Premios Kostas y Eleni Ouranis (1994) y el Αριστείο Γραμμάτων de la of the Academia de Atenas (2001).


Obra
La poesía de Kiki Dimoula es el reflejo de la anulación existencial de la postguerra. Sus temas principales son la carencia del hogar, la inseguridad, la usencia y el olvido. Usando muy diversas materias y protagonistas, y retorciendo la gramática y dando matices al léxico de forma nada convencional, logra dar especial fuerza a las palabras dando continuas sorpresas al lector, que no encontrará fácil seguir los caminos de su desbordada imaginación.

PRODUCCIÓN POÉTICA:
Ποιήματα (Poemas), 1952
Έρεβος (Erebo), 1956
Ερήμην (In absentia), 1958
Επί τα ίχνη (Sobre la pista), 1963
Το λίγο του κόσμου (Lo insignificante del mundo),1971
Το Τελευταίο Σώμα μου (Mi último cuerpo), 1981
Χαίρε ποτέ (Adiós jamás),1988
Η εφηβεία της Λήθης (La adolescencia de Lethe), 1996
Eνός λεπτού μαζί (Un minuto juntos), 1998
Ήχος απομακρύνσεων (El sonido de la partida), 2001
Χλόη θερμοκηπίου (El césped del invernadero), 2005
Μεταφερθήκαμε παραπλεύρως (Nos trasladamos a la puerta de al lado), 2007




El número plural

El amor,
nombre sustantivo,
muy sustantivo,
singular,
su género ni femenino ni masculino,
su género indefenso.
Número plural
los amores indefensos.

El miedo
nombre esencial,
en el principio singular
después plural:
los miedos.
Los miedos
por todo a partir de ahora.

La memoria,
nombre capital de las tristezas,
nombre singular,
simple nombre singular
e invariable.
La memoria, la memoria, la memoria.

La noche,
nombre esencial,
femenino,
singular.
Nombre plural
las noches.
Las noches a partir de ahora.

Traducción: Meli San Martín





INTERPRETACIÓN DE LA CREACIÓN

Estoy protegido, dijo el caos a los constructores.
Por dentro, todo tiene que seguir igual.
Solo permitiré pequeños cambios en la fachada.

En el principio apareció el ayer. Sin una pausa
en cuanto la intuición gritó
anticipando la visión del primer día creado: Cielos
eres tan insuficiente.
No bastas para llenar
la soledad de una persona sola.

La argamasa se inquieta. Qué ha fallado?
En los planos el día parecía interminable.
Yo mismo pude ver cargado de tierra y de ladrillos
un sospechoso camión color naranja.
El trabajo sucio del ocaso?

No aparece el constructor por parte alguna.

Invocamos el placer de decorar de forma urgente.
Experto en expandir el tiempo
como los espejos hacen con los pequeños espacios.

La desilusión surgió de esa manera.
disfrazada de Edén:

Aguas bajistas, corrientes tocadoras de guitarras
encima, la cúpula con el azul normal,
el típico atuendo planchado.
Aldeas, pequeños pueblos, lugares de descanso
para los trinos,
arriba en las subidas del columpio
abajo huertos frutas serpentinas
redomas que hipnotizan manzanas envenenadas
cigarras que viven las cuatro estaciones
que supongo más cálidas -no sé
cuando llegué hacía frío.
Gotas de rocío equilibristas
en hojas diminutas
figuras de una danza cosaca las amapolas
el ensueño que se permite sorber
efervescentes ruiseñores con una pajita
uno tras otro
la vergüenza con una hoja de higuera
roja-brillante clavada en una hendidura
en el costado bailando con una palabra emigrante
que añora su tierra
y la obediencia hilvanada en la misma costura que
el engaño
disfrazada también de paraíso.

El primer concurso de belleza.

La eternidad fue elegida Miss Universo.
Ella no estaba presente.

Y surgió de nuevo el ayer.
No exactamente como el anterior.
Ilustrado un poco más tarde
con fotografías.

Sin aliento cayó la permanencia.
Pensaron que estaba dormida.
Le dieron palmadas, arrojaron cubos de besos sobre ella.
Para nada.
Solo la noche interminable.

Se oyó entonces el primer sollozo bípedo.
la manzana lo había mordido.

Dónde estaban los primeros auxilios de los sueños.
De verdad no tenían preferencia?
Un error. Cada soberbia aventura de la argamasa
moldea al principio sus camilleros.

El mañana apareció todo deprisa.
pero era ya, con mucho, demasiado tarde.

Traducción: Meli San Martín






LADRONES EN LA MENTE

Llorando describe
cómo los ladrones arrasaron su casa
los miserables se llevaron sus joyas
y expoliaron sus convicciones de anciana.

No se alegra?

Han pasado años sin que ladrón alguno
haya puesto los pies en mi casa.
Ni para el café.
Yo dejé aposta abierto el recipiente.

Cada vez que regreso ruego
encontrar forzados los colmillos de la puerta.

las luces parpadeaban como acabadas de golpear
con la cabeza de un seísmo altísimo

para ver las ofrendas rituales
robadas a los reinos momificados del espejo

como si alguien se hubiera afeitado
en mi cuarto de baño
y hubiera escupido los pelos de su barba
sobre mi rostro sin vello
su refutación que yace de pies y manos en el suelo

y llega de la cocina, con su paso tranquilo, vapor
de pisadas calientes
con montones de canela
por encima.

Traducción: Meli San Martín





UNA SUERTE DE TRISTEZA

¿Por qué golpeabas por la noche en el suelo
arriba
con tu bastón todopoderoso que todo lo ve?
Lo que tenías que haber hecho es venir y ayudar.
No me has visto? Yo recogía la humanidad excluida
del vertedero de un documental.
Irradiaba el hambre la pena de tu oscura raza.
No has visto acaso qué profundamente cerraban
sus ojos -uno por uno- círculos negros
alrededor?
Vale, dónde se encuentra el pan? Ha sido el Santo
Panadero, el que amasó su multiplicación
para que todos comieran y se hartaran,
un racista, quizás?

Niñas pequeñas- un tierno juego familiar
regalo adecuado para muñecas de muy corta edad-
yacen en las camillas del sol.
Sus cuerpos violentados, enseguida
poseerán su bastarda tierra negra.
Tú, el Padre, por encima de todas las cosas.
Bebés prendidos de pechos que lloran
-madres piel y hueso- que exprimen y exprimen
para sacar leche de la mera apariencia.
La delgadez dibuja
sobre membranas transparentes
esqueletos a vuela pluma
que los chicos entrelazan.
Más o menos diez años- compara:
a sus doce años de edad Él proclamó
una iglesia provisora?
En todo el mundo.

No te lo podrás creer, estas criaturas aquí
junto con Cristo cuando era todavía
un pequeño crucifijo
un adorno en el cuello, visible,
eso lo creé yo? Rosáceo. Cuando era posible.
Cuando de pronto yo percibí,
con el pequeño ángel
los lirios
inhalando simplemente, blanco virginal inesperado
fragante aún,
el mundo.

¿Por qué también yo?
El cubo de la vanidad tiene un escape
y no he querido comprar uno nuevo.

Traducción: Meli San Martín




LA COARTADA

Cada vez que vengo a visitarte
solo el tiempo transcurrido
de un encuentro a otro ha sufrido un cambio.
Por lo demás, como siempre
desde mis ojos fluye un río
desenfocado tu nombre inscrito
-apadrinando el minúsculo guión
que media entre las dos fechas,
para que no piensen todos que pereció
sin bautizar la duración de tu existencia.
A continuación recojo
los restos de las flores marchitas
y añado un poco de tierra roja
donde ha caído la negra
por último cambio la tulipa de la lámpara
por otra limpia que traigo.

Tan pronto como llego a casa
friego con diligencia la que traigo sucia
la desinfecto con lejía
y la venenosa espuma de disgusto
que brota de mí
cuando la agito con fuerza.
Siempre con guantes
siempre resguardando mi cuerpo
a buena distancia de la palangana
para que no me salpique el agua muerta.

Con un duro estropajo de aversión
restriego la suciedad pegada en el borde
del cristal
y en el velo del paladar de la llama sofocada
mientras la rabia machaca el paseo clandestino
de una serpiente intrusa
en la quietud que la rodea.

Aclaro y aclaro con locura que escalda
hirviente esfuerzo para devolver
al cristal su origen
su luminosa naturaleza,
Su utilidad:
apagar la sed.
Al fin el cristal deviene reluciente, brilla:
qué aprensivo mi deseo de evitar morir.

Caro mío: míralo de modo diferente:
¿cuándo no ha temido el amor a la muerte?

Traducción: Meli San Martín






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