BUSCAR POETAS (A LA IZQUIERDA):
[1] POR ORDEN ALFABÉTICO NOMBRE
[2] ARCHIVOS 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª 6ª 7ª 8ª 9ª 10ª 11ª 12ª 13ª 14ª 15ª 16ª 17ª 18ª 19ª 20ª y 21ª BLOQUES
[3] POR PAÍSES (POETAS DE 178 PAÍSES)

SUGERENCIA: Buscar poetas antologados fácilmente:
Escribir en Google: "Nombre del poeta" + Fernando Sabido
Si está antologado, aparecerá en las primeras referencias de Google
________________________________

miércoles, 21 de abril de 2010

452.- PIERRE REVERDY


Poeta francés nacido en Narbona el 13 de septiembre de 1889.
Inició estudios primarios en su pueblo natal y en Toulouse. A los veinte años, movido por sus inquietudes literarias, se trasladó a Paris y se instaló en Montmartre donde trabajó como corrector de imprenta, y se relacionó con los personajes más importantes del arte y la literatura, como Picasso, Apollinaire, Aragon, Breton, Tzara, y otros.
Como inspirador del movimiento surrealista, fundó con sus amigos la Revista Nord-Sud, dedicada también al cubismo.
En 1926, convertido al catolicismo, se retiró cerca a la Abadía de Solesmes donde continuó las producción poética y produjo la mejor parte de su obra: "Sources du vent", "Ferraille" y "Le chant des morts".
Falleció en Solesmes el 17 de junio de 1960



Correo

Ni una sola cabeza sobresale
Un dedo se alza
Luego es la señal que conocemos
Una señal
Una nota breve
Un hombre aparte
Allá arriba una nube que pasa
Nadie regresa
Y la noche guarda su secreto


La Sombra del muro

Un ojo reventado con una pluma
Lágrima que cae de la luna
Un lago
EL mundo cabe dentro de un saco
La noche
Los cipreses hacen la misma señal
En blanco la ruta los subraya
El paisaje invernal es azul
Los dedos tiemblan
Dos grandes cuadrados que se parecen
Las sombras danzan en medio
De las bestias que no se ven
De las voces
A todo lo largo del camino
Llueve



Siempre allí

Necesito no verme más y olvidarme
De hablar a gente que no conozco
De gritar sin ser oído
Para nada muy solo
Conozco a todo el mundo y cada uno de vuestros pasos
Quisiera contar y nadie me escucha
Las cabezas y los ojos se partan de mí
Hacia la noche
Mi cabeza es un globo lleno y pesado
Que rueda sobre la tierra con un poco de ruido

Lejos
Nada detrás de mí y nada delante
En el vacío donde desciendo
Algunas fuertes corrientes de aire
Van a mi alrededor
Crueles y frías
Son puertas mal cerradas
Sobre recuerdos no olvidados todavía
El mundo se ha detenido como un reloj
La gente está suspendida por la eternidad
Un aviador desciende por un hilo como una araña
Todo el mundo danza aligerado
Entre cielo y tierra
Pero un rayo de luz ha venido
Desde la lámpara que olvidaste apagar
Sobre el rellano
Ah esto no ha terminado
El olvido no está completo
Y necesito todavía aprender a conocerme



Alegría

El aire huele a mar
El invierno tiene tanta altura que nos espanta
No se sabe dónde nacen los vientos
Ni que dirección toman
La casa cabecea como un barco
Qué mano nos mece

Al grito lanzado desde fuera
Salí para ver
Una mujer se ahogaba
Una mujer desconocida
La tendía la mano
La salvé

Después de haberle dicho mi nombre
Que ella no conocía
La puse a secar en un sitio más caliente
La vi volver a la vida y embellecerse
Luego como el calor aumentaba
Desapreció
Evaporada
Comencé a gritar y llorar
Y estallé
En carcajadas

Por un momento había recogido el renombre
En mi intimidad
Abrí la puerta y eché a correr
A campo traviesa a cantar a voz en cuello
Cuando volví
En mi casa se había hecho la calma
Y el fuego que se había apagado
Se encendió de nuevo




Arrugas del tiempo

Cuanto más grito más fuerte es el viento
La puerta se abre
Arrastra la piel y las plumas
Y el papel que vuela
Corro por el camino tras las hojas
Que echan a volar
El techo se rebela
Hace calor
El sol es un imán
Que nos sostiene

Desde kilómetros
Me gusta el ruido que haces
Con tus pies
Me dicen que corres
Pero nunca llegarás nunca

El Viejo aficionado al arte tiene una sonrisa idiota
Falsario y ladrón
Animal nuevo
Todo le da miedo
Se apergamina en un museo
Y participa en las exposiciones
Lo he puesto dentro de un volumen en el ultimo anaquel

Ya no cae la lluvia
Cierra tu paraguas
Que vea tus piernas
Abrirse al sol

De "El tragaluz oval" 1916
Versión de César Moro







Blanco y negro

Cómo vivir en otra parte sino cerca del gran árbol blanco
de aquella lámpara
El anciano arrojó uno a uno sus dientes de marfil
Para qué seguir mordiendo a esos niños que no mueren nunca
El anciano
Los dientes
Sin embargo no era el mismo sueño
Y cuando se imaginó que era tan grande como Dios mismo cambió
su religión y abandonó su vieja cámara oscura
Después compró nuevas corbatas y un armario
Pero ahora su cabeza tan blanca como un árbol ya no es en efecto
más que una miserable bolita abajo de las gradas
De lejos la bola se mueve
Hay un perro al lado y en su forma
De lejos cuando el perro se mueve ya no se sabe si es la bola

De "La guitarre endormie" 1919
Versión de César Moro







Cara a cara

Se adelanta y la rigidez de su paso tímido traiciona su aplomo.
Las miradas no abandonan sus pies. Todo lo que brilla en aquellos ojos,
de donde brotan malos pensamientos, alumbra su caminar titubeante.
Va a caerse.
En el fondo del salón una imagen conocida se yergue. Su mano tendida
va hacia la suya. Ya no ve sino aquello; pero de pronto, tropieza
contra sí mismo.

De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro







Corazón a corazón

Por fin heme de pie
He pasado por ello
Alguien pasa también por ello ahora
Como yo
Sin saber dónde va

Yo temblaba
Al fondo del cuarto el muro era negro
Y temblaba también
Cómo pude franquear el umbral de esa puerta

Se podría gritar
Nadie oye
Se podría llorar
Nadie comprende

Encontré tu sombra en la oscuridad
Era más dulce que tú misma
Otrora
Estaba triste en un rincón

La muerte te ha traído esa tranquilidad
Pero hablas hablas todavía
Querría dejarte
Si solo viniera un poco de aire
Si el exterior nos permitiera aún ver claro
Nos asfixiamos
El techo pesa sobre mi cabeza y me empuja
Dónde ponerme dónde partir

No tengo bastante sitio para morir
Dónde van los pasos que se alejan de mí y que escucho
Allá lejos muy lejos
Estamos solos mi sombra y yo
La noche desciende

De "El tragaluz oval" 1916
Versión de César Moro







Dureza del corazón

Jamás hubiera querido volver a ver tu triste rostro
Tus mejillas hundidas y tus cabellos al viento
Me fui a campo traviesa
Bajo aquellos húmedos bosques
Noche y día
Bajo el sol y bajo la lluvia
Bajo mis pies crujían las hojas muertas
A veces brillaba la luna

Volvimos a encontrarnos cara a cara
Mirándonos sin decirnos nada
Y ya no tenía bastante sitio para irme de nuevo

Quedé mucho tiempo amarrado contra un árbol
Con tu amor terrible ante mí
Más angustiado que una pesadilla

Alguien más grande que tú, por fin, me liberó
Todas las miradas llorosas me persiguen
Y esta debilidad contra la que no se puede luchar
Huyo rápidamente hacia la maldad
Hacia la fuerza que yergue sus puños como armas

Sobre el monstruo que me arrancó de tu dulzura con sus garras
Lejos de la opresión blanda y suave de tus brazos
Me voy respirando a pleno pulmón
A campo traviesa a bosque traviesa
Hacia la ciudad milagrosa donde mi corazón palpita

De "El tragaluz oval" 1916
Versión de César Moro







El viento y el espíritu

Es una quimera extraordinaria. La cabeza, más alta que aquel piso,
se ubica entre los dos alambres y se arrellana y se mantiene, nada
se mueve.
La cabeza desconocida habla y no comprendo una palabra, no oigo
un sonido -abajo contra la tierra. Estoy siempre en la acera de enfrente
y miro; miro las palabras que va a arrojar más lejos. La cabeza habla y
no oigo nada, el viento dispersa todo.
Oh gran viento, burlón o lúgubre, he deseado tu muerte. Y pierdo
mi sombrero que también tomaste. Nada tengo ya; pero dura mi odio
¡ay más que tú mismo!

De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro







Envidia

Visión abigarrada y tenue en su cabeza, huyes de la mía. Posee los astros
y los animales de la tierra, los campesinos y las mujeres para servirse de ellos.
Lo ha mecido el Océano, a mí el mar, y fue él quien recibió todas las estampas.
Roza ligeramente los despojos que encuentra, todo se ordena y siento
mi cabeza pesada que aplasta los frágiles tallos.
Si creíste, destino, que podría partir me hubieras dado alas.

De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro







Horizonte

Mi dedo sangra
Con él
Te escribo
El reinado de los viejos reyes se acabó
El ensueño es un jamón
Pesado
Que cuelga del techo
Y la ceniza de tu cigarro
Contiene toda la luz

En la curva del camino
Los árboles sangran
El sol asesino
Ensangrienta los pinos
Y a los que pasan por la pradera húmeda

La tarde en que se durmió el primer mochuelo
Yo estaba ebrio
Mis miembros laxos cuelgan ahí
Y el cielo me sostiene
El cielo en que lavo mis ojos todas las mañanas

De "Algunos poemas" 1916
Versión de César Moro







Nocturno

La calle enteramente a oscuras y la estación no ha dejado huella.
Hubiera querido salir y retienen mi puerta. Sin embargo, allá arriba,
alguien vela y la lámpara está apagada.
Mientras que los reverberos no son más que sombras, los anuncios
continúan a lo largo de las palizadas. Escucha, no se oye el paso de ningún
caballo. Sin embargo, un caballero gigantesco se precipita sobre una
bailarina y todo se pierde girando, detrás de un terreno baldío. Sólo la noche
conoce el lugar donde se reúnen. Cuando llegue la mañana revestirán
sus colores resplandecientes. Ahora todo calla. El cielo parpadea y la luna
se oculta entre las chimeneas. Los agentes de policía mudos y sin ver nada
mantienen el orden.

De "Poemas en prosa" 1915
Versión de César Moro







Partida

El horizonte se inclina
Los días son más largos

Viaje
Un corazón salta en una jaula
Un pájaro canta
Va a morir
Otra puerta se va a abrir
Al fondo del corredor
Donde se enciende
Una estrella
Una mujer morena
La linterna del tren que parte

De "Algunos poemas" 1916
Versión de César Moro



No hay comentarios: