Franco Ibáñez Zumel
Nace en la ciudad de Temuco, Chile en 1960 viviendo su infancia temprana en pueblos del sur del mundo.
Estudia en el Departamento de lenguas y literatura de la Universidad de la Frontera, UFRO, en la década del 80 desde donde comienza su periodo de publicaciones con “Los amores de beretta”, “Sobrevidas”, “Rojo, negro y adiós a las armas” y Vía Férrea” entre otras publicaciones.
Autor descollante y reticente de público y parafernalia de la generación del 87 junto a los integrantes de “la Cofradía” constituida por Luis Riffo, Hurón Magma, Marta Manríquez, Miguel Ángel Manosalva, Tadeo Luna, Isaías Carrillo y otros poetas de la década del 80 en Chile.
Su estilo deviene desde una oposición política dura a la dictadura Chilena a comienzos de los 80, como militante inclusive, hasta un cuestionamiento esencial a lo que él denomina “el sistema rizopanóptico postcapitalista” en donde ubica al ciudadano y habitante de los espacios urbanos en una triángulo compuesto por “ovejas y zombies” por una parte, “el poder rizopanóptico” por otra, y “el vigía” que se contrapone a ambos.
En su poesía ácida, crítica, post-política y pesimista respecto de la vida del ser humano actualmente se distinguen tres líneas centrales, lo urbano, el cuerpo, y el amor en estado de emergencia, que suele ser una poesía delicada, críptica y llena de pistas cuando está orientada a la temática de la relación con el otro.
De su vida personal se sabe que no es amistoso, que evade el posicionamiento y la aparición en público, que se separa y diferencia de sus compañeros de generación a quienes señala como cómplices del aplastamiento a que están sometidos por un sistema tan inteligente que “juega con ellos porque los alimenta con las luces antes de devorarlos”, que se quedaron pegados en una poesía ideológica, sin peso, nostálgica y cansadora.
Sorprende por su genialidad, cada cierto tiempo abandona el anonimato para generar caos en la academia y en los círculos literarios y eso lo separa del resto de sus compañeros de generación, pues para él la poesía es un lenguaje de desprogramación y no algo recreativo.
De su segundo libro Sobrevidas (1989) El editor y escritor de Valparaíso Luis Riffo dice:
“Estamos ante una poesía política en el mejor sentido de la palabra, porque no sólo rescata el ambiente paranoico y hostil de la década de los ochenta, sino que se proyecta casi proféticamente sobre el espíritu de la época que vendrá en los años siguientes. Esto gracias a la manera intuitiva con que atrapa los hechos y sentimientos predominantes. Basta citar el poema “Luego de las 10” para entender la actitud amnésica e indiferente que prevalece hasta ahora
El lector encontrará a continuación la obra de un poeta que se ha mantenido en una pudorosa retaguardia respecto de las huestes que se precipitan ansiosamente hacia los fuegos artificiales del reconocimiento público. La aparición de éste, su segundo libro, no sólo rescata una voz que se ha mantenido oculta en las sombras de la provincia, sino también una mirada que arroja una luz sobre asuntos que muchos pretenden ignorar, que la mayoría quiere dejar en el olvido. Véase en estos poemas un –nada santo– remedio para la amnesia y la ceguera”.
Los cuerpos a fin de cuentas son sueños
son pesadillas
son concretos y opacos pero transparentes
son un soporte de algo que nunca tendremos claro
Los cuerpos son para sobrevivir en este ambiente
tienen pocas ventajas
muchas desventajas
Los cuerpos son engañosos
En cierta forma placenteros
En cierta forrma dolorosos
Los cuerpos son vacuos sin nosotros
Nadie sabe a ciencia cierta qué son los cuerpos
Nadie sabe a ciencia cierta qué somos nosotros
CRÓNICA DE VIAJE
Buscábamos el sol
el que curiosamente no podíamos ver
estando siempre visible frente a nosotros
En ello estábamos y allí nos diluíamos
Y eso parecía ser todo lo que debíamos saber
Las soledades y otras hierbas debían ser postergadas
En aras de lo urgente
Las calles vacías
Los hombres vacíos
con una bandera en la mano por la cual inmolarse
Manejados como títeres por la misma sombra de siempre
«El mundo a fin de cuentas
siempre giró en torno a la muerte
de una u otra forma y con distintos vestidos
nada nuevo
nada original»
El amor terminó siendo un señuelo del «rizoma mortis»
que nos mantuvo en pie como el hambre
-el más básico de los ángeles del infierno-
Mientras
los cazabombarderos adquiridos a England
realizaban su trabajo limpiamente sobre un edificio centenario
frente al cual sólo atinamos a enmudecer ante el poder de la muerte
La vieja muerte que con los años
como en una buena película de los 50
se transformó en «nuestra muerte anunciada»
Viajábamos todos en el mismo tren al sur
Ese que cruzaba el Malleco con más ínfulas que seguridad
Como pasajeros transpirábamos a mares
en un viaje de ocho horas por llegar a algún lugar sin importancia alguna
pero que nos sacara los gritos
y el cemento asfixiante que nos apresaba entonces
Hacinados en ese vagón
las preguntas no tenían respuestas
las siluetas se dibujaban en el horizonte
como el llanero solitario en su caballo
-con los dos pies delanteros de Plata en el aire-
con las naves espaciales que salían todos los días
en las noticias de las nueve
-de veras-
explicándonos que ya todo había cambiado
Nosotros los de entonces
de veras ya no éramos los mismos
Renegando de mis emociones debí darle la razón al opiómano
No sé en fin
qué hacíamos aquí
Yo ya tenía cuarenta y estaba rodeado de pendejos
salvo uno o dos que sabían muy bien
de qué se trataba todo esto y qué era lo que ocurría a nuestro alrededor
En el viaje
La trompeta de Chet Baker sonaba como nunca la oí
Como si éste jamás hubiese perdido los dientes
En el intertanto en los suburbios de Atlantic City
los negros que habían creado el jazz
sólo comían patatas mientras sus madres debían ejercer la prostitución para sobrevivir
Perro mundo
En general mandaban las botas aunque aún no tan
manifiestas para no manifestar lo que tenían detrás
el dinero y el sexo preparaban el camino
la mentira
la pantalla
el lado oscuro
les seguían de cerca
Desde niños fuimos violados sistemáticamente
en los subterráneos de las iglesias
sólo en eso nos parecíamos al resto del mundo
éramos iguales ante Dios
-transversales-
«Y entonces tomó el pan
lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo
tomad y comed todos de él
porque este es mi cuerpo
el que será entregado por uds
para el perdón de los pecados»
-Silencio-
El esfuerzo lo hizo la Alianza para el progreso y Puebla
Debimos acoger callados al mismísimo demonio
abrirle la puerta de nuestras casas
Ellos vestían sotanas con el cáliz y la hostia en una mano
Y en la otra una espada cognitiva (ex flamígera)
Después de mucho pensarlo
Pinocho era inocente
Allí descubrimos llorando
Que teníamos la mierda al cuello
Todo se había hecho siempre a nuestras espaldas
Lo que se ataba en el cielo
nunca se ataba en la tierra
-y viceversa-
Allí nuestras pancartas y gritos de pan trabajo justicia y libertad
se nos cayeron de las manos
de pura vergüenza
Arenas huyó como pudo de la isla
Con el trasero como a él le gustaba
-en todo caso-
Al final todos tuvimos que pagar el precio por estar vivos
Todos teníamos un esqueleto en el ropero
-decía la Pincus-
El mundo que era pequeño resultó ser más grande de lo que pensábamos
-aunque no físicamente-
Cada uno de nosotros
-los miles de millones-
éramos un mundo aparte
estábamos conectados por necesidad
para no hundirnos ni devorarnos unos a otros
La vida era al final un asunto de relaciones públicas
Esta caja de fósforos dejó de ser el centro del universo
los comunistas siempre terminaron pagando el pato
Los mirachos estaban en extinción
por culpa de sus jefes post - Miguel
-lo sé-
La derecha se dispersó
y llegó una especie nueva al poder
-o al menos eso creían ellos-
La reserva federal
el Papado y las sectas ad hoc
los recién llegados en los cuarenta
los de afuera afuera
transformaron la ciudad en un retrete
y crearon paladines falsos para adormilarnos
La Hepburn
la Betty Joan Perske
su Viejo socio Humprey
Cagney
La Bette Davis y sus ojos adormilados de opio
Mc queen
Redford
La moda
Los autos
El hambre
El Chicho
Los tanques
Nosotros atacábamos con lo de la libertad
y bla bla bla bla bla bla bla bla
Después atacamos con lo del amor
y bla bla bla bla bla bla bla bla
Al final atacamos con lo de Dios
y bla bla bla bla bla bla bla bla
(Cada vez perdíamos más terreno)
Y se nos acabaron los argumentos
Allí caímos redondos en la trampa
El «pueblo» no tenía pistolas para defenderse
Así es que se abrió de piernas
-había que comer-
Lo único que nos salvó fue el sexo a escondidas
de nuestros padres -y de la iglesia por si acaso-
Nadie quería conocer el infierno aunque sí al demonio
aún sabiendo que era un cuento chino
y pudimos seguir adelante con algo que para nosotros
no era lógico
pero sí era de ayuda
De nosotros no puedo decir mucho
Uno se quemó la cara con una plancha
mientras se masturbaba frente a la Mona Lisa y su sonrisa
Escribía poemas en el cielo cuando se aburría
Otro se murió de hambre y solo en su habitación
y otro de sed
en medio de torturas -hoy incluso- inconfesables
Yo me salvé porque corrí
Y corrí
Y corrí
Y corrí hasta hoy para contar la historia
soldado que huye...
Desbocado como un caballo asustado
huyendo de lo que no sabe
que a veces es más terrible que lo que sí se sabe
No pude mirar atrás
básicamente por vergüenza
Entonces me transformé en Smith
Anderson era su contraparte
El alter ego
Ellos
los innombrables que se reunían en secreto
me pusieron el nombre en un rito extraño
en medio de la noche
en un bosque nativo y muy oscuro en el sur del país
donde sé -al menos- que corría un río cercano
Y había fuego
Y leían poemas de rilke
Y quemaban sus libros
Y bebían vino en cálices
Y bebían brebajes extraños en cálices
Y recitaban a Pound
Y fabricaban anillos recitando a Thomas
Y se abrazaban
Y danzaban junto al fuego
Y leían poemas de Hölderlin
Y separaban el oro del metal impuro
Y leían a Blake
Y lloraban juntos la miseria de un país que ya no existía
Y lloraban juntos la miseria de un Chile que no era
Ellos cambiaron mi piel
Aún estoy tratando de comprender aquello
No sé qué más decir
de hecho esto no es una confesión sino algo más
Ahora
viejo
conozco la estructura y el rizoma
Lo subterráneo es casi siempre lo real y verdadero
porque de alguna forma
lo real siempre está escondido para la masa
Todo fue una vía férrea
Una simple línea metálica de la cual no podíamos escapar
Sus rieles son metálicos y tienen un sonido especial en sus trazos
cuando termina uno y comienza el otro
Sólo unos pocos son lo suficientemente aptos
como para hablar de ello
porque es sabido que todos lo han oído en alguna oportunidad
alguna vez en sus vidas
aunque no quieran reconocerlo hoy
en su vejez
Hubo mensajes cifrados allí
-para ellos y para nosotros-
bajo los durmientes de raulí
que no todos quisieron leer
Pero aquellos mensajes estuvieron siempre allí
El tren no tiene opciones excepto seguir
Sólo puede avanzar donde hay rieles
Como la mayoría de los condenados de la tierra
cuyo único paisaje sólo puede ser el testimonio de un tráfico eterno
de drogas
de porno
de sexo
de alimentos
de virus y bacterias
de vacunas
de secretos
de armas
de seres humanos y sus almas
Con ello nos torturamos y nos mantenemos a raya
Son nuestros márgenes por si acaso
la póliza para el futuro
la que necesitábamos con urgencia mientras
llorábamos amargamente esperando por algo
que un día terminó esclavizándonos
Amamos lo que un día temimos con obsesión
y viceversa
Atochamos entonces los trenes llenos de piojos y excremento rumbo a Auschwitz y Treblinka
Fuimos cincuenta veces más en los Gulags
El frío cortaba dolorosamente nuestra piel y sentíamos el dolor aun siendo cadáveres
Nos desgarramos la misma en Hiroshima y Nagasaki
y finalmente nos autocondenamos a morir lentamente
Luego de la catástrofe
-imperceptible para la inmensa mayoría-
descubrimos un día
que el infierno no era un lugar fuera de aquí
sino un momento
un instante que se repite
con una cierta abismante regularidad
en distintas partes de este mismo gallinero llamado tierra
demasiado cerca de nosotros y a veces dentro de nosotros
Descubrimos un día
que el infierno no era un lugar fuera de aquí
sino un segundo en que nuestro piso desaparece
para dejarnos pasmados y desnudos
frente a nosotros mismos
muertos de miedo
sin plataformas
y donde mirándonos fijamente y face to face
descubrimos que el demonio y nosotros
somos una sola cosa
Descubrimos un día
que el infierno no era un lugar fuera de aquí
sino un segundo
frente a una pantalla de TV en B&N
-al menos cómodos en un sofá-
Pero todo no fue más que una vía férrea
asumida desde antes de llegar al sistema
El tránsito en un sentido
Allí la lírica no tenía nada que hacer
nada que hacer
Allí hubo un mapa que es el terreno
Y el mapa nunca es el terreno
Los noventa años que viviremos
los viviremos sobre una vía férrea
Luego de ello nos daremos cuenta un día de que podemos saltar
Pero ya será tarde
Demasiado tarde
El viaje habrá terminado para nosotros
Estudia en el Departamento de lenguas y literatura de la Universidad de la Frontera, UFRO, en la década del 80 desde donde comienza su periodo de publicaciones con “Los amores de beretta”, “Sobrevidas”, “Rojo, negro y adiós a las armas” y Vía Férrea” entre otras publicaciones.
Autor descollante y reticente de público y parafernalia de la generación del 87 junto a los integrantes de “la Cofradía” constituida por Luis Riffo, Hurón Magma, Marta Manríquez, Miguel Ángel Manosalva, Tadeo Luna, Isaías Carrillo y otros poetas de la década del 80 en Chile.
Su estilo deviene desde una oposición política dura a la dictadura Chilena a comienzos de los 80, como militante inclusive, hasta un cuestionamiento esencial a lo que él denomina “el sistema rizopanóptico postcapitalista” en donde ubica al ciudadano y habitante de los espacios urbanos en una triángulo compuesto por “ovejas y zombies” por una parte, “el poder rizopanóptico” por otra, y “el vigía” que se contrapone a ambos.
En su poesía ácida, crítica, post-política y pesimista respecto de la vida del ser humano actualmente se distinguen tres líneas centrales, lo urbano, el cuerpo, y el amor en estado de emergencia, que suele ser una poesía delicada, críptica y llena de pistas cuando está orientada a la temática de la relación con el otro.
De su vida personal se sabe que no es amistoso, que evade el posicionamiento y la aparición en público, que se separa y diferencia de sus compañeros de generación a quienes señala como cómplices del aplastamiento a que están sometidos por un sistema tan inteligente que “juega con ellos porque los alimenta con las luces antes de devorarlos”, que se quedaron pegados en una poesía ideológica, sin peso, nostálgica y cansadora.
Sorprende por su genialidad, cada cierto tiempo abandona el anonimato para generar caos en la academia y en los círculos literarios y eso lo separa del resto de sus compañeros de generación, pues para él la poesía es un lenguaje de desprogramación y no algo recreativo.
De su segundo libro Sobrevidas (1989) El editor y escritor de Valparaíso Luis Riffo dice:
“Estamos ante una poesía política en el mejor sentido de la palabra, porque no sólo rescata el ambiente paranoico y hostil de la década de los ochenta, sino que se proyecta casi proféticamente sobre el espíritu de la época que vendrá en los años siguientes. Esto gracias a la manera intuitiva con que atrapa los hechos y sentimientos predominantes. Basta citar el poema “Luego de las 10” para entender la actitud amnésica e indiferente que prevalece hasta ahora
El lector encontrará a continuación la obra de un poeta que se ha mantenido en una pudorosa retaguardia respecto de las huestes que se precipitan ansiosamente hacia los fuegos artificiales del reconocimiento público. La aparición de éste, su segundo libro, no sólo rescata una voz que se ha mantenido oculta en las sombras de la provincia, sino también una mirada que arroja una luz sobre asuntos que muchos pretenden ignorar, que la mayoría quiere dejar en el olvido. Véase en estos poemas un –nada santo– remedio para la amnesia y la ceguera”.
Los cuerpos a fin de cuentas son sueños
son pesadillas
son concretos y opacos pero transparentes
son un soporte de algo que nunca tendremos claro
Los cuerpos son para sobrevivir en este ambiente
tienen pocas ventajas
muchas desventajas
Los cuerpos son engañosos
En cierta forma placenteros
En cierta forrma dolorosos
Los cuerpos son vacuos sin nosotros
Nadie sabe a ciencia cierta qué son los cuerpos
Nadie sabe a ciencia cierta qué somos nosotros
CRÓNICA DE VIAJE
Buscábamos el sol
el que curiosamente no podíamos ver
estando siempre visible frente a nosotros
En ello estábamos y allí nos diluíamos
Y eso parecía ser todo lo que debíamos saber
Las soledades y otras hierbas debían ser postergadas
En aras de lo urgente
Las calles vacías
Los hombres vacíos
con una bandera en la mano por la cual inmolarse
Manejados como títeres por la misma sombra de siempre
«El mundo a fin de cuentas
siempre giró en torno a la muerte
de una u otra forma y con distintos vestidos
nada nuevo
nada original»
El amor terminó siendo un señuelo del «rizoma mortis»
que nos mantuvo en pie como el hambre
-el más básico de los ángeles del infierno-
Mientras
los cazabombarderos adquiridos a England
realizaban su trabajo limpiamente sobre un edificio centenario
frente al cual sólo atinamos a enmudecer ante el poder de la muerte
La vieja muerte que con los años
como en una buena película de los 50
se transformó en «nuestra muerte anunciada»
Viajábamos todos en el mismo tren al sur
Ese que cruzaba el Malleco con más ínfulas que seguridad
Como pasajeros transpirábamos a mares
en un viaje de ocho horas por llegar a algún lugar sin importancia alguna
pero que nos sacara los gritos
y el cemento asfixiante que nos apresaba entonces
Hacinados en ese vagón
las preguntas no tenían respuestas
las siluetas se dibujaban en el horizonte
como el llanero solitario en su caballo
-con los dos pies delanteros de Plata en el aire-
con las naves espaciales que salían todos los días
en las noticias de las nueve
-de veras-
explicándonos que ya todo había cambiado
Nosotros los de entonces
de veras ya no éramos los mismos
Renegando de mis emociones debí darle la razón al opiómano
No sé en fin
qué hacíamos aquí
Yo ya tenía cuarenta y estaba rodeado de pendejos
salvo uno o dos que sabían muy bien
de qué se trataba todo esto y qué era lo que ocurría a nuestro alrededor
En el viaje
La trompeta de Chet Baker sonaba como nunca la oí
Como si éste jamás hubiese perdido los dientes
En el intertanto en los suburbios de Atlantic City
los negros que habían creado el jazz
sólo comían patatas mientras sus madres debían ejercer la prostitución para sobrevivir
Perro mundo
En general mandaban las botas aunque aún no tan
manifiestas para no manifestar lo que tenían detrás
el dinero y el sexo preparaban el camino
la mentira
la pantalla
el lado oscuro
les seguían de cerca
Desde niños fuimos violados sistemáticamente
en los subterráneos de las iglesias
sólo en eso nos parecíamos al resto del mundo
éramos iguales ante Dios
-transversales-
«Y entonces tomó el pan
lo partió y lo dio a sus discípulos diciendo
tomad y comed todos de él
porque este es mi cuerpo
el que será entregado por uds
para el perdón de los pecados»
-Silencio-
El esfuerzo lo hizo la Alianza para el progreso y Puebla
Debimos acoger callados al mismísimo demonio
abrirle la puerta de nuestras casas
Ellos vestían sotanas con el cáliz y la hostia en una mano
Y en la otra una espada cognitiva (ex flamígera)
Después de mucho pensarlo
Pinocho era inocente
Allí descubrimos llorando
Que teníamos la mierda al cuello
Todo se había hecho siempre a nuestras espaldas
Lo que se ataba en el cielo
nunca se ataba en la tierra
-y viceversa-
Allí nuestras pancartas y gritos de pan trabajo justicia y libertad
se nos cayeron de las manos
de pura vergüenza
Arenas huyó como pudo de la isla
Con el trasero como a él le gustaba
-en todo caso-
Al final todos tuvimos que pagar el precio por estar vivos
Todos teníamos un esqueleto en el ropero
-decía la Pincus-
El mundo que era pequeño resultó ser más grande de lo que pensábamos
-aunque no físicamente-
Cada uno de nosotros
-los miles de millones-
éramos un mundo aparte
estábamos conectados por necesidad
para no hundirnos ni devorarnos unos a otros
La vida era al final un asunto de relaciones públicas
Esta caja de fósforos dejó de ser el centro del universo
los comunistas siempre terminaron pagando el pato
Los mirachos estaban en extinción
por culpa de sus jefes post - Miguel
-lo sé-
La derecha se dispersó
y llegó una especie nueva al poder
-o al menos eso creían ellos-
La reserva federal
el Papado y las sectas ad hoc
los recién llegados en los cuarenta
los de afuera afuera
transformaron la ciudad en un retrete
y crearon paladines falsos para adormilarnos
La Hepburn
la Betty Joan Perske
su Viejo socio Humprey
Cagney
La Bette Davis y sus ojos adormilados de opio
Mc queen
Redford
La moda
Los autos
El hambre
El Chicho
Los tanques
Nosotros atacábamos con lo de la libertad
y bla bla bla bla bla bla bla bla
Después atacamos con lo del amor
y bla bla bla bla bla bla bla bla
Al final atacamos con lo de Dios
y bla bla bla bla bla bla bla bla
(Cada vez perdíamos más terreno)
Y se nos acabaron los argumentos
Allí caímos redondos en la trampa
El «pueblo» no tenía pistolas para defenderse
Así es que se abrió de piernas
-había que comer-
Lo único que nos salvó fue el sexo a escondidas
de nuestros padres -y de la iglesia por si acaso-
Nadie quería conocer el infierno aunque sí al demonio
aún sabiendo que era un cuento chino
y pudimos seguir adelante con algo que para nosotros
no era lógico
pero sí era de ayuda
De nosotros no puedo decir mucho
Uno se quemó la cara con una plancha
mientras se masturbaba frente a la Mona Lisa y su sonrisa
Escribía poemas en el cielo cuando se aburría
Otro se murió de hambre y solo en su habitación
y otro de sed
en medio de torturas -hoy incluso- inconfesables
Yo me salvé porque corrí
Y corrí
Y corrí
Y corrí hasta hoy para contar la historia
soldado que huye...
Desbocado como un caballo asustado
huyendo de lo que no sabe
que a veces es más terrible que lo que sí se sabe
No pude mirar atrás
básicamente por vergüenza
Entonces me transformé en Smith
Anderson era su contraparte
El alter ego
Ellos
los innombrables que se reunían en secreto
me pusieron el nombre en un rito extraño
en medio de la noche
en un bosque nativo y muy oscuro en el sur del país
donde sé -al menos- que corría un río cercano
Y había fuego
Y leían poemas de rilke
Y quemaban sus libros
Y bebían vino en cálices
Y bebían brebajes extraños en cálices
Y recitaban a Pound
Y fabricaban anillos recitando a Thomas
Y se abrazaban
Y danzaban junto al fuego
Y leían poemas de Hölderlin
Y separaban el oro del metal impuro
Y leían a Blake
Y lloraban juntos la miseria de un país que ya no existía
Y lloraban juntos la miseria de un Chile que no era
Ellos cambiaron mi piel
Aún estoy tratando de comprender aquello
No sé qué más decir
de hecho esto no es una confesión sino algo más
Ahora
viejo
conozco la estructura y el rizoma
Lo subterráneo es casi siempre lo real y verdadero
porque de alguna forma
lo real siempre está escondido para la masa
Todo fue una vía férrea
Una simple línea metálica de la cual no podíamos escapar
Sus rieles son metálicos y tienen un sonido especial en sus trazos
cuando termina uno y comienza el otro
Sólo unos pocos son lo suficientemente aptos
como para hablar de ello
porque es sabido que todos lo han oído en alguna oportunidad
alguna vez en sus vidas
aunque no quieran reconocerlo hoy
en su vejez
Hubo mensajes cifrados allí
-para ellos y para nosotros-
bajo los durmientes de raulí
que no todos quisieron leer
Pero aquellos mensajes estuvieron siempre allí
El tren no tiene opciones excepto seguir
Sólo puede avanzar donde hay rieles
Como la mayoría de los condenados de la tierra
cuyo único paisaje sólo puede ser el testimonio de un tráfico eterno
de drogas
de porno
de sexo
de alimentos
de virus y bacterias
de vacunas
de secretos
de armas
de seres humanos y sus almas
Con ello nos torturamos y nos mantenemos a raya
Son nuestros márgenes por si acaso
la póliza para el futuro
la que necesitábamos con urgencia mientras
llorábamos amargamente esperando por algo
que un día terminó esclavizándonos
Amamos lo que un día temimos con obsesión
y viceversa
Atochamos entonces los trenes llenos de piojos y excremento rumbo a Auschwitz y Treblinka
Fuimos cincuenta veces más en los Gulags
El frío cortaba dolorosamente nuestra piel y sentíamos el dolor aun siendo cadáveres
Nos desgarramos la misma en Hiroshima y Nagasaki
y finalmente nos autocondenamos a morir lentamente
Luego de la catástrofe
-imperceptible para la inmensa mayoría-
descubrimos un día
que el infierno no era un lugar fuera de aquí
sino un momento
un instante que se repite
con una cierta abismante regularidad
en distintas partes de este mismo gallinero llamado tierra
demasiado cerca de nosotros y a veces dentro de nosotros
Descubrimos un día
que el infierno no era un lugar fuera de aquí
sino un segundo en que nuestro piso desaparece
para dejarnos pasmados y desnudos
frente a nosotros mismos
muertos de miedo
sin plataformas
y donde mirándonos fijamente y face to face
descubrimos que el demonio y nosotros
somos una sola cosa
Descubrimos un día
que el infierno no era un lugar fuera de aquí
sino un segundo
frente a una pantalla de TV en B&N
-al menos cómodos en un sofá-
Pero todo no fue más que una vía férrea
asumida desde antes de llegar al sistema
El tránsito en un sentido
Allí la lírica no tenía nada que hacer
nada que hacer
Allí hubo un mapa que es el terreno
Y el mapa nunca es el terreno
Los noventa años que viviremos
los viviremos sobre una vía férrea
Luego de ello nos daremos cuenta un día de que podemos saltar
Pero ya será tarde
Demasiado tarde
El viaje habrá terminado para nosotros
(DE LA LOCA DE LA NOCHE)
Somos inventos
a otro nivel pero inventos al fin y al cabo
por alguna razón nos dejaron caer aquí
en este sitio eriazo
lleno de ratones y garrapatas bípedas
Por alguna razón debimos beber el vino
de la existencia
y caer en la inconsciencia de los objetos
hasta confundirnos con ellos
No somos ni hemos sido humanos
y los humanos jamás han sido ángeles
Debemos esperar la noche para sobrevivir
curiosamente
nosotros que jamás conocimos la oscuridad de la carne
hoy debemos luchar por defenderla
Este abismo no puede y no debe ser tan eterno
ATARDECER EN MOGADISCIO
Faizah camina por el sendero
con tinaja de leche sobre su cabeza
y allí piensa en las cosas prosaicas de toda índole
que pasan por su cerebro
mientras cae la tarde sobre las dunas ardientes
Faizah escucha música
Faizah tiene su propia música
Un tema de Miriam Makeba suena en la radio
con la pegajosa y tardía flojera de una tarde de septiembre
-Septiembre de 1973 mes y hora locales-
Todos sabemos lo que pasa de noche en ciertas casas
en los suburbios oscuros
Hay títeres desarticulados y sangrantes
que danzan para señores
que hacen preguntas con gafas oscuras
en los subterráneos de esta mierda de ciudad
Hay caballeros con trajes oscuros
que esperan respuestas
Mientras Miriam Makeba canta el pata pata
pero no en el festival de Viña
Faizah mira el horizonte
e imagina que nada es peor que su propia vida
en esa tierra árida y de nadie
Nosotros sabemos que nada es peor
que esperar la muerte inmóviles
como títeres sin cabezas
SAN FRANCISCO 0918
Curiosamente olvidé quién eres
Aunque mis palabras aun llevan tu perfume
Esas mismas que te buscan cada tarde
en las calles adyacentes que la ciudad maldita
un día abrió de par en par para engullirme con desparpajo
En sus heladas tardes y tras esas mismas ventanas
me hiciste desaparecer
Frente a esa misma casa antigua que desaparecía
cuando la mirábamos el uno sin el otro
pero que como un fantasma personal y nuestro
estaba allí para nosotros cuando la buscábamos
tomados de las manos
Trastabillando emociones
Consumiendo nuestras vidas de fracaso en fracaso
Desechando corazones muertos y secos
Los mismos que envejecieron un día queriendo amar
Y que hoy nos leen en viejos diarios
las eternas viejas historias de siempre
Las que se tornaron amarillas esperando ser leídas
En ciudades en que todo era posible
Pero que jamás existieron
Donde hubo abrazos que hoy parecen un sueño
Un eco viejo y distante
Adolescente
En sepia
ENCUADRE URBANO
A tal nivel llegó el mapeo
que un día desperté hablando con el carnicero
El ropero
El nochero
Hablé con todos
a través de uno
y esos todos
tenían todos mis datos
Los de mi vida
Los de las vidas de mis amigos
Y los de las vidas de mis viejos amigos
Y los de las vidas de mis mejores amigos
Y los de las vidas de mis reales amigos
Y de un buen día recuerdo solamente que estaba solo
Que ya no había posibilidad alguna de escapatoria
NIETZSCHE
Anoche mutilaron a Nietzsche
Se dejaron caer a eso de las 09:00
cayeron las puertas
entraron por docenas
destruyeron todo buscando nada
-o buscando todo y encontrando nada-
Se lo llevaron entre siete
de las mechas
de las manos
de las garras
de los brazos y antebrazos
de la lengua y de los ojos
de los sueños y pesadillas que nunca tuvo
Si hubiese amado
del amor lo hubiesen arrastrado
No sé si habrán sabido que era diabético
-ahora que lo pienso eso es irrelevante-
Sus ojos aparecieron en los ríos
sus pelos desperdigados bajo los puentes
en los callejones oscuros de esta ciudad de mierda
Nada en su prostíbulo favorito -lo que es peor-
pues aquello lo condenará a vagar de por muerte
CANCIÓN ANTIGUA
La milenaria tribu nómade de los tayikovz
Ubicables casi siempre
En el desierto de Kizil kum
Tienen una antigua canción
Que cantan al caer el sol sobre las dunas
El amor es un juego peligroso
Demasiado peligroso
Demasiado peligroso para ser normal
El amor es un juego peligroso
Repiten los guerreros de toda guerra
Los soldados apoyados en sus arcabuces
Los “Semper fi” acariciando sus M-16
Y los “Spetnatz” que al atardecer
En las heladas tardes de la tundra
Limpian sus kalashnikov
En el desierto de Gobi o Rub Al Kali
En el mar
En un bar maloliente de Loncoche
En un bosque lejano
En un glaciar milenario
En los confines del mundo
En los desiertos floridos de Rigel
En el pie de Orión
En las puertas de Tanhausser
El amor es un juego peligroso
Demasiado peligroso para ser normal
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