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domingo, 30 de junio de 2013

ROBERTO MONTESINOS [10.186]


Roberto Montesinos
Nace en el Tocuyo, VENEZUELA en el 20 de julio del año 1.889 , poeta y periodista, educador, Fue profesor y director del colegio Nacional de El Tocuyo, Director - Fundador de La Quincena Literaria ( El Tocuyo )
Estudios, monografias y ensayos , Discurso en la inauguración de la estatua de Don Egidio Montesinos ( 1925 ) Diego Labarta o El Noveloide ( 1939 )

Obras Completas: Obras en prosas y en verso ( 1974 )

Obras Poéticas: La Lampara Enigmática( poesías Escogidas ) 1925, La Canción del Trigo ( 1926 ), De " El yermo de los extravíos" ( 1927 ), La Ciudad de Los Lagos Verdes ( 1927, 1987, Glosas y poemas en prosa ) La tristeza del sábado y otros Poema ( 1945 ), Motivos y Oraciones ( 1946 ), La lampara enigmática y otros poemas ( 1951 ), Pequeña Antología( 1964 )

Nació en El Tocuyo actual capital del Municipio Autónomo Morán del estado Lara el 20 de julio del año 1.889. Aun cuando su labor intelectual, estuvo centrada en los oficios relativos al arte, la literatura, poesía, docencia y el periodismo, esta importante figura del pensamiento universal venezolano, se puede definir como un filósofo, que supo manejar el arte del pensamiento para profundizar en la búsqueda de la comprensión del mundo para así explicar la razón de existencia del ser y específicamente el hombre que puebla esta parte del continente.

Proveniente de una honorable familia de origen tocuyano, el poeta Roberto Montesinos fue hijo del médico Egidio Montesinos Agüero y de la señora Antonia Garmendia, contrajo matrimonio con la señora Rosa María Yánez de Montesinos siendo sus hijos Néstor, Mercedes y Diosdada Montesinos, Teresa, Carmen y Clemencia Yépez. Evidentemente que su formación estuvo influenciada por la profunda devoción por las ciencias profesadas por su abuelo paterno el maestro Egidio Montesinos Canelón, precursor del más avanzado pensamiento educativo en esta región del país.

Las ideas de este personaje venezolano del siglo XX están enmarcadas por un rechazo al autoritarismo dictatorial gomencista que gobernó en las tres primeras décadas del siglo XX en Venezuela, razón por la cual fue detenido y confinado a prisión junto a otros jóvenes que se oponían a la tiranía.

Se destacó como miembro del movimiento cultural “El Tonel de Diógenes” fundado por el poeta Pío Tamayo, Alcides Losada, Rafael Guédez, entre otros. De allí su pensamiento antilatifundista, expresado en su poema “Canto a la Luna” publicado en su obra La Lámpara Enigmática, donde deja constancia de su compromiso humanista, profesando su convicción por la necesidad de conquistar un mundo basado en la democracia que permitiera la igualdad de los hombres.

Su labor en el campo de la pedagogía y la docencia se destaca en las cátedras que ejerce como profesor de Historia Universal, Geografía y Mineralogía; por su manejo autodidacta de los idiomas Francés, Latín y Árabe, lo cual le permite ejercer como profesor de estas lenguas. Fue además Director de las siguientes Instituciones: Colegio Federal de Barcelona y San Felipe, Liceo Eduardo Blanco de El Tocuyo y Lisandro Alvarado de Barquisimeto.

Entre sus obras más importantes destacan: La Lámpara Enigmática publicada en 1.925 y prologada por el Doctor Lisandro Alvarado, quien destaca los elementos Modernistas y de Vanguardia presente en la obra de Montesinos. Los Lagos Verdes (prosa 1.928) trabajo dedicado a su ciudad natal, referencia metafórica que ha sido adoptada como segundo nombre de la Ciudad de El Tocuyo. Fue traductor al castellano de importantes obras de la literatura europea.

Es quizás uno de los más importantes periodistas de la entidad, destacándose su labor en el campo de la comunicación social como redactor del periódico El Heraldo de Barquisimeto, fundador de la Quincena Literaria de El Tocuyo, articulista de los periódicos nacionales El Fantoche, El Nacional, El Universal, El Impulso así como también de publicaciones internacionales.

Fue propuesto en varias oportunidades para representar a Venezuela en el exterior como cónsul o embajador; cargos que no aceptó para dedicarse a su verdadera pasión: La escritura y la cátedra.

La casa de Roberto Montesinos aún se encuentra en pie, como fiel testigo de los tiempos, resistiendo incluso el sismo que sacudió a la ciudad en 1950, está ubicada en la calle Sucre II cerca de la plaza Santa Ana, allí, su amada Rosa Margarita Yánez de Montesinos se encarga de cuidar celosamente su recuerdo que aún deambula por el barrio Santa Ana. Desde donde, este hombre ejemplar, supo proyectar al mundo sus pensamientos y filosofía. Muere en El Tocuyo un 13 de octubre de 1.953.




EPÍGRAFE

Como los sacerdotes de los cultos antiguos,
Adoradores de las penumbras sagradas,
En donde se confunden los contornos ambiguos
Y quedan en suspenso rumores y pisadas.
Yo, silenciosamente, en actitud hierática,
Obedeciendo a un misterioso deleite,
Vierto en vaso de arcilla mi espiritual aceite
Y enciendo suavemente mi lámpara enigmática,
Alumbrará en lo hondo, en lo profundo. El verso
Se alzará silencioso en loor al Universo…
Será el ritmo luz tenue que irradie el sentimiento
Y, en el recinto sacro de mi hermético templo,
Yo seré, en la observancia de mi ritual, ejemplo
Vivo y fiel de egoísmos y de renunciamiento





APUNTE

Agregando a la quieta soledad provinciana
Unas líneas precisas de amable ambigüedad,
Levanta esta casona su austera ancianidad,
Toda descalabrada, como una ruina humana.
Gravemente inclinados se sostienen sus muros
Y se caen las cornisas que el tiempo ha dentellado
Y, por sobre la angustia del portalón arqueado,
Se hunden sus tejados arruinados y oscuros.
Sus ventanas (¡Oh, cifras que dicen tantas cosas,
Sutiles como encajes, fragantes como rosas!)
Sus ventanas mohosas se entrejuntan discretas…
Y se piensa, al mirarlas, que así las ha dejado
La dulce niña ingenua para que el bienamado
Le diga sus promesas nocturnas y secretas.







RECIAS MESETAS

(Paisaje tocuyano)

Recias mesetas amarillas
donde enredan las campanillas
y los buches dan sus rubíes;
entre sus ásperos piedreros
crecen, bravíos, los cabreros
y se retuercen los cujíes.

Cerros de cal, ocre y carbón
enervados de insolación
en el calor meridional;
rocas y rocas y tunales
cardonales y cardonales
y el cacicazgo del turpial.

Alma de sílex de mi tierra
arco y flecha para la guerra,
coa laboriosa de la paz;
grito que evoca la conquista;
raza sumisa pero lista
para formar un solo haz.

Raza nacida de la roca,
negra mirada, sesga boca,
corva nariz de gavilán;
duros músculos de macana
que esperan el día de mañana
con la esperanza de un afán!

Tiene el oído a las mil voces
ligadas, confusas, veloces
que el viento le dice al pasar…
Oh, las voces
las voces,
las voces…
-Quién las pudiera interpretar…!









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