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martes, 29 de enero de 2013

GÜIDO RIGGIO POU [9236]



GÜIDO RIGGIO POU

Güido Riggio Pou, Santiago, República Dominicana, 1949. El ser humano es pasajero, sin embargo, posee un halo originario que escapa a la carne, a la tierra, al tiempo y a la misma muerte. La aparente desgracia se redime con la esperanza de la belleza que Pou mira en los espejos misteriosos que lo abruman.
La poesía de Pou pone de manifiesto a un aeda herido, sediento de trascendencia. Sus versos rastrean la certeza intangible de un mundo, que no sólo no fue, sino que existe aunque sea sólo reflejado en los espejos de las cosas.

Bibliografía: Los Espejos del tiempo, 1995; El Ángel, 2002; El Otro Jardín, 2004; Esencia y poesía (recopilación de sus libros) Ed. Ángeles de Fierro, San Francisco de Macorís, R. D., 2005.






Los espejos del tiempo

Hoy parecen mis días
un destello, una brisa;
tantas cosas que amar,
tanto tiempo sin tiempo.
Como se van los años
barridos por los años,
dispersos por el viento;
alargaré mis manos
los cogeré en mis dedos,
los verteré en mis ojos,
en mi mágico espejo.
Esconderé las horas
más allá de la brisa,
más allá de las flores las vestiré de rosas;
prisioneras del cristal,
prisioneras de mi sueño,
no las tocará el tiempo.

§

Estos flacos años
que visten mi alma,
que hieren mis huesos.
Días sin días,
formas espectrales,
esqueletos del tiempo,
tiempo sin tiempo.
Es larga la vida.
Es larga la muerte.

§

Encontré mi espejo
más allá de la flor,
sepultado en el tiempo.
Él mastica mi rostro,
mis días,
mis sueños.

§

He encontrado la fuente
que custodia un fantasma,
que lapida un espejo.
A beber me he inclinado,
y en la copa del instante…
ni fantasma…
ni espejo.

§

Llamaré
a los espejos
de sus tumbas
y saldrán
con la luz en su memoria;
libres de la acción
de sus destellos
hablarán
el misterio de su mundo.

§

Ayer
vagué por los espejos,
su inmensidad
anduve
buscando el paraje
donde nace el tiempo.
Ayer
vagué por los espejos,
por su silencio,
rastreando la primera voz.

§

Inmerso
en la soledad del espejo
escuchando
sus múltiples destellos
llorar en el cristal
su opaca muerte,
la brevedad,
el instante
de eso que llamamos vida
los que no vivimos
del otro lado del espejo.

§

De mis muchos habitantes
que me habitan,
de los rostros que me miran
desde el fondo del espejo,
a los arcanos rostros
que me asoman en la sombra,
los dejaré dormidos
en su tierra misteriosa.
Mataré la muerte
y emprenderé mi vuelo.








El Ángel

Descansarán mis alas,
me vestiré de hombre,
encontraré mi sombra,
fatigaré sus huellas
en mi ancestral morada,
el barro.

§

Alargaré mis alas
más allá de la Esfera
y mi luz
será
la sombra.

§

Hollaré el granero
de los dioses avaros,
colmaré con su trigo
a los hombres sedientos
y traeré de la tierra
abundante dolor
para los dioses dormidos.

§

Cansado
de su soplo eterno,
invocaré al anciano,
me quitaré el vestido,
le mostraré mi pecho,
me clavará su dardo,
descansaré
del tiempo.

§

Herrumbraré
su eje.
No girará más
mi cansada
rueda.

§

Y algún día…
Impulsado
por mi sombra,
reemprenderé
mi vuelo.








No hace falta el espejo,
bastan mis dedos
para descubrir mi rostro.
Conozco sus altos montes
y sus bajos suelos,
la gruta donde yace enmascarada
la fiera cazadora,
aferrada a la raíz,
sembrada en el oscuro
y remoto surco de los siglos,
nutrida por los tiempos agrestes,
despierta en la memoria de la sustancia,
guardando la existencia.
No hace falta el espejo
para mirar mi suelo.





Escucho a los niños
correr en la risa de sus primaveras.
Corren los niños,
no crece la yerba en el terso jardín.
Sus risas
retardan mis canas,
retornan mis tiempos
a su madriguera.
Corren los niños,
no crece la yerba.
Miro en el espejo
mi cabellera negra.







            EL OTRO JARDÍN

                                                        Al otro jardín que habita en el estanque

1

Ya es de noche
y nadie ha venido 
a mi jardín .

2

Temo a la noche.
Sé que una noche se 
quedará conmigo .

3

Me habla el jardín
en su lengua de flores 
y de olores

4

Aquel jardín,
aquel otro que habita
en el estanque


5
Llega el alba;
el jardín despertará 
su otro sueño.

6

Miro y soy mirado
por aquel otro jardín
que mira el lago.

7

Jardín de paz.
¿Se habrá ido el hombre
de esta tierra? .

8

Llueve . Ha sido
escuchado el rezo 
de estas flores

9

Crece la hierba.
Los niños ya no juegan 
en este jardín.

10

Ya es el ocaso.
¿Dónde en las noches va el
azul del cielo?

11

La luna llena
con su rostro de asombro
llega al bosque.

12

Las grullas danzan...
se inicia el cortejo
de la vida .
13
Mantis religiosa. 
¿ a que extraño dios
de la muerte ora?

14

Danzan las flores,
le rozan los arpegios
del viento.

15
Quieto el estanque, 
quiere ser aquel jardín
que en él refleja.

16

Río , serpiente y
agua que incesante escapa
y permanece.


17
Un azor. Quierodesplegar mis alas y volar
a la montaña.

18

Viejo y encorvado
ve pasar el puente al
incesante río.

19

La luna llena
en su sueño de sol 
llega al bosque

20

Afanosa araña.
Teje y desteje
su destino.

21

Llega el ocaso.
Mañana asomarán
más bellas flores.

22

Las otras flores,
las flores de la noche,
se asoman al jardín.

23

Flor de loto.
En su sueño de aguas
habitan los dioses.

24

Triste el jardín,
quiere que le habiten
otras flores.

25

Posado el colibrí.
Está dormido el tiempo
en una rama.

26

Blanco el jardín, 
en su sueño de nieve
inmerso.

27
En ese espejo
de agua aquel otro jardín
me espera.

28

Voces del río,
 voces de un lenguaje
muy lejano y mío.

29

Extraña flor
de los jardines que serán
y los que han sido.

30

El sauce llorón
lo sabe , extraños dioses
nos habitan .

31

La noche viene
helada .¿ Dónde estarán
mis mantas?

32

Teje la araña
su palacio de cristal ,
trampa mortal.


33

Es mi noche;
no surcará más el cisne
en el estanque.

34

Sobre la arena,
sobre los hombres que serán
y los que han sido.

35

Encorvados, el
viejo y el puente sobre el
incesante río.

36

Esos pájaros
me miran en silencio . 
¿ será la muerte ?

37

La otra orilla.
Aquel otro páramo 
que me espera .


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