Cristián Cayupán, poeta Mapuche, oriundo de la comuna de Saavedra al oeste de Temuco, CHILE; estudiante de Trabajo Social en la Universidad Católica de Temuco; miembro del Círculo de Escritores “Juvencio Valle”, en la ciudad de Nueva Imperial, lugar donde, es director de la revista literaria “Letras del Sur”. Integrante de la mesa regional de escritores “Juan Pablo Ampuero”. Colaborador de la revista cultural mapuche Mapu Ñuke dirigida por la poeta Rayen Kvyen.
Ha obtenido “Mención Especial” en el premio internacional de Poesía Nósside en Italia, versión 2010 Y publicado las siguientes obras literarias: Poemas Prohibido (2007), Editorial Rodarte. Katrü Rüpü, Romancero Mapuche (2008); Imprenta Merino. Reprimida Ausencia (2009), Imprenta Marejada. Antología de poetas: Por la Senda de Juvencio (2010) Imprenta SERVICOM’ PC.
La poesía de Cristian Cayupan
por Javier Aguirre
"Me convive el silencio", suele repetir Cristian Cayupan. Hay algo en él que me recuerda aquel verso de Blas de Otero que hablaba de quienes "almuerzan con pedazos de palabras". Cristian conversa con las piedras, con su extraño rodar hermano, con los vientos y el mar de Puerto Saavedra que alientan y alimentan su poesía y su ánimo. "Dónde hay más poesía que en la muerte", sonríe en medio de una conversación frente a la cerveza amarga y espumeante como agua de mar. Y, sin previo aviso, comienza a hablar en mapuzugun. Porque, a veces, la traducción no sirve. ¿Quién quiere los subtítulos, o que todo deba ser traducido, aún lo intraducible? A Cristian Cayupan le convive el silencio porque esa fue la lengua que les enseñaron a su padre y, aún más, a su abuelo. Y no sólo porque, escuchando a Octavio Paz, siga su poética: "Para hablar aprender a callar". El poeta es trilingüe: habla mapuzugun, castellano, y el silencio. Lo considera un tercer idioma, necesario para la poesía, pero también impuesto como lengua adoptiva tanto como nativa. Quizá el silencio contenga la lengua que le cortaron. Por eso su lengua poética no trata las palabras de modo convencional (la auténtica poesía es enemiga de la convención), sino que le pierde el respeto a las estructuras lingüísticas del castellano, y -como hicieran en su día Vallejo o Quevedo- transitiviza verbos intransitivos, y crea vocablos nuevos confiriéndoles su desenfadada y trágica expresividad. Porque, instintivamente, igual que el cholo Vallejo, intuye que la tragedia habita la insignificancia del vuelo de la mosca, que puede ser altamente significativo (¿no es, al fin, nuestro destino el mismo?).
Casi invisible en su tierra (¿cuándo fueron visibles los poetas?), la poesía de Cayupan ha sido reconocida en Italia y será editada en distintos idiomas. Quizá corresponde que así sea, siguiendo el tópico. No han de quedar muchos ingenuos que aún piensen que la poesía ha de ser mayoritaria o que irán a recibir al poeta al aeropuerto como a un ídolo triunfal del deporte. Y sin embargo, queremos soñar que la poesía no deja de ser un arma cargada de futuro (tristes armas / si no son las palabras) y que en su búsqueda reside una esperanza, en su luchador océano pacífico preguntas y preguntas, y en su casa de viento el porvenir (otro día vendrá distinto a este).
ME ESTOY SOLO
El sol se cubrió de luto. Y como él
¡Oh Luna de mi vida, a semejanza suya, vístete de sombras.
Charles Baudelaire
En el barbecho de la noche
o en la quietud del día;
en la insomne madrugada
o en el áspero atardecer
me estoy solo
secuestrado en el tiempo
en constancia de los días rutinarios.
En el insomne de la noche
la oscuridad irradia nuestras sombras.
Entremedio de rocas
una flor hiere sus pétalos,
los días van sin descuido
hacia sus guaridas, allí, refugianse
yo o, por los menos lo que queda de mi
Me estoy solo
colindo en este maldito sigilo
con migo mismo.
Bajo la tutela de la soledad
amanecer es en vano, si tu no estás,
la tarde adolece de ti:
solamente nadie escribe versos en la arena
y la mar se encarga de repasarlos.
Me estoy solo, escribiendo poemas en un burdelpara la doncella ausente
cuyo matrimonio fracasó después de haberme conocido;
en custodia de nadie, me estoy ausente en tus labios marchitando los días
y pudriendo las noches.
Ya no veo pasar la luz del día
ni la de tu sonrisa.
PIEDRAS AMURALLADAS
Es hoy día
tu estás en tu nombre
habitando en el humano que eres
ejerciendo tus pómulos
rebalsados de desaciertos.
La ciudadela ha cerrado sus puertas
las luces vagan en ausencia,
de las polvorientas calles brotan sombras
y aúllan desesperadas;
de las piedras amuralladas
subyacen oscuras voces
en súplicas olvidadas.
Muros construidos por gritos
muros arruinados por el tiempo
gritos marchitados por los siglos
gritos ahogados contra las murallas
piedras que han perecido en la memoria.
NOCHE
Pesa la noche aquí debajo de este cuerpo
debajo de esta penumbra
pesa la sombra aquí debajo de este suelo
debajo de esta muerte
pesa el alma debajo de este martirio
aquí debajo de este silencio
que tortura mi ser en secreto
y funde mis ofuscados gritos
fuimos al principio de la oscuridad
hayamos solo tinieblas
junto al caballo de la muerte
junto al vacío, junto al olvido.
EL OFICIO DEL SILENCIO
“El silencio es todo un teatro
vestido de vigor”
Entre cavernas platónicas
cuyo lenguaje es la sombra
filtrada lealmente por la luz
donde predomina el tintineo de las cadenas
proyectadas en la oscuridad eterna
y atadas a la raíz del mal.
Los días emergen en silencio
sin emitir susurro sospechoso alguno.
En tan confusa penumbra no existe la noche
puesto que no se pone el ocaso
sino la majestuosa ambigüedad.
Se desprenden de tal escenario
relatos que aun perviven
y en el negror de las sombras.
QUÉ FUE DE LA VIDA
Después de haber recorrido diversos caminos
que llevaban del campo al pueblo
y viceversa;
caminos que unían la casa y la escuela
después de tantas alegrías y penas;
de tantos adoquines y vitrinas
de comisarías y cantinas,
después de elegir por qué piedras dejar los rastros
recién después ahí el poeta se pregunta
¿y qué fue de la vida?
TE HE DE MORIR
Lo que importa no es la luz que encendemos día a día,
sino la que alguna vez apagamos…
Jorge Teillier.
Que callado me he existido
en la habitación de la vida
después de largas penas
infectadas sutilmente de resacas.
Amanece la frescura del alba
y tan pronto te marchas
que yo te he de morir,
repito tu nombre
consecutivamente
hasta el atardecer.
Aunque mi idioma sea el silencio
no me he de callar
en esta secuencia de mi ser.
Este corazón nunca fue mío
ni de la humanidad
sino, de quien nunca ha existido.
Tú me recuerdas tanto
como yo te he olvidado.
Me revives el silencio del cual soy parte
y concibo a diario tu sombra
como reposo momentáneamente tus manos.
ANTIGUAS TABERNAS
Derroché mis labios
en antiguas tabernas
junto a doncellas
que aseguraban ser actrices de cine,
princesas que se quedaban
ebriamente dormidas
en los baños de las tabernas.
Recorrí los bares del pueblo
no dejé mesa sin vasos
ni copa con pilsener,
y aún así, escribí poesía
jurando recuperar antiguos romances
cuyo sendero fue el fracaso.
BRUMA-
Alguien va a temer cada mañana
Que el sol no regrese.
Jorge Teillier
No consigo disipar la bruma
de mi pecho ni de mi vista.
La carretera es ancha como la muerte
por consiguiente, tus ojos.
En el aire las nubes transitan
deshojando sus ramajes.
Por las urbes las personas corren
en consecuencia, sus sombras confundidas.
Quién va a perder el tiempo
viviendo el presente
no obstante, el poeta emancipado.
Sujeto a mutismo alguno
persona, así no pensar el mundo
le mientes, las estrellas al pasar.
ME CONVIVE EL SILENCIO
Mi corazón, del dulce juego
saciado, morirá gustosamente.
F. Hôlderlin
Alojado en la piedra
me convive el silencio
como una terca letra
habitando en la celda de un crucigrama,
como un tallo incrustado en su flor
me palpita el mutismo
cuya roca me pervive el recuerdo.
Viene el fuego a su hoguera
como los atuendos a su cuerpo,
regresa la palabra a su boca
manoseada como un lápiz cualquiera.
Te vivo en la locura, te compadezco
mas el silencio me convive el fulano que soy.
No hay comentarios:
Publicar un comentario