Jorge de Sousa Braga
Sousa, un poeta portugués
Jorge de Sousa Braga pertenece a la generación de poetas posrevolucionarios y maneja con envidiable desenfado y soltura un estilo de poesía desprovista de métrica, pero abundante en cadencias y ritmos originales. Se entiende por poetas posrevolucionarios a la generación de jóvenes poetas portugueses, es decir, a la generación que adquirió notoriedad y soltura en los años 70, luego de la caída del salazarismo. Se prodiga en un Portugal distinto, incorporado a la Unión Europea.
En sus poemas conviven la ironía y el desencanto, los cuales dan como resultado una mirada que indaga y profundiza analíticamente en temas actuales, ejerciendo en algunos casos una refinada crueldad de juicio para estos siglos en los que le ha tocado vivir.
A lo largo de toda su producción nos enfrenta con una sedosa acritud que maneja con vigor, adueñándose del ánimo del lector partiendo, precisamente, de las circunstancias del lector común, que no son otras que las del propio autor.
Su obra ha evolucionado con el paso del tiempo y evidencia una entrega total hacia los elementos de la naturaleza. Los ríos, el agua, el tiempo, el amor y hasta el milagro del cuerpo humano como creación sorprendente, lo llevaron a escribir Os pes luminosos, Fogo sobre fogo y A ferida aberta.
DATOS BIOBIBLIOGRÁFICOS
Nació en Oporto en el año 1956. Además de escribir poesía ha traducido, de la versión castellana al portugués, algunos poetas orientales, como Basho y Li-Tai-Po. Es médico de profesión.
Demostrando una especial inclinación por el castellano, tradujo también a Borges, tal vez teniendo en cuenta las raíces lusitanas del gran Georgie.
Libros publicados
Poesía
Os pes luminosos
Fogo sobre fogo
A ferida aberta
Por la mañana despertamos todos con una perla en el culo, 1980
Ulises, 1981
Huelga de los controladores de vuelo, 1983
Boca del infierno, 1984
Plano para salvar Venecia, 1991
Otras actividades
Ha sido invitado con frecuencia para intervenir en Universidades, tertulias, simposios, etc.
Me senté sobre mi siglo y ordené una Coca-Cola. Es terrible llegar al final del siglo de los refrescos con esta infinita sensación de sed.
El siglo veinte es un vasto desierto de pozos de petróleo. Perforé el suelo de mi tierra, mas lo que me salió fue un borbotón de poemas.
Esta noche tuve una pesadilla. En mis venas, no corría sangre, era petróleo. Y acababa yo de descubrir un pozo de sangre.
Einstein fue una especie de luciérnaga verde fosforescente, una de las raras personas poseedoras con luz propia en un siglo donde la mayoría tanteaba (y tantea aún), en lo oscuro.
Mi siglo no llegó a andar a gatas. Con ocho años ya se arrastraba por las minas de carbón; poco tiempo después combatía en las trincheras. Y las únicas lágrimas que le vi llorar, fueron las de los gases lacrimógenos.
La mejor manera de conocer mi siglo es en góndola.
Cada vez se apodera de mí la convicción de que la salvación de mi siglo pasa por la salvación de Venecia, si es que no son una y la misma cosa.
Se aproximan épocas de gran religiosidad. Para prepararme yo voy cultivando religiosamente la cera en los oídos.
Todas las personas dejan una marca indeleble en el siglo por donde pasan, una pisada en la arena o el nombre escrito en letras de oro en el pedestal de las estatuas. La única marca que yo quiero dejar, es un pequeño mordisco detrás de la oreja.
Me senté sobre mi siglo y pedí que me trajeran una Coca-Cola...
De Plan para salvar Venecia
DE LOS PIES LUMINOSOS
LOS PIES
Mil años que ellos estuvieran
inmóviles, ni aún así
tus pies echarían raíces.
Al final del viaje
dos pies durmiendo
lado a lado.
LOS PIES DESNUDOS
A pesar de algunos siglos de cárcel, conservan íntegra
[toda su frescura. Basta
liberarlos... Al principio
vacilan un poco. Después, comienzan a correr. Resbalan
[en el pasto húmedo. Se
detienen, por fin, estupefactos,
ante una malva en flor.
Tienen una apariencia grosera. No obstante, desempeñan
[con eficacia las tareas
más minuciosas. Basta recordar
aquellos pacientes que pintan rododendros con los pies
y demoran el pincel en las nervaduras de las alas de
una abeja.
EL SILENCIO
Es cada vez más difícil sorprenderlo. Él se defiende
[(¿o seremos nosotros que nos defendemos de él?), se
[refugia en lugares cada vez más
[distantes, inhóspitos
[a
veces: pantanos, grutas abandonadas.
Todo crece en el silencio. Todo crece en silencio. Desde
el arce hasta la vulgar tradescantia. Pero quienes
[mejor se adaptan son, sin duda,
los miosotis.
Después de algunos minutos en silencio, ya no consigues
moverte por temor a pisarlos.
CATARATAS
Ningún río consigue volar durante
mucho tiempo. Unos segundos a
lo máximo y ellos se despeñan
desde muchos metros de altura.
Aún mal repuestos del salto,
comienzan luego a correr a una
velocidad vertiginosa. Y de
nuevo se despeñan. Y sólo
desisten cuando les espera el
mar ante ellos.
EL SORTILEGIO DEL MANZANO
Debajo de un manzano todo
puede suceder. Se sentó debajo
de un manzano, a la espera
de que él florezca.
(¡Cómo habrá sido su espanto
al ver que en lugar del
manzano era él quién se
cubría de flores!)
AFLUENTES
¿Qué sabe un río de sus afluentes?
¿Y éstos de los pequeños arroyos
de montaña?
Los ríos no tienen memoria.
(Aunque digan que la memoria es un río.)
Tienen agua. Y nosotros sed
HOMENAJE
Vivo en las hojas de un nenúfar.
En las márgenes de una pequeña laguna.
Donde viven millares
de ranas. Millares de mariposas,
saca-ojos y otros insectos.
Durante el día permanezco medio absorto.
Y entonces es como si
la laguna no existiese. O mejor,
como si yo fuera una laguna
donde vivieran millares de ranas,
mariposas, saca-ojos y
otros insectos.
Termino siempre por adormecerme
en la hoja de un nenúfar.
Y mi sueño es tan leve que siento
la circulación de la savia en las
pequeñas nervaduras, por debajo
de mi cabeza.
VOLCANES
Es cada vez mas reducido
el número de volcanes en actividad:
el Strómboli, el Etna... Sólo
de tanto en tanto nos llegan
ecos de una súbita erupción.
¡Lentamente la tierra va perdiendo
la ilusión de que es una estrella!
_____________
Portugal
Eu tenho vinte e dois anos e tu às vezes fazes-me sentir como se tivesse
oitocentos
Que culpa tive eu que D. Sebastião fosse combater os infiéis ao norte de
África
só porque não podia combater a doença que lhe atacava os órgãos genitais
e nunca mais voltasse
Quase chego a pensar que é tudo uma mentira
que o Infante D. Henrique foi uma invenção do Walt Disney
e o Nuno Álvares Pereira uma reles imitação do Príncipe Valente
Portugal
Não imaginas o tesão que sinto quando ouço o hino nacional
(que os meus egrégios avós me perdoem)
Ontem estive a jogar póker com o velho do Restelo
Anda na consulta externa do Júlio de Matos
Deram-lhe uns electro-choques e está a recuperar
àparte o facto de agora me tentar convencer que nos espera um futuro de
rosas
Portugal
Um dia fechei-me no Mosteiro dos Jerónimos a ver se contraía a febre do
Império
mas a única coisa que consegui apanhar foi um resfriado
Virei a Torre do Tombo do avesso sem lograr uma pérola que fosse
das rosas que Gil Eanes trouxe do Bojador
Portugal
Vou contar-te uma coisa que nunca contei a ninguém
Sabes
Estou loucamente apaixonado por ti
Pergunto a mim mesmo
Como me pude apaixonar por um velho decrépito e idiota como tu
mas que tem o coração doce ainda mais doce que os pastéis de Tentugal
e o corpo cheio de pontos negros para poder espremer à minha vontade
Portugal estás a ouvir-me?
Eu nasci em mil novecentos e cinquenta e sete Salazar estava no poder nada
de ressentimentos
um dia bebi vinagre nada de ressentimentos
Portugal
Sabes de que cor são os meus olhos?
São castanhos como os da minha mãe
Portugal
gostava de te beijar muito apaixonadamente
na boca
CARTA DE AMOR (1981)
A Eugénio de Andrade
Um dia destes
vou-te matar
Uma manhã qualquer em que estejas (como de
costume)
a medir o tesão das flores
ali no Jardim de S. Lázaro
um tiro de pistola e ...
Não te vou dar tempo sequer de me fixares o rosto
Podes invocar Safo Cavafy ou S. João da Cruz
todos os poetas celestiais
que ninguém te virá acudir
Comprometidos definitivamente os teus planos de
eternidade
Adeus pois mares de Setembro e dunas de Fão
Um dia destes vou-te matar
Uma certeira bala de pólen
mesmo sobre o coração
Epístola sobre a merda
As retretes transformadas em santuários:
eis a minha obsessão
A merda é uma boa causa
Demasiado boa
para que alguém lute por ela
Só é poeta aquele que
é capaz de comer as próprias fezes
A merda é a única coisa
que não se pode conspurcar
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