Piccatto por J. Martín
Pedro Piccatto (1908, Montevideo - 1944, idem.) fue un poeta uruguayo.
Su única publicación tuvo lugar en 1937 con la edición de su poemario "Poemas del ángel amargo". Un grupo de amigos financia en 1944, la edición de "Las anticipaciones". Mas de 50 años después de su muerte, como una forma de rescatar la obra del poeta, fue publicado "Las anticipaciones del ángel amargo".
Obras
Poemas del ángel amargo (Montevideo. 1937)
Las anticipaciones (Montevideo. 1944)
Las anticipaciones del ángel amargo (Montevideo. 2008)
DE "SANGRAL"
I
Sin temor de morir,
casi viviendo,
el corazón bajo una rueda fría.
¡Y pulsándolo todo
¡Y todo amándolo!
II
Y para quién
el despertar en flor de mi canción?
Para quién su infinito despertar?
Soledad sin ajar,
su fruto pleno,
su irreal entrevero
para quién?
Y para quién
su musical arteria de verdades?
Para quién su alameda de luceros?
Azucena en temor,
su ala de sangre
su ventana de hierba
para quién?
III
Otra aurora,
otra más
me está esperando.
Otro día,
y con él
otro pedazo mío de ala al suelo,
otro leve empujón hacia la muerte.
Otro día,
otro más
entre rosal, andrajo y sexo fiel.
DE "MALVA"
VII
Hay que sentir la flor
como la sienten las abejas
la mariposa
y el color.
Hay que sentir el mar
como lo siente la gaviota
la brisa
y la sirena.
Hay que sentir el árbol
como lo siente todo pájaro
la pupila
y la tierra.
Como verdad feliz
verdad indefensa,
como labio de vida,
mudo,
cierto.
Como cercano,
espléndido azular,
hay que sentir la piedra.
Y hay que sentir al hombre más que a todo
flor de su silencio...
débil…
fina...
su aérea placidez;
su ira, su desrazón, su campanal tormento,
su hiriente corazón,
perdido
helado
recobrado
en llamas
su carne de jazmines salpicados,
sus rencores, de pasto pisoteado,
su amor aún en crisálida.
Hay que sentir su herida y su esperanza;
cuento punzó sobre su día ilímite.
DE "EVIDENCIAS"
VIII
Fue
cuando no tuve tiempo
de oír mi soledad,
de oír mi cuerpo.
Y pensar
que podía haber sido
cuando la flor me daba su lugar
y el agua anaranjada su alegría.
IX
Y la postal encinta,
y aquella mariposa,
¿para quién?
¿Y para quién
aquel almíbar zonzo,
y el beso sin ultraje,
y el festón de su última inocencia,
y su primer rubor de rosa diurna,
y el esplendor naranja de su carne?
X
El aire,
hilván de aromas,
hiere el agua.
Del agua herida nace el lirio azul.
Del lirio azul
los ojos de mi madre.
XI
Era un viento infantil,
era una aurora en alas,
era una prisa pura y sin deleite,
era un dibujo hablando para el agua,
era el agua tocada y no tocada,
el agua sin comienzo,azul,
velada,
el agua entre rumores.
Era
un solo de naranja persiguiendo
el mapa aéreo de la mariposa.
DE "JARDÍN Y MAR"
I
Floral,
marina fantasía
este poema...
esta fuga tenaz hacia otra cosa,
este feliz delirio de agua y flor.
¡Corazonal!
¡Sin par!
II
Un mar de hierbas blancas,
de arena en flor,
un mar de hojas azules,
de rosales cautivos,
perseguidos...
Un mar soñado!
Un solo mar!
Mi mar!
III
Del mar,
del mar,
de su jardín de porcelana y miedo
la flor del mar
nos llega.
Corona de la brisa.
Espejismo del pájaro.
La flor del mar!
Ay cómo sueña
su aroma de cristal
su aroma fija
su corazón preso en el agua.
IV
Un sitio blanco
y un latido mudo.
Muerta
la rosa mía.
Donde ella muere,
madre,
no hay que cruzar pisando fuerte.
Lo sabe el viento,
el pájaro,
esa sima sin grietas del sexo y la amapola,
la luz,
la mariposa...
Y el mar!
El mar!
Lo sabe el mar que nunca vio una rosa.
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