Luis Wong Vega
Nació en Colón, PANAMÁ en 1958.
títulos académicos: Tiene Licenciatura en Bioquímica, por la Universidad de La Habana; Maestría en Bioquímica, por la Universidad de California, en Riverside, Califomia; y Doctorado en Biología Molecular, por la Universidad Tecnológica de Texas.
Experiencia profesional o trabajo actual: Ha sido investigador Postdoctoral en el Smithsonian Tropical Research Institute, en Panamá. Actualmente es profesor de Bioquímica y Biología Molecular y Director del Departamento de Biociencias, en la Universidad Santa María La Antigua.
Libros, cuadernillos y folletos publicados: Ha publicado los poemarios: En la esquina del corazón (Colón, 1979); Letters and Flowers (edición bilingüe inglés-español, Louise Sinclair Publisher; Riverside, California, 1989); Sueños cóncavos (INAC, Panamá, 1990)- y Por los campos rojos de Marte (Editorial Perro Negro, Panamá, 1994), Calle Habana, 2006, Eroticario: 14 estaciones, Ediciones Virtuales del Atlántico,
2010
Incluido en varias antologías de poesía panameña, ha publicado artículos en el diario "La Prensa"' y poemas en la revista "Maga".
Descripción temática de algunos libros: Por los Campos Rojos de Marte (poesía, 1994). En realidad, son dos libros distintos presentados en un solo volumen. Es poesía difícil, muy metafórica, rica en símbolos personales y, a veces, un tanto críptica. El autor nos dice que eso es deliberado. Lo que sí es evidente es que esta poesía no tiene nada que ver con lo que mucha gente entiende como Poesía hoy en Panamá. Wong busca nuevas formas de concebir sus versos y estrofas y de reasociarlos a la dicción y el ritmo declamativo. Busca una poesía conceptualmente más sana y vigorosa, lejos de lo que el llama "la escuálida estética literaria vigente en Panamá". Así, desde Colón ha estado saliendo durante los últimos años una propuesta poética realmente distinta, odiada por los críticos, ignorada por la masa y bendecida por los dioses.
Letters and Flowers (poesía, 1989). Edición bilingue en inglés y español, contiene 14 poemas. El traductor es Leonardo Buonomo.
DE: Calle Habana,
Panamá-La Habana-Santo Domingo, 2006
Tengo la lengua seca
Trágame tierra y sacia tu sed de carne y sangre
Trágame
Tiembla como gelatinas un sueño
Una esperanza arremolinada en un libro en un puño en una enana paloma
en un tenis en una y otra cosa que me recuerda ese olor de tu pelo
O aquello que me retrotrae a la visión lenta de lo insípido e impotente
como el olvido el peor y mejor de los crímenes
O eso que me recuerda el tacto de tu piel de tus huesos de la línea fina
de tu boca y de la frente en la que tantas tardes recosté mi corazón
sin saber cuánto faltaba para que fuese demasiado tarde
Y es así especialmente cuando sé que
si no olvido pronto estas cosas
seguramente moriré
con la visión de tu martirio
de tu lejanía y de tu silencio
con tu nombre enzarzado en mi lengua
tanto y demasiado seca
quiero ajenjo y un simple trago de ron
qué es lo que acalla esa vibración
ese extraño susurro
ese sentido de extranjería por las tardes
o ese sueño pesado y recurrente como el aerosol del malecón y la canícula
o ese cuadro
en donde el corazón se deja caer por las laderas de las colinas
y se quiebra cuando alguien te menciona eso
otra vez eso
hurgando con el dedo debajo de tu epidermis
levantarle la falda al arte y mirar para la condenación
es algo tan natural y necesario
es algo así como un grito
como algo poseído
como ese poema yoruba y ese rostro y esa mirada y esa necesidad de morir
en sus brazos o en uno de sus abrazos dentro o entre sus cejas y su mirada
en sus ojos tan demasiado profundos y castaños
mirar
mirar de lejos una foto
con las piernas cruzadas y el cansancio
sepultado debajo del frío silencio de una tarde
mientras mi corazón vaga por Infanta o por Jesús del Monte
vacío
por las calles vacías de mi Habana
en los bosques de Pinar
un rayo púrpura en el cielo una tarde plomíza una templada suave excepción
decían que aquello era un divertimento
un divertimento cubano
que era solo arena soltada a la brisa sobre las marcas
sobre las cicatrices de la vida
ah que cosa más grande es el dolor
que cosa más grande son sus espejismos sus enonnes aretes
sus ojos negros tan llenos de soledad
todo lo nuevo y 1o malo queda en una decisión
todo en una impostura más de la vida
olvidemos
lo demás caerá como la fruta
Esta es mi caída libre
Esto es lo que pasa a través de mi pecho
Lo que toca mi frente y mueve mis dedos sobre el teclado
Lo que de ti me dejó con varias noches insomnes
Esto es
La fiebre la ignorancia la muerte melancólica la furia
La amistad que tengo con las parcas y con la vida
Oh tanta rancia fatalidad
Habiendo tanta vida o pasión en este mar que nos traga en estas calles
que caminamos juntos detrás de estas puertas en donde fomicamos
y lloramos juntos
No
No es así como deseo terminar
¿Cómo así? ¿siendo tu tanto de lo que soy?
de aquello que encontré y que perdí de eso que de mí no deseo devolver
de 1o que no puedo reconocer o penetrar
como el reflejo desdibujado como el soplo exacto en el corazón
Porque somos tanto y demasiado
tan iguales
somos ese temporal que se revienta somos su explicación
somos esa promesa pendiente en medio de la calma
somos esa sensación anterior al derrame de la semilla sobre la came
o la entraña
somos una razón para no morir hoy somos
y ya no tenemos vuelta atrás
Adiós
Hasta siempre
DE: Eroticario: 14 estaciones,
Ediciones Virtuales del Atlántico
Siete/
me gusta mucho masturbarme junto a alguien
cuando olvido
me gusta que me dejen que yo les perturbe sus carnes
mientras me masturban el pasado hasta borrarlo o mezclarlo
con recuerdos falsos
o mejor aún, partir labios y juntar nuestros cuerpos y nuestros silencios
y frotarlos a la vez, uno al lado del otro
o frotar mis palabras frontalmente contra sus palabras,
enjugados en nuestros fluídos personales
deshaciéndonos con la brisa
camo sal en la arena
como la sibilancia del tísico
en la más oscura y solitaria noche del universo
Doce/
los demonios voyeuristas metidos en mi alcoba
me pidieron ternura
me pidieron un grito de respuesta sobre el muelle
en un cinco de septiembre a la una de la tarde
y yo solo pude relatar
cómo me gusta derramarme afuera, sobre el pecho, el vientre
o las nalgas de mi ángel
me pidieron que
al dormir
cortara las cabezas de ese ángel
y que durmiera bien bajo la lluvia
arrojando muy lejos su cabeza
solo pude confesar que
cuando estoy dentro del ángel,
cinco segundos antes de derramar mi semilla caliente
solo acierto a sacar mi arco mandibular,
y ciego de tanto frenesí me quito el condón y me esparzo encima
lanzando jarchas ardientes, dulces y ardientes,
mudo
en la callada transición del verso narcoléptico
amapola flotante, amapola sangrante... nombres que nunca conoceré
demonios que desde el anfiteatro
me pidieron sostener la respiración
y prolongarme
a lo cual
les dije: no es problema el apostar a caer,
no me evaporo violentamente ante el amor
que llama sin lengua
pero mis orgasmos son prolongados e intensos como el terciopelo
y reparto mucho de mí, caliente, denso y con un olor agradable
por los cuatro costados de su cuerpo
así que no me pidieron más aquellos ángeles
y me dejaron proseguir
(no es cierto: me dijeron que les gusta que mi joven víctima haga eso mismo
también: derramar sus entrañas de títere en mí, luego de chuparme la sangre
cual sanguijuela, pedestre, disuelta en una sola y simple pregunta)
no pude apelar a tal sentencia
no pude aducir nada
y solo me dejé llevar
por los olores de aquello que lamía y lamía
con demasiado gusto
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