Ali Al-Dimshawy
Nacido en Al-Minia en el sur de Egipto en 1979
Ahora vive en Doha-Qatar
Libros
- Obsesión (Best-Seller en Egipto 2000)
Primera edición 2000
Segunda edición 2001
Tercera edición 2002
- Un otro
Primera edición 2003
Libros virtuales
- ¿Por qué no lo escribes conmigo?
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- Un otro
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- Arqueólogo
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- Salí de mi poesia para ti
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Algunos de sus poemas y entrevistas publicados en periódicos y revistas literarias.
En Egipto: (Alshi’r, Al Jumhorea, Akhbar al-aadab)
En Túnez: ( Al-Nahar)
En España: Al-Hucaema, Canal Litretura.
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El Uno
Novela corta
Miembro del
• Unión de Escritores y Intelectuales en el Mundo Árabe
• Poetas Del Mundo
• UNIÓN HISPANOAMERICANA DE ESCRITORES
Conferencias:
• Miguel Hernandez Alicante-España 2010-06-03
• Autores Egipto Conferencia (1998-2004)
Información de contacto:
alidimshawy@gmail.com
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Mob:
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Todos los poemas han sido aportados por mi amigo
Ali Al-Dimshavi para esta Antología
EL POEMA DE JUBILACIÓN
Como si no hubiera temblado grabando una letra en las paredes de la seducción primera, ahora mi maldita pluma está temblando ¡Oh, Dios mío!
¿Acaso me muero en el lecho del poema como los cobardes?
Así como un sacerdote dando su última confesión escribo –Las palabras del final son las mismas del comienzo-: para saber que estoy vivo y recito mis poemas para no perder el camino hacia mi mismo;
soy el amado de mi mismo como escritor, señor de la soberanía, dominante de la dominación, profeta y experto.
Escribo como si confesara y confieso como si escribiera, ahora, desde la plataforma al borde de un hoyo de silencio confieso:
no he sido fiel todo el tiempo a mi oración,
destruí el corazón con mis propios dientes y lo distribuí con mis manos a bellas que fueron identificadas en mi mujer.
Amé mucho a mi familia, fue una persona tan normal,
Nunca he terminado lo que empecé y empezaba desde lo que no termina.
Fui terco, paciente y bueno hasta en mi muerte.
Mi vicio genético era el desasosiego, lo que alegra, pues.
Escribo para saber que sigo vivo, escribo al ritmo de los pies de la muerte que se acerca, o escribo para escribir.
Títulos adecuados del prefacio de un poema de jubilación en el cual digo:
Que seas dios del caos, si puedes destroza el orden, estés donde estés.
Así repito detrás de vosotros, pues tomad el camino hacia el absurdo.
He ratificado tus palabras, padre poesía, y te seguí fiel hasta que no te reconocí.
Así que voy a escribir mis poemas futuros con las voces más revoltosas y insistiré en mantener mis defectos de pronunciación, vais a creer mis poemas siguientes, vais a poder ver, extendido y enredado como un árbol, mi sistema nervioso, y a punto de ver mi rostro sobre el papel del poema:
Eso es lo que podría decir un anciano en un poema de jubilación.
En una escena del gran Nilo os haré testigos de mi último poema:
He contaminado el agua del río y no llevé al otro mundo, donde nadie ha regresado, ni una pluma ni un papiro para mi tumba.
Disculpen, porque escucho lo que no escucháis, pues escribo lo que no sabéis.
Sí todavía está lo que impulsa este viejo a tantear las paredes de los templos con sus orejas y cerrar sus ojos apasionadamente como si estuviera escuchando, quiere oír lo no se dice de la boca de la piedra en santidad como un médico escuchando la respiración de su paciente por última vez, o como un profesional que perdió con su barba creciente el marco de la foto de su primera novia.
Pero mi corazón no para de recordar a Meret, entonces sigo mis confesiones:
Todavía cada hermosa que pincha mi asombro grito: Meret.
Todavía hay movimientos en el cadáver del anciano, todavía sigues moviendo mi genio Meret.
FRAGMENTOS DE LA POESÍA DRAMÁTICA
Se necesitan tres personajes de la misma edad para hacer el papel del protagonista, en su infancia, su juventud y su muerte.
1- El cáliz
Tenía que buscar un compañero después de haber sido traicionado por la botella que explotó por el aburrimiento y se suicidó por la intoxicación fuerte del mal humor.
Aquel entonces el chico seguía recordando a su chica que se enamoró de ella primero y cuando ella decidió marcharse le cogió el primer beso como si fuera un premio, por tanto, era natural que la mano del cáliz se extendiera para saludar la mano vacía del chico.
2- En otro día soleado
Os voy a contar sobre un viejo que sigue sentado solo en la esquina del parque llorando a María.
(Eterno abandonado, el solitario desde el principio será solitario hasta al final)
Eso es lo que el viejo apuntó en su cuaderno, quizás pusiera una elegía a la vida en su juventud cuando el cáliz era joven también.
3- El protagonista muere
Como se muere la gente normal.
EL SEÑOR DE LA REENCARNACIÓN
A pesar de la aparente imprudencia de mi escritura últimamente, pues, mi vida era triste y aburrida como el ruido del choque de las ruedas del tren contra el corazón del viajero y el extranjero; una voz que empuja a la locura.
Persistes en apostar por la pluma y la letra para convertirte en el señor de la reencarnación.
Ahora los poetas aplauden, mientras tú sientes avergonzado, te das un paso hacia atrás y miras fijamente las palmas de tus manos.
¿Habéis roto, vosotras dos, de nuevo una mascara protectora? (levanta la voz) ¡Oh traidoras! (clama la voz) ¡Malditas!
Aplaudes tú y te ríes histéricamente. Ahora tienes que morir, poeta necio, te mueres solo como tus camaradas.
Aquí se oye el golpe del hacha de la madurez sobre tu cuerpo, pues te inclinas y te marchitas, te mueres, poeta flor.
¿Acaso eres el director de la película de tu vida, señor mío?
Eres impresionante, se oye la voz de la cantante Máguida Al-Rumí (Si quisieras escapar no podrías volar ni cambiar tu destino).
EN LA CALLE
Dice una chica: las calles dicen lo que hablan las casas sobre los enamorados cuando cae la noche, dice la chica: la madera de las puertas se deshizo y las piedras de las casas se derritieron, hasta el asfalto de las calles, ninguno aguantaron el pesado secreto.
Todos se fundieron bajo mis pies descalzos y me sentí volando. Dicen los enamorados que un paraíso en forma de hembra se estaba apareciendo en su lecho como de costumbre como en las tardes lunares, cuando, de repente, un sol le consumió.
POCA CERVEZA, MUCHO HACHÍS
Te hace un brujo o un embrujado, un genio o un loco, un charlatán o un sabio que no habla.
Poco de, mucho de…
Dos opuestos hermanos.
Lo que te hace verte tal como estás:
Parcial y aturdido, esperando a ver a donde se inclina, una espada de doble filo donde haya una herida, extremo en la paz, extremo en la guerra, así naciste, hermano árabe.
(Poco, mucho) otra dualidad, podrías ponerla lógica en la reunión de los opuestos, pues, cada uno se viste con el cuerpo de su enemigo para obtener sólo una persona que luche contra sí mismo/ el mayor enemigo es la persona que se rechaza a sí mismo y es rechazado por sí mismo.
Cuando lean mi poema podrán meter sus manos en el espejo para besar caras que acaban de conocer.
VANIDAD
A veces me siento como si fuera el ser más hermoso, pues, abuso de cantar con mi voz ronca, me embrega una ola de vanidad, pero me levanto de nuevo para seguir la marcha de la sublimidad solo levantando la barbilla…
En una tormenta marítima podrían verme desde la tierra, con mi chal azul largo sobre una ola señalando que ustedes son náufragos.
¡Oh pobres!
Escribo sobre vosotros porque escribo sobre mí…
Quise ver, pues me cegué,
quise escuchar, pues ensordecí,
siempre que quiero, pierdo;
así mi deseo se hizo abrazo, que cada vez que se extiende le muerde una mandíbula misteriosa,
todo se convirtió en enemigo mío, por eso, estoy aquí ante vosotros y sigo lanzando mis maldiciones con las voces más altas.
Los hebreos comen por encima de nuestras cabezas, con en La Sura de (José), los intrusos siguen comiendo nuestras cabezas
¿Es cierto?
Emito mi juicio para que no me interrumpa una voz, levanto mi voz para escucharme, escribo sobre todas las cosas para no concluir en una tregua ¿No os dije? Dominante de la dominación.
¿POR QUÉ?
¿Qué hace el cuerpo de un hombre solo con una nación de mujeres como tú, poema?
Hay que destruir el muro que nos separa,
mi hacha se ha roto, ayúdame para que te pueda ver.
Escucho tu voz llegando desde el interior y me refugio en nuestra casa vieja, al final del callejón. Y como se sentía el Escribano Egipcio sobre la humedad de los sótanos de polvo, pues presto oído a tus pies que se van, mientras tu voz que viene de mi interior se eleva.
¿Quién me puede proteger de mis locuras?
Entonces, escribí mi último poema como un caballero que baja de la vida para luchar con sus manos desnudas…
Quiero un gemido a lo largo del camino desde la infancia hasta la muerte.
¿Por qué me marcho y el camino no tiene fin, por qué me marcho y el otro es un dique?
UNA RODILLA EN EL HIELO
Como una madre se despide de su hijo que se va a la guerra, pues, mi corazón apoya su espalda en la puerta detrás de ti y empieza sus largos sollozos “hijo mío no te mueras sino en mis brazos”.
Mi corazón se prosternará con una rodilla en el hielo y otra en el fuego, agarrando la puerta hasta que vuelvas, y como se quedó años, pues, se quedará con las manos hacia arriba, suplicándote que te vuelvas, en cuanto a mí, tengo muchas derrotas sobre mi espalda, tengo muchos cantos de pérdidas.
¡Ven aquí!, ¡Ven aquí!, ¡Ven aquí!, y no has venido, y cuando viniste y había perdido el camino hacia la casa. Perdóname por no haberme muerto cuando fuiste.
Yo soy un árbol triste y cada vez se florece, pues regalo mis frutos no a mi amor, soy un árbol solo que prepara su sobra para mi amor, soy un árbol que cuando anochece se abriga con el viento y se convierten mis ráfagas en una letanía del nombre de mi amor, y yo también en un árbol, que seas tú también un árbol bueno, mi amor, y vuelve a tu jardín.
Un punto de mi corazón se puso amarillo en la noche en la cual te fuiste, mi corazón tiene pánico de que se marchite y se quedará con la boca abierta mirando el camino por donde partiste y por donde unas gotas calidas besan las huellas de tus pies.
Mi corazón ya está vacío, madre, te pregunto “¿Cómo se quitan nueve páginas del cuaderno de la vida?” Nueve hojas de una rama marchita que son como piedras en el pecho, si fueron nueve pasos hacia atrás, bailaría y volaría un árbol.
Bueno señora mía, tu amado vuelve al jardín de la casa para sentarse con su sombra susurrando cosas sobre ti, y tú te vas a tu bosque donde se reúnen mariposas a la luz de tu uña y se pavonea el coro de las flores a tu alrededor y te ven tus amantes. Está bien, mientras estés verde. Volveré al jardín y al muro del jardín, me pongo de pie delicioso dando frutos suficientes para traer al leñador con su hacha que conoces, la misma hacha que hace nueve años repartió un árbol en dos, esta vez te espero solo.
SUICIDA
Desde Al Minia hasta Dubai, ya había llenado mi bolsillo de rosas y mi boca de pólvora, por si beso o me besan me exploto, estaba totalmente dispuesto a la alegría de la fascinación.
Hace un año tengo la tentación de perderme en las ciudades y las bellezas, sin embargo, sólo una bomba en mi boca no es suficiente y mil rosas tampoco, todo este tiempo que ahorré para mi muerte no absorbería sino una muerte.
Tenía que seguir mi camino tranquilamente, imitando a los felices, apretando la mandíbula muy bien para que no se vea el reloj de la explosión, porque no quiero fastidiar la sorpresa, pues, lo más seguro que el cuerpo de un poeta en su explosión no se parecerá al cuerpo de cualquier otra persona, o voy a luchar para que sea así, por eso he escondido en el bolsillo dos petardos, así mi explosión será más divertida, se reirán unos ángeles pasajeros y la gente prepara las cámaras de su móviles, quizás llegue a mis oídos la voz de alguien diciendo “toma esta, es el dedo de un poeta, y esta es un idea que se escapó de su cabeza en el último momento”.
En cuanto a mi corazón, después de dar una vuelta completa alrededor de los fuegos artificiales, pues, estará remangado sobre la rodilla de una bella mujer y se pondrá a llorar, el silencio caerá sobre el mundo como la noche y la gente se dará cuenta de que yo estaré muerto. Si fuera una criatura imaginaría, si fuera mi escritura una hembra completa, si tuviera un bolsillo lleno de rosas o una boca llena de fuegos, ay de mí, si existiera…
UN LOCO VERDADERO
Esta vez, en tu ausencia, no clavaré las uñas en la soledad para que no me caiga hacia ti, me caeré hacia ti.
Cansado de escribir sobre ella.
Me agotó mi amada y escondió hombros de mujeres que me llevaría si me muriera de deseo.
Un cáliz de mi sangre para despedirla y otro para su vuelta, un frasco del pus del dolor para su ausencia, un cáliz ardiente de mi sangre no es bastante para maldecirla.
Dios mío, prepárame un infierno para maldecirla, la gritaré: ¡Oh mar, apártate de mi costa! Un águila fatal en un cielo lejano quiere que se pose, pero quien lo saltó muy lejos escondió su tierra y desapareció.
Una noche, y como siempre, te estaba buscando en los bolsillos de nuestra madre Internet, y ella, como siempre, llora mi teclado, me gritó Google: ¡Oh, tonto, yo quien todo lo sabe, te digo que no tienes en el cosmos lo que nos estabas agotando, un ángel con uñas de diablo clavadas en tu memoria, un sol que sale de tus poros o una amada como dices tú.
- “Escucha señor Google, ella está ahí en un planeta, su señal es andar sobre el hielo y no deja huellas, o brilla en el infierno y lo apaga”. Si escribo su nombre llora el teclado como una madre que tiene pena por la locura de su hijo, las letras del teclado se vuelven finas como hojas de rosas. Ella tocó mi piel y se fundió mis huesos, haz caso a mis penas señor y busca conmigo.
¡Oh, Mirit, mi amada vieja, nueva y única, señora de las mañanas y de los llantos, lanza tus rayos a Google para que no mate mi búsqueda.
Bueno, os voy a hablar de un hombre que exprime el vino de su alma como un pañuelo, pues, la cara de una mujer ausente se gotea, llorando su alma que se gastó como el mar antes de que terminara sus palabras de amor, llorando y sonriéndose al mismo tiempo. Os voy a hablar de un loco verdadero y completo que no esconde nada de su corazón cuando las calles que besaron las huellas de su amada acarician su corazón. Os digo que hasta las calles le amaban, así, inmaduramente, reveló el hombre su corazón para los peatones y lo disecó sacando una letra de su nombre entre cada dos cinchas y sonríe. ¿Habéis visto? Ya os dije, por eso nuestro amigo Google no la encontró, la escondí de él en los alientos de mi alma.
Así mencionaba su nombre ligeramente y los edificios se inclinaron hacia su cabeza.
Así el hombre loco hizo llorar a la ciudad.
Entonces, me acuesto sobre el suelo, mi espalda apoyada en el cariño del asfalto y mi cabeza llena de ti. Las ideas me sobran y vuelan como un águila sin casa.
Gracias por haber venido y haber ido y por ser origen. Soy fuerte porque estás aquí, soy débil porque estás aquí también. Me salvaré de ti, soy un poeta vagabundo, sobreviviente al accidente del amor con un milagro, salgo por las mañanas con los pájaros hacia un sol que de él no vuelvo, hacia tu cara lunar y lejana. Si no abrieras tus ojos no me posaría.
NO HAY MÁS MADRE QUE LA QUE TENÍA
Ha muerto mi madre y no sé en que abrazos la puedo llorar.
…
Hace un año la vida me machacó, era extranjero en un país extranjero, me llamó y lloré como un niño y me refugié a ella como un superviviente del volcán.
Abrió sus abrazos húmedos, me restauró y me devolvió a la vida.
Cuando todas las heridas de mi alma regresaban a ti y me hacías entrar en el fulgor de tus ojos, me tocas y vuelvo a la vida. Ahora gritan mis penas: ¿Quién te salva de mí?
Mi madre me amamantó con su corazón y no me escondió nada de su paraíso. Me enseñó como ser piadoso y como apoyar mis dolores en su existencia e irme.
Mi madre me agobió con su amor y después se fue.
…
Si muriera tu madre descubrirías cómo dos palmas de manos pequeñas llevaban el mundo en tu lugar, mi espalda me duele madre.
…
Mi cuerpo estará pegado a tus brazos.
Dice el jeque que tú ahora no me escuchas, no me lo creo, madre, haré lo que me dijiste, seguiré hablando contigo por las noches y cerraré los ojos para oler tus brazos.
…
¿Acaso te metí yo en tu tumba?
¿Cómo pudo mi cuerpo que hiciste tú, cómo pudo estar plegado para llevarte a la tumba?
¿Qué maldición me hizo levantar entre los vivos para recibir el pésame?
¿Dónde puedo enterrar mi fuego, madre?
…
¿A quién llamo “madre”?
¿Quién es la mujer que levanta mi cara entre sus manos y me besa para que crea que sigo vivo?
¿Quién es esa mujer que me alimenta de sus lunas y no sentiré hambre jamás, pendiendo el Corán en mi bolsillo para que no me pierda?
¿Quién me regañará cada vez que me haga daño?
¿Quién sabrá que estoy enfermo y muy lejos y con sus súplicas a Dios me curará?
Confieso que no hay más madre que la madre.
No hay más madre que la mía.
…
Ser huérfano no me hiere,
pero tengo pánico de que no estés aquí.
…
Cuando era niño muchas veces me escondía de ti ¿Te acuerdas?
Bastaba con ponerte tu bolso para que me levantara de mi refugio llorando
¿Ibas sin mí?
…
Me enseñaste todo lo que sé y no me dijiste como podría andar en la vida sin ti.
MÁS TORPE QUE MI PLUMA EN UN BORRADOR DE POEMA Y MÁS SABIO QUE UN AHOGADO/ EL LIBRO DE LA PIEDAD/ EL POEMA DEL PERDÓN
Yo no soy un dios para perdonar por misericordia, ni un profeta que pregunta por su vecino ausente que le hace daño, ni un ingenuo para olvidarme de vuestros pecados. Nací como vosotros, con un hilo negro en el corazón, pero siempre he lavado vuestros pecados con mis lágrimas ¿Acaso soy un dios, profeta e ingenuo?
Primero: tú y por último: tú y entre tú y tú hay una multitud de hombres con mandíbulas chorreando sangre pegajosa y partes vivas de mi cuerpo.
Perdón:
A tu padre que te entrega a un ser del que no distingo sus rasgos en la niebla de la ceremonia, solamente para no entregarte a mi, a la cara coagulada de tu padre en mi memoria, que cada vez le recuerdo siento unas botas militares apretando mi corazón, a tu cara de momia entrando por fuerza en mis sueños pidiendo ayuda, pues perjudica la pureza de la oscuridad con un hilo de humo, a tus ojos pidiéndome socorro en una calle transitada y dos lágrimas. Perdón a la escritura porque se inclina hacia ti y contra mi. Perdón a mi si no participo bien en matarme.
Por último perdón a la escena; una mesa vacía con dos sillas, la sonrisa del camarero malicioso, las llamadas telefónicas ofensivas, Los SMS, la estrella en su caída, mi quemadura, tú, perdón a ti. Y yo con la costumbre de perdonar, las náuseas, la decadencia de las ideas, los vómitos repentinos, las risas histéricas, un poema a tu favor, un libro vacío como un baúl y los registros médicos de intoxicación de los hospitales públicos que me recibieron.
¿Te lo conté? Eres dolorosa como la escritura, incompleta en tu perfección y completa en tu imperfección. Todo está dentro de ti y no eres cualquier cosa, eres el hábito de lo que no se ve implícito y explícito, dolorosa como la escritura, aferrada como los grabados, fina como un símbolo, ni eres símbolo ni cortina, tan fuerte como grabado en la piedra y tan fina como grabado en el alma y ni ocultas ni desvelas.
Ausente en tu completa presencia y te alejas con mi cabeza y te acercas con mi alma, cuanto más lejos, más bella estés, cansina como un poema, más torpe que mi pluma en un borrador de poema y más sabio que un ahogado, ¡Cuánto quisiera yo no escribirte!
Y ahora, perderte es más duro que perder los cinco sentidos y perder la escritura, más deliciosa que un poema místico y la pérdida del consuelo de la escritura también.
Parte o no parte, solamente deja de temblar (Agitación/ vibración) sobre mi alma como una pluma.
MENSAJE EN UNA BOTELLA
Te quiero, en los aeropuertos amamos más y deseamos más. En los aeropuertos creemos más en nuestra intuición. En los ocasos hablo con el sol de los océanos y lloro y llora, me llevas a tu lejanía y te llevo a mí. Desde hace años se arrodilló mi corazón ante ti, pues, le mandé como una vela sin barco y tú arrastras un corazón que, a su vez, arrastra un corazón. En los ocasos se convierte mi corazón en un barco y tú andas sobre mi alma. Te quiero flor del sol, me inclino detrás de ti a la derecha y a la izquierda y otra vez hacia la locura te perseguirá mi sol para siempre. Excelente el sol que te hizo, Dios estaría orgulloso de ti y yo estaría el resto de mi vida adorando a Dios que te creó, de luz te creó muchacha ¿Cómo digo “te quiero”? Como un jazmín crezco y rodeo tu corazón que cada vez que ilumina desde el fin de la tierra, pues, me pongo atento, tu corazón me hizo estar remangado y juró que no me levantaría hasta que volvieras. Te quiero en el norte, en el sur, en la locura y en la eternidad.
Sobre la cara de mi corazón está grabado un dibujo faraónico con tu nombre hecho por tus pestañas desde antiguo con la luz y en el corazón de mi corazón está grabado: te quiero, te quiero y te llamo mi diosa, mi hija y mi alma que se aleja y vuelve ¿Desde cuándo mi alma avanza hacia ti? La palabra “te quiero” no te describe, tú eres mi llanto eterno que te entona, un pañuelo de nubes lo aprieto sobre tu luna, te quiero mi suspiro, te quiero en el mundo.
Mi sol se hundirá en tu océano, sálvame princesa, me hundiré en ti y en ti pongo mi tienda de campaña y desafío los soles de Dios. Soy tu hijo, te mamo, digo a todo el mundo que soy tu hijo, soy tu débil, tu discípulo y tu anhelo. Amenazo a todos: si no me la trajeran quemaría el mundo con el fuego que tengo en mi corazón. ¡Oh mi señora, eres el principio y el fin!
Yo soy tu niño y tu llanto, rezando a Dios para que me devuelva a ti, escuchará tus súplicas porque a él le gustan los mejores (Dios nos quiere mi amor), me va a devolver a ti sólo para besar tus pies y te derrites y mi corazón se queda limpio como el mar, soñando que estás lloviendo y lloverás, sólo beberé tu agua, tu agua querrá mis labios, me querrás más como yo a ti, el océano entenderá por qué canto para ti, porque te quiero como el mar, las flores y los llantos, también entenderán que estoy vivo y que tú eres mi suicidio, mi paso hacia la eternidad y mi paraíso final.
¿Cuántos años y quien duerme y llora en tus brazos es otro? Como los locos sabios le das mi cuerpo, tu cuerpo, mi cuerpo, me quejo al océano que nos separó y ruego a Dios “por favor, que sea el alma de mi rival vacío como mi cáliz y que sea razonable como las cosas”. Tú eres mi hecho y soy tu esclavo, soy el pequeño jardinero ¿Cuántos años vas a estar tan lejos rosa mía?
La salida del sol del Pacífico sobre el archipiélago de paraísos, es menor que tus ojos sobre la gota del corazón, mi amor. Y qué es el archipiélago de los paraísos sin el lunar de tu mejilla, eres el lugar de descenso de Adán, pedí a Dios que me perdonara ¿Cómo la hiciste Dios? Dos compartimentos sellados vacíos entre ellos un hombre vacío y mudo ocupan la escena cada vez que el hombre mudo toca el corazón de la cámara ¿Esta es nuestra parte de las iluminaciones de los mares, mi amor? Bueno, pueden decir que exagero en describirla, no es una diosa. Yo, el océano y las rosas de la isla, todos la queremos y estamos agitados cuando mencionamos su nombre, la quiero. Bueno, no he exagerado en describirla, escribo sobre ti porque me siento vivo cuando lo hago, vivo como si estuviera ahí y tú aquí, repito tu nombre para que pueda vivir. Cuando estamos lejos como ahora o cerca como antes, pues, mi alma baila como un diablo en el infierno o como un ángel sobre el hielo, cada vez que susurras al aire que nos separa que estás enamorada de Ali, y Ali, princesa mía es tu pájaro verde, no amarillo, la rosa de tu corazón, tu nido y tu cielo, abrázame para que no me pierda como un huérfano, abrázame muy fuerte para que sepa que sigo vivo. Ya no es un secreto, soy un amante que las ramas de las selvas y sus pájaros conocen la voz de mis poemas sobre ti, cuando canto tu nombre el cielo imita el color de tu mejilla y llora y susurran las ramas “llevad nuestro amante al cielo, llevadlo a ella”.
Cinco minutos largos, desiertos como la noche, como una palmera sola, cinco minutos con mi boca abierta esperando tu lluvia por la noche que me hace entender el llanto de los océanos y las lágrimas de la luna. Pregunté a la luna llena sobre ti y se desmigajó, pues le recogí con mis labios en un collar que estaba besando y le contaba secretos sobre ti, le soplé hasta que hice de el una botella de luz, y ahí dejé mi corazón y la tiré al Pacífico, con la esperanza de que llegue a tus manos luminosas en la otra parte del océano. Un mensaje en una botella quizás te llegue, abrázala y tócala con tus labios. La paz bajó al paraíso en la noche que salí de él, el agua se quedo tranquila y se posaron los pájaros y mi corazón voló como una vela en dos ojos. En las Maldivas una luna permanente y las visita otra luna que el mundo la recibe con bailes y se refugian ahí los pájaros de la noche. Tus ojos son mi nido, mi casa y en las Maldivas una luna sobre camas de nubes inimaginables, nubes, palmeras de coco y flores de moreras.
Dice la arena blanca a las olas “¡Bienvenidas! os espero hace tiempo” Dice la ola azul a la arena “¡Adiós, ola mía!”
DÉJAME PASAR
Una voz polvorienta por el polvo de una tumba:
En el paraíso hay fuegos artificiales y otras cosas maravillosas y nos tratan muy bien.
¿Quién es? ¿Mi padre? ¿Cómo estás y qué tal nuestros amigos muertos?
No te oigo bien, ¡Perdona, hasta luego!
Este es un truco que practico con él desde que estaba vivo, finjo que no oigo, y así deshago de mis obligaciones hacia Dios, la familia, etc.
Luego me río a carcajadas…
Quizás esto fuera el principio de mi inclinación hacia la escritura, y ser partidario de la lluvia, ante el cristal de la lluvia, y de la calle ante la casa,
Con el correr del tiempo me he acostumbrado a meterme en la calle dormida entre los labios de los grandes edificios como una sonrisa de un gigante, cruzo la calle hacia mi compañero, nos intercambiamos los poemas y los insultos, abrimos nuestras manos para derramar las maldiciones sobre la cabeza del mundo, el mundo este viejo verde que no para de peinarse para que aparezca tan verde, con una corbata roja que la fabricó de los cadáveres de las victimas de las antiguas guerras.
Esta vez, si mi amigo me pregunta por mis poemas nuevos, inclinaré mi cabeza abierta por arriba para derramarla sobre la mesa de la cafetería, y nos reiremos cuando venga el camarero para limpiar la mesa de cuerpos agudos y colorados, quizás le diga que tiré mis poemas sobre la almohada, pues, no es apropiado molestar al agradable camarero que normalmente se le olvidan las cuentas antiguas.
…
Perdona señor, déjame pasar, y acariciar el hombro de mundo viejo que me mira con lo que odio, con ojos de pena, tragando la saliva con dificultad sé que no va a poder repetirla cuando venga mi amigo pidiéndole que le deje pasar. Quizás se cayera sobre su espalda si observara una foto trasera suya, que hemos compartido mi amigo y yo, una foto trasera en un váter público con un agujero grande cruza su trasero, mi amigo se quedo con el váter y el trasero y yo me quedé con el agujero.
Sería amable que me dejaras pasar, señor.
(Con la sonrisa de un hipócrita que sobrevivió a todas sus peleas con los perros del barrio, hasta que pudo esconder agujeros enteros por debajo de su ropa).
Mi amigo que pasará pronto, me va a encontrar en la tumba de la familia vomitando los medicamentos amarillos y las pastillas del delirio, me río histéricamente cuando le veo acercándose a mí con dos vasos de té calientes y más pastillas, pues, escarbo un armario en una vieja tumba para sacar más delirios y humos, fumamos tranquilamente mientras nos intercambiamos los poemas y los insultos y derramamos las maldiciones sobre la cabeza del mundo, este viejo verde.
MIS CUENTOS
1
El pequeño jardinero con su lágrima grande cruzó la puerta fría de hierro del orfanato hacia su huerto, cada vez que pisotea una espina en su lugar se desangra un almez-ahí conoció su flor, se le quitó el rocío, podó la flor con sus pestañas y se tumbó en su sombra mágica.
2
El jinete sombra estaba confundido con los sueños, pues, vio su pañuelo palestino extendido sobre el agua del alma y su amada pasando sobre el pañuelo como un rey para llegar a él.
3
El extraño muchacho cuya brillantez no es vista, fue comprado por la princesa de un jinete, un año después, cuando las mujeres le vieron en la túnica del jinete de los paraísos, se cortaron sus manos y murieron de envidia.
4
La princesa, la flor, el pañuelo del alma tocaba la cabeza del muchacho y se difundieron estrellas coloradas y pájaros fosforitos bajo el techo del palacio de cristal, cada vez que intentaron ver, pues el ángel con cuatro alas se puso entre ellos y la flecha del fuego.
5
La barrendera de aire, de reojo, insinuaba la ausencia repentina al muchacho sonriente para que extendiera su mano al árbol prohibido y le arranca la mano de la tristeza.
6
El muchacho de arena, el protagonista de la leyenda de oro, el amado de los desiertos no es un cactus, y no aprendió el arte de hablar. Sin embargo, cada vez que susurra su luz vio el camino familiar de seda y no aprendió la rapidez de las norias ni la comida de los años verdes. El chico está solo de verdad desde el principio del cuento y se multiplica como las nubes. Su sol adora otro cactus desde el otro lado del desierto.
7
La cosecha que cada tarde acaricia la cabeza del hacha y se acuesta y se despierta en el desierto, el náufrago después de haber sido amigo del agua, la arena bebió, en su lugar, el agua del mar, puesto quien colgó la tierra sobre el agua le concluyó y le regaló un océano de violetas.
8
Está parado en la puerta como un girasol bailando alrededor del sol que no escucha su música y gira y gira.
9
M, la letra más feliz, estaba compuesta de jazmín y una inclinación hacia la maternidad hasta que se pusieron las letras más afortunadas a su parte izquierda para dibujar un milagro de la gran M, en cambio la A (de mi nombre Ali) mi compañera, mi llegada y mi partida, pues me necesitaba para que dibujara mi nombre en el cuaderno del vagabundo e hiciera una vela de barco para el viaje bendito.
10
El muchacho solitario derramado sobre si mismo como un mar, como una nube, se puso feliz con el barco de Noé y con las aves que vieron la tierra donde estaba él.
11
A sus husillos volvieron las mujeres de las leyendas, a su órbita volvieron mis planetas y a mi lecho volvió mi soledad saltando como un gato asustado por el fuego.
[ 2 Tornillo de hierro o madera que se usa para el movimiento de las prensas y otras máquinas. RAE.]
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