DAVID PIELFORT
1971 Sanlúcar de Barrameda (Cádiz)
"Es rotundo… la gran promesa blanca" (Antonio Orihuela)
"Es un torero repentista de la palabra que se vomita sola, un alma surrealista rediviva" (Luis Felipe Comendador)
"A mí me gusta" (Juan José Téllez)
"¿Me regalas el libro?" (José Luis Ortíz-Nuevo)
Bibliografía: "Maricón En Tierra" (2004) Ediciones 4 de agosto. "El gitanito eZquizofrénico". Con prólogo de Eduardo Mendicutti. (2005) Ed. Crecida. "Doscientos negros" en "Geografías del desorden" (2006) Universidad de Valencia. Antologías de Voces del Extremo (Fundación Juan Ramón Jiménez).
EL SONETO DEL CORRER DE UNA CINTA DE CASETE VIRGEN
a alto volumen
es como estar sentado en un Oldmobile
viendo la tormenta
sobre el paseo marítimo
Pasa el barco mercante
de la línea Pinillos
no tengo ninguna cinta de ABBA
no tengo ninguna cinta de ABBA
ningún reproductor de CDE
ningún reproductor de CDE
EN DIRECCIÓN AL MOSTRADOR
Ella, con los codos en la formica,
creyendo en la luna -como los bichos en la luz-
rota y rota con su mirada
el falso reflejo de forleidi.
Las sanguijuelas huecas de la formica
le han jugado una mala broma marmórea:
la ilusión de darle vueltas a las cosas
al mirar por la lupa del poso de anís seco.
Alzando el pecho
estruja a tres, incorporándose.
La puta golea a la alameda
y Hércules sacude su alpargata, salpicada
por el meao de un perro, un guardia jurado
I
El bocadillo y los tiroteos amarillentos del sheriff Pete Rice
de las novelas del oeste de dos pesetas entretenían al Pichajierro:
un auténtico y rabioso perro andaluz que hace de vigilante nocturno.
Pichajierro guardaba las cuatro esquinitas de un almacén de pinturas
y en una de ellas hacía su trabajo-más-llevadero donde la oficina
junto a la gran puerta metálica que daba a la calle allí en la humedad.
Atormentado por el olor de las meadas de un bar vecino de éxito
se le iba oxidando el cartón de su paciencia y la puerta del almacén
además periódicamente desaparecían pequeñas latas de blanco plata
ocre amarillo y rojo inglés rancataclán…clan clan clac y el mismo clac
de todas las noches arañaba las estrías de la gran puerta metálica
un vaso caía estrellado al suelo y las risas se abrían en cremalleras.
El Pichajierro retorciendo el flexo sobre sus lecturas maldecía
ahí estaban las cadencias de los chorros del mingitorio en su portón
tendría que ir por el cubo y la fregona: todo se colaba escalón adentro.
Austen Gridley era el cantante del bar de éxito que atraía a las hembras (…)
(…)
y con la eterna performance de salir en cuero mostrando su miembro
rampante pintado como si fuera un tigre (contradiciendo al amigo
de Machín que tenía un leopardo) maravillaba a las mujeres. A todas.
El telégrafo había llegado a Bonanza y el Pichajierro achicó el oloroso
se puso la estrella de pensar e ideó la gran venganza inodora:
con el cable del flexo electrificó la puerta cuando otra vez vino ese clac
chac el clac de todas las noches y el vaso roto y la risa y un tufo dulce
después el ruido.
No tardó en caer el indio de plástico y la policía llamaba aporreando.
El Pichajierro desde el coche patrulla olió a su hijo tendido en la acera
muerto y achicharrado con el tigre maquillado escaldado mirando al cielo.
Ahora sabía cómo su hijo se había dedicado a la canción y por qué
desaparecía toda aquella pintura.
II
El avión lleno de vómito aterriza por emergencia
hay un pasajero que lo empató todo
porque emergieron desde su estómago
noventa y siete bolas de cocaína.
Las esferas fueron muy bien desenvueltas
por la guardia civil que informó
sobre el verdadero contenido de los intestinos:
eran 97 cráneos del mismo poeta Lorca
con un peso de 1,8 kilogramos cada uno
y los médicos le extrajeron todas las calaveras
los molondros del Lorca del cuerpo.
El caníbal ha cometido delito contra la salud pública
y desde inicios del año han sido interceptadas 19 personas
que transportaban a Lorca dentro de su organismo.
III
El rey de Algeciras se fue y busqué por las calles al Janda
un gitano ciego de faja y sombrero negro que tocaba la guitarra
y cuyos ojos rojos eran el vestíbulo de un teatro.
El Janda había amanecido un día muerto tirado en la feria
y leyendo las placas de mármol viejas de las casas solariegas
pensé que el violinista Regino M.(?) Basso lo había apuñalado.
IV
La conocí cuando tenía unos catorce años y mascaba cristales
¿te acuerdas del número de las cebollas?
se puso hinchada por la reacción… tienen algo venenoso en la piel
recuerdo cuando se hizo ella sola el traje de hombre.
La andrógina en camisa de tirantas cavaba la gaia y sus jaramagos (…)
(…)
con un azadón del veintidós entraba y salía de plano
todo resultaba demasiado primitivo
en las galerías de arte nadie te da las buenas tardes.
V
Esta tarde la decadencia ilumina
con el sobaco la casapuerta
y el corredor que lleva hasta los platos
donde rebota el telecinco.
Cinco yonquis en la mesa camilla
dicen que a su padre le llaman el Polla
que a su padre le llaman el Polla
y gritan rechazando todas las cartas
así por la polla.
El Polla siempre está tomando cervecitas
con la espalda fría en el bar de enfrente
y esta vez decide hacerle compañía a los gatos
debajo de los coches buscando el calor
de los escapes sobre un cartón se masturba
rodeado de puntitos brillantes acariciando
el óxido arenoso del vientre metálico.
La mujer de el Polla espera todos los días
con una bata en la mano a su marido
allí puesta en la casapuerta. Es muy tarde.
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