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sábado, 12 de marzo de 2011

3500.- ORLANDO VAN BREDAM


Orlando Van Bredam. Poeta y narrador argentino. Nació en Villa Marcial ( Entre Ríos), en 1952 y desde 1975, reside en El Colorado, Formosa. Profesor de Literatura en la Universidad Nacional de Formosa. Además de los libros mencionados más arriba, publicó " "Los cielos diferentes" (poesía, Premio Fray Mocho, 1982), Fabulaciones (cuentos, 1981), Colgado de los tobillos (novela, 2001), entre otros. Ganó el Premio Emecé, con la novela "Teoría del desamparo", en 2007.





TERRAE

No nos pidas la fórmula que pueda
abrirte mundos. Sí alguna contrahecha
sílaba, seca rama.
Eugenio Montale

Tengo un puñado de tierra entre mis manos.
Un mínimo terrón del universo.
Cálido humus o greda tempestuosa,
lugar donde vivieron los días y la lluvia,
depósito del sueño que inventó la semilla,
combate de raíces y huesos del amante. Tal vez
en esta tierra
hay pieles que tuvieron
el beso y la estridencia de una pasión sonora,
la cicatriz y el grito de un heroísmo vano,
la devoción del ojo.

Esta tierra es la tierra que ignora las banderas,
que no cree en los ritos, que no acata doctrinas.
Pero es tan cierta y sólida.
Tan larga en su ansiedad recorrida de pájaros.
Tan leve cuando cubre el horror de los hombres.

Contengo entre mis manos
un poco de mí mismo,
la boca que me hicieron y el corazón que parte.
Soy un detalle oscuro que el barro trajo al mundo,
un ademán que escribe,
la luz que no descansa,
la memoria que roe las naves del pasado. La casa
donde fui lo que nunca he podido
volver a ser ahora. El deseo
y la siesta, el gemido y la noche,
la inocencia perdida entre agitadas ropas.
Esta tierra es todo eso
y también las preguntas que no hallarán respuestas.








ESCRITO EN EL AGUA

Todos los poemas se escriben en el agua.
A todos los poemas se los lleva el agua,
los disuelve el agua.

El poeta lo sabe y sabe que es inútil
atrapar con palabras este sol tan índigo,
la tarde en tres pájaros,
seis caparazones de cigarras muertas
y la esqueletura gris y taciturna
de un digno lapacho.

Sin embargo insiste. Insiste. Insiste.
En esa insistencia transcurre el poema
y dice lo que calla, calla lo que siente,
siente lo que dice
y se lo lleva el agua.







No sé leer...


Secta literaria

Nos reunimos secretamente los jueves por la noche. Encendemos cuatro velas negras, descorchamos el vino del ritual y como en una letanía leemos nuestros versos. La ceremonia alcanza su mejor momento cuando todos a la vez hundimos el cuchillo en el mismo poema ajeno. Aplastamos cada una de sus palabras con ferocidad, como si se tratara de infames termitas capaces de devorar nuestra gloria de aldea.
A veces, no siempre, también sacrificamos a algún poeta. Con su sangre regamos nuestro altar. Hacia el amanecer, limpiamos la zona sagrada. No dejamos un solo rastro. Pero no es fácil: el poeta se empecina en sonreímos, tres días más tarde, desde las páginas del Suplemento Literario.

(De: "Las armas que carga el diablo",
Ediciones Río de los Pájaros,Concordia, 1996)





Deuda

-Me debes la costilla -le dijo Adán a Eva.
Entonces Eva cocinó, lavó, planchó, crió, educó a los hijos. Fue maestra, esclava, secretaria y prostituta.
Todavía hay millones de Evas saldando la deuda.

(De: "La vida te cambia los planes",
Ed.Rio de los Pájaros, Concordia, 1994)




10

-Es distraído- dijo la maestra-
no aprenderá a leer, se lo aseguro.

El tiempo confirmó el vaticinio.
Soy distraído, me distrae
el mínimo
movimiento de luz entre las plantas,
las caricias y los besos públicos,
las raíces que veo y las que escucho
crecer pacientemente, los sabores
de una palabra que da vueltas en la boca.

No sé leer, yo leo
lo que no dicen los discursos,
lo que ocultan
en su asombroso hormiguero de adjetivos,
en su andamiaje falso,
en su torrente sin agua, en su veneno.


No sé leer de otra manera el mundo.

(De "Clausurado por nostalgia", Ed. de autor,
El Colorado, 2007)






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