Odón Betanzos Palacios (Rociana del Condado, Huelva, España, 16 de septiembre de 1925 — Nueva York, 24 de septiembre de 2007) fue poeta, novelista y crítico literario de dimensión universal.
Superó grandes penas (incluyendo el fusilamiento de su padre acusado de ser socialista) y logró imponerse gracias a sus tremendos esfuerzos y su talento nato. Estudió la carrera de Náutica y navegó, a partir de la década de los 40, por todos mares. En 1956 se estableció en Nueva York y fundó -con el ex ministro de la Segunda República Española Eloy Vaquero Cantillo- la revista y la editorial Mensaje, que dirigió hasta su fallecimiento.
Se licenció en Letras (M.A.) en Fordham University, y en Filosofía (M. Ph.) en The City University de Nueva York, donde también se doctoró, siendo catedrático de la misma. Fue presidente del Círculo de Escritores y Poetas Iberoamericanos (CEPI), fundador y académico de número en la Academia Norteamericana de la Lengua Española, ocupando su dirección desde 1978 hasta su muerte, así como correspondiente de las de Guatemala, Filipinas, Chile, Argentina y Colombia. Fue miembro de la Hispanic Society Presidió la Fundación Cultural Hispánica de Estados Unidos.
Son innumerables los galardones y premios obtenidos destacando los de la Encomienda de Isabel la Católica, Premio Libertad de New York, Medalla de Andalucía, Premio Vasconcelos y la Encomienda de Orden del Mérito Civil. Es Hijo Predilecto de su pueblo natal donde tiene Casa de Cultura con su nombre y busto en plaza del municipio, aparte de existir una Fundación sobre el intelectual con sede en la localidad.
En él la escritura era una obsesión:
Escribir es como estar picado de tarántula; quien está herido no tiene solución; no hay más salida que entregarse por entero a la escritura (...) Nadie se parece a nadie. Al escritor se le conoce por la palabra, que en él tiene que ser esencia.
Bibliografía del autor
Lírica
Santidad y guerrería (1969)
Hombre de luz (1972)
La mano universal (1985)
Poemas el hombre y las desolaciones (1988)
De ese Dios de las totalidades (1991)
Antología poética (1995)
Sonetos de la muerte (2000)
Narrativa
Diosdado de lo Alto (novela sobre la Guerra Civil Española, en dos partes, 1980 y 1990)
Adiós al tiempo y adiós la amanecida
No tengo otro pensar que recordarte,
hijo del alma que te fuiste entero,
ni otro camino que morir sin verte,
adiós al tiempo, adiós la amanecida.
Por aire mismo sin luz de otra parte
traspasaste el camino tan ligero.
Adiós con mi pena tan de quererte
hijo de mi ala sangre y de mi vida.
Por los densos caminos de misterio
tu voz sin voz se atormentó en la nada
de la misma forma que me ahogo solo.
Ya ves, hijo, tu solo cementerio
como sola se quiebra mi alma atada
a tu cuerpo de muerto, hijo Manolo.
No tengo otro pensar que recordarte,
hijo del alma que te fuiste entero,
ni otro camino que morir sin verte,
adiós al tiempo, adiós la amanecida.
Por aire mismo sin luz de otra parte
traspasaste el camino tan ligero.
Adiós con mi pena tan de quererte
hijo de mi ala sangre y de mi vida.
Por los densos caminos de misterio
tu voz sin voz se atormentó en la nada
de la misma forma que me ahogo solo.
Ya ves, hijo, tu solo cementerio
como sola se quiebra mi alma atada
a tu cuerpo de muerto, hijo Manolo.
Corazón de grandes palpitares
El mundo entero se me viene encima
cuando camino y pienso en mis dolores.
Voy muriéndome atado en mis errores
e hiriéndome en las púas de la sima.
Se verá esta obsesión que me lastima
como desdoble trágico de amores.
No es así. Mi vida se halla en peores
duelos. Mirarme en mí y me da grima.
Corazón de los grandes palpitares
abre las puertas al alma que se ahoga;
abre, por luz de Dios y asilo pido.
La pena, en olas altas, como en mares
va alzando poco a poco aquella soga
que yo mismo, al vivir, subí conmigo.
De penares el alma se me azula
De penares el alma se me azula,
se me olvidan los nombres de las horas,
descubro que oscurecen las auroras
y hasta mi voz se rompe y se me anula.
Camino sin sentir, mi ansia articula
un rezo oculto; me quedo en los ahoras
de esas filtradas lanzas rompedoras
que así me llaga, quema y crepuscula.
Por los cercos del orbe me desdigo;
perdiendo siento el hilo de mi vida
y ya me canso de mí mismo y me ahogo.
Todo es así y mi propio sino sigo
por si fuera verdad la misma vida.
Sueño que soy yo. Hasta por la voz me digo.
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