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miércoles, 19 de enero de 2011

3036.- ZAHRA HASNAUI


Escritora saharaui. Nació en El Aaiún, REPUBLICA ARABE SAHARAUI DEMOCRATICA, (Sáhara Occidental). Tras la invasión siguió estudiando español en el Sahara
ocupado, en un instituto español a mil kilómetros de su ciudad natal.En Madrid estudió en la Facultad de Filología de la
Universidad Complutense y regresó a los campamentos de refugiados saharauis, donde trabajó en la Radio Nacional
Saharaui en el departamento de programaciones en lengua española.Ha participado en las antologías de poesía
saharaui contemporánea “Aaiun, gritando lo que se siente” (Universidad Autónoma de Madrid, 2006) y
“Um Draiga” (Diputación de Zaragoza, 2007). Artículos y entrevistas
2006-2009. Generación de la amistad
2009 Publicación del libro "Don Quijote, el azri de la badia saharaui". Literatura saharaui contemporánea 01/09/2005
Carta abierta a Dominique De Villepin, Primer Ministro de Francia






Voces

A todas las voces saharauis secuestradas,
en tumbas y en cárceles;
esas voces que, sin embargo,
no sólo paredes revientan.


Quizá pienses que tu voz no me llega,
que el malvado siroco la rapta
antes de llenar mis sentidos.
Quizá sueñes que el eco es mudo
el espejo ciego y los versos
se acobardan.
Se agolpan tus clones,
y alborotados pugnan
por salir en blanco y
negro de mi garganta.
A veces escupo,
casi siempre embucho,
ira, sangre,
paz, tierra.
Quisiera encadenar
tus manos a las mías,
el techo oscuro
abrir a las estrellas.
Quisiera, los ojos,
limpiar de rabia.
Treinta voces,
Treinta veces,
repiten la historia,
porque nadie pudo,
nada puede domar
las voces que rozan el alma.










Saguia

Dicen que la
noche se adueña
de tus tonos añiles,
violeta y cobalto.
Que se secaron
en tu regazo
los besos de sal.
Dicen que
la sonata
de viento,
se torna en
sinfonía de
notas caóticas
orquestadas
por el espanto.
Ignora los dardos
de la serpiente.
Volveré,
envuelta en mantos
de estrellas rojas,
a sanar las
aguas amargas.
A morir y renacer juntos
en la matriz del Atlántico.











Una flor

A los que lo entregasteis todo para
defender nuestra existencia.

Tras años
de asfalto,
cabalgaba
las arenas
rescatando
estrofas infantiles
y muñecas de marfil.

Una flor,
sobre una
tumba anónima,
derramaba sombra
en la yerma claridad.
Condecoraba
la tierra
al soldado civil.
La sencilla ofrenda
enmudeció
mis pensamientos,
la pompa y el clamor.
Y me inundó la lluvia.
Y no supe qué hacer.
Decidí sentir.











Diez y uno

A las madres saharauis,
desaparecidas durante años en mazmorras marroquíes,
a las infancias robadas.

Diez años y un día
en este dilatado desvelo
mirando sin ver.
Diez años y un día
afanándose la Ignorancia
en velar la Razón.
Decidle,
que no reproduce
el ojo su imagen.
Que mis dedos
en el aire acarician
su voz, su andar
torpe y gestos.
Que trazan su nombre
de derecha a izquierda
y de izquierda a derecha
lo vuelven a trazar.
Decidle,
que, temblorosos,
no olvidan la abultada
mudanza del tiempo.

Decidle,
que aunque
raptara el lienzo
yo ya bebí su sonrisa
y me embebí por siglos.












Estaciones

A las dos Generaciones de la Amistad,
la del 27 y la Saharaui


Invierno de cuna
soportan
en tierras peregrinas.
Se canta en compañía,
a solas, susurran nanas.
En los canales rebosantes
de quimeras cornudas
vierten las amargas ganas.
Y día tras día,
se colorea el lienzo gris del olvido
a golpes cegados por la esperanza.
Guillén,
Salinas,
Cernuda
soñaban,
soñamos,
verano de cuna.
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Ojos

Miró
al sultán
la sultana
aunque sólo
la mitad veía.

Y llevada por
medias lunas habló
de esperanzas partidas,
remendadas,
de muñecas rotas,
acicaladas,
de perros ladradores
sin eco, sin nada.

Miró
el sultán
a la sultana.
Tras la negrura
vio asomarse
la luz de las llamas.
Y comprendió.
Comprendió
por qué se escarchan
las cosechas
en tierras prestadas.

Jeyik, ya Sultana Jeya, jeyik.

Dedicado a Sultana Jaya










Estaciones del alma

Invierno doliente,
en la distancia.
invierno,
otoño y
primavera.
Solidarias
aladas
portan
tu misiva
invisible.
Aromas de madera
en mis sentidos
heridos,
vientos
a todo galope
en la bruma
de mis primaveras,
aguas de colores
en el estío
de mis recuerdos.
Releo
tu mensaje
recostada
en el laberinto
de los sueños.
Y mientras,
invierno,
otoño y
primavera
pasan,
consciente me pierdo
y me hallo inconsciente.











Miradas

(Dedicado a Fatimetu. Esta amiga tuvo que anunciar a su madre, al amanecer, la caída de su cuarto hermano en batalla. La aparentemente chocante respuesta de su madre: prepara el desayuno y manda a los niños al colegio, la comprendí cuando añadió, no permitiremos que hayan caído en vano)

El alba gris, teñida de rojo, presagia lo peor.
Me miras inquisitiva, comprendiendo, aceptando.
Desgarrado el corazón, la expresión serena.
Tu huérfana lágrima contrasta con mi torrente
De dolor, tu calma con mi tempestuoso despertar.
Mis ojos claman: grita, llora, arranca este inmisericorde
Dardo lanzado por la ignorante ambición.
Los tuyos me abrazan, consolando, reconfortando.
Cual artesano temeroso de frágil obra, hueles, doblas, atesoras,
Con obstinada parsimonia, sus exiguas pertenencias en tu baúl.
Levántate, susurras, ya ha salido el sol.








Faros en el desierto

Con desesperada paciencia
alumbras caminos de esperanza.
Ven conmigo,
susurras,
y yo te sigo,
sigo tu luz por cielos añiles.

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Secuestro estéril

No pudo morder la mentira,
la geografía inmensa
de tus alas blancas.








Sahrauia

A la mujer saharaui.

Tuve sed, y tus dedos
escanciaron el rocío.
Tuve hambre,
de pan, de paz,
y tus cantos me colmaron.
Con la capa de estrellas,
arropaste la noche gélida,
acercaste la luna y la brisa marina.

Espíritu,
alegría, esperanza,
cómo compensarte, dime,
cómo superar la magia.










El muro

A WALT WHITMAN
They devour the stars only in apparition.


Solía
mirar
la niña
al este
las estrellas.
Esa noche
la nube ocre
cubrió sus astros.
No te aflijas,
niña, no llores.
Sopla fuerte,
y verás su
amenaza
llevada
por el viento,
verás sus
preciosas
filigranas
deshacerse
en el horizonte.
Pero aunque
tras la nube
no hubiera ares,
ni martes hubiese,
recuerda que hay más, siempre habrá más.












Utopía?

A la Casa Latinoamericana en Kilburn,
Londres

De Chile
Max Estrella,
el gallego parisino,
De Colombia
las palabras asombradas,
De Perú
la música de Calle,
De Guatemala
las soluciones esperadas,
De África,
los cubanos llegaron.
Se juntaron
son, salsa,
jaima, jarana.
Sin banderas,
quedó la isla de Kilburn.
Solté amarras,
quemé las barcas
quemé los remos.









Efecto poeta

Revolotea la aliblanca,
la gartufa se engalana
por seguidillas se arranca,
zambra, zahora, jarana!
Amgala, Castilla, Zemmur,
Zuk, Miyek, Andalucía
relucen, irradian glamour,
jolgorio, algarabía!
La luna viste de lirio
monte, mariposa, río
participan del delirio,
risas, bailes, jaleo, lío!
Y dicen que las palabras
hojuelas son en el viento,
ahorita, comprenderás
por qué, con brío, disiento.

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