• Profesor de Literatura egresado del Instituto de Profesores Artigas (Montevideo). 1969
• Curso de Postgrado en Lengua y Literatura Españolas en el Instituto de Cooperación Iberoamericana (España) 1970
BECAS
• Instituto de Cooperación Iberoamericana, España – 1969 – 1977
• Center for Inter. American Relations, Estados Unidos de América. – 1977
• International Writing Program (Seminario Internacional de escritores, Universidad de Iowa. (Estados Unidos) - 1981
CARGOS DESEMPEÑADOS
• Profesor de Literatura en Educación Secundaria (Pública y Privada). – 1962 – 1977; 1977 – 1985 (Es destituido de todos sus cargos); 1985 – 1997 (Es reintegrado a todos sus cargos)
• Director de Liceo en Educación Secundaria. – 1985 - 1986
• Inspector Nacional de Literatura en Educación Secundaria. 1987 – 1997
• Director del Departamento de Letras del Ministerio de Educación y Cultura.
1997 – 2007
• Asesor Literario de la Biblioteca Nacional de Uruguay. 2006 - 2007
DISTINCIONES ACADÉMICAS
• Miembro de número de la Academia Nacional de Letras del Uruguay – 1996
• Miembro correspondiente de la Real Academia Española. – 2001
• Presidente de la Academia Nacional de Letras de Uruguay – 2003
• Miembro correspondiente de la Real Academia de la Lengua Gallega. - 2005
PREMIOS ACADÉMICOS
• Premio de la Cátedra Ramiro de Maeztu en el Instituto de Cultura Hispanoamericana de Madrid, 1970.
.Premio “Federico García Lora” de la Embajada de España en Uruguay, 1987
.Premio de la Revista Plural de México. Teatro 1990.
• Premio Academia Nacional de Letras del Uruguay, Ensayo, 1991.
• Premio de la Revista Plural de México, Poesía, 1993.
• Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura, Poesía, Edición 1996. (por Alfa y Omega)
• Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura, Poesía, Edición 1998. (por “El hilo de la lumbre”)
• Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura, Poesía, Edición 2000. (por “Para hacer una pradera”)
• Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura, Poesía, Edición 2004 (por “El Oficiante”)
• Premio Nacional de Literatura del Ministerio de Educación y Cultura, Poesía, Edición 2005 (por “El guerrero”)
• Premio Morosoli de la Fundación Lolita Rubial en categoría Poesía en mérito a la trayectoria. (Ed. 2007)
• Finalista en Premio Bartolomé Hidalgo (por “El Bosque de las cosas”) 2007
• Premio Nacional de Poesía 2008 por “El bosque de las cosas”
• Homenaje a los 40 años de trayectoria poética con la edición del libro “La Poética” de Jorge Arbeleche ( 1968 – 2008) . Compilación de estudios críticos sobre el autor a cargo de Heber Benítez y Adriana Mastalli. Co-Edición de Hermes Criollo y Botella al mar, con los auspicios de la Biblioteca Nacional y Academia Nacional de Letras.
• 2007 – Premio Morosoli (A la Trayectoria)
• 2008 – Homenaje en La Biblioteca Nacional. Presentación de “La poética de Jorge Arbeleche” recopilación de artículos artísticos y entrevistas.
Por: H. Benítez y Adriana Mastalli.
• 2009 – Juana escándalo en la Luz. Homenaje a Juana de Ibarbourou en CCE.
• 2009 – 40 Poesie (Antropología bilingüe italiano-español, en homenaje a los 40 años de trayectoria) Por: Alessio Brandolini y Martha Canfield.
• 2010 – “La Sagrada Familia”
• 2010 – Premio Bartolomé Hidalgo (Premio de la crítica) por el libro “La Sagrada Familia”
• 2010 - Invitado al festival Internacional de Poesía en Teherán, Isfahan y Shivaz. (Irán)
POESÍA
Sangre de la Luz. Montevideo, Banda Oriental, 1968.
Los instantes. Madrid, Ed. Cultura Hispánica, 1970.
Las vísperas. Montevideo, Banda Oriental, 1974.
Los ángeles oscuros. Montevideo, Ed. De la Balanza, 1976
Alta Noche. Montevideo, Acali, 1979
La casa de la piedra negra. Montevideo, Arca, 1983 (1era. Edición)
Poemas. Montevideo, Ed. De Casabierta, 1987.
Antología. Montevideo, Destabanda, 1987.
La casa de la piedra negra. Montevideo, Signos, 1989 (2da. Edición)
El aire sosegado. Montevideo, Signos, 1989.
Ejercicio de amar. Montevideo, Signos, 1991.
Ágape. Montevideo, Banda Oriental, 1993.
Acto de fe. Toluca, México, La Tinta de Alcatraz, 1996.
Alfa y Omega. Montevideo, Banda Oriental, 1996.
El hilo de la lumbre. Montevideo, Ediciones de la Plaza, 1998.
Para hacer una pradera, Montevideo, Ediciones de la Plaza, 2000
El velo de los dioses, Buenos Aires, Ediciones de Tierra Firme, 2001 (Antología poética).
El Oficiante. Buenos Aires. Ediciones de Tierra Firme, 2002
El Guerrero, Montevideo, Ediciones Arte-Fato, 2005
El Bosque de las cosas, Montevideo, Ediciones Linardi y Risso, 2006
La Sagrada Familia, Montevideo, Ediciones Estuario. 2010
ENSAYO, CRÍTICA, ANTOLOGÍA.
Los mejores poemas de Juana de Ibarbourou, (prólogo de Ángel Rama), Montevideo,
Arca, 1968.
Aproximación a Gabriel García Márquez (AA.VV.) Montevideo, Fundación de
Cultura Universitaria, 1971.
Juana de Ibarbourou. Antología (prólogo y selección) Buenos Aires, Losada, 1972.
Los caminos de Antonio Machado. Montevideo, Fundación de Cultura
Universitaria,1973
Homenaje a Antonio Machado. Montevideo, Fundación de Cultura Universitaria , 1975.
Homenaje a Federico García Lorca (coordinación, selección, ordenación) Montevideo,
Fundación de Cultura Universitaria, 1976.
Los más jóvenes poetas. (selección y prólogo con Laura Oreggioni), Montevideo,
Arca, 1976
Juana de Ibarbourou (Colección Figuras), Montevideo, ARCA, 1978.
Juana de Ibarbourou, Montevideo, ed. Técnica, 1978.
El amor y la muerte en la poesía española. Montevideo, Acali, 1978.
Federico García Lorca, una poesía hacia la libertad. Montevideo, Acali, 1979.
Antonio Machado, poeta del misterio. Montevideo, Acali, 1979.
Homenaje a Vicente Aleixandre (AA.VV.)Madrid, Cuadernos Hispanoamericanos,1979.
Jorge Luís Borges, el ultimo Laberinto (AA.VV) Montevideo, Linardi y Risso, 1987
Poesía y Poetas. Montevideo, Destabanda, 1989
Una lectura de 100 años de soledad. Montevideo, Destabanda, 1989.
Armonía Sommers, papeles críticos. (AA.VV.) Montevideo, Linardi y Risso, 1990
Sara de Ibáñez, antología crítica (con Graciela Mántaras) Montevideo, Signos, 199
50 años de poesía uruguaya (Selección y prólogo en colaboración con Saúl Ibargoyen)
Xalapa, México, Revista “La palabra y el Hombre” Universidad veracruzana, 1991.
Matilde Bianchi, antología. Montevideo, Signos, 1992.
Juana de Ibarbourou. Obras (Acervo del Estado, Prólogo y dirección de la Edición)
Montevideo, M.E.C., Instituto del Libro, 1992.
Panorama de la Literatura uruguaya (1915-1945) (Con Graciela Mántaras)
Montevideo, Academia Nacional de Letras, 1995.
Muestra de Poesía (Paraguay Uruguay) Asunción-Montevideo, Arandurá y Ediciones de
La Banda Oriental, 1995.
Responsabilidad de la poesía. Montevideo, Rosgal, 1997.
El velo de los dioses. Montevideo, Academia Nacional de Letras, 1997 (Ensayo).
Antología de Federico García Lorca. Selección y Prólogo. Consejo de Educación
Primaria. 1998.
Artículos en revistas y publicaciones de Argentina, Perú, Paraguay, México, Cuba,
Colombia, Uruguay, España, Francia, Italia y USA.
[Con mi agradecimiento a Vivián Barlac, por
enviarme los textos de Jorge Arbeleche]
BUFANDA
Es una bufanda
no abriga
se enrosca
se incrusta en la garganta
es soga nudo gota amarga
colgada
ahí
donde termina el paladar y se ahoga el cuello
cuando el aliento
cae
hacia
tráquea faringe esófago diafragma
cae
el aliento
rueda
hacia abajo
donde no se ve nada
nada se palpa y se aloja
en la masa sin forma de las vísceras
aprieta
cuando de noche
no te atreves a trancar la cerradura
y cuelgas libre la llave del llavero
porque te envuelve el miedo
de que el portero no te oiga
y que te asalten infarto
muerte súbita y no llegue
la emergencia o que te encuentren
la mano agarrotada en el teléfono
y pasados tres días vengan
a derribar la puerta cuando
el olor a podrido invada
el piso y las paredes porque
todas tus palabras se volvieron arena
y piedra tus oídos que no alcanzaron
a escuchar el gallo que sólo para tí
elevaba la cresta más sonora
no podrá la caricia ni el beso ni
la lágrima
detener el estrépito del día
al derrumbarse sobre tus ojos secos
porque una a una las puertas se cerraron
y todas las ventanas quedaron en clausura
(aunque entreabiertas)
Tal vez
despertará el eco de la fiesta en las pasturas.
TRAZOS
Mirar el horizonte cuando
la tarde se arrodilla camino
a la oración, arropar
el ojo en el oro de ese cuenco
donde nace
el bálsamo morado de los higos
porque el día
a veces
muere
en una raya roja
a veces
en una raya blanca y
a veces
no se ve
entonces trazarla
desde el enjambre en ascuas
donde germina
exacta
la semilla del aire.
Canción sin gato
Poeta sin gato
no me da fianza. Puede ser trovero,
rey de juglaría. pero la Palabra,
yo no me lo creo la vaya a encontrar.
Nunca oí un maullido. Jamás
me han mirado los ojos de oro
de algún ronroneo. Mirar
ese ojo, mirar su mirada,
es abrir las llaves de tres
laberintos: el que va al sonido,
el que va a la luz
y el que va hacia el ojo
del mejor mirar.
Otro gato tuve, sin zarpa
aguzada ni el bigote tieso.
Gentil caballero, sombrero plumado
anchas botas tuvo para su camino.
¿Dónde tú me llevas,
Caballero Gato?
- Soy Gato con Botas
y donde tú quieras
te puedo llevar, -
Quiero ir a la Gloria
y a la Eternidad,
sácame del Tiempo
bórrame el Espacio. –
- Cálzate las botas
que adonde tú quieras
te conducirán. –
Calcéme las botas.
En un tiempo solo
perdí Norte y Sur.
Pasó la mañana. La tarde
pasó. Paséme la noche,
espera del alba bien
me despertar. Y de nuevo
es tarde para mal llegar.
Era toda helada Doña Eternidad
a la Gloria vide muy pintarrajeada
su manto arrastraba de las pedrerías
plástico la perla, opaco el diamante
pálida esmeralda, vidrio el rubí.
- Señor Caballero, Don Gato con Botas,
aquí le devuelvo su augusto calzado
pues he de tornar a la mi pantufla
de fieltro abrigada, dentro de mi casa
poder caminar, cuando afuera salga
mis viejos zapatos volveré a calzar. –
- Amigo Poeta,
¿viste a las palabras?
- Por entre las brumas
vide a Don Quijote
pasear muy ufano.
De su brazo iba
Doña Dulcinea
toda sonreída
de dulce preñez.
- Girar sin su eje
vide a las Palabras.
soplara de pronto
furioso el Monzón
- Rey de los Asirios
ya rugiera el Bóreas
- Príncipe de dioses –
su silbo silbara
diáfano el mistral
áspero el pampero
allá por el Sur
palabra a palabra
yugo y pajonal
todo entreveraba
y en el remolino
todo confundía,
junto a toda letra
sonido y sonido,
que era Cifra y Clave
que ya me olvidé.
Una tras la otra
las voy a escribir
para ver si encuentro
entre un verso y otro
la inscripción aquella
y el sonido aquel
que entre sombra y nube
en un solo instante
las hallé y perdí.
¡Ay! Señor Gato!
me escribí la estrofa,
el verso, el poema,
no encontré guitarra
ni eco de violín.
¿Dónde puedo hallar
la Tinta y la Pluma
que la cifra escriban
que se me escapó?
- Busca entre Las Cosas,
ha de estar allí –
- Busca que te busca
he de buscar yo –
- Esa es la tarea
esa es la labor:
entre Tú y Las Cosas
buscar y buscar –
…………………………………………………………………..
No encontré la Pluma
ni la tinta hallé.
Por entre Las Cosas
y por los rincones
del espacio y Tiempo
me la buscaré.
Busca que te busca
buscar y buscar
y aunque no la encuentre
volveré a buscar.
CANTO
No nombraré aquí a la desdichada
la que no atiende teléfono ni timbre
la que nunca escucha, la vieja
la sorda la ciega la pelada
la que tiene la cara de palo
(así la viera Circe Maia un día)
la desdentada la sin labio
ni paladar ni lengua ni garganta
la muda
“la indefinible
la que no es presencia ni paisaje
muralla del misterio” dijo Juana Fernández
de Ibarbourou en letras de PERDIDA
(y pocos o muy pocos la leyeron)
la imposible
la que no es o es
la mariposa negra que a Marosa di Giorgio
la mirara o tal vez era Dios el que veía
porque era difícil y era fácil el ojo de Marosa
miraba las cosas desde atrás y de costado
desde arriba y desde abajo las miraba
como nosotros miramos las noches y los días
como si fueran un agujero como un agujero
que hace en la ropa la polilla
como el agujero que hace en la ropa la polilla
y cada vez se agranda un poco más y a veces
también se mete el dedo sin saber ni cómo ni porqué
pero metemos y el agujero se agranda cada vez
nunca se zurce ni se tapa ni se cubre
porque huérfanos somos todos un momento
a veces huérfanos del aire o del suelo que pisamos
perdimos también la música del fuego y el agua perderemos
no quiero no por eso aquí nombrarla
- cantar quisiera pero el canto escapa –
dejar en testamento un verbo a conjugar
que no llevara de modo irremediable
al “arrabal de senectud” porque allí vamos
con rumbo y paso cierto y yo quiero cantar
- desafinado – pero canto cantar
lo que se palpa lo que vibra palpita
llora y goza todo aquello que suda
se estremece gime se encrespa y enardece
y se encalma en la alta plenitud del círculo y la esfera
cuando el paso del macho va a la hembra
y ambos resuman olor entreverado cintura para abajo
y ombligo arriba se tumban se topan se derriban
en embeleso y beso entreverados donde se anudan
bálsamo con llaga el bosque penumbral
y el sol que quema el equilibrio en zozobra
del manantial con el diluvio y la cachimba
porque la fiesta dura lo que dura
y no nos cabe preguntar si el mar se acaba
ni tampoco indagar por la palabra
escondida entre los puntos suspensivos…
ya cada uno a su hora ardió
en el exacto vendaval de su cintura
el agujero aquel entonces el que no se cierra,
con voz grave y oscura va entonando
un himno de coraje a contraviento
contra la máscara contra la desgracia
contra la derrota y contra el fracaso
tropezado sin pausa día tras día
y noche a noche contra los soberbios
y contra los malos y contra la seda
deshilachada de la fama contra el toldo
agujereado de la gloria contra todo el
silencio
el agujero
canta
nombra
inscribe
el ombligo inaugural de cada hora.
CONTRACANTO
Adelante
Señora de la Ausencia
y dueña del Vacío,
la Oscura
la que no se nombra
la Descalabrada,
no te quedes allí
en el umbral
de toda la Aventura.
Estás en el vestíbulo
del arduo jardín que se avizora
de pie
en la antesala
del último edén con que se sueña.
Tan triste siempre
como un mar sin agua
como aguja de Sombra
o flecha de silencio
clavada en la vena de luz de las palabras,
allí, en la bruma entreverada, atisbando
detrás de la muralla de los hielos.
Eterna enemiga del amanecer.
Recoge
tu huella de la arena
dale forma de pie y sóplale
el aire del camino y de la marcha.
Atraviesa
los círculos del fuego
asómate
de lleno a los calderos
donde se cuecen las células del oro
y el jugo del durazno empapa
la entrepierna sangrante del verano.
Escucha.
Es el ruido del mar.
Es su mirada.
Porque el ojo del mar
no tiene
párpado pupila ni pestaña.
La mirada del mar nunca termina.
Tú y yo. Los dos. Únicos.
Amigos y enemigos. habitantes
somos de este espacio, uno
adentro, otro afuera
de todos los espejos.
Los cuatro ángulos rectos de la Cruz
nos delimitan el perímetro. Cada uno
ocupa la mitad exacta de su círculo.
Porque sombra y claridad allí se entienden
en un feliz acuerdo de balanza.
Y está bien.
Lo de arriba no baja.
Lo de abajo no sube.
Es rígida y precisa la frontera.
Respetamos el pacto. Y convivimos.
Intacta está la hoja de ruta ya trazada
en este desierto donde el viento borra
todo lo escrito sobre el médano.
Apenas se derrumba vuelve la duna
a contornear su esfera
y escribimos nuestra cifra allí, aunque
se borre.
Las sílabas del Aire
se agrupan crecen y se expanden.
En lo alto del álamo perfecto
vuelve a brillar
el blanco sonido de la Misericordia.
no me da fianza. Puede ser trovero,
rey de juglaría. pero la Palabra,
yo no me lo creo la vaya a encontrar.
Nunca oí un maullido. Jamás
me han mirado los ojos de oro
de algún ronroneo. Mirar
ese ojo, mirar su mirada,
es abrir las llaves de tres
laberintos: el que va al sonido,
el que va a la luz
y el que va hacia el ojo
del mejor mirar.
Otro gato tuve, sin zarpa
aguzada ni el bigote tieso.
Gentil caballero, sombrero plumado
anchas botas tuvo para su camino.
¿Dónde tú me llevas,
Caballero Gato?
- Soy Gato con Botas
y donde tú quieras
te puedo llevar, -
Quiero ir a la Gloria
y a la Eternidad,
sácame del Tiempo
bórrame el Espacio. –
- Cálzate las botas
que adonde tú quieras
te conducirán. –
Calcéme las botas.
En un tiempo solo
perdí Norte y Sur.
Pasó la mañana. La tarde
pasó. Paséme la noche,
espera del alba bien
me despertar. Y de nuevo
es tarde para mal llegar.
Era toda helada Doña Eternidad
a la Gloria vide muy pintarrajeada
su manto arrastraba de las pedrerías
plástico la perla, opaco el diamante
pálida esmeralda, vidrio el rubí.
- Señor Caballero, Don Gato con Botas,
aquí le devuelvo su augusto calzado
pues he de tornar a la mi pantufla
de fieltro abrigada, dentro de mi casa
poder caminar, cuando afuera salga
mis viejos zapatos volveré a calzar. –
- Amigo Poeta,
¿viste a las palabras?
- Por entre las brumas
vide a Don Quijote
pasear muy ufano.
De su brazo iba
Doña Dulcinea
toda sonreída
de dulce preñez.
- Girar sin su eje
vide a las Palabras.
soplara de pronto
furioso el Monzón
- Rey de los Asirios
ya rugiera el Bóreas
- Príncipe de dioses –
su silbo silbara
diáfano el mistral
áspero el pampero
allá por el Sur
palabra a palabra
yugo y pajonal
todo entreveraba
y en el remolino
todo confundía,
junto a toda letra
sonido y sonido,
que era Cifra y Clave
que ya me olvidé.
Una tras la otra
las voy a escribir
para ver si encuentro
entre un verso y otro
la inscripción aquella
y el sonido aquel
que entre sombra y nube
en un solo instante
las hallé y perdí.
¡Ay! Señor Gato!
me escribí la estrofa,
el verso, el poema,
no encontré guitarra
ni eco de violín.
¿Dónde puedo hallar
la Tinta y la Pluma
que la cifra escriban
que se me escapó?
- Busca entre Las Cosas,
ha de estar allí –
- Busca que te busca
he de buscar yo –
- Esa es la tarea
esa es la labor:
entre Tú y Las Cosas
buscar y buscar –
…………………………………………………………………..
No encontré la Pluma
ni la tinta hallé.
Por entre Las Cosas
y por los rincones
del espacio y Tiempo
me la buscaré.
Busca que te busca
buscar y buscar
y aunque no la encuentre
volveré a buscar.
CANTO
No nombraré aquí a la desdichada
la que no atiende teléfono ni timbre
la que nunca escucha, la vieja
la sorda la ciega la pelada
la que tiene la cara de palo
(así la viera Circe Maia un día)
la desdentada la sin labio
ni paladar ni lengua ni garganta
la muda
“la indefinible
la que no es presencia ni paisaje
muralla del misterio” dijo Juana Fernández
de Ibarbourou en letras de PERDIDA
(y pocos o muy pocos la leyeron)
la imposible
la que no es o es
la mariposa negra que a Marosa di Giorgio
la mirara o tal vez era Dios el que veía
porque era difícil y era fácil el ojo de Marosa
miraba las cosas desde atrás y de costado
desde arriba y desde abajo las miraba
como nosotros miramos las noches y los días
como si fueran un agujero como un agujero
que hace en la ropa la polilla
como el agujero que hace en la ropa la polilla
y cada vez se agranda un poco más y a veces
también se mete el dedo sin saber ni cómo ni porqué
pero metemos y el agujero se agranda cada vez
nunca se zurce ni se tapa ni se cubre
porque huérfanos somos todos un momento
a veces huérfanos del aire o del suelo que pisamos
perdimos también la música del fuego y el agua perderemos
no quiero no por eso aquí nombrarla
- cantar quisiera pero el canto escapa –
dejar en testamento un verbo a conjugar
que no llevara de modo irremediable
al “arrabal de senectud” porque allí vamos
con rumbo y paso cierto y yo quiero cantar
- desafinado – pero canto cantar
lo que se palpa lo que vibra palpita
llora y goza todo aquello que suda
se estremece gime se encrespa y enardece
y se encalma en la alta plenitud del círculo y la esfera
cuando el paso del macho va a la hembra
y ambos resuman olor entreverado cintura para abajo
y ombligo arriba se tumban se topan se derriban
en embeleso y beso entreverados donde se anudan
bálsamo con llaga el bosque penumbral
y el sol que quema el equilibrio en zozobra
del manantial con el diluvio y la cachimba
porque la fiesta dura lo que dura
y no nos cabe preguntar si el mar se acaba
ni tampoco indagar por la palabra
escondida entre los puntos suspensivos…
ya cada uno a su hora ardió
en el exacto vendaval de su cintura
el agujero aquel entonces el que no se cierra,
con voz grave y oscura va entonando
un himno de coraje a contraviento
contra la máscara contra la desgracia
contra la derrota y contra el fracaso
tropezado sin pausa día tras día
y noche a noche contra los soberbios
y contra los malos y contra la seda
deshilachada de la fama contra el toldo
agujereado de la gloria contra todo el
silencio
el agujero
canta
nombra
inscribe
el ombligo inaugural de cada hora.
CONTRACANTO
Adelante
Señora de la Ausencia
y dueña del Vacío,
la Oscura
la que no se nombra
la Descalabrada,
no te quedes allí
en el umbral
de toda la Aventura.
Estás en el vestíbulo
del arduo jardín que se avizora
de pie
en la antesala
del último edén con que se sueña.
Tan triste siempre
como un mar sin agua
como aguja de Sombra
o flecha de silencio
clavada en la vena de luz de las palabras,
allí, en la bruma entreverada, atisbando
detrás de la muralla de los hielos.
Eterna enemiga del amanecer.
Recoge
tu huella de la arena
dale forma de pie y sóplale
el aire del camino y de la marcha.
Atraviesa
los círculos del fuego
asómate
de lleno a los calderos
donde se cuecen las células del oro
y el jugo del durazno empapa
la entrepierna sangrante del verano.
Escucha.
Es el ruido del mar.
Es su mirada.
Porque el ojo del mar
no tiene
párpado pupila ni pestaña.
La mirada del mar nunca termina.
Tú y yo. Los dos. Únicos.
Amigos y enemigos. habitantes
somos de este espacio, uno
adentro, otro afuera
de todos los espejos.
Los cuatro ángulos rectos de la Cruz
nos delimitan el perímetro. Cada uno
ocupa la mitad exacta de su círculo.
Porque sombra y claridad allí se entienden
en un feliz acuerdo de balanza.
Y está bien.
Lo de arriba no baja.
Lo de abajo no sube.
Es rígida y precisa la frontera.
Respetamos el pacto. Y convivimos.
Intacta está la hoja de ruta ya trazada
en este desierto donde el viento borra
todo lo escrito sobre el médano.
Apenas se derrumba vuelve la duna
a contornear su esfera
y escribimos nuestra cifra allí, aunque
se borre.
Las sílabas del Aire
se agrupan crecen y se expanden.
En lo alto del álamo perfecto
vuelve a brillar
el blanco sonido de la Misericordia.
HISTORIA
Voy a llorarme lágrimas adentro
voy a llorarme un llanto como un muro
como una lluvia de lágrimas de aguja
una lluvia con filo sin final.
voy a llorarme un llanto
tan largo como un río
tan hondo como el mar
voy a llorarme hasta encontrar
el nudo donde brotan las lágrimas
alegres
para buscarte y descubrirte
detrás de tanto llanto
más limpio más claro más erguido
que la luz entera
y rescatarte de adentro de la Niebla
y arrastrarte a que me cuentes
tu juego huérfano en la calle
de tu casa en el porteño barrio Caballito
cuando al mundo mirabas con asombro
colgado
entre tus dos hermanos
evanescente la sombra de tu padre
y de tu madre el párpado temblando
matrona viuda empobrecida
más viuda más extraña y extranjera
que su desolación.
Voy a pasarte mi mano
por la afiebrada frente
de tus cinco años
con perpleja sorpresa
de ojo abierto y lágrima guardada
con el miedo rotundo entre las piernas
más sólido más firme más seguro
que el ausente juguete que anhelabas.
Voy a pasarte mi caricia
enmohecida y marrón de tanta manchadura
como los perros lamen con su lengua
la pata lastimada y voy a acariciarte
las rodillas tristes y abrigaré
el hueco de tus pies descalzos
cuando clamabas sin eco por tu madre
hundido en el silencio de tu desmemoria
entreverados para siempre la noche con el día
quebrados sin rumbo
la brújula la ruta la huella
tu mirada
Aquí te espero, Padre. Entra despacio
ya no hay prisa. Te enseñaré
el verdadero perfil de cada cosa.
El diario está doblado
y en orden la mesa de escribir.
Están prontos los lápices
para trazar de nuevo nuestra historia.
Sarita Cortés
Voy a cantar tu historia.
A falta de datos le pondré sonidos
abriré el camino de las plantas
soltaré los vuelos llamaré
a todos los perros de aquel barrio
reuniré a tus guachos balidos infantiles
te vestiré de blanco otra vez
para tu boda con mi padre
ataviada de tul y de temblores.
Llegarán parloteando las naranjas,
las uvas, los duraznos estrenando
sus nuevos terciopelos, con paso de silencio
se arrimarán despacio las bufandas
y el sol furtivo de las siestas
detrás de las persianas afiebradas.
Intentaré cantarte ya que decir no puedo.
Te voy a palabrear letras por letra
te apalabraré con el canto de toda coma y punto.
Te abriré melodías donde pueda caber
la huérfana soledad de tus rodillas
tus flacos doce años asombrados de asombro.
Te bautizaron Sara
como a la Vieja Madre Bíblica. Fuiste
fecunda y solar con tu prole pequeña.
A tu nombre primero le agregaron el otro.
El que no te gustaba: Eleuteria.
Eras libre desde el Agua Primera.
La brisa suave de la Grecia Antigua
bañó tu nuca y encendió tu frente
al roce del mágico sonido: libre
Intentamos lograrlo.
Yo anduve como pude
por borde y laberinto
por planicie y por filo
por suelo de pezuñas
enfrenté al Minotauro
escuché su bufido
me abrasó su hediondez
me abajé a la hondonada
me subí por la cuesta
me remonté la Ausencia
que en nada es similar a nada.
Ya casi entiendo
lo que musita el Árbol en la rama
lo que susurra la Espiga en el centro del Trigo.
El niño juega en la orilla del Agua
con su balde y su pala. Aunque sabe,
aún ignora el espesor de la espuma,
con afán perseguida; allí crece
el corazón del mar la sed de los arroyos
y la bautismal frescura de los ríos.
Cuánto más te dibujo más se desvanece
tu trazo en el papel, no en la memoria,
Paladeo entonces tu nombre
no ya el del documento sino el otro,
por el que te nombraban. Saboreo
cada signo y sonido que formara
el diminutivo solaz de tu sonrisa:
Sarita Cortés.
(Te cuento, en baja voz, que ya tienes bisnietos. Vendrán otros,
tal vez para contar la historia que procuré cantarte. Y que no pude)
Para Carlos, mi hermano.
RAPIÑA
La Ausencia es una rapiña
un arrancón un hueco un arrebato
es el sordo alarido de los mudos
es un relincho ciego un niño muerto
un ángel quemándose en el aire
es un caballo desbocado sin corcel ni jinete
es una araña roja pespunteada de negro
es el lugar donde existió un latido
un corazón en redoblante
un estallido de campanas
un huracán una tormenta
una brisa una caricia una voz
y luego
ahora
un eco sin comienzo sin fin y sin sonido
ARQUITECTURA
Si magro el cuerpo para tanto gozo
el alma ¿adónde si no es en el cuerpo?
El de perfecta ingeniería de células y venas
el de la sinfonía coral de linfa y sangre
navegando la red fluvial de las arterias
desde la baba del bebé hasta el jugo
menstrual que al ritmo de la luna danza.
La gota en el pezón desborda
la blanca leche de la gloria.
Y el alto jazminero se derrama.
El cuerpo de púbicas llanuras
el que relumbra como el que se pudre
el cofre donde se pliega el alma
como la seda fina con el aroma
del azahar de pie. El del diseño
exacto aun para los feos. Templo
donde amantes y amados tejen el nudo
inaugural de los enigmas. El de la fiesta.
El que la anuncia y el que la despide.
El que le guarda el eco. El que camina
derecho hacia la niebla y la penetra
con todas sus antorchas encendidas.
El sueño del bosque
como un murmullo – a veces – al comienzo – como el sonido fugitivo de un paso sin huella, sin precisión alguna, sin contorno – como un hilo tal vez – una sortija – o la espiral de un caracol o un laberinto el nudo o la ecuación donde se cruzan los caminos del aire con el surco de abierto labrantío o donde la estela furtiva de la barca se funde con la lumbre aún encendida del carbón
donde las preguntas se entreveran con todas las respuestas.
es una cuerda una cadena
la mano abierta desplegada
los cinco dedos trazando el perfil
de una caricia sin ángulos ni rectas.
es un bosque – es el bosque – estoy
dentro del bosque – sueño el bosque
y sueño a contratiempo que me sueña
el bosque – en el origen de la luz en calma,
más allá de sombra o de penumbra
en la primera sílaba del canto
asoma la figura de mi madre alegre.
A su lado fluye y late
un arroyo debajo del Verano.
Era el tiempo del cardenal
El momento carmesí de su penacho.
Mi madre iba a una fiesta.
Su vestido dibujaba las aguas profundas de los ríos.
Llevaba en la cabeza un casco
de pétalos rosados y amaneciera
la aurora en sus cabellos – de su sombrero
partían una a una las flechas
doradas de las horas. Mi madre
era feliz – iba a una fiesta –
mi madre está en la fiesta –
mi madre es feliz. Es en la fiesta.
Mi madre sueña el bosque donde
yo sueño el bosque de mi madre.
Jorge Arbeleche
Oración
No sé si lo contaron.
No sé si lo soñé.
El viento invadió la casa
la muralla abrió todas las puertas
hundió cerrojos destrabó fallebas
convirtió el aire en un ovillo
derribó entera la ley de gravedad
volaron giraron dieron vuelta
las sillas las mesas las cucharas
se encresparon cortinas y ventanas
persiana y celosía batiéronse a destajo
todo dio vueltas, adelante se vino
lo de atrás y el lado del revés
pasó al derecho. No se inmutó
el rostro de los santos, más quieta
más cerrada que nunca su sonrisa.
Tan sólo se astilló la cara arrebolada
de la Virgen, su velo de yeso se hizo trizas
se le puso morado el pelo el ojo
la mirada, las Bestias y el Niño
en el pesebre se rajaron, se hizo polvo
la estampa pastoral y el viento
ahora estrella las cosas y las horas
contra el suelo el techo las paredes
y estalla sin gemir todo con todo.
Ni un ruido. Ni un sonido. Nada
suena. Porque todo es mudo.
O acaso lo parece. O no se entiende
bien lo que se escucha.
Sólo musita el Ángel de la guarda
cosas que escucho pero no oigo.
“Ángel de la Guarda
dulce compañía
no me desampares
ni de noche ni de día.”
Y yo soy el que habla.
Y soy el que me escucho.
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