Pepa Cantarero, Baños de la Encina (Jaén) 1954
Ha colaborado en algunas publicaciones y antologías, en la plaquette Otras voces. Mis textos y poemas han sido llevados al teatro en las obras: Cárcel–carnal, mayo de 2002. Dirección: Rafael Núñez. Y “Tu perra boca”, marzo de 2005, por el Grupo del Teatro Lauta.
El año 1999 publiqué el poemario “Cuarteada de olvidos”, prologado por el poeta Màrius Sampere. Y acabo de parir mi último libro “Conversaciones con el nicho 612”, prologado por Feliu Formosa, donde se dan la mano la prosa poética y la poesía.
Me he hundido bajo el seno de Despoina. Reina del mundo inferior;
he pasado con pies anhelantes al Círculo deseado: y ahora me
presento como suplicante ante la Sagrada Perséfone.
Las Diosas, pág. 105
CANCERBEROS
Carcasas condenadas a la putrefacción
no pueden acumular tal exceso de podredumbre.
No pueden almacenar tanta tenebrosidad.
Abajo oías mis llamadas. Tras la puerta de hierro
me llegaba tu voz rota, a punto de llorar.
¡Malditos Cancerberos!
¡Canallas de la sangre!
¡Enloquecidos bastardos!
Vuestras miasmas contaminarán el Hades.
Caronte, horrorizado, se negará al tacto
impuro de vuestro denario.
(Del libro Conversaciones con el nicho
612, Edit. Devenir)
¿A QUIÉN LE DIRÉ AMOR?
Entre tu complicidad y la mía
crecen los bosques de nichos
sembrando ausencias
desparramados en adioses eternos.
Enterrados en fango de amor muerto
nos descompondremos
nos pudriremos como cadáver sin identidad.
Se borrará de mi evocación
tu cuerpo de paloma y gacela
y yo perderé años y palabras
¿A quién le diré amor?
El lenguaje de la memoria
desertará de la metáfora
pariendo vínculos de muerte
en todas las luces de neón.
Llegarán las preguntas envueltas
en goma de mascar.
No tengo respuestas
¿A quién le diré amor?
Los días fragmentados te traerán
te alejarán, te devolverán
reencarnada en madera, en beso
en isla, en aire de cementerio.
Y ante tu inmovilidad fotográfica
los abanicos huérfanos de tu mano
se negarán a la brisa lastimada
el negro se olerá en los corrales
detrás de los biombos
al compás de Cronos
cómplice de mi dolor
de mi fuerza creadora
fecunda, sabia, destructora.
No sabré a quién decirle amor.
(Del libro Cuarteada de olvidos, Edit. Semilunio)
UNA DE LAS DEMOISELLES D'AVIGNON
Es una vieja puta con una piel increíble
y la sonrisa más demoledora que he visto en mi vida.
Hace tiempo que no vende su cuerpo
aquel que inmortalizó un tal Pablo
un muchacho del sur de España
muy joven, muy tímido y gran fornicador.
Una vez intentó formar un hogar
pero no supo acostumbrarse
-en las noches que miran con los ojos abiertos-
al poco amor de un hombre.
Un día se fue -eso sí-
dejando comida en el congelador para una semana.
Volvió a ser una demoise D'avignon.
Sigue soñando con un patio con olor a jazmín
mientras pinta de negro sus largas uñas postizas
e intenta recordar alguno
de los nombres de sus muchos amantes.
Es una vieja puta que lee con avidez a Virginia Woolf.
(Poema incluido en la Antología, Nueva poesía
Hispanoamericana, Lord Byron Ediciones)
Lo tremendo de los muertos son sus gestos de vida
en nuestra memoria. Porque entonces viven
atrozmente y ya no entendemos nada.
Albert Cohen
EN LA CUERDA FLOJA
La cordura exige un peaje ingrato de satisfacer.
El telegrama de mis neuronas es arisco:
La situación de ruina stop., inicia el proceso de
asimilar stop., la cuantía de desastre emocional stop.
Alerta.
Esta mañana, al pasar por el altar, ya no estabas.
Creo que te has muerto definitivamente.
Un amigo me prohíbe que mire los ojos de la muerte.
Llevo semanas sin soñar un solo grito.
Si pudiera borrar mi paso por el desatino
no tendría que cerrar las puertas con llave.
Ese hombre dejaría de martirizarme con el pasado
y mi tercer ojo no sufriría el acoso en su retina
del cuerpo violado, post-mortem, en una sala de autopsias.
(de Conversaciones con el nicho 612)
Menos es lo que me deben los poetas, pues, aunque
pertenecen especialmente a nuestro bando, forman
una raza independiente, como dice el proverbio,
cuyos afanes no tienen otro fin que recrear los oídos
de los locos con simples frivolidades y cuentecillos insustanciales.
Erasmo de Rotterdam
LOS LOCOS MANSOS
¡Permitirme contactar con las fuerzas del subconsciente!
Pido. Ser uno de los elegidos del oculto conocimiento.
Sentarme al lado del Loco del gusano invisible
y de la rosa enferma, para nunca olvidarme
que las deidades residen en mi pecho.
Johnny Depp, místico y profético
bajo su sombrero negro
grita: Paz y libertad a cualquier precio.
Quiero oír el grito de las cavernas del ser
compartir y glorificar el universo de los Castos:
Poe /Baudelaire / Van Gogh…
Defenderlo del vampirismo maternal
tirar por el retrete sus golosinas envenenadas
y maldecir a la Parca que se lo llevó sin zapatos.
Necesito desmentirles a los normales
que todo sueño es un delirio.
Escuchando el monocorde concierto de Scardanelli.
Releyendo Hyperion junto a Diotina
amor inaccesible
del que creció en los brazos de los dioses.
Clérigo insurrecto.
Los pies musicales arrancan notas de espanto
en la torre. La bruja de Hamberg
observada por un Freud celoso, los besa.
Aletargado, el semi-dios de la Verdad y la Mentira
no ve con claridad diáfana
cual de todos los amantes de la mujer de ojos azules
-la seductora de genios-
se mofa de su pasión enfermiza.
Déjame voluble y cruel criatura
arrodillarme ante tus serviles y amantes orates
y constatar que el alma alcanza a derrotar la mente.
(de Granadas abiertas impúdicamente, inédito)
ALARIDO
He visto las mejores mentes de mi
generación destruidas por la locura,
hambrientas, histéricas, desnudas,
arrastrándose de madrugada por las calles
de los negros buscando un pico rabioso…
Allen Ginsberg
Entierro mis ojeras y finalizo
la relectura de En el camino.
Algo sigue vivo
la esperanza está en mi mente
no es ficticia.
¡Qué coño le importan mis ojeras
a los ángeles que escuchan jazz
en madrugadas de migrañas?
Los spaguettis se enfrían
mientras vigilo la ventana por
donde se cuelan los tigres.
La habitación huele mal
yo huelo mal
su aliento huele a rayos.
Los violines mudos, rotos, viejos
no suenan para no despertarlo
de su sueño de barbitúricos y alcohol.
Sólo encuentro cuerpos ajados
muslos fláccidos y culos cuadrados.
¿Alguna vez toqué, olí, disfruté
la belleza masculina?
Vivir sin amar es posible
pero poco recomendable
nunca hay prisa por llegar a una casa vacía.
Las paredes de burlan de tus necesidades
(si amar es una necesidad).
Venga, Ginsberg, cuéntame
cómo amabas a Naomi
sobre y por encima de todo,
venga, sin pudor
tengo el tiempo del mundo
y aún estoy en el camino.
Eso creo.
Espera, espera que acabe el
sándwich y acompaño hasta la puerta
a Corso, a Bukowski y a Cassady.
(de Cuarteada de olvidos)
Dialogo de Buhardilla
Si te beso sin recato
¿Qué me darías a cambio?
Yo te acuno los sueños ariscos
Que huyen de los despertares.
Si alimento, nutro
tus espacios muertos
¿Qué me podrías dar?
Vigilo el crujido de tus plantas
para que no se dispersen
en horas de infancias.
Si ordeno tus recuerdos
para que no se diseminen
y mantengo tus máquinas en silencio
¿Qué me ofrecerías?
Historias que no terminan
y fantasías sin final
de mujeres que no existen.
¿Qué me darías a cambio
si mantengo tu casa a salvo
limpio de amaras a tus hijos
ordeno tus enseres de afeitar
y te caliento la cama?
No abusar de los adjetivos
que condenan noches frágiles
y no cerrar la luz de la azotea
cuando amas a otros hombres.
Y si un día no te caliento el café
No escucho tus razones
y me cambio de cama
harta de minutos cotidianos
¿De qué serías capaz?
De enterrar tus deseos de verano
ponerle paredes a tu mirada
negarle el saludo a tu locura
y olvidarme de tener al sol tu tristeza.
Y te amo a pesar de todo
¿Qué te podría dar?
surcos de jazmín
veredas que mueren en la sierra
manos y bocas con aire de mezquita
medidas de alabastro y favoritas
que lloran en las tres albercas.
Pero… ¿Y tú?
¿Qué me das tú por alejarte el temor de los jueves?
No hay comentarios:
Publicar un comentario