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jueves, 6 de enero de 2011
2955.- AMELIA BIAGIONI
Amelia Biagioni (Argentina, 1918-2000)
Amelia Biagioni era una mujer pequeña, de tez clara e índole delicada. Una de esas personas refractarias al silencio cómplice. Tenía una mirada frontal y decidida. Su poesía es intensidad, despojamiento: búsqueda de luz "Sólo sé que estoy viva/ y la vida no quema". Una poesía relativa a lo esencial. Ahí su belleza, su rareza. ..."en el misterio / mientras el cuerpo / se le va/desmoronan / do ver- / tical / has- / ta/mo- / rir". escribió en uno de sus últimos trabajos.
era una mujer pequeña, de tez clara e índole delicada. Una de esas personas refractarias al silencio cómplice. Tenía una mirada frontal y decidida. Su poesía es intensidad, despojamiento: búsqueda de luz "Sólo sé que estoy viva/ y la vida no quema". Una poesía relativa a lo esencial. Ahí su belleza, su rareza. ..."en el misterio / mientras el cuerpo / se le va/desmoronan / do ver- / tical / has- / ta/mo- / rir". escribió en uno de sus últimos trabajos.
Solía corregir infatigablemente y pulía sus poemas incluso después de publicados. No cesaba su celo hacia sus propias criaturas. Por decisión propia, Amelia Biagioni no participaba de "la vida literaria". "Cuidan el equilibrio / entre el lirismo y la ganancia. / Cantan y pujan/venden y celebran. / Detrás de cada máscara sonriente / fulgura el ojo de la concéntrica legión". Su singularidad no comulgaba con modas estéticas ni otras actividades tribales.
Había nacido en Gálvez, provincia de Santa Fe, en 1918, y cursado estudios de Literatura en su provincia. En 1954 el poeta José Pedroni la animó a publicar su primer libro, Sonata de soledad, que obtuvo una faja de honor de la SADE. Recién entonces llegó a Buenos Aires, cuya modalidad hostil acentuó su sentimiento desarraigo: "El campo se fue a la luna, / y el aire está en mi raíz. / Soy, sobre ruido y cemento, / leve perdiz".
Había perdido para siempre "la certeza de que el mundo era un nido". Más bien se afianzó desde entonces la sensación de hostilidad del mundo. "Lleva en el ojo un cazador que acecha / y este en el ojo un cazador que acecha / y este en el ojo un cazador que acecha / y así hasta las tinieblas ".
La biografía de Amelia Biagioni quie nmurió este 19 de noviembre en Buenos Aires, es forzosamente escueta. Se dice que amó y fue amada. Se jubiló como vicerrectora de un colegio del barrio de San Telmo. Fue una persona que eligió y talló su singularidad. Porque fue elegida por la poesía. …"estoy alegre-apenas mía- / jugando a muerte con mi futura identidad" escribió en su último libro, Región de fugas, de 1995
Fundamentalmente una escritora de lo existencial, Amelia Biagioni fue liberándose de las ataduras formales de sus primeros libros: Sonata de Soledad -1954-, La llave -1957-, y El Humo -1967-, para escribir desde un profundo misticismo. Su poesía es un arco tendido al infinito y por momentos es sobrecogedora su necesidad de libertad. Cada libro es, pues, una apuesta en ese sentido. Las Cacerías -1976- y Las Estaciones de Van Gogh -1981- son hitos extraordinarios. Región de fugas, en 1995, logra un extremo fulgor como si el despojamiento hubiera llegado al nódulo: poesía, Dios y otra vez poesía. ¿Sientes en el / universal volar / al Amor único / huyendo enamorante, /originando en las entrañas infinitas / infinitas versiones / de nuestro Cántico / de San Juan en / la Cruz y el éxtasis?
Como una peregrina, una extranjera, vivió su extraña vida solitaria, ajena a cualquier cosa que la distrajera. Dependía de unos pocos amigos, fidelísimos. ¿Podría hablarse en ella de posesión seráfica? Fue, como su poesía, despojada y nerviosa, valiente y sutil, sin oropel como una luminosa plegaria
Veo que la subiente estrofa enamorada
devoración oscura fuga
generándome,
es escritura de la Luz.
Claudia Schvartz / Poeta argentina
Me dijeron que hay en el universo cuatro hambres
Mi sombra
mi pasión
mi razón
mi relámpago
me dijeron
que hay en el universo cuatro hambres.
Mis hambres
me gritaron
que el universo no se calma con gemidos
sino con actos.
Mis actos
me mostraron
que el universo es un oscuro claro andante bosque
donde todo movimiento es cacería.
(Hambres y actos)
Un fervoroso prólogo del vuelo
Procura vivir de suerte
que al final de la partida,
saques de la muerte vida.
(Anónimo)
Una ventana y nada más quisiera,
un fervoroso prólogo del vuelo,
que me instara a subir, con el modelo
de lo que se remonta en primavera.
Me bastaría sólo esa ligera
interrupción de muro y desconsuelo
para desvanecerme por el cielo
clara, sonora, libre, verdadera.
De tanto que la sueño, una mañana
encontraré en mi cuarto a la ventana
llamándome con luminoso grito.
Desde que se abra, viviré de suerte
que me sorprenda el plomo de la muerte
volando en mi retazo infinito.
[La ventana]
Manifiesto
Yo me resisto,
en la calle de los ahorcados,
a acatar la orden
de ser tibia y cautelosa,
de asirme a la seguridad,
de acomodarme en la costumbre,
de usar reloj y placidez,
aventura a cuerda,
palabra pálida y mortal
y ojos con límites.
Yo me resisto,
entre las muelas del fracaso,
a cumplir la ley de cansarme,
de resignarme,
de sentarme en lo fofo del mundo
mortecina de una espada lánguida,
esperando el marasmo.
Yo me resisto,
acosada por silbatos atroces,
a la fatalidad
de encerrarme y perder la llave
o de arrojarme al pozo.
Con toda la médula
levanto, llevo, soy el miedo enorme,
y avanzo,
sin causa, cantando entre ausentes.
Lluvia
Llueve porque te nombro y estoy triste,
porque ando tu silencio recorriendo,
y porque tanto mi esperanza insiste,
que deshojada en agua voy muriendo.
La lluvia es mi llamado que persiste
y que afuera te aguarda, padeciendo,
mientras por un camino que no existe
como una despedida estás viniendo.
La lluvia, fiel lamido, va a tu encuentro.
La lluvia, perro gris que reconoce
tu balada; la lluvia, mi recuerdo.
Iré a estrechar tu ausencia lluvia adentro,
a recibir tu olvido en largo roce:
Que mi sangre no sepa que te pierdo.
De: "Sonata de soledad"- 1954-
Cavante, andante
A veces
soy la sedentaria.
Arqueóloga en mí hundiéndome,
excavo mi porción de ayer
busco en mi fosa descubriendo
lo que ya fue o no fue
soy predadora de mis restos.
Mientras me desentierro y me descifro
Y recuento mi antigüedad,
pasa arriba mi presente y lo pierdo.
Otras veces
me desencorvo con olvido
pierdo el pasado y soy la nómada.
Exploradora del momento que me invade,
remo sobre mi canto suyo
rumbo al naufragio en rocas del callar,
o atravieso su repentino bosque mío
hacia el claro de muerte.
Y a extremas veces
mientras sobrecavándome
descubro al fondo mi
fulgor inmóvil ojo
de cerradura inmemorial,
soy avellave en el cenit
ejerciendo
mi remolino.
De: "Región de fugas"- 1995-
La llovizna
Yo, con la vaga frente en la balada
y el talón en el musgo de los siglos,
yo, que inventé el otoño lentamente
y gris y lentamente soy su vino,
yo, que ya agonizaba cuando el hombre
me amó para nombrarme "la llovizna",
yo, que cruzando su durar lo nublo
de eternidad y de melancolía,
yo, que debo medir la soledad
entera, y desandar todo el recuerdo
y más, y gris y lentamente el día
señalado asperjar el fin del tiempo,
yo, a veces, mientras limo tristes mármoles
y herrumbro amantes, pienso que en la tierra
no existo, que tan sólo voy cayendo,
así, de la nostalgia de un poema.
De: El humo (1957)
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