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martes, 4 de enero de 2011
2943.- IRMA PINEDA
Irma Pineda Santigo nació en Juchitán, México, en 1974, se licenció en Comunicación y actualmente vive en el Distrito Federal. Ha publicado en diversos medios nacionales e internacionales, entre ellos: La Jornada, Tierra Adentro (México), Trieste (Italia), La poesía Señor Hidalgo (España), Poesía (Yugoslavia). Su obra ha sido incluida en las antologías Prometeo (Colombia) y Voces del Corazón de la Tierra (México), así como en el disco El que la hace la Canta de Sony Music. Entre otros reconocimientos ha obtenido la beca de residencia artística del Centro Internacional de Traducción Literaria del Banff Centre (Canadá), de la Casa de Arte Calles y Sueños (Chicago, EU.) Se ha presentado en del Festival Internacional de Poesía de Medellín (Colombia). Es becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes. Actualmente promueve el poemario Huehuexochitlajtoli/Diidxaguie’yooxho’/Viejos Poemas del que es coautora junto con Mardonio Carballo.
Irma Pineda (Nación Zapoteca, México)
Irma Pineda (Poesía en lengua zapoteca y castellana)
Naa
Naa nga rini ruzá'
naa nga bi xti' xilase
Naa nga xpandá' ni zé
Guiruti' ñuuna laa,
gasti' niní' guchachi'
Naa nga ti bandá' rirá gueela'
ne ti stipi siado' guie'
Soy
Soy la sangre que da forma
soy el viento de nostalgia
Soy la sombra que se marcha
con las lágrimas de nadie
con el silencio de la iguana
Soy figura que amanece
con un silbido en las mañanas
LARI
Guláque' xilase xtinne' ni jmá sicarú
ne biree lu guidxi bigueta' lu guirá neza ni guzaya'
ne qui niné ca' naa ra nuulu'.
Nanaa lari di'
ne gasti' diidxa' cueeni lade'
gasti' xinaxhi guxiéla naa
ne guyadxí yuuba'
naaze dxiichi' xa ndaane'
ruluí' ti bataana laa
chaahuidugá cayé' rini xtinne'
cusiroo xilase di' laa
ne rié ne naa guirá ra canazaya'
canayube' ti neza chucu guedandá ra nuulu'.
EL ROPAJE
Me vestí con la más hermosa de mis tristezas
y salí a la calle
a desandar todos los caminos
que jamás llevaron a ti.
Pesa el ropaje
no hay palabra que lo aleje de mi piel
no hay aroma que me desnude
y contemple al dolor
agazapado en mi vientre
como una garrapata
que se bebe despacio mi sangre
se alimenta de esta nostalgia
y acompaña siempre mis pasos
en busca de algún sendero que lleve a ti.
NUU DXI RIZAACA
A Rigoberto Ávila
Nuu dxi rizaaca,
ranaxhii tobi ca yaga ca
bandá' ni rudiicani
stipa nácani
dxiña xcuaananaxhicani.
Nuu dxi laaca rizaaca,
yaga ni nadxii tobi
rácani ti nguiiu
ne tobi ranaxhii xquendabiaanibe
guidiruaabe
ladxido'be
nábe
xquiébe
(ti ca yaga ca' nápaca' xquié ca').
Ne ridi'di' dxi, rizaaca,
yaga ni nadxii tobi
zuhuaa dunabepe gaxha
ruchibi.
Zuuyu ma cadi yaga laa
ne ma' ruluí' ti gubidxa
ruzaani' lú ni ranaxhii.
Ne zacá rizaaca,
tobi ma' qui ganna
pa gutaagu' lú ne igaachi'
pa guyadxisi yaga-nguiiu-gubidxa ca
de ra guiniti biaani' bezalú.
SUCEDE A VECES
A Rigoberto Ávila
Sucede a veces,
que uno se enamora de los árboles
por la sombra que producen
la fuerza de sus ramas
o la dulzura de sus frutos.
Sucede también, a veces,
que el árbol que uno ama
se convierte en hombre
y uno ama sus ideas
sus labios
su corazón
sus brazos
o el sexo
(porque los árboles tienen sexo).
Y sucede después, a veces,
que el árbol que uno ama
está tan cerca que asombra
asusta.
Deja de ser un árbol
y parece un sol
que deslumbra los ojos enamorados.
Y sucede entonces, a veces,
que uno no sabe
si cerrar los ojos y esconderse
o contemplar al árbol-hombre-sol
hasta quedarse ciego.
Labios de perdigón
“Señor Roble:
¿Con que tierra puedo alimentar
sus raíces?”
A Rigoberto Ávila
Sucede a veces,
que uno se enamora de los árboles,
por la sombra que producen,
la fuerza de sus ramas
o la dulzura de sus frutos.
Sucede también, a veces,
que el árbol que uno ama
se convierte en hombre,
y uno ama sus ideas,
sus labios,
su corazón, sus brazos
o el sexo,
(porque los árboles tienen sexo).
Y sucede después, a veces,
que el árbol que uno ama
está tan cerca que asombra,
asusta.
Deja de ser un árbol
y parece un sol
que deslumbra los ojos enamorados.
Y sucede entonces, a veces,
que uno no sabe
si cerrar los ojos y esconderse,
o contemplar al árbol-hombre-sol
hasta quedarse ciego.
*
Ella
guardaba entre las piernas
un mar
El
se volvió desierto
Los senos de Ella
manaban miel
El
fue un becerro
Ella
se volvió camino
El
no supo andar
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