José Antonio Cáceres Peña, pintor y poeta, nació en Zarza de Granadilla (Cáceres) en 1941. Obtuvo la Licenciatura en Filología Románica en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid, en 1968, año de la revuelta estudiantil. Fue Lector de Español en la Universidad de Londonderry (Derry), en Irlanda del Norte, donde asistió al inicio de la guerra entre descendientes de ingleses (protestantes) e irlandeses (católicos); y en la Universidad de Pisa, Italia (entre 1971 y 1979). Ya en España trabajó como profesor en Barcelona y participó en el movimiento de las Comunas. Más tarde trabajaría cinco años en el Departamento de Italiano en la Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres, en la década de los ochenta. Fue el comienzo de su regreso a Ítaca, como moderno Ulises, con el que siempre se sintió identificado. Cuando decide poner en orden su obra poética y volver a sus raíces, se instala primero en Zarza y luego en Hervás, donde actualmente reside.
Su trayectoria vital le ha llevada a encontrarse en el ojo del huracán de no pocos acontecimientos de repercusión internacional. Entre 1967 y 1968 se unió al grupo de Poesía Concreta que lideraba Julio Campal y, a su muerte, fue miembro del grupo de poesía experimental N.O., formado por Fernando Millán entre otros. Mientras duró la febril actividad en círculos experimentales, participó en revistas, exposiciones y antologías que se publicaron en Europa, Hispanoamérica o Estados Unidos, como la de Mary Ellen Solt, Concrete Poetry. A World View, Indiana University, Bloomington, U.S.A.; o la de Felipe Boso, Experimental Dichtung in Spanien, aparecida en Akzente, Köln, Alemania, 1972; o la de Fernando Millán y Jesús García Sánchez, La escritura en libertad. Antología de Poesía Experimental, Alianza Editorial, Madrid, l975. En Italia, Adriano Spatola publicó un libro de poesía visual, homenaje a Octavio Paz, Corriente Alterna, Geiger, Turín, 1975. A su regreso a la patria chica, requerido por amigos como poeta experimental y discursivo, publica, además de en revistas extremeñas, los libros El rostro ante el espejo (antología) y el Libro de Horas (Ayuntamiento de Zarza de Granadilla, Ed. Proyecto M). En 2001 su libro Espejismos mereció la Beca a la Creación Literaria de la Junta de Extremadura. Su obra poética discursiva completa Autosugestión está en trámite de edición de la que ya ha sido publicado Elegías y envíos (1995-1996) (Madrid, Asociación Beturia, 2010)
29. KA´N. Abismo peligroso
Sinceridad y vigilancia mental
acarrearán el éxito!
Qué silenciosa muerte me llega!
Me llega por las venas, por recónditos recintos
de locura y pasmo,
por infinitos trueques y símbolos perversos;
por la callada senda que sigo
cada instante temeroso del mañana.
No sé si lograré imponerme al dolor
de este peso informe, los callados pasos,
o se extenderán sin fin las tardes de barro
y los silbos indistintos del temblor.
Ah, cuánta vigilancia
y paciencia debes ejercer
para pasar los precipicios!
Día tras día, hora tras hora,
tardes del otoño grises.
Como si estuvieras solo.
Como si no sintieras que son ciertas
las palabras de verdad,
y que el ancho cielo se extiende sin confines
acogiéndote en su seno,
cuando más desamparado estás.
Del libro Libro de Horas (1976-1979)
ARDUA es la lucha
en la pedregosa ladera.
¿Cómo podré vencerte, ángel,
si contra mí practicas
proteicos ardides?
Contra mí, que no soy nada.
Tras tantas derrotas,
no sé cómo
aún no sucumbí.
La noche es larga
y, el vino, amargo.
El desaliento se apodera de mí.
Qué lejanos los sueños juveniles,
cuando intentaba alcanzar las nubes!
Mas, en un instante puro,
cuando creía derrumbarme
en las tormentas, tu luz cede
y, como un viento
que barre las áridas llanuras,
permites que te hiera
donde la luna avienta los fantasmas.
Tú y yo
sólo somos una sombra
en el camino.
30 – 7 – 01
Del libro Espejismos (2000-2002)
SIGO el camino de piedra,
llevado por el rumor del viento.
Siento como si nada tuviera sentido;
y, de pronto, todo rebosa
de misteriosas ráfagas, anhelos o voces.
Esta paradoja me deja perplejo,
a merced del flujo y la disolución.
Lo que era, ya no es,
y yo soy otro.
Miro la hierba, el camino de arena,
siento el viento cálido
que me azota y precipita
en espacios de cristal.
Todo está en silencio,
salvo la ráfaga que golpea
las ramas de un otoño desnudo.
Mi cuerpo gime con el viento;
mas un gozo extraño
aflora en las nubes.
La tierra que piso es un enigma.
Y, a medida que camino,
me desplomo en la imagen.
diciembre, '04
Del libro Cuenco vacío (2004-2006)
Publicado por las afinidades electivas - España
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