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viernes, 19 de noviembre de 2010

2182.- DOLAN MOR


Dolan Mor. (Cuba, 1968). Poeta y narrador. Licenciado en Literatura y Español. Pertenece a la Asociación de Escritores Aragoneses. Autor de los libros El plagio de Bosternag (2004), Las historias de Jonathan Cover (2005), y Seda para tu cuello (2006). Colabora en diferentes revistas de España y América Latina. Su último poemario, Nabokov´s Butterflies, obtuvo el Premio de Poesía de la Delegación del Gobierno en Aragón 2006.



SAN PETERSBURGO

Viajé a San Petersburgo para hacerle el amor al cadáver
lampiño de la niña Edith Södergrand. Quería poseerla
siendo impúber, antes de que creciera o se hiciera una bestia enferma
que escribía sangre de tos y fiebre
al vapor tembloroso de las fuentes, en Peterhoff.
Pero sólo encontré las cúpulas de oro y unas calles y abrigos
que menciona en sus versos y una niebla de fango
como una gelatina dormida en los canales, sobre el agua del Neva.
Tuve que conformarme con prostíbulos rancios
y con la proyección de una peli, en francés. Más tarde, al regresar
del cine -en el hotel- me leí una revista de mujeres desnudas.
Hasta que terminé dormido en el sofá,
después de masturbarme sobre un ramo de orquídeas.









ARTE POÉTICA

“No hables en tus poemas del ruiseñor
de Wilde, ni menciones amor, perfume, labio o rosa”
--me dice en los manuales Ariel Rivadeneira--
y yo evito poner en cada verso escrito
un ala, algún jardín, la luna de Virgilio,
y hasta a veces me niego, sentado
en el alféizar, a mirar las heladas
del invierno en España, porque queman
las ramas de los árboles todos y la niebla
me invita a escribir con nostalgia
“y ese signo, nostalgia, --me dicen
los manuales-- es señal del pasado,
y se debe escribir sin alma, con estilo,
igual que si torcieras el cuello
de una garza con desprecio en tus dedos”.

“Habla de cibernética y de física cuántica,
menciona blog, pantalla, correos
electrónicos” --me aconsejan los críticos--.
Y yo sumo las cifras o despejo ecuaciones,
digo leyes, neones, sistemas invisibles
que arman genios, científicos.
También menciono genes, vídeos,
ordenadores, y hay instantes, incluso,
que hablo sin meditar y construyo asonantes
al decir aeropuertos, submarinos, aviones
y algún laboratorio (...),móviles, cines, clones.

Pero aunque logre versos posmodernos
siguiendo los consejos de sabios
que hablan de poesía como hablar
de la historia, de mercados, teoremas
que establecen los pliegues en las cuerdas
del tiempo, no he logrado escribir
el poema perfecto, e incluso
cuando leo alguna línea aislada
de Wilde entre las sábanas, y todos
mis maestros (con diplomas de masters,
y perfil de doctores) se divierten
en bares o en los pubs de internet,
yo lloro como dama sin remedio
y me jode el viejo de Quevedo,
y me arriesgo, en la cama, a que digan
los críticos en los post o en revistas:
“¡qué anticuado y qué griego se volvió
Dolan Mor leyendo a los antiguos!,
si hasta le creció un día, encima
de las cejas, (en lugar de la gorra
ladeada sobre un piercing) un ramo
de laurel...
Pero logró dos cosas: pasar
imperceptible delante de los hombres,
como dijo Epicuro, y escribir con la espalda
inclinada en la hoja, sin cederle la mano
al influjo variable del tiempo y de las modas”.








PALABRAS DE UN DROGADICTO
AL QUE YA NO LE ESCRIBEN POR E-MAIL

A veces cuando oigo que Sid Vicious
ha muerto y que él rige las leyes
que gobiernan el mundo,
y que esas mismas leyes son fruto
del azar e incluso se reflejan
en el sistema humano, o cuando leo
algún pensamiento de Nietzsche
(lo leo, lo releo, siempre sin entender),
pienso que lo mejor, para no sufrir nunca,
es dormir con la dulce heroína en las venas
o leer las calientes páginas de Playboy.

Si en verdad Dios ha muerto
(como dice el filósofo que escupió
contra Wagner), si se murió Sid Vicious,
mal la tendrá mi fe para estarse de pie,
fumarse un canutillo y caminar
sin rumbo de ahora en adelante,
cuando vea que nadie me escribe,
me saluda, por correo virtual.
(¿Qué será de mi alma cuando se siente
a oscuras, solitaria, en la silla y busque
en Yahoo y vea, con sorpresa en su rostro,
que ya no le contestan mensajes por e-mail?).

Eso de estar sin Dios me tiene desvelado
y me invita a vivir con droga en los pulmones.
Pero tiene su encanto fumar hierba en la muerte.
La ventaja es que ahora ya no existe
ese Alguien (sea Dios o Sid Vicious)
que maneje mi vida y cuestione mis actos.
Tampoco me preocupa si me escriben o no,
ni si yo escribo y borro la página privada.
(Sólo pienso en beber la dulce marihuana).
Este mes, por ejemplo, no he pagado
el teléfono ni el dúo ADSL, y dudo
que me alcance para medio alquiler.
Así que no sabré –si me echan a la calle—
que hará la policía si me convierto
en Diógenes y me pido limosnas
a mí mismo y me burlo, como el rey
de los cínicos, de este mundo perfecto.
Tampoco sé que sienten aquellos que no roban
dinero a su familia detrás de un gramo
blanco y que nunca han leído a escritores
dementes, a músicos dementes, a través de Internet.

Decir que no hay Sid Vicious o que Dios
se murió parece una blasfemia
de un niño sin cabeza. Es igual que decir
que los hombres son trenes o que somos
vagones que viajamos de noche. También
que somos autos, mil manadas de coches
que se mueven sin rumbo, sin luces ni chofer.
No obstante, a veces pienso que ese loco
de Nietzsche decía algunas frases con sobrada razón.
Lo de Dios, por ejemplo, eso de que está muerto.
Si analizas el mundo y lees las noticias
que divulga el periódico, no parece
que fuera tan loco como dicen,
ni que escribiera siempre cosas descabelladas




Publicado por las afinidades electivas - España

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