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jueves, 18 de noviembre de 2010
2176.- RICARDO RUBIO
Ricardo Rubio. (Argentina)
Nació en Buenos Aires el 11 de mayo de 1951. Es poeta, narrador y dramaturgo. Coordina talleres literarios desde 1984 y es director de teatro. Estrenó doce de sus obras teatrales en Buenos Aires y provincias; una de ellas en Madrid. Dirige el Grupo Literario La Luna Que desde 1980. Dirigió las revistas La Luna Que, Tuxmil, Universo Sur (con Antonio Aliberti) y Crisol.Dirigió los ciclos: "La cara de nosotros, ustedes", "Todo recomienza", "La voz a ti debida", "Mujer Poesía", "Marcha poética" y el Café Literario "Tinta Buenos Aires". Secretario de Cultura de la Sociedad Argentina de Escritores Oeste Bonaerense (2005-2007). Presidente de Sociedad Argentina de Escritores Oeste Bonaerense (Período 2007-2010). Miembro del Comité de Administración de la Fundación Argentina para la Poesía (1998-2003) presidido por Carlos Dodero y Secretario General de la Asociación Americana de Poesía (1999-2002) presidida por Ester de Izaguirre. Ha sido coordinador en Buenos Aires de los Congresos Internacionales de Poetas y Escritores celebrados en San Marcos Sierras y Cruz del Eje (Córdoba), dirigidos por Andrés Utello. También coordinó la Primera Tournée Poética (Catamarca, La Rioja y Tucumán) dirigida por Julio Carabelli, y las Jornadas de Poesía en Entre Ríos, con Ester de Izaguirre. Dirigió con Nélida Delbonis el encuentro de poetas de la capital con poetas de Azul, en esta última ciudad. Realiza con Carlos Kuraiem, Patricia Verón y Andrés Utello la Exposición Itinerante de Revistas Literarias y Culturales Argentinas y del Mundo en todo el país. Diserta habitualmente sobre temas de poesía y sobre la vida y obra de Elvio Romero, sobre las obras poéticas de Juan-Jacobo Bajarlía, Alberto Luis Ponzo y Romilio Ribero, y sobre la narrativa del cubano Reinaldo Arenas. Partes de su obra poética han sido traducidas parcialmente al francés, al italiano y al ruso integrando algunas antologías.
Poesía publicada:
"Invención de lo maravilloso y aproximaciones al margen del ocio", Díptico LLQSCCLB, 1978.
"Pie a pie, algunos pasos", Ediciones Cristal, 1979.
"Clave de mi", Ediciones Cristal, 1980.
"Pueblos repentinos", Epsilon Editora, 1986.
"Historias de la flor", LAR (Literatura Americana Reunida), 1988.
"Arbol con pájaros", LLQSCCLB, 1996.
"Simulación de la rosa", La Luna Que, 1998.
"Epítome", La Luna Que, 2001.
"Area sustantiva, Cuaderno La Luna Que, 2002.
"Teopea", Cuaderno La Luna Que, 2002.
"La leyenda de Tromentor", con ilustraciones de Mónica Caputo, Ediciones Antares, 2002
"El color con que atardece", La Luna Que, 2002 y 2003.
“Entre líneas de agua”, La Luna Que, 2007.
Narrativa publicada:
"Calumex", novela, Ediciones Cristal, 1984.
"La trama del silencio", cuento, La Luna Que, 1997.
“Aliteraciones, Sonsonetes y otros juegos”, minicuentos, La Luna Que, 2006.
www.ricardorubio.s5.com
http://ricardorubio.blogspot.com
Poemas 1975-1985
"Pueblos repentinos", Epsilon Editora, 1988.
1. CONVERSACIONES DE SIMIOS Y SERPIENTES
Reclina tu frente tan lento como puedas
y quítate el reloj,
hay demasiado apremio en sus agujas.
LAS GORGONAS
Quienes no hayan mirado
hacia las mansas y cálidas vertientes de la idea,
y aún, quienes no ejercieron la decencia
en los escalones más débiles
o en las latitudes en que no se miran las palomas,
y todos aquellos que no gritaron a tiempo
cuando el salto y cuando el grito,
han de morir distinto de nosotros,
pues no tienen derecho a dejar de respirar
ni a sufrir lo suficiente.
SOLEDAD
Hay terribles monstruos
a la espalda de mis amigos.
Con esta cara de vanos y endurecidos pelos
con esta piel, con estos ojos,
sabré acaso algún día la razón del silencio.
Oiré la voz que no dudo
y tendré pruebas del eterno mar.
Con estos límites hallaré la infinitud
y gritaré con esta boca
el alarido quedo del capullo del cardón.
LOS LÍMITES DEL ORDEN
Con extraños males
he cubierto esta tierra
y la línea curva del andar
delata mi penumbra.
LOS TRAICIONADOS
Advertir la traición
es condición suficiente para volar
por eso no somos pájaros.
Uno de estas tardes habrán de olvidar mi cara,
en algún suelo voy a caer de bruces.
Moriré despacio
pero seguro de estar muriendo.
Sería bueno abrir todas las puertas
y detener todos los relojes.
Será un sufrimiento tolerable,
me rodearán mis fantasmas, el silencio y la mañana,
y la luz y las sombras se llenarán de infinitud.
Sería bueno, uno de estos años,
abrir todas las puertas para que nadie muera.
DIVISIÓN DEL DOLOR
En un rincón astuto
tratarán de que calles.
Toda flor se desangra entre ciertos muros.
No hay ojos para tanta inclemencia,
sólo lloviznas eléctricas y garrote en manos estólidas.
Sucede cuando el grito,
cuando la muerte de los utópicos
ofrece trabajo a los mediocres,
cuando nadie explota,
cuando se nublan los ojos
ante la triste virtud del silencio.
RINCONES
En el polvo yacen virtudes invisibles de la vida.
Hay un porqué en las gravas
para inquietar la ira del que vive o sacudir
las manos del que muere.
Hay polvo para todos, un rincón en este mundo
donde permanecer tiesos y desaparecidos.
OCHENTA Y TRES
Sostengo que no dejaré más que algunos versos
a pesar de sus formas quietas rabiando melodías.
Sólo palabras para digerir el tiempo
y separar distancias.
Sólo letras con fieras milenarias
llenas de vejez que no soñé.
Frases con arcabuces cargados de rosas y terror.
Narraciones extrañas donde se revuelve
el laberinto de postergación y miedo.
Caracteres oscuros sobre la cara blanca del idioma.
Pienso que no seré más feliz que ahora
y me abstengo de opinar lo insuficiente.
Sostengo nuevamente tu mano
y tu piel se hace anémonas,
y otra vez la noche, parece mentira.
LOS SIGNOS DE LA DEMENCIA
Esa parte rota en que dividimos el tiempo,
la máquina que gira, los gongs.
El rincón que apropia la basura.
Las semejanzas de las dudas con el espejo,
del orden con la herida.
Las particulares voces de los hombres armados,
las particulares voces de los hombres desnudos,
de las mujeres simples, de los insectos complejos,
de los flacos por dentro.
Las iguales actitudes del oprobio y la vagancia,
del ocio y la incertidumbre.
Las mentiras toscas que no justifican el metal,
el incendio, la tortura, las ventanas tapiadas,
la insistencia, el desorden,
la ambición.
Los costados extraños de la bebida
que resucitan los venganzas y los cuchillos.
Las razones castrenses que incendian las caras.
Los cuerpos de paspartú
que derramaron luces negras donde había pobreza suficiente para sobrevivir sin gritar.
Los que sueltan el voltaje,
los que beben de los muertos
y los androides que ejecutan a conciencia
la visión de sus espejos.
NO ES IMPREDECIBLE
No pretendo extenderme en cada día.
He de morir como es costumbre:
roto pero completo.
No me preocupa saber qué harán
los minutos con mi carne,
ni que dirán los vivos de mis gestos.
Lo que sé de mí seguirá en los otoños
y mis hachas y mis uñas
volverán en otra memoria
para darle amor o puñal a mi olvido.
Y otra vez vuelvo para adentro
como si alguien me llamara.
RECURSOS DEL ALBA
Por todas las heridas
que lentas estrellas mantienen en su sitio
habría que demorar el verso
y darle prioridad a la mañana.
Ésa sería la venganza de la flor,
de la luz, de la brisa.
En el interior del mundo
los muertos sonreirían.
Así traman mis palabras
su vocación de trampa.
VIVIR
Lo nuestro es delatarnos, es decir,
tener las olas a merced y un grito a cuestas.
Un alarido como pocos,
un falso tragaluz, una carnada.
Dejar los ojos quietos en la sombra insensata,
desconocer la luz y abjurar.
Será que ningún zorzal habitó estos espacios,
será que mi especie se llena de absurdos señuelos
o de llamaradas.
Esta noche se empecina, como tantas,
en buscar la primavera.
SENTENCIA
Cuando silencies la lengua para otorgar
empezarás la muerte de los callados,
que es una muerte húmeda y apartada.
Nada tan mortal como caer en la trampa
y seguir viviendo.
2. CONFLICTO (1982)
Vengo desde nunca y para siempre.
Necesito quedarme a discutir sobre lo eterno.
Busco heridas que justifiquen el grito.
PLANETA
Tarde envuelta en rojas llamaradas.
Cielos eternos despedazan
el ocaso certero de los astros.
Viento que concibe quiebros
y compañeros que caen.
El cobijo agrietado del recuerdo
olvida este presente:
aun aislados los tormentos
todo es muerte.
Cabe un ojo en nuestra riqueza
y no flaquea el insano designio del poder.
La tarde se deshace
en partículas de luces quemadas.
HERIDOS
Se hunden, se retuercen.
Tus dedos sin distancia
y tu piel inmutable
se deshacen.
Las formas del espacio
se sacuden.
TRINCHERA
Retazo de un crepúsculo
para el alivio de los ausentes
(juega el abismo su ignorancia y su presunción).
Todo cunde.
La forma esencial acecha
quitándose los dientes.
BATALLA
Inopia.
Hora de ver el infame delito
de morir en vano.
La forma esparce su misterio
pegándose a los cuerpos.
DEL CORAZÓN A LAS PALMAS
Me causa el entorpecido instante,
el nudo que envuelve
mentiras y explosiones.
Ominosas ofrendas a los vencidos,
a los que avanzaron,
a los que huyeron
de las esquirlas de la obediencia
Fruta fresca para los recién llegados
y lágrimas.
ODIO
Todo lo que toques
es olido por el cerdo.
No dejes que te muerda,
antes acábalo.
LA RUECA
Hay un reclamo de lógica perdida
en la espalda del viento.
Un reclamo de espacios y de ciencias
en la infinita sabiduría de las rocas.
Como nave cristalina el tiempo
reviste la preciada desnudez de la tierra
y los profanos hijos del ancestro
se pintan de colores
y se visten de espejos nunca vistos.
Y hay otras tantas formas de huir.
Hay un llanto esmeralda
acariciando la tibia mansedad de la montaña,
viene el mineral con su verdad a cuestas.
Alguien descompuso esas semillas
y creyéndose sabio les dio una cifra,
y cifra y letra
formaron extraños parásitos de papel
que no sacian nuestra honda sed
de invitados sin regalo.
La claridad brota de viejas filosofías no escritas aún,
los astros nada saben de palomas ni de credos,
pero el suelo ha dado flores e insectos
y sin contarnos nos envuelve en silencio
y a él volvemos.
Hay otras tantas formas de huir.
Objeto de grandes pensadores
con grandes cerebros y fortunas,
y profetas, magos, monjes e ingenieros,
objeto de inútiles pisadas, de invasiones,
de colonización,
de intrépidos periplos
alrededor de qué o de quién,
de formas y dibujos, de forzados cambios,
y de lluvias atómicas que nada saben
de núcleo ni de átomo.
Por eso el suelo aguantando no es sed
y es amparo,
sin embargo el gemido asoma en el desierto
y el grito en el volcán.
¿Quién me dará una almeja y un balde de arena?
¿Quién me enseñará a no saber nada?
Y otras tantas formas de huir.
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