Freddy Ñáñez. Venezuela, 1976. Poeta, editor, titiritero y cineasta.
Ha publicado los poemarios: "Todos los Instantes" (1999), "Un millón de pájaros muertos (2002), "Los hombres que vienen de morir" y "Fuego donde dice paraíso" (2004), "Bajo Palabra" (2005) y Suma del árbol (2007).
Ha publicado además las antologías Los dragones de papel: nueva poesía tachirense (2004) y "Sangradas escrituras" antología de poesía en la frontera (2007). En el año 2000 funda Nadie Nos Edita Editores. Ha obtenido los siguientes premios literarios "Certamen Mayor de las Artes y las Letras. Ministerio del Poder Popular para la cultura 2004, Premio Internacional de poesía Juan Beroes 2005. Como editor ha merecido el premio nacional del libro edición 2004, 2005 y 2006 por diversas obras. En el año 2005 se hace merecedor del Premio Nacional de Teatro de Muñecos.
I
A la luz de estos cuerpos
la tierra carece de sustancia
Oscura y hueca
se revela
No proyecta su sombra
No pesa
ante la luz
de estos cuerpos
Engendro del tacto
es luenga ensimismada
La atea casa de los terreros
que gira sin metro
en el verbo
se porta ciega.
Oscura ante el fulgor
de los difuntos.
ante la luz del hueso,
ante la lumbre de lo quieto
la tierra no es prodigio
no compensa
A la luz de nuestros muertos
carece de tiempo y de profundo
II
El silencio es la luz de los muertos
Arde, no ilumina
Y la tierra, una sola sombra
dando vueltas
Sin lumbre, sin promesas
Claridad del bosque
emanan los difuntos
es decir
agrietan el terreno
amargan la cosecha
espantan la lluvia
con su blanco aullido
También ellos se niegan
y pugnan por salir
al gran afuera,
No quiere la carroña
el reino anticipado
Arden, no transitan
los huesos
El silencio de la tierra
es lo que tiembla
lo que hierve
en el pecho de los muertos
III
La tierra principia en el cuerpo
Son hombres enterrados
los desiertos. Sangre que rueda adentro
del Reino
entre logos y soles caídos
entre hermanos
Fue un pueblo esta
sabana
de aquéllos latidos, polvareda
Primero fue el cuerpo
y en su vértigo la raíz
se hizo tacto
Es tu ancestro
girando lo que miras
Tu costilla robada
dando vueltas
Tu memoria perdida
Tu vacío
Tierra que es la suma del cuerpo
Y que insiste en olvidarnos
IV
Y fue la tierra
el relámpago eterno
en el pecho de los muertos
Blanca la fosa
sin raíz
parece levitar en nuestra
cuita
Brillo que responde
a nuestro nombre
humus de la sombra más humana
Tierra que es latido
en la sangre seca…
cuerpo de la brisa primigenia
Y fue fulgor de barro
Mediodía en el estiaje de los huesos
V
No hay lágrima ajena
en esta tierra socavada
Cueva que devuelve con su luz
a los caídos
Tiembla en la oración
sobreviviente
una vocal terrera
Late, en la mirada
de los hombres,
su fuego pasajero
No hay fósil que no te pertenezca
Ni ropa quemada bajo tierra
Ni espina dorsal
Diente
Fémur
Que no te falte hoy
Lágrima,
punta de luz que busca en la tierra
su perfil humano
vocal fósil
dilatada
para siempre
No existe un brillo
en estas fosas
que no te abrigue
por las noches
Sepulcros
que dan el ancho
de tus penas
restos que se abrazan a otros restos
y que de tanto girar se encuentran
Late en la lágrima tu raíz
Nada bajo tierra es ajeno
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