Neshe Yashin nació en Nicosia, Chipre, en febrero de 1959. Ha publicado, entre otros, los libros de poesía Sumbul ve Nergis (1979); Savaslarin Gozyaslari (1980); Kapilar (1992) y Ay Asktan Yapilmistir (2000). Ha publicado también algunos ensayos. Ha participado en Festivales de Poesía en Macedonia, Israel, China, y Alemania, entre otros países. Es miembro de la Unión de Artistas y Escritores chipriotas. Actualmente se desempeña en programación radial, en radio Astra y Radio Pik y directora de la sección de Educación Especial en la Universidad de Chipre, Departamento de Estudios Turcos.
Poemas de Neshe Yashin
La Gran Palabra
Cuando el poema profiera la gran palabra
todas las armas se silenciarán al tiempo
la palabra que es la voz de
la sangre derramada y el grito de sufrimiento
la palabra que es proferida por el coro de los muertos
y por la multitud exilada de la historia.
Ella será murmurada por la flor
la nube lagrimeante en el cielo
las raptadas olas del mar
y los niños que no quieren
ir al ejército.
Ese día, un nuevo amor emergerá
entre la espuma del mar
y su indistinta nacionalidad.
La guerra morirá de vergüenza
mientras el silencio comienza a tomar venganza de la historia
y las palabras mágicas
besarán al viento del amor.
Si ser desleal a la otra mitad
me entregará la tierra natal entera
tu nacionalismo será un huevo de cornudo
yo te traicionaré
aún con tu sangriento ejército atrás de mi
yo haré el amor con todos los enemigos
yo te traicionaré
sobre todos los continentes de esta tierra.
Cuando el poema profiera la gran palabra
todos los negocios y las negociaciones
llegarán a un término sin nada pendiente por decir
todos los mediadores estarán desempleados.
La historia se rendirá
bajo esa gran palabra que carga
las estrellas y los ríos
el interminable amor haciendo de todos los tiempos
los sonidos, la lluvia, y los mares.
Cuando la gran palabra
sea proferida por el poema
acaso los poetas serán ejecutados
o la paz descenderá sobre la tierra.
Traducción de Rafael Patiño
*
Perdiéndose en el espacio
Una flor
en mi mesa
una estrella insomne cae
sobre la sábana
y cuelga su voz en mi pecho
dando golpes,
tocando puertas
el tic-tac del reloj
sostiene mi mano
y tu respirar sin sueño
está en el mío
(el arco iris flotó mudo
como el disparo de la flecha
de la separación)
mientras resurjo del espejo,
viéndome con los ojos arrugados
de una anciana,
desprendo el amor de mi espalda
en absoluta desnudez,
desprovista, muda,
en el abrazo, callada, creo que
ningún poeta sobre esta Tierra
podría encontrar
los versos que te perdonen.
Tomado de Alforja, Revista de Poesía, México, No. 6, Otoño de 1998.
Traducción de José Vicente Anaya
No hay comentarios:
Publicar un comentario