Vahé Godel. Nacido en 1931, en Ginebra, Suiza, ha sido considerado como uno de los más originales creaodres dentro de la actual poesía suiza en lengua francesa. El crítico venezolano Alfredo Silva Estrada, su traductor y estudioso de su obra, ha afirmado que desde Señas Particulares (1969) hasta Algo Alguien (1987), Godel no ha cesado de adentrarse, armado de humor y ternura, a través de límites naturales entre lo natural y lo mental, en la búsqueda del yo y el otro, en la lucha y connivencia entre el algo y el alguien, en la indagación en soledad del adentro y el afuera. Así, claridad y sombra se alternan en su escritura.
Poema de Vahé Godel
Control de identidad
-¿cuál es tu nombre?- el del fundador
de una ciudad desconocida el de una especie
de pájaros completamente desaparecida
el de una lengua olvidada
el de un bello navío perdido bienes y personas
-¿qué edad tienes?- la edad que tenía el padre
de mi padre cuando yo nací
la edad que tenía mi padre cuando yo
levé anclas la edad que tendrá mi hijo
cuando al fin yo no tenga ya nada que perder
-¿de dónde vienes?- del epicentro de las altas
mesetas de la zona ocupada de la
estación de la morgue de ninguna parte
-¿adónde vas?- hacia la única fuente hacia
la desembocadura hacia el techo del mundo al
fondo del abismo en la noche de mi
cráneo dentro del sol de mis entrañas
-¿quién eres ?- el sobrino del viento el amante
de la ceniza el discípulo del fuego
el heredero del vacío -¿pero qué más ? - un
eterno andariego un desertor o
mejor aún: un pillador de desiertos un rompedor
de ruinas un viajero inmóvil
un mirón tuerto un cazador de sombras
(una sombra)
Usos de la hierba
Algunos la nombran sin verla
otros la ven sin nombrarla
unos la pisan otros la esquivan
otros la siegan la marchitan la acumulan
con el único fin de quemarla algunos la pacen
la mascan sin descanso hasta el punto de
volverla repugnante papilla jugo nauseabundo
que para terminar se tragan o escupen
otros se limitan
a rozarla con los ojos con la punta
de un pie o hasta de un solo dedo otros también
la husmean largamente la encienden la fuman
felices de reducirla a azulosas volutas
y van llevando así lo efímero a su colmo
*
uno puede también dejarla estar dejarla
hablar la hierba mezclada con la flora del verbo
ese brasero que verdea en el vacío ojo
sin párpado islote perdido ese libro mágico
vegetal abierto sobre una mesa sin límites:
al menor alerta el verbo se ilumina
al menor soplo la hierba se hincha
o se ahueca como la grupa de un
pura sangre -pero la mesa permanece invisible
teniendo la transparencia y el color del aire
*
a partir de entonces nada existe fuera de los labios de
la lluvia las vértebras del viento la verga del
día más largo la vagina de la noche más
breve desde entonces encrespada o hirsuta buena
o mala la hierba vertiginosa más verde que
nunca sí el delirio de la hierba el oro del
verbo -leer es herborizar
escribir es reverdecer cultivar el vacío
echar al viento la casa por la ventana
(tus piernas se diluyen mi cráneo
es un arroyo de nieve silenciosa
chorreamos rutilantes sobre impalpables muros)
Traducción : Alfredo Silva Estrada
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TODO Y NADA
A Jean Starobinski
Yo no dejo de oscilar entre el miedo al Vacío y el llamado de Nada, pero, por otra parte, apunto a lo Lleno, abarco el Todo (y, en verdad, quien mucho abarca...). Es el juego del Todo y de Nada, de lo Lleno y del Vacío –ese juego insensato de escribir (Mallarmé)– curiosa mezcla de jaque mate y de ruleta rusa: Todo se juega en el centro –fuera de lo cual (no) hay Nada (ceniza). ¿Por qué escribir? Por nada (porque hace frío, porque está oscuro, porque el agua escasea cada vez más y la casa se quema, etc.). Uno siempre escribe en pura pérdida: sin cesar uno corre, uno trabaja para su pérdida –sí, pero purificándola, ¿no saca uno acaso una ganancia inestimable?... Terminar, pues. Escoger un punto de caída. No tener más que un punto de mira. Hacer el vacío. Hacer lo lleno. Vaciar. Llenar. (Soy un blanco cuya muerte es el centro –el centro vital.)
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