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viernes, 10 de septiembre de 2010

1211.- EDGAR SAAVEDRA


EDGAR SAAVEDRA. (PERÚ). En la poesía de Edgar Saavedra el gesto terriblemente surrealista hace de su poesía una mixtura entre lo antiguo y lo moderno, en el sentido, de la creación de escenarios de ensueño y en el empleo de paradojas reflexivas. No en vano, y subrepticiamente, en su libro Final aún se propone un camino mítico surrealista, a la manera, en que los grandes surrealistas entendían el arte “primitivo”. Saavedra instala su enunciación “a miles de kilómetros del Pacífico”, nos remite a los Andes, con una tesitura surrealista, y nos propone un altar de sacrificio para su libro: “la sangre aún no conoce sus poderes por todo ello resucita”. Patricia Serra tanto en Exudar como en Laberintos y puentes apunta hacia la descripción de sueños, de parajes desolados, del temor frente a la frontera que separa la realidad de la irrealidad: “lloré durante mil años / mientras sobreviví en el vientre de la abuela (…) hasta aquel día que por un milagro / ella tuvo una alergia extraña a la noche / y me escupió”.


De: Final aún (Lima, Ediciones del Signo Lotófago, 2000).



En una habitación

la realidad
toca un tambor de piel humana

nuestros hijos cansados de masturbarse

abren las ventanas

los dolores
sin brazos

(otro cuerpo se descompone de belleza)

un ruido de costumbres se levanta de la tierra
todas las cartas que sembraron en ataúdes

metal de licor que abre el camino hacia lo absoluto





Que las manos jueguen entre pubis
y manglares
que los vinos vomiten todas las historias
pero el árbol es mío creció en mis alas
(árbol desproporcionado después de una batalla)
y han venido a recuperar ese pedazo de tierra
pero los países eran sesos de veranos alcohólicos

un pez de fragancia insomne sube hasta mi cuello
violenta los colores de sonidos sin voz
en las palabras
genera tempestades de ángeles siluetas oscuras de grasa

(los caballos conocían el camino de memoria
porque ése era el requerimiento)

se escuchaba la única respuesta:
ha muerto el hombre pero no ha muerto





No fue así como contaron las piedras
y el rumor de los caminos
aullidos que detestan otra noche
la noche que no sirve sino para masturbarse
pensando
en el reino que los barcos temen
y temo hablar de mi sexo
más bello que los árboles

estaba envenenando el homenaje
debajo de las puertas
ahí estaban las bocas invitadas
inútiles materias tiempos que aniquilan los relojes

animal que necesitas agita y fuego
para escapar de tu propia sangre
quien nunca llega quien espera los días del cuerpo
y la lujuria
la mirada insistía en su color de piedra de
cielo de virgen de mármol de noche insuficiente
reunidos en nombre de lo que fue ausencia
y de lo que han dejado a pesar de no irse





O eran los colores del verano las heridas que dejan los vientos cuando pasan y el surco aún inflamable

hemos dejado espacios inexorables en las vueltas del reloj y de la mano

debió ser sólo un susto y emergiste aprisionando pequeños mamíferos de cuernos afilados
partieron todos naufragando y durmiendo
las palabras han agotado su libertad fuera de mi boca
te ofrezco mi sueño ignorado por los adivinos
los fósforos que tu madre usaba sobre la leña verde
mi madre que reía con la inteligencia de los frutos carnívoros

durmiendo te he visto

ansioso estaba por preguntarte quién clavó esos alfileres en tus ojos

pero las

estaciones frías no sirven sino para despertar cayendo sobre hojas de tormentos y corazones molidos
una infancia más dulce posiblemente nos aguardaba cuando el pasto azul imprimía las
ventanas del iris el nacimiento de los ríos sobre acantilados de hierba

afuera el viento sólo ha dejado caer una muralla leve de
ironía





Y otra vez los misterios del hombre
éxodo inevitable
y la ciudad en ruinas

una ciudad fue tu cuerpo hermoso de armas blancas
guerreros inmortales bebieron el calor de las mujeres
una sombra salvaje inundó mi cuerpo de predicciones

vientos se aproximan y amenazan
las naves violentadas por el sueño
pero ni el viento ni los corsarios de juguete
que nos mataron a todos
volverán a sembrar cadáveres de niñas en tus brazos

hormigas atizaban el sexo de un muerto
mi abrigo abandonado en una lápida
la piel enfurecida
atenta contra el lenguaje sin saber si volveremos
hacia donde no procrean ni las manos ni los hijos
o el origen de pianos gastados por los pájaros





He recogido esta vieja memoria
como quien se dobla a recoger una moneda de bronce
y hemos perseguido bastante tiempo una y diferentes cosas
en el eclipse que nos embriaga y devora

soñamos que guerreros antiguos
cavaron una tumba en tu cerebro
y amargamente han vacilado
viendo que un gas oscuro de óxido
les aturdía los miembros
la moneda existe y los guerreros danzan
porque la música era la sensualidad de sus mujeres
y no estuviste seguro de regresar a ocuparme
veneno disperso en el agua que matas
a escasos animales sobrevivientes del último diluvio
pero al fin moneda

pudiste servir en algún tiempo a hombres abandonados y vencidos
y si hoy llueve es porque estoy muriendo
naciendo o bebiendo
sin saber y sin interesarme adónde me conduzco
en mi nave tumbas y anillos y humo
la memoria es débil
la tuya al menos desapareció en un pedazo de bronce





Ni las ventanas que soportan el odio del sol
ni las formas que se rompen en las ramas del ojo
detenían el paroxismo de los asesinados

ascendiente animal del fuego
los fantasmas reales han cubierto con sus dedos
el olor de vírgenes apuñaladas
pero ni eso recuerdas

vimos los huesos dispersos de una mujer
una tarde que volvíamos de un viaje por las azoteas
su hijo que encendía huevos de mamíferos
con la mirada
pero tampoco importa si el fuego era cierto
si el regreso duele un poco más
que el entendimiento


en las esquinas

una pareja de hombres se amaba bruscamente
las máquinas y la violencia andaban aullando
en las madrugadas
el lenguaje pierde el filo de sus armaduras
la razón es indiferente a los helechos
que nacieron sonámbulos

has soñado musgos que sin motivo volaban
te fuiste en la soledad más terrible
las heces arpías libaron por ti en las grutas
de los pinceles
los peces volaron y las plantas crecieron
sin ningún dolor en las axilas





Como en regiones de dorados trópicos
un viento de marfil atravesando los muros
el incienso devorando
el color de plumas innumerables
guitarras agonizan en las regiones cálidas
del pubis o el gemido demoníaco
lejos no hablas
escuchas a la mujer suicida
las sábanas de seda dejaron de ser sus armas
escucha su dolor
la lluvia que es la respuesta al dolor

más intentos más ruinas demolidas por la angustia
y tú qué hacías descolgándote en los abismos
donde hasta la muerte pierde el equilibrio
te alejas y vuelves y no has llegado
me cubres con el viento que tejían los halcones
enanos subiendo por tus pies y tus manos
inventando música negros aletazos
una ceremonia sideral inventando el adiós
se cansan los trayectos la niebla no amanece
los enanos crecen trepan por tu cuerpo amanecen
muertos y resucitan nuevamente

no puedo verte sombra fermosa y limpia
soy el héroe que se entrega jubiloso a semejantes
despedidas

mitad de círculo agitado: las primeras luces
abren la sucia y anaranjada casa sintética
la muñeca aparece ensangrentada y violada
abundan animales de agua animales erizados
de profecías
uno me da sombra y otro sufre

plantas animales giran y bailan esperando la noche





Hemos soportado por mucho tiempo la imagen de un campo de batalla donde cabezas y
cráneos de trovadores han germinado una hermosa planta de plástico que se alimenta
regularmente de iguanas ya extinguidas y transformadas en abanicos de sal ocultos en
canales que han surcado voraces las ventanas de la tierra

esta delicia inevitable



murallas gigantes de sudor han cubierto las pirámides donde los habitantes eran
pequeños reptiles de playas artificiales



he soportado el peso y no abandone mi cuerpo me aferré como la noche a los ojos de los
murciélagos recién nacidos luego descubrí mis pies y amargamente me contaron que a
veces pudieron verte entre montañas de bosques eléctricos inventando con tu aliento
escorpiones ríos que mojaban las paredes de los sueños
encontramos en la arena huellas y saliva fósil de jóvenes asexuados que fueron tus
amantes por siglos -a cambio de un poco de sangre que absorbían cada madrugada de tus
pechos se quedaron dormidos junto a los cabellos que ahora yacen separados de mi cráneo-

opio mezcal y polvo habitan tu esqueleto sin embargo pasaste por el ojo de una aguja
para ser tu última descendiente fortaleza de licor y esperma de sombra y aguardiente

ahora no te asombres acepta mi condición de vencido de intentar lamer eternamente una
o varias partes de tu cuerpo donde se pierde la lucidez y la apariencia humana





Y después del amor qué esperabas

nadie te observa ahora
el velo del sol te cubre de polvo
el polvo del ruido y el placer del polvo

almohadas de senos admitiendo la niebla
tu cuerpo distorsionado en el látex

y seguirás el camino olvidando tu
olor tus labios tus preservativos
amarás entendiendo que la carne
es más carne cuando huele
y abrirás las piernas esperando
posiblemente una entrada al paraíso

la reflexión tímida ante un revólver





En las próximas estaciones los puñales de tu cuerpo



se habrán desintegrado
las mujeres seguirán caminando desnudas en tus párpados
ahora que van y vienen ancianos los fusiles
por encima de luces y cabezas decapitadas

antes de mi muerte hubiese querido arrastrar
todo lo que sobrevive al incendio



escaramuzas de cabellos enredados en mi pecho


lejos de máscaras y espadas
corrían por la tierra húmeda y ese olor era el mismo ruido




que escuchaste
cuando amanecieron colgados de tus labios
racimos de origen
y agua fecunda de conspiraciones

huye muy lejos donde las estaciones sean reinos fusibles
y de tus armas crezcan pájaros perfectos

ellos seguían el olor del mismo viento
tú seguirás la suerte de la especie más rara

las canterías los desiertos o la noche no podrán negarte

su cuerpo
su sal de abismos




Animal sin huesos de ceniza tu rostro en aromas de sed voy
hacia tus pelos
desquiciados y complicadísimos
fluye la respiración ciega o la perspectiva de la mirada en la
ventana del fuego
el grito de una mano y un pie anudados
sombra calcinada de frutos venenosos del metal que florece
de las manos y los lirios
animal sin sangre que la lluvia de mis venas ha creado y
moldeado por saliva
en los paraguas de estío
y tu lengua de hielo navegando por mi pecho
planetas naciendo los peces terrestres
la mentira es verdad cuando habla o cuando sueña
las paredes sueñan con la intensidad de los aviones
las paredes sueñan con la bondad letal de su cuerpo

llegaron los ruidos con paraísos cruces y quimeras
tenías un ojo podrido y los cabellos
cada uno clavado en el cielo
las plantas estaban rotas
la noche se desintegraba lo mismo que la ciudad en pedazos
azules de
excremento

El olor a excremento ha desaparecido de las aldeas
(no habrá odio ni retorno fijo)

el agua silvestre era entonces

recuerda tu pasión tu ardor eterno e inconsciente
así como el flujo incesante de tu fertilidad enervándose
hacia las espinas que bordeaban las líneas de mi mano

no esperes las noticias del otro lado

nosotros somos los que observamos
hablando sobre la hierba
y en caballos marinos que desprecian sus alas
partimos borrachos y célibes

las campanas del río no han abierto sus tallos venenosos
los animales han huido irregularmente con la soledad
que acompaña a los suicidas madrugadores

volamos toda la noche
en los pasadizos las mujeres ensayaban pequeñas canciones
y los muchachos fumaban debajo de las escaleras

la desesperación ha madurado
y no puedo dejar de mirarme sin morir un poco

Todo pasa y nada
todo el dolor y nada
guardianes murciélagos que no huyen y nada
la paciente claridad de lo inverso
aire tibio que arranca aspereza de los labios
el cansancio que vacila los rituales brujos
aldeas sin luz que adoran unas manos
las contiendas del vino
no el revés de la historia el hilo posible que sostiene
la mirada
tu mirada a mi sexo
y lápidas de azul el miedo azul el terrible grito
azul de los devoradores de palomas
veíamos besar el vómito
la luna cubierta de eslabones de plástico
ni la hoja que nos cubre el sexo
y agitabas tu belleza entre las hojas
una belleza sin raíces
la sangre enjaulada detrás de la esquina
mis labios buscando la esencia estéril
vendados de fiesta o crimen
nosotros el vapor de tus labios
el acento de hecatombe y la oscuridad
que se desliza en un pequeño barco
por una sonrisa de juguete


Ahora
a miles de kilómetros del Pacífico
la sangre aún no conoce sus poderes

por todo esto resucita

aves del mundo a través de las ventanas
se convertían en humo
el dolor es insuficiente para despertarse

todo lo real se deforma
porque la sombra ha negado su imagen

la memoria ha descendido a las fogatas
y la historia es incontable sin fantasía:
tu madre era una mujer hermosa
tu madre ya no sabrá quién eres

las armas de fuego vigilaban el esqueleto
devuelves en tus manos la inercia de las piedras
y se cansan para siempre
las quimeras y los primeros habitantes
que volaron en círculos sobre nuestra tierra

no escuchas el llanto de las rameras
de las vírgenes que exhalaban agua y esperma como nunca
las manos han reconocido su materia
tocándote
no destroces los bosques de amalgama líquida
ni la suerte vencida en las barajas
un rumor insaciable nos anuncia que hemos llegado
las murallas otra vez los destierros
que jamás serán leídos
y la ciudad en ruinas

escucha el final y luego muere
el final nadie lo sabe
el final no es éste
el final

aún

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