Liv Lundberg nació en Noruega en 1944. Poeta, novelista y ensayista. Publicaciones: Den klare tonen (The Clear Tone), 1979; Hjerterspeil (Mirror of Hearts), 1981; Språkets hus har åpninger (The House of Language has openings), 1982; Steindrømt (Stone dreamed), 1985; Lady Lazarus (Selección y traducción de poemas de Sylvia Plath, 1986; Tveegget engel (Double Edged Angel), 1988; Vinterens hjerte (Heart of Winter), novela, 1990; Nybegynnerens forutsetningsløshet (Beginner’s Mind), 1996; circum polaris (ed.), anthología, 1997; Alfabet (Alphabet) traducción de poemas de Inger Christensen, 1997; afrika (africa), 1998; Iverksatt (Works), 1999; Harlekins hud (Harlequin’s Skin), 2001. Desde 1993 es profesora de escritura creativa en la Universidad de Tromso en Noruega. Miembro de la Unión de Autores de Noruega y del Comité Internacional de la Unión de Escritores de Noruega. Según Sebastián Barker “Su poesía es seria, responsable, además de ser colorida, nublada, dura, helada y pétrea. Las palabras saltan como chispas de un extraño yunque interior; es como si observáramos a una mujer forjando herraduras bajo un sol helado. Pero detrás de ello está la conciencia del mundo atravesada por la espada del horror: ¿quién nos redimirá, cómo seremos redimidos? Esta pregunta es de tal profundidad que no podemos esperar una respuesta fácil. Pero presuponer que no existe una respuesta, es de alguna manera, una respuesta, ciertamente la equivocada. Y continúa Per Aage Brandt: “…Es doloroso saber u observar un mundo en el que la pasión del hombre participa en la obra de la muerte. La claridad de Liv Lundberg se transforma en un canto acerca de esta actitud, la pasión por la muerte, y como en todo arte, expresa lo contrario de lo que nos dice el poder: Nadie puede detener el trabajo de la muerte, pero el poeta puede dar cuenta de ello en una obra de arte. Puede inscribir su visión en un tono de voz. Entonces todo se clarifica, y esa es la única claridad posible del tono. Quizás la única expresión posible de la claridad se halla en el arte y la poesía. Entonces aquí arribamos a la claridad, no porque la busquemos pero si porque ella nos acecha, y lo podemos soportar, y por lo tanto llegar ‘a ella’, sólo si la recibimos como una paradójica dulzura, ‘con el amargo sabor de la estrella’ o punzante como una lesna, del mismo modo que sobrevivimos al amor: este dolor que llamamos ‘deseo’.
POEMAS DE LIV LUNDBERG
(ROSTRO)
la imagen de un ser humano
objetivamente un rostro que es un destino
cara a cara con el silencio y la habitación
el retrato de una mujer joven que desea morir
retratada como una cosa entre otras cosas
frente a una rústica pared de ladrillos, al roto
enrejado de caños, y este cuestionamiento
casi deseando rogar
por el perdón
un ser humano presentado como un rostro
un ser humano que pronto ya no será
un ser humano mirando a la nada en el ojo
asombrado, es el ojo que ve
el ojo claro
que ya no desea saber nada más
(ESCULTURA)
una escultura en una habitación
simples elementos de materia y tiempo
ensamblarán una imagen
que se parece a ti
esta es tu imagen
punta de la nariz, lóbulo de la oreja, hueso de la mandíbula
en la garganta están atoradas las palabras
que ninguna boca pronunció
ropas cosidas alrededor de un cuerpo, una cartera
con documentos de identidad
quien quiera que seas
con tu rostro pálido, difuso
un certificado de nacimiento
una firma sombra y sol, las diarias
repeticiones casi mecánicas
ellos dicen saber quién eres
dicen que eres
una imagen de ti misma
te pareces a una escultura en una habitación
(VISIÓN)
una visión te visita
te encuentra en tu casa, en la cama, arropado, soñando
en las horas de frío
no está madura
te dice que es una visión acabada
más o menos
una creación consumada
que sólo necesita de una mano y un martillo
un poco de trabajo, unas horas de labor
para elevarse y permanecer de pie
más larga que una vida
fuera de los jardines de la realidad
sus pies de piedra apoyados en la hierba fragante
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