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jueves, 8 de julio de 2010

579.- EDUARDO HARO IBARS


Eduardo Haro Ibars (Madrid, 30 de abril de 1948 - id. 16 de agosto de 1988). Poeta, novelista y ensayista español.
Nieto del periodista y comediógrafo Eduardo Haro Delage e hijo del periodista y ensayista Eduardo Haro Tecglen y la periodista Pilar Ybars Tecglen, Eduardo Haro Ibars nació en Madrid el 30 de abril de 1948. Al igual que Leopoldo María Panero, durante mucho tiempo su compañero, es uno de los más genuinos representantes de esa generación de jóvenes españoles que, de la aventura de la clandestinidad antifranquista, pasan a la de las primeras experiencias con las drogas. Bisexual (precursor del movimiento gay español) y consumidor abusivo de todo tipo de drogas (alcohol, heroína por vía intravenosa, etc), a mediados de la década de los 80 contrajo el SIDA, que acabaría provocando su prematura muerte en 1988. Su encarnación de maldito (o "maldecido" como él afirmaba) no empañó su lucidez como uno de los más críticos analistas de la realidad en los distintos medios de comunicación con los que colaboró. Pero su primera vocación siempre fue la poesía.
Durante su adolescencia en Tánger (Marruecos), conoció a personajes como los escritores Paul Bowles, Jane Bowles, William Seward Burroughs y el pintor Francis Bacon.
Su primer libro poético es Gay rock (1974). Siguieron Pérdidas blancas (1978), Empalador (1980), Sex Ficción (1981) y En rojo (1985). En este último poemario empieza a escribir sobre sus experiencias con la heroína y será Haro Ibars, junto con Leopoldo María Panero, uno de los primeros poetas españoles que escriban poemas sobre la droga. El llamado "caballo de la muerte" ocupará asimismo un buen número de páginas en ¿De qué van las drogas?, texto de divulgación publicado en 1978.
A comienzos de los años 80, el poeta se da a conocer como narrador con la publicación de algunos relatos de ciencia-ficción. Años después con la publicación de El polvo azul-Cuentos del mundo eléctrico, que inauguraría en 1985 la colección de Ediciones Libertarias dedicada a la nueva narrativa española, apuntaría: "Lo que escribo ha de verse como separado de cualquier tipo de escuela o capilla que en este momento funcione. Digo esto con el mayor respeto hacia mis contemporáneos; pero espero que ese respeto me permita, siempre, tomar distancias".
Con anterioridad, mientras colabora en TVE, Diario 16, Liberación y numerosas publicaciones, sus versos son musicalizados por la Orquesta Mondragón y Gabinete Caligari, cuyos miembros acompañaron al escritor en algunas lecturas poéticas antes de saltar a la fama. Es distinguido con el premio Micrófono de Oro concedido por la sala Rock-Ola, referencia obligatoria en el Madrid de aquellos días. Luis Antonio de Villena lo hizo protagonista de su novela Madrid ha muerto, que describe la época de la Movida madrileña.
Cuando muere el 16 de agosto de 1988, uno de sus poemas ("Pecados más dulces que un zapato de raso") ha dado lugar a una de las grandes canciones de Gabinete Caligari.
En 2005 se edita Los Pasos del Caído, de José Benito Fernández, una biografía apasionada y apasionante de Haro Ibars que, junto con El contorno del abismo (1995), otra obra del mismo autor y a su vez biografía de Leopoldo María Panero, resulta imprescindible para entender los avatares de la generación perdida española.




Cadencias

..............................................lilly-like, white as snow
.............................................................O. W.

Sí, el fuego es lluvia; los cristales
se ponen perdidos de pequeños tamborileros.
Sí: la muerte sueña en bocales hertzianos,
presa de un Viejo Profesor que a veces es un héroe
o un cocodrilo. Sí:
hay fuego en las arvejas de los clones.
Sí: es nuestra desgracia el que haya un sol,
que salga TODAS las mañanas,
aún cuando tenemos resaca y hay que ir a un entierro.
Pero ¿a quién le importa?
Nada importa ya el espacio fúnebre por donde, en gusanos
cabalgamos a caballo. Nada, la tierra aquella que comimos juntos.
Ven a mi casa húmeda
donde ahora reposo, o dicen que reposo
mis amigos los sepultureros;
lo que importa es la cueva a tu gusto,
el sonido del mar en tus oídos, ..............y el horror
de que sea tan lejos todavía
la muerte que he inventado para mí, y que ya no te toque
el mismo viento antiguo, el viento de los muertos
cuando hacinan sortilegios y nubes.

Bien: creo que no parezco. Que invento reflejos,
amigos increíbles porque, claro, no existen,
y hay sólo un mar repleto
como siempre
de máquinas rizadas............De escarolas

(pág. 232)


Les belles heures de Vlat Dracul

YA ESTARÁN ROTOS LOS ESCAPARATES
y gemirán (pacientes) los motores
y gruñirá con sorna la impaciencia
cuando yo me levante a mediodía
(la hora del mulé)
Y escucharé a los perros de la muerte
su aullido en los carnales
La uretra y su vecina la esperanza
levantarán sepulcros
y lloverán banquillos de acusados
y se aguarán las fiestas
Por un camino verde entre medallas
cuando yo me levante por la tarde

Pavos sin rumbo pegarán sus picos
a las ventanas negras Lunas/infierno
habrá sangrado mucho en las aceras
su sangre maniquí de alta costura
cuando en la noche/vientre me levante

Nieblas y luces frescas me abrirán
unos brazos que nunca serán tuyos
y un pie de hierro me dará en la frente
levantándome mares
...................................cuando yo me despierte
sin piernas entre piernas y sin ojos
encima de mis ojos
a la no luz de nunca hora del té
pues las colonias son ya de película

(pág. 261)


¿Adiós a la vida?

...............................................Para José Luis Téllez

...Cuando el amable antaño desayuno
(comparto reina corazones rojos
y picas negras y tréboles negros
luego diamantes rojos otra vez y Blanca)
el suave Nescafé por la mañana
deja un regusto de podrido y falso
y el chocolate mismo de la noche
(alta la madrugada Se vislumbran
ya rosas contra el aire rascacielos
y llaman las sirenas
a gritos como siempre como todos los días
al cotidiano fatigar de muchos)
no borra los temblores ni el desastre
de la noche sin sueños pesadilla
despierta sin efectos especiales
...Cuando el sexo no tiene la tranquila
suavidad del humo tan libre y escogido
y la soledad misma está poblada
de insectos vertebrados horrendos y poseedores
de vocecillas malas que ni siquiera insultan
sino repiten nadas y nonadas
...Y el corazón funciona con horas de adelanto
y los peces se ahogan en sus tanques
pues que sal en el agua o minerales
...Cuando –en fin– me descubro
a escondidas fusilo mis ideas
pues se agotó mi pluma y no hay recambio
es una triste gracia este pijama
Y es un lugar común este poema
...¿Es hora ya de ser Cavaradossi?

(pág. 310)


En rojo. Obra poética, Huerga & Fierro, Murcia, 2001, págs. 213-312


¿Barcos piratas? ¡No, por favor!

Otra vez la mala costumbre de abordar carabelas
por las aceras comerciantes de colores frescos
y ni siquiera fue posible romper las hachas sobre esquinas frágiles

El cuchillo cortaba y cortaba y cortaba y cortaba y cortaba y cortaba
sin tregua
se abría paso a través de islas carnosas
Y había perritos tristes en armarios de luna
Y había fantasmas de la noche hirviendo
en cualquier infiernillo más o menos casero
Se morían plantas por falta de atenciones
por exceso de rock morían plantas
Otra vez y otra más se rompían
las escaleras grises de los patios
Se helaba el agua ya no había mares y en susurros luego
niños sin pies ni manos amargaban
la espera de un temblor sus consecuencias

Y nada más que el sol destrozando mis nieblas
Y nada más que una mañana juntos
Para después hablar de atardeceres

Oh no no desde luego barcos piratas a estas horas en mi ventana
necesitados todos de una mano de pintura velas hechas jirones
confundidas con el humo primaveral
No desde luego no falsos capitanes de peluca empolvada
durmiendo borracheras de ron en mis arcones

(pág. 156)


Poder del tiempo
(Post data)

(No hay mañana. La lámpara que alumbrará nuestros castillos de aire, creemos que no va a nacer. No tiene escamas siquiera, está desnuda. Desnuda y abandonada en sucio portal, refugio de suicidios al por mayor, allí, entre támpax viejos, cabelleras de escoba, regüeldos de borracho amanecer. Sonríe; no tiene dientes, pero sonríe; no tiene orejas y sonríe sin embargo con todo el encanto de sus cortas entendederas. Y las porteras aisladas recogen sus pedazos con los labios de cristal que una media naranja dejó en su cubo de basura.

El joven dios estaba harto de escuchas telefónicas y otros inventos de la ira moderna en papel cuché; el joven dios escribía sus mitos en caramelos que luego vendía, envenenados. Entre cafés con leche y ensaimadas se hacía cruces por aquello que estaba sucediendo allí, en el extrarradio, entre hormigas sin tino y flores sin demora. No podía tolerarlo, no quería vivir así, refrenado por las circunstancias adversas.


Por eso a todos se nos desprendieron los lagrimales; por eso y por el espanto que nos producía perder nuestra segunda piel de nylon, nuestro sacerdocio. Era todo tan triste como un crimen de ilesa majestad. Y, mientras tanto, el cielo colmaba sus alforjas. El cielo extinguía sus entrañas. El cielo era una vieja de pintura sin revocar a quien llamaron aquilón quienes colocan los nombres, los vendedores tímidos de huevos de pato caliente. El cielo era un escándalo en tu boca, amor mío, cuando cruzaste el puente que va de la nada al infinito. Nada de nada en torno a las cintas para el pelo. Nada de nada en torno al pelo sin cintas. Nada de fronteras, nada de nada en las fronteras. Nada de sueños envasados, giraldas de otro destino. Nada de agua fresca para ti, ni tampoco de vino claro.

(pág. 161)


Sex Fiction

Ballenas perfumadas paseamos cruzamos el hilo de la muerte
Los heridos parecen haber roto sus ataduras
y salimos tranquilos viejos planetas rotos
por paredes de noche hacia el barco que espera

Niños muertos cadáveres de sencilla sonrisa
llueven plomo musitan palabras que son máscaras
Ponen gafas de niebla y de té
para ocultar el deseo que informa nuestras tardes y todas nuestras noches
Hierve el agua en sus teteras intentamos el sexo más nuevo
y dormimos en camas de siempre espacio yerto

Cocodrilo del aire mi viejo amigo el saurio
se oculta en todas las esquinas y sólo exhibe
su sonrisa en los pliegues

Por las calles vigilan enemigos de un tiempo que antes estaba vivo
y los templos dormidos se estremecen en brillos

Ametrallada la noche
se descubre sin horas
y se engarza en los cuerpos

(pág. 197)


Sex Fiction. Obra poética, Huerga & Fierro, Murcia, 2001, págs. 141-212




En el desierto óptico

...Incendiado transatlántico es
el juego de vivir en una bola
plácida y loca

...Cueva sin límites la pistola de mi amigo
no tiene ojos para verme ni caderas
vehículos del deseo
pero es ansia en visibles galerías de espuma
entre esferas sin tino Y en el desierto
mis cartas todas se han perdido
el cartero ha fallecido –vaga sin duda entre fantasmas de peces
por hirsutas cavidades
“susurro” o “flor de gtilo” le llamaban
las sirenas del cine en su espejo nativo
Y él no sabía esperar horas más dulces No sabía
vivir de noche y en un vaso

...–Y el dios de manos anchas y corazón sin dientes
se deja ver
bajo un cielo demasiado poblado
besó con lepra personal las heridas
que le esperaban amordazadas en fango

...No llevaba ropa el sol no llevaba ropa la luna
no llevaba ropa el desierto que fusiló mis cartas
en un rincón proteico
ni el círculo rosáceo que antes
recibió sus confesiones
a la sombra del falso beduíno

...Sonrisa que la gumía del Jeque Blanco corta
y que desflora el pez habitante de incendios
con reciprocidad amable se muerden los ojos las gacelas
para no gritar “mármol! mármol!”
para no decir su visión de unos amores
suntuosos

(pág. 96)


La casa de los guardas

.................................................................Para Jaime

...Escorpiones alados revolotean, como gotas de plomo, entre las ramas del árbol inmenso. Lianas enredadas en torno al sexo de los guardianes de la palabra azul (último grito en plásticos), de la palabra nunca perdida en espacios ajenos a su girar eterno, nunca encontrada al alba en un café; y detrás, la extensión sin fronteras del lodo.

...No ha comenzado la fiesta, pero no terminará nunca. Despiertan, en la cantera sagrada, nuestros negros amantes. Allí la casa de la Escolopendra. Allí susurran sus canciones blandas los del Otro Lado: sonríen tras pañuelos empapados de mocos, y estremecen la noche; son cristal roto para siempre, agujas muertas a la deriva del tiempo. Conocen la íntima amistad de la hierba fresca con la luna, que también es su hermana.

...En el parque jugaban los niños más azules, se divertían con vísceras de plata. Cadáveres que ayer les poseyeron son hoy pasto de la fatiga prematura. Los pasillos ardían de miedo y furia, correosos. Hoy los viejos temores son campanas de fiesta en nuestro cumpleaños, realidades tangibles o intangibles, según la masa aumente o disminuya.

...¿Por qué un cristal se ha roto para siempre? Enemistados con las dulces esquelas de amor, hemos roto nuestra última frontera, nuestro borde; y aquí estamos, sin límites, a la espera de un piadoso enemigo que clave su aguijón en nuestra carne abierta.

...Geysers de sangre elevarán su duro músculo hasta el Otro Lado. Y es posible que, entonces, Los Que Acechan recuerden el valor de esta gema en mi frente engastada. Y quizá entonces se derrumben las paredes, y tiemblen desesperados los gritos del agua; y abra de par en par, muertes el Héroe marchito; y sus laberintos castrados se abran ante la doble figura que adorna mi deseo: Plomo y Miseria, Plomo y Miseria...

(pág. 112)


Inventamos el sexo

.................................................................A mis amantes todos, y a quienes no
.................................................................han podido serlo

completo encerrado en el hielo de un viejo von Stroheim
ese dedo carnoso hace girar y girar
bajo la sombra de una esfinge de una verga despierta
nuestro sueño son armarios que la muerte cierra
cabalgamos despojos harapos tiernos braguetas hinchadas
soñamos un vampiro moreno vieille Europe
Jeune Afrique una agonía en los brazos de nadie o de la sombra
una agonía fiel de estrella a estrella en lo infinito carmesí
ampolla quizá contenga un árbol
y angosto pasadizo del pastor un solo de violín
agua o música ordeñan el aire
valor ficticio pero amable dice no
a quien lo mira enseña
su humedad su cartón su doble fondo
estoy no estoy contigo en esta jaula
detrás de mi cortina soy un muerto
sueño húmedos disturbios
cortamos el pasar la onda de varios silencios
en la ventana florece una cuchilla y tú recuerdas
no recuerdas
olvidas pájaros olvidas no olvidas miedos de catecismo
mares a punto de congelarse nos enseñaron el camino
y nos llama el autobús no debemos quedar en tierra
ábrete paso al otro lado
a tiros

Empalador. Obra poética, Huerga & Fierro, Murcia, 2001, págs. 53-140




El poder

recordamos viva selva y en el centro
algo como palabra
un cuerpo joven –y el sudor que emanaba era verano
y la sangre tan dulce y esos pies
hechos para volar (sin alas casi)
y caderas estrechas que acogían
niebla y calor en su camino angosto
(pasadizo de incendios lo llamaban)
recordamos el poder y en la caricia
bestias de un solo cuerno se alejaban
a lomos de centauro (era tremenda
su carrera y su embestida blanca)
en un paisaje quieto de tapiz

la dama nuestra madre había previsto
fuegos artificiales en el molino viejo
(morada abierta a los que nunca viven
pero duermen sin sueños
dejando para otros el sol y sus costumbres)
jolgorios y milagros en los setos
para la confusión de los amigos
en el jardín pequeño en su regazo

la dama nuestra madre
no había apagado sus espejos
(morir en ellos respirando algalia)
esperaba el poder entre las piernas
de aquel niño sin alas
sus muslos (acogedoras piedras fina lluvia)
se cerraban en torno a un nombre húmedo
y entre espadas volaban sierpes de alegría
sus manos blancas palcos parecían
de un teatro de lluvias

el poder se decía es un paisaje
en los nudos sangrientos de la higuera
y era tigre o caballo
o vendedor de cuerpos hibernados
por las esquinas blandas de la tierra
aquel dios que yo tuve o me tuvo
más allá de las nueve de la noche
atrapado en las rocas de su espalda
en su humilde trabajo cotidiano

(pág. 25)


Poema de amor

Guante de piel yo te quiero
tranquilo poso de café o pirámide
triángulo mortal zarpa encendida yo
te quiero tanto

no basta un camaleón color aurora
no basta un espejo lleno de sonrisas no basta
entre los dos la nieve petrificada
hay rumor de elefantes furiosos
la satiriasis de la selva se hace patente
guante de piel ni un solo bar abierto

es de noche y me parece
que caen arañas para nosotros dos
desde las nubes ensangrentadas desde
los planetas más rojos desde los más blandos bajos vientres

en las esquinas axilas doradas
claman nostalgia mistan cabello
despiden luz y peces afilados
solo circulan los que no han sabido
quedarse en la garita de los muertos
guante de piel

no hay autobús que lleve a donde vivo
ni tampoco hay corriente que me arrastre
tan lejos de mi piel como tú haces
decir adiós nunca es bastante
hacen falta cristales de venecia
copas llenas de oscuro estremecido

guante de piel te quiero

(pág. 33)


Aromas ciudadanos

................................................................tarjeta postal


botas de viento huracanes por pies
bielas fuera de sitio desarraigadas
hielo en los ojos y el órgano
reproductor en vuelo de gaviotas
en los rincones del exilio porque has cortado
con navaja barbera el telón
la misericordia ceguera que nos separaba de los cangrejos
triple como la luna y sus ejércitos

te levantas cenizas y te duermes azufre
pero nadie conoce tus insomnios

yo sé que no moriste sin ver
los más bellos cristales y fuiste condiscípulo
de aquellos elegantes vampiros que leían
novelas de aventuras
y que después surgieron abogados o médicos
de sus pozos cuando sonó el hierro candente cuando el tren

llamó a sus ventanas
yo sé que no moriste
sino ante el grito sabio de los trenes azules

tenemos tú y yo
piedra en los ojos y en la lluvia hogar
nuestros labios
serán eclipses de sol siempre
hasta que pasen
tranvías de exterminio entre nosotros

abre el fuego

(pág. 44)


Pérdidas blancas. Obra poética, Huerga & Fierro, Murcia, 2001, págs. 15-52









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