BUSCAR POETAS (A LA IZQUIERDA):
[1] POR ORDEN ALFABÉTICO NOMBRE
[2] ARCHIVOS 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª 6ª 7ª 8ª 9ª 10ª 11ª 12ª 13ª 14ª 15ª 16ª 17ª 18ª 19ª 20ª y 21ª BLOQUES
[3] POR PAÍSES (POETAS DE 178 PAÍSES)

SUGERENCIA: Buscar poetas antologados fácilmente:
Escribir en Google: "Nombre del poeta" + Fernando Sabido
Si está antologado, aparecerá en las primeras referencias de Google
________________________________

martes, 15 de diciembre de 2009

224.- INGEBORG BACHMANN


Poetisa, novelista y narradora de relatos breves austriaca nacida en Klagenfurt (AUSTRIA). Hija de un director de escuela, estudió Filosofía, Psicología, Filología Alemana y Ciencias Políticas en Innsbruck, Graz y Viena. Se dedicó al periodismo antes de escribir su primer libro de poemas El tiempo postergado (1953). A partir de entonces se convierte en un personaje público, no sólo por sus versos, sino por esa inusual combinación de sensualidad e inteligencia que llama la atención en un mundillo literario por entonces únicamente masculino. Mujer inaccesible y misteriosa, de extrema fragilidad, su voz quebrada y casi rota está llena de referencias filosóficas, desde Wittgenstein a Heidegger, pasando por Walter Benjamin o Simone de Beauvoir. Tuvo intensas relaciones con los escritores Paul Celan y Max Frisch, y más tarde atravesó duras crisis personales y de salud, evitando cada vez más las apariciones en público. Después de publicar su primer libro en prosa, A los treinta años (1961), se mantuvo durante diez años sin publicar apenas nada. Su siguiente libro, la novela Malina (1971), pasó directamente a la lista de los best-sellers, siendo considerada por eso la primera autora mediática de la literatura en lengua alemana. Otras obras suyas son, Tres senderos hacia el lago, Últimos poemas e Invocación a la Osa Mayor. Considerada como una de las más importantes poetisas post-bélicas, en los últimos años de su vida, Italia fue su patria adoptiva. Falleció en Roma, como consecuencia de las graves quemaduras que un incendio en su casa le produjeron, supuestamente se quedó dormida con un cigarrillo encendido. Desde entonces uno de los grandes premios literarios en lengua alemana lleva su nombre.

BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA:
Un negocio con los sueños (1952) /obras radiofónicas/
El tiempo postergado (1953)
Berlín, un lugar de azares (1964)
Malina (1971)



DESPEDIDA

La carne, que envejeció muy bien conmigo,
la mano rugosa, que sostuvo fresca la mía,
ha de quedarse sobre el pálido muslo,
rejuvenecerse la carne, por un instante,
para que así venga más rápido el derrumbe en ella,
rápido llegan las arrugas, casi sanas,
y todo sobre la rígida musculatura.
No ser amada. El dolor podría ser aún
mayor, Se siente muy bien, toca a la puerta.
Pero la carne, con su línea abierta en la rodilla,
las arrugadas manos, todo ello sobrevino de noche,
el curtido omóplato, donde ya no crece ningún verde,
donde alguna vez se mantuvo oculto un rostro.
Avejentada en cien años, en un solo día,
El confiado animal fue llevado bajo latigazos
a su armonía preestablecida.





NIÑOS DE JULIO

Por nuestros propios medios nonatos,
mis niños de julio, las monstruosidades
que se mueven con el pie mutilado, no lo sabemos,
que agitan el muñón, no lo sabemos,
y la cabeza perdida.
Por nuestros propios medios,
perdiendo la cabeza,
mis queridos niños
nada les habría podido enseñar
pero bien alimentados les habría hecho
enamorarse de lo otro, del viento en el aire
Unos miles de ellos en Julio
habría sido siempre Julio
monstruos alimentados
desde mi ternura
que es lo que buscáis vosotros, espectros etéreos
Transformadores del mundo, vosotros me
lo habríais cambiado el mundo
y cambiármelo hasta la muerte por cariño
hasta la muerte para algo otro
Viento en el aire el papel jironeado
que se desgarra, antes que alguno pueda
leer lo que ha sucedido
como se os ha arrancado
de mí, se ha desgarrado el jirón de
papel que no puede sin embargo leer aun nadie.





LA NOCHE DE LOS PERDIDOS.

El final del amor
Una luna, un cielo
y el mar obscuro.
Tan sólo eso, y todo obscuro.
Tan sólo eso, porque es de noche.
Y nada humano
entreteje además esa acción efectiva,
Que me reprochas también tú
y semejante amargura
No lo hagas.
Nada mejor hay que yo pudiera conocer
sino amarte, nunca
pensé,
que a través del sudor de la piel
se me haría presente
el […] mundo.





(Sin título)

Observad, amigos ¡acaso no lo veis!
que no lo he sobrevivido ni menos resistido, no lo veis,
que voy hacia adentro, que
para aquél de ahí yo voy hablando por dentro, que
me repliego y desdeño
mi cabello, que embolso mis manos
retiro mi palabra, no lo veis,
observad,
que me marcho, que voy
cayendo, que me entrego,
y grito, porque los locos
buscan tanteando a sus protectores, como
yo a mi guarda.






TEMPRANO AL MEDIODÍA

Silenciosamente reverdece el tilo en el incipiente verano,
apartada lejos de las ciudades, centellea
la luna pálida y diurna. Ya es mediodía,
ya renace el chorro en la fuente,
ya se alza entre los añicos
el ala torturada del ave de los cuentos,
y la mano mutilada por el golpe de la piedra
duerme en el trigo que despierta.

Dondequiera que el cielo de Alemania ennegrece la tierra,
busca su ángel decapitado una tumba para el odio
y te ofrece el cáliz del corazón.

Un puñado de dolor se pierde sobre la colina.

Siete años más tarde
lo recuerdas nuevamente,
en el pozo ante las puertas de la ciudad,
no fijes demasiado la mirada,
se te fatigan los ojos.

Siete años más tarde,
en una casa de muertos,
apuran los verdugos de ayer
la copa dorada.
Tendrías que esquivar la mirada.

Ya es mediodía, en el rescoldo
se dobla el hierro, en la espina
se izó la bandera, y sobre la roca
del sueño vetusto queda, de hoy en adelante,
forjada el águila.

Únicamente la esperanza, encogida y ciega, en la luz.

¡Desata su cadena, llévala
ladera abajo, protege
sus ojos con tu mano, para que
la sombra no la queme!

Dondequiera que la tierra de Alemania ennegrece el cielo,
busca palabras la nube y llena el cráter con silencio,
antes de que el verano la oiga, en la llovizna.

Lo indecible recorre el campo con un murmullo:
ya es mediodía.







(Sin título)

Qué difícil es perdonar,
un trabajo muy lento y muy arduo,
del que sola me he ocupado
durante ya muchos años.
El odio me ha enfermado,
me siento deformada, estos abscesos
me prohíben incluso mostrarme
junto a los hombres.
Sólo sé que yo
no puedo odiar más de este modo
ni desear tu muerte,
la cual tampoco deseo,
ni cumpliría yo por mi mano,
He aprendido que la mía
ha de amar a sus enemigos, y
esto es tan simple, pues si no cómo
podrían luego mis enemigos
hacerme más de un mal.
Si se extravía una bala,
si alguien me escupe en a cara,
como ayer, no me guardo pensamientos
contra el amor que me ha sido dado.
Tengo miedo ante el amor
que me has infundido tú,
con la intención más cruel.
Totalmente ajada de cortantes ácidos,
venenos de todo tipo, por el opio,
aturdida por completo en mi destrucción.
Puesto que ya no vivo más en ti,
y muerta me encuentro ya, donde estoy.
Lo que cuentan y persisten son las cúpulas
comen dos veces al día, satisfacen
luego sus necesidades, e
imploran por los medicamentos,
que me han de sumir en un largo sueño.





CUANDO RETUMBAN LOS CASCOS DE LA NOCHE

Cuando retumban frente a mi portal los cascos de la noche,
caballo negro,
tiembla, como antaño, mi corazón, y me ofrece en el vuelo
la montura,
roja como el cabestro que Diomedes me prestó.
Dominante me precede el viento en la calle oscura
partiendo la negra melena de árboles dormidos
y los frutos, húmedos de luz de luna,
saltan asustados sobre hombro y espada,
entonces arrojo
el látigo sobre una estrella apagada.
Una sola vez detengo la carrera, para besar tus labios
infieles;
ya se enreda tu cabello en las riendas,
y tu zapato deja surcos en el polvo.

Y aún escucho tu aliento
y la palabra con que me golpeaste.







VOSOTRAS, PALABRAS

Para Nelly Sachs, la amiga, la poeta, en veneración

¡Vosotras, palabras, levantaos, seguidme!
y aunque ya estemos lejos,
demasiado lejos, nos alejaremos una vez
más, hacia ningún final.

No aclara.

La palabra
sólo arrastrará
otras palabras,
la frase otras frases.
El mundo así quiere,
definitivamente,
imponerse,
quiere estar dicho ya.
No la digáis.

Palabras, seguidme,
¡que no se vuelva definitiva
–esta ansia del verbo
y dicho y contradicho!

Dejad ahora un rato
que ninguno de los sentimientos hable,
que el músculo corazón
se ejercite de manera diferente.

Dejad, digo, dejad.

Nada, digo yo, susurrado
al oído supremo,
que sobre la muerte no se te ocurra nada,
deja y sígueme, ni dulce
ni amargo,
ni consolador,
no significativamente
sin consuelo
tampoco sin signos–

Y sobre todo, no eso: la imagen
en el tejido de polvo, el retumbar vacío
de sílabas, palabras de agonía.

¡Sin decir nada,
vosotras, palabras!





UNA ESPECIE DE PERDIDA

Usados en común: estaciones del año, libros y una música
Las llaves, los boles de té, la panera, sábanas y una cama.
Un ajuar de palabras, de gestos, traídos, empleados, gastados.
Un reglamento de casa observado. Dicho. Hecho. Y siempre alargada la mano.

De invierno, de un septeto vienés y de veranos me he enamorado.
De mapas, de un poblacho de montaña, de una playa y de una cama.
Con fechas he hecho un culto promesas he declarado irrevocables,
he adorado un algo y he sido devota delante de una nada.

(—de un periódico doblado, de las cenizas frías, del papel con un apunte)
impávida ante la religión, porque la iglesia era esta cama.

De la vida de un lago surgió mi pintura inagotable.
Desde el balcón había que saludar a los pueblos, mis vecinos.

Junto al fuego de la chimenea, en la seguridad, mi cabello tenía su color más intenso.
La llamada a la puerta era la alarma para mi alegría.
No te he perdido a ti,
sino al mundo.





CADA DÍA

Ya no se declara la guerra,
se prosigue. Lo inaudito
se ha vuelto cotidiano. El héroe
permanece lejos
del campo de batalla. El débil
se adentró en la línea de fuego.
El uniforme del día es la paciencia,
la condecoración, la estrella miserable
de la esperanza sobre el corazón.

Se concede
cuando ya no sucede nada más,
cuando se calla el fragor del combate,
cuando el enemigo se ha vuelto invisible
y la sombra eterna de las armas
cubre el cielo.

Se concede
por la huida ante las banderas,
por el valor ante el amigo,
por la delación de secretos indignos
y el desacato
de toda orden.





A LA CENTRAL DE TELECOMUNICACIONES DE BERLÍN

Me alegro de que ayer fuera más duro
que lo es hoy. Entrada prohibida.
Siguen poniendo en la puerta y nadie
viene, también llueve mucho, vuelve
a ser invierno como ayer, es decir, como hace un año.
Entonces fue duro, en la vecindad
nadie. Es que nadie viene.

Ayer, me asfixié,
no podía gritar más,
hoy sí que podría gritar,
pero es mejor hoy.
arriba juegan a los bolos, abajo
trabajan la madera y asierran
estos bricoleros inocuos.

En la grieta del muro, en un
segundo de susto, un bicho negro
que se hacía el muerto. Hecho el muerto.
Y aprendo de él,
me hago la muerta,
sin hijo, sin amante,
sin radio, sin teléfono,
en esta grieta, perdida
en este planeta, en
este Berlín.

mirada por nadie más que
un muro cortafuegos.
en un segundo de susto,
me siento mirada por
la locura. Sé que
me miro a mí misma.
Un muro cortafuegos al otro.
Sin cara.
De un incendio en extinción.
Un incendio no extinguible.






HERMANDAD

Todo es abrir heridas,
nadie y perdonó a nadie.
Herido como tú e hiriendo,
encaminado hacia ti vivía yo.

El puro, el contacto espiritual,
Por cada tacto incrementado,
lo experimentamos Envejeciendo,
más al frío silencio retirados.




TARDE EBRIA

Tarde ebria, llena de azulada luz
se tambalea en la ventana y desea cantar.
Con miedo, los cristales se aprietan
donde sus sombras se enredaron.

Vacila, llevando la oscuridad hacia el mar de casas,
encuentra a un niño. Lo ahuyenta con gritos,
y jadea detrás de todo y de todos
susurrando cosas temibles.

En el patio húmedo circundado por opacos muros
retoza con ratas en los rincones.
Una mujer, vestida de un gris deslucido,
retrocede ante ella, escondiéndose en la penumbra.

Aún fluye, en la fuente, un hilo delgado,
una gota cae persiguiendo a la otra;
ahora la tarde bebe un líquido viscoso de la corroída cañería
y ayuda a lavar las negras cloacas.

Tarde ebria, llena de azulada luz,
se tambalea en la ventana y empieza a cantar.
Los cristales se rompen. Ensangrentado el rostro,
irrumpe y lucha contra mi terror






ESTAR PERMANENTEMENTE EN LAS PALABRAS

Estar permanentemente en las palabras, quieras o no,
Estar siempre vivo, lleno de palabras por la vida,
como si las palabras estuviesen vivas, como si la vida fuera
palabra.

Tan distinto es, creedme.
Entre una palabra y un objeto
sólo te entremetes tú mismo,
como con un enfermo yaces con los dos
ya que ninguno se arrima jamás al otro
degustas un sonido y un cuerpo,
y te gustan los dos.

Sabe a muerte.

Pero vida y muerte, si existen las dos,
quién sabe,
como hay tanto muerto lejano en mí,
como ya me ha afectado
tanto fallecido
y también los muertos.

una amiga que antes me conocía,
un jarro del que brindé por ti

(Traducción de Jan Pohl)

No hay comentarios: