BUSCAR POETAS (A LA IZQUIERDA):
[1] POR ORDEN ALFABÉTICO NOMBRE
[2] ARCHIVOS 1ª, 2ª, 3ª, 4ª, 5ª 6ª 7ª 8ª 9ª 10ª 11ª 12ª 13ª 14ª 15ª 16ª 17ª 18ª 19ª 20ª y 21ª BLOQUES
[3] POR PAÍSES (POETAS DE 178 PAÍSES)

SUGERENCIA: Buscar poetas antologados fácilmente:
Escribir en Google: "Nombre del poeta" + Fernando Sabido
Si está antologado, aparecerá en las primeras referencias de Google
________________________________

lunes, 20 de abril de 2009

103.- LUCÍA ANGÉLICA FOLINO




Lucía Angélica Folino nació en Avellaneda, Buenos Aires, Argentina el 19 de diciembre de 1956. Abogada, docente y poeta, ha publicado su primer libro: "Retablo de duelos" por Editorial Dunken, una cosmogonía poética que ha recibido elogiosa crítica. Publicó su segunda obra: "Acuario Plateado por la Luna" en una pequeña edición de autor. En el año 2007 apareció el libro inédito de poemas eróticos "Veinte sonetos pornográficos y una pasión estrafalaria" en la red donde también se encuentran compartidos los libros anteriormente citados, por iniciativa personal ya que la autora ha sido pionera en las lides internáticas y ha producido abundante material que hoy es seguido por numerosos entusiastas. En el año 2008 aparecerá su cuarto libro. Lucía ha sido directora, editorialista e ideóloga de la revista "La Fiera Literaria", con circulación por suscripción cerrada. Ha publicado en numerosas revistas literarias virtuales y de edición papel. Dictó cursos y clases personales en talleres de poesía y letras de canciones.



.

Yo no soy perfecta (You say you want a revolution)

Yo no soy perfecta. No se confundan.
Ni fui ni lo seré, aunque me lo digan.
Mi primer novio era fiel a los Beatles,
Un fan casposo.
(You may say I’m a dreamer)

La cosa es que memoricé las letras
en inglés, por supuesto, biografías
con nombres de mujeres que no existen
en Studio Uno.
(There are places I remember)

El padre de mi hijo era un agente
de viajes y turismo, un entendido
en reservas de hoteles, aerolíneas
y en cruceros.
(That is confusing things)

Nos armamos la propia compañía,
de tanto que aprendí el abecedario,
las leyes de la empresa, las sabía
como nadie.
(In the land of submarines)
Mas luego, idealicé a un mal cantante,
un tipo que la iba de poeta,
Baudelaire y Rimbaud eran mi sopa
diaria y feliz.
(There’s no fun in what I do if he’s not there)

Contar sílabas aburre y fastidia.
Lo hice por complacerlos, lo confieso,
ni soy emprendedora ni soy lírica,
apenas Lu.
(without... a sky of diamonds)

Me llevo con mis huesos como puedo,
abro mi corazón a lo fortuito
mañana estudiaré música o griego,
quizás, no sé...
(Sergeant Pepper’s lonely, Sergeant Pepper’s lonely
Sergeant Pepper’s Lonely Hearts Club Band)

Tendré que irlo contando en los rincones,
de pie en los cursos o en un bar abierto,
no prometo nada, iré fluyendo,
la vida es eso.
(And in the end
the love you take is equal
to the love you make.)



El bronce y el barro

Me excita tu sudor de media tarde
y las uñas mugrosas del trabajo,
tu estructura
apolínea en los tablones
para subirte a techos y escaleras
y verte, amor,
trepar por las cornisas.

Me estremece la piel
tu mansedumbre de aceptar
tantas cosas evitables
y no darle un trompazo al empresario
que firma tu despido
con desprecio
por razones que nunca te involucran.

En el fondo, te asiste una certeza:
que él era
un pobre hombre descartable;
que podrás, en rigor, recuperate
de otra ingrata caída del torreón
y volver a trabajar
por tu familia,
por vos,
porque es la vida,
y no hay tutía,
y aunque nadie te pida que lo hagas,
como si fueses juez, parte y testigo
y el amor se tratase de encomiendas
de soles
que no alumbran a los huérfanos.

Me gusta porque sos un caballero
que no sabe leer en mis poemas
ni le encuentra sentido
las gestiones esparcidas
en arte y con esmero
en la página abierta de tu boca.

Me atrae que me devuelvas a este sitio
de cena en la cocina y sobremesa,
de ávidas miradas lujuriosas,
que no pierden el tiempo en la escritura
y se posan lascivas en los cuerpos.

Y cuando penetras en mí
y se esfuma al calor,
un cielo abstracto
con nombres de pintores,
de poetas,
y músicos de un clan que se ha extinguido,
te amo y vuelvo a amarte,
aún todavía.

El Arzobispo pedirá que no pequemos
pero no haremos caso,
nos escaparemos
a fornicar entre los plátanos
de un barrio que está aislado de los centros,
con aroma Sin perjuicio de lo dicho,
mi querido,
permite que te cuente
que entre las dos creaciones,
hijas del Sublime,
la tuya es la vital,
la verdadera,
la que deja azur rastro en las estirpes.
¿La mía?
La mía viaja en una calavera
sin dientes,
por mucho que se implanten
en clínicas lujosas del suburbio,
y tenga la piel suave por las cremas
y el brillo del champú
entre los cabellos.

Y adoro que después del coito intrépido
me expliques los detalles del estúpido
programa de ficciones
que viste por la noche,
cierto martes,
e imagino que Homero
se retuerce en su cripta
con épicas metáforas;
y te contente tan trivial escena
después de construir tus catedrales.
a laurel y a mandarinas.

Y cuando no andás cerca
el mundo se derrite
y te echo de menos en las bibliotecas.
Necesito tenerte y ser tu enclave,
tu dueña y tu operaria,
tu puta, tu mujer, tu enterradora.
Necesito empacharme de caricias
que la frialdad del bronce escamotea.



Consejo

Déjense de andar por los pasillos oficiales
pidiendo la limosna de una beca,
un palco donde actuar, un premio, un auditorio.
Es incomprensible
que se llamen artistas los mediocres.
Ni intuición primigenia
ni Dionisio los riega,
son nenes de papá
jugando en la comedia a ser famosos,
a venderse en Europa, descarriados,
dispuestos a codearse con los reyes,
en turbios escenarios donde suenen trompetas.

Nadie puede responder qué es el arte:
si el hedor de las mieses o la vida
cumplida,
si un escudo del miedo,
si epíteto del hombre
que desgarra imprudente mansedumbre o leyendas.

Nadie puede decir qué es,
y sin embargo,
se disfraza con máscaras añejas
atadas al carro triunfal de los creyentes,
convulso
como una novia virginal en tinieblas.

¿De qué cielos vendrá, de qué planeta,
la palabra radiante,
el plasma demudado en la tela desierta?

La potencia del viento
ululante confunde
y en cenizas expande
la secreta ironía
de notas musicales.

Nos embeben los tiempos
en su larga cortesía,
y el aspirante regresa
cada vez con fe nueva,
se acomoda el zapato,
se persigna ante el monstruo,
aborta su talento y con vergüenza
agacha la tristeza.




"Acuario Plateado por la Luna"






PRISMA.
(El sueño de ella)

La mujer de agua huye de los calvarios
poseída por visiones
y se abruma en azogues de cristal
a lunarcitos.

Sueña.
Aparece flotando en las cuevas y acequias.

Es un prisma que rezuma
y sale como un gato garduño
de los vasos que la encierran.

En sus laberintos de seda
desaparecen estalactitas y carámbanos
y quedan reverberaciones oníricas
de color fluorescente.

Esencia de lucero,
burbuja, pandereta.
La mujer de agua rastrea
su esquilón de plata,
camarón de mares y ríos,
cantando saetas y liturgias.

La lúbrica mujer de agua,
quillay de la luna,
borda con su monótona voz
las lentejuelas del amor sublime.










CENIT
(El sueño de él)

No despertarás, todavía,
hombre plateado por los astros.
Tu verdad es la nube,
caminarás hipnotizado
como un virginal efebo
por los pasillos de Dios.

Las ciudades ya no existen.
Tu mundo real se ha desmoronado.
El miedo intestino
alojado en riachuelos de sangre
se ha de ir con las gaviotas.
Tu cenit es la mirada amante
de una incógnita mujer de agua.

La magia acecha los sueños
y vemos arder en su fuego
las guedejas carmesíes
que esperábamos desde la infancia.








ENCUENTRO


Hay un punto de azul en el encuentro.
Un holograma.
La belleza aguachenta y el espíritu cautivo
funden su delirio en obra maestra.
Aspirantes o aprendices de la perfección
mirarn la vacuidad
hasta el fondo del ojo preso
y saltan al vacío.
Dos faroleros en la oscura piscina
juegan a ser tótems de la Providencia,
actores de un teatro cerrado,
aviadores que se animan a cruzar la lágrima
en brazos de la percepción,
para escapar de la profunda sequía urbana.







© Lucía Angélica Folino


Oda a la lavadora automática

Oh, diosa del Olimpo de la Casa.
Noble chicharra.
Luchadora incombustible.
La Brigada de Mujeres Impacientes
te saluda
y da las gracias,
con voz trémula y vergüenza
por tu Linterna mágica.
No sea cosa,
que el lírico poeta
emblemático y brillante
diga ominosa
esta oda de amor y reverencia.
Centinela en metal,
libertaria de "zíngaras"
en la siesta.
Si es lícito compararte
al fiel cordero,
al marido amante,
te comparo
y que engulla el mezquino piletón
sus miserias,
su eco de pavor.
La libre expresión de
las paganas
femínidos grumetes manifiestos,
sea el Numen,
que el servicio que prestas
nos regala
a la grotesca inercia
de gaviotas
de avatares cotidianos
y laureles.
Te redimo y corono,
humilde bienhechora,
dispuesta a acompañarnos
en el tramo bizarro
de las vidas,
que cóncavas en tu tambor
se exhalan.



.
Mujer con megáfono

Gran Tiranosaurius Rex.
Últimos días de marzo del 2006.

“...quisiéramos saber qué piensa
esa chica inmóvil trepada a un ceibo.
¿Estará arboreciendo..?
Silvina Ocampo.

No sé si debiera contarlo.
En la tarde, casi noche,
ella, la mujer funambulesca
inaugura este cuento
huérfano de fobias y cólera
y se pronuncia:

El teatro abovedado acaba de morir.
De la víscera galopera de una mujer furtiva
nace un dragón ontológico,
se transforma en culebra purulenta,
envuelve aquel cuello, tres veces,
y escupe filamentos de plasma y fuego.

Ruptura definitiva de arte y pavimento
en la costra untuosa de la Avenida Corrientes.

Las columnas tiemblan por el estrépito.
Se agitan las hormigas de la acera.

Las apócrifas estrellas del cielo del Ópera
escapan
y cruzan la calle
en busca de malos agüeros,
martillando con penachos
la incipiente madrugada.

Los policías uniformados,
vestidos como crueles civiles,
reprimen y golpean con violenta ferocidad.

Tras las horas,
muellemente,
la voz de la mujer se aquieta.
El castor flota en el aire.
La víbora desanudándose se repliega
y vuelve a acurrucarse
en la región abdominal.

El teatro ha perecido.
Derrotada cae su legendaria máscara.
Los ciempiés de la noche lo velan en silencio.

Ministros y funcionarios negarán los sucesos.
Desde hoy,
queda prohibido,
en cualquier rincón de la patria,
hablar de señoras con altoparlantes,
de trombas,
de estrellas partidas en dos,
de caballos desbocados,
de dragones lanzallamas en teatros muertos.

Y niegan, y reniegan con necedad.
Insisten en negar que se oye,
desde lejos,
—aunque se los oye hocicando—
que la serpiente dejó un nido de huevos
en cada foco de luz
y crecerán nuevos pichones
que espolearán viejos venablos,
porque la mujer se transformó
en tronco de árbol
y de sus insignificantes ramas
cuelgan
parapetados megáfonos vesánicos.


.
Fedra

Ho ogni furia d’amore...
Racine.

Sola ante mí misma,
Impropiamente desnuda,
seca y astillada en piel,
desalbergada
en trazos del tiempo fenecido,
microscópica,
almacenada
en la infausta turbulencia de los años,
segmentada dentro de un orden,
exangüe y fragmentaria en la arrogancia,
subrogada en tiranías umbrosas,
cursi hipopótamo anónimo,
escéptica,
resumen crucial
de novelista deplorable
y trituradora de asquerosidades mundanas,
escalpelo del bosquejo,
hilacha de perezas y furores,
padeciente de injurias denostadas,
con mi santo y seña a cuestas,
centinela imperdonable,
remolona que se condena
en enredaderas liliputienses,
incognoscible, suicida,
bravía a tumbos,
edificio en ruinas con visillos de mal gusto,
doblegado sauce llorón,
quebradiza, demudada,
heme aquí,
como Fedra,
sola.


.
ENHORAMALA.


Enhoramala.
Lucien Freud me ha asesinado.
Ha vuelto a hacerlo,
una vez más,
ha vuelto a hacerlo.
Su martillo ha esculpido mis caídas,
llevándome a la cama moribunda.
Mi amado
petrificó en sus brazos homicidas
el cautiverio de alas perturbadas
en sueños e indignísimos naufragios
de garzas y esqueletos..

Lucien,
tu apellido ya no puede salvarme.
Te apiades, ay de mí,
que yo soy ésa.
Traspuse el paraíso
hasta su fondo,
en el espacio inmóvil
de su costado anverso
y fui perdida.
¿Dónde está lo sagrado
del instante fugaz,
fea forma de
la huidiza palabra de la muerte,
bebida en vino áspero
y lentas sedas obstinadas?

Acaso esté detrás
del biombo negro,
quizás, sea el murmullo
del incesto.


.
¡¡¡ MINGA !!!




Te prometen el moro
el oro, ya sabemos,
es de ellos.
Te muestran la Quimera
y te quitan el caballo alado.

Cada día
los muchachos de la Hacienda
dibujan los pizarrones
con números innumerables,
con números numerosos
de numeralidad.

Y vos los estás viendo,
mientras tus músculos se pudren
con el mal hábito de los trabajos manuales.
No, no estaba en los manuales:
¿cómo vencer la escoria enredada
de esos apellidos con nombre de calle?,
o tal vez,
contrariamente,
con calles de patricios y morenos,
puro apellido, que les sobra,
y no te dejan pasar por la puerta de entrada
no sea cosa que
el umbral se acostumbre
al tufo de los pobres.

Te prometen la libertad
y te venden cápsulas de colores
para ser libre:
Libre y sano.
Libre y flaco.
Libre y bello.
Libre y esclavo.

Te prometen la vida.
¿Y qué te dan?
Minga.
Te dan la primera muerte de tu existencia
en el hormiguero que emerge
del lodo de la Historia.


.
VER BLOG PREMIO CONSUELO PARA LUCÍA FOLINO

3 comentarios:

Luci dijo...

Es un verdadero orgullo estar entre tus poetas favoritos, considerando los nombres de genios que habitan en tu página.

Muchas gracias.
Esto sí que vale mucho más que un premio consuelo.



Lu

Felipe Sérvulo dijo...

Fernando:
Te tengo que dar las gracias por emplear tu tiempo en este, a veces, desabrido mundo de la poesía.
Un abrazo.

romério rômulo dijo...

fernando:
sua página é para uma leitura cuidadosa.voltarei.
um abraço.
romério