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jueves, 31 de julio de 2014

MARISOL MARRERO [10.793]




MARISOL MARRERO

Nació en Tenerife, España, 1946, desde niña vive en Venezuela de donde es oriundo su padre. Es poeta, ensayista, narradora, profesora universitaria. Se graduó de Socióloga y Psicóloga social en la Universidad Central de Venezuela.

PUBLICACIONES

Desmembrando la especie (Caracas, Edición del Colegio Universitario Francisco de Miranda, 1979). Segmentos de memoria (Caracas, Editorial Arte, 1982).  En mitad de la noche (Caracas, Editorial Roncera, 1986). Gánicos  (Caracas. Ediciones Hogar Canario-Gobierno Autónomo de Canarias, 1992). Agüeros (Caracas, Fondo Editorial IPAS /Ministerio de Educación, 1991). Carimba (Caracas, Editorial Círculo de Escritores de Venezuela, 1993).  Velaje. (Caracas, Ediciones de la Dirección de Cultura de la UCV, 1994). Conjuros. (Caracas, Editorial Círculo de Escritores de Venezuela, 1997); segunda edición 1998. Iracundia (Caracas, Editorial Anathron, 2001). Ensayos: Problemas del desarrollo Económico y social (Caracas, Fondo Editorial Tropykos, 1996). Chichiriviche ¿Primer pueblo fundado en Tierra Firme? (Mérida, Editorial la Escarcha Azul, 2000). Novelas: Las brujas modernas vuelan en la red (Caracas, Fondo Editorial Tropykos, 2001). Lotte von Indien, la coloniera de Tovar  (Caracas, Fundación Ludovico Silva, 2001); segunda Edición, 2003. Pasiones en la niebla (Caracas, Planeta venezolana, 2007).



MUESTRA POÉTICA





Que si durmiendo está
 piense en ti
vea sus pasos
  sobre tus costillas
Tus ojos
  sobre su cuerpo
Tus oídos
  sobre su corazón
    Si hablando está
  se confunda
   con las palabras
Oiga tu voz
  en la suya
Use tu aliento

  Del libro Conjuros, 1997
   


Mis manos
se han vuelto poco fuertes
para las armas
débiles para la espada
Me envuelve
5el calor sofocante
que viene del río
Necesito el caballo
para tomar sus bríos
para borrar el vaho
de las aguas cercanas
para no oír el bramido
del tumulto de sueños
que precedió mi mañana

Grandes pájaros salían de mi piel
nubes de mosquitos
ocultaban el sol
que se diluía entre mis ojos
Hoy que es día de mi muerte.

Del libro Carimba, 1993



Tulipanes amarillos

A Keila Guerra

No era sangre menstrual
Era de munición 308
Anabelle Aguilar

Corazón sembrado en la plaza
Como una semilla más de tulipán
Amarillo

La sombra de su recuerdo
Sobre el cemento
La muñeca
Rota en el pecho
Sangra como un secreto
Que no cicatriza

Todavía piensa
Que son fuegos artificiales
Triquitraques
Calebración y fiesta
El rubio asesino
De pelo crespo
Se dejó ver con el alcalde
La noche anterior a la tragedia

Con un beso en la mejilla
Selló el pacto
¡Ni un solo yerro!
Tiros certeros a la cabeza y el centro del pecho

El caballero
Así lo llamó el mandatario de turno
Remató limpiamente
A las mujeres de Altamira

Solo queda de ellas
La huella de sus cuerpos en nuestra memoria.
Y la sangre derramada sobre los tulipanes





Poema del libro “Gánicos” Parte lV Rituales



En donde se trata de los Dioses y sus costumbres.



             Génesis, capítulo VI

                                                             
             4. Es de notar que en aquel entonces
                 había gigantes sobre la tierra: porque
                 después que los hijos de Dios se juntaron
                 con las hijas de los hombres, y ellas
                 concibieron, salieron a la luz estos valientes
                 del mundo antiguo.

  I

Para procrear
con los dioses
lucían pieles de nubes
largas
como el sacerdocio
que ejercían


Ellos bajaban
con sus grandes
y luminosos falos
Rayos
cargados de tormentas
Cobras ciclópeas
al acecho

Un gran delirio
se apoderaba
de sus vientres
Grandes llamas
las atravesaban
Un gran ciclón
precedía el orgasmo

¡Ah!
Pero no son
los hombres de barro
que se derriten
se encharcan
se hacen polvo
y desaparecen.

Nos comunicamos
con la lumbre
que llevamos por dentro
hacemos señales
en el torbellino de las aguas
donde nos bañamos
crestas inmensas
que se encrespan cual ola

Hierves como un volcán
cuando te toco
dejas una estela
para que te reencuentre

Hombre
con la señal del torbellino
en la piel
Piel que se adelanta
a mis caricias

Olfateo tus bríos
cuando siembras ventisqueros
en mis labios
Y me posees
sinuoso
estelar

 Mi piel
brilla en la oscuridad
para que la encuentren tus dedos


Cabalgas sobre mi signo
primitivo
Cavas en mi cuerpo
me surcas
siembras flores
Esperas que el rocío
me tiente de nuevo

Detienes el tiempo
en mis zonas recónditas
Bebes en mi
los fluidos
del universo

Caes sobre mí
como un pájaro
Y cantas muy hondo
cerca de mis raíces

Conduces
tus manos antiguas
por mi cuerpo
Guardando
los quejidos ancestrales
en tu costado

Creces hacia mi
me das alcance
Con tu furia
desgarras las luces
que te esperan

Escoge de mi cuerpo
lo que quieras
Escribe en  el
la historia del universo
Gáname para siempre

Mujer
hundida lentamente
en lavas
que se adentran
en los rayos del sol
que moran en su vientre

Sus senos
crecen hacia él
lo buscan como fuegos
los sopla el viento
los acerca

Succiona el humo
de su boca
Te hace llover
sobre su vientre
cosechas que vendrán

Te vuelve fuego
introduce el sol
en tus entrañas
Se hunde en tus ojos
levantando columnas
hacia el cielo

Ensalma la carne
con baños rituales
Lo prepara
para que la lluvia
sea prospera
En su vientre reseco
de tanto fuego

Adivinas
ese monte que penetra
en tus ojos
Aguardando tu boca
volviéndote lucífero

Con manos encendidas
toca tu cuerpo
que se derrumba
            serpentea
            se hace agua
Y lanza su aguijón hacia tus torres

Lo arropas con fuego
lo calientas
Se vuelve cenizas
                 Humo
lo aspiras
lo sorbes

Menhir ondulante
que se adentra
en tu magia vital
Hecho temblores
al ser regado
por tus mareas altas

Permite
que tu vigor
me sostenga
Que ponga la boca
sobre toda tu vida
Que fije mi piel
en la tuya
con broches luminosos

Ella
hace fluir los mares
para que tu
los riegues con hechizos
y bailes dentro
como su dios sol

Viertes los cantaros
de tu lujuria
sobre el universo
enhiesto

Gasta todo mi ardor
con tu cuerpo
Húndete en mis aguas
Nada
sobre mi oleaje
que regreso a la playa.









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