Maureen N. McLane
Se crió en el estado de Nueva York y estudió en Harvard, Oxford y la Universidad de Chicago. Es autora de los libros de poemas, World Enough (2010) and Same Life (2008), and a poetry chapbook, This Carrying Life (2005).
También ha publicado dos libros de crítica literaria: Balladeering, Minstrelsy, and the Making of British Romantic Poetry (2008) and Romanticism and the Human Sciences (2000, 2006); she co-edited The Cambridge Companion to British Romantic Poetry (2008).
En 2003 ganó el Premio National Book Critics Circle's Nona Balakian Award for Excellence in Book Reviewing.
Fue elegida en 2007 para un mandato de tres años en el Consejo de Administración de la NBCC. Actualmente es profesor asociado de Inglés en la NYU, McLane ha enseñado en la Universidad de Harvard, la Universidad de Chicago, MIT, y el Proyecto de Poesía de East Harlem.
ODA
Triste en la cama leías a Horacio
la oda en la que un amante viejo suplica
no ser inflamado otra vez
por un amor perecedero
y una lágrima escapa de su ojo
y una lágrima escapó de tu ojo.
Yo estaba loca por vos y era imprudente
Me alegra amor decir esto
Estaba afligida y te afligía.
Tené cuidado con lo que deseás
me advertiste. No fui cuidadosa
y al final gracias a dios vos tampoco.
Los encantos que narré
las canciones que canté
fueron iluminados por una luz
casi completamente impersonal.
Sin embargo, qué somos sino vehículos
de olas que no percibimos directamente
salvo en esos días en que la luz que se inclina
y nos rodea los cuerpos se convierte en nuestro cuerpo
- los amantes arden en la pira.
Ode
Sad in bed you read Horace
the ode in which an aging lover pleads
not to be inflamed again
by a perishable love
and a tear escapes his eye
and a tear escaped your eye.
I was wild for you and heedless
I am glad love to say this
I was afflicted and afflicted you.
Be careful what you wish for
you warned. I was not careful
nor in the end thank god were you.
The charms I recited
the songs I sang
were lit by a light
almost completely impersonal.
Yet what are we but vehicles
of waves we never directly perceive
except those days the light bending
around our bodies becomes our body
—the lovers ablaze on the pyre
That Man
That man over there
looking sidelong
as you sidelong
smile I do not think
he’s a god
or frankly that great
but it’s true he’s glowing
under your eyes &
obliterating
the sun that moments ago
was shining on this bench
where we sit across
from him now
flaring terrible
as I think of your
many rendezvous
I desire death &
I almost shove back
in my throat the call
to the Perseids calling them
down now to shower
him dead in their shower
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