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miércoles, 14 de noviembre de 2012

DINOS CHRISTIANÓPULOS [8494]



                                                 Eleni Vakaló // Dinos Christianópulos





Dinos Christianópulos, Grecia, 1931



Tarde

Era hermosa aquella tarde con la interminable discusión en
la vereda.
Los pájaros gorjeaban, pasaba la gente, corrían los automóviles.
Por la ventana de enfrente se oían cantos rembéticos* en la
radio y la niña de nuestro vecino cantaba su pena.
Se deshojaba la acacia y perfumaba el jazmín
y cerca de la muralla los chicos jugaban a la escondida
y las niñas hacían girar la cuerda — 
jugaban cerca de la muralla y no sabían de la muerte, 
jugaban cerca de la muralla y no sabían del remordimiento,
y yo amé mucho a los hombres aquella tarde,
no sé por qué, los amé mucho, como un moribundo.


* rembético: especie de canto popular





Aquellos que amaste

Aquellos que amaste
uno tras otro desaparecieron
el árbol quedó otra vez sin hojas

Es extraño cómo encuentra valor
y florece

Poesía Griega Moderna, Ed. Vinciguerra, Bs. As., 1997.






Antígona intercede por Edipo

Varones atenienses, ¿por qué nos miráis con curiosidad?
Este es mi padre, Edipo,
que alguna vez fue un gran rey y ahora
vuelve a vuestra ágora herido
por el destino, harapiento y ciego,
tocando su desvencijado organito.
Varones atenienses, cada una de vuestras limosnas
añade otra herida a nuestro corazón.
Los secretos de nuestra Familia se agravan
por los agregados de vuestra imaginación.
Dejadnos en paz, hasta cuándo nos arrastraréis
de aquí para allá, como a un zíngaro con su oso,
mientras los trágicos nos llevan a la escena,
nos asedian con detalles
y preguntan cómo ocurrió eso,
cómo no logró evitar el golpe.
Varones atenienses, ¿no basta
que mi padre fuera poeta,
el introductor del simbolismo,
el que con el epigrama "Respuesta a la Esfinge"
salvó la vida de muchos de vosotros -aparte
del placer estético? ¿Por qué
os metéis en su vida privada
buscando complejos edípicos,
amores ilegítimos
y placeres que prohíbe la moral corriente?
La "Respuesta a la Esfinge" es suficiente.
El resto dejadlo en la penumbra.
Después de todo, él lo hizo sin saber,
mientras vosotros lo hacéis con pleno conocimiento.





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