6958.- JUAN RAMÓN TORREGROSA

Juan Ramón Torregrosa (Guardamar del Segura, Alicante, 1955) es licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Barcelona. En la actualidad ejerce como profesor de secundaria en el IES Doctor Balmis de Alicante. Ha publicado varios libros de poesía, el último de ellos es La soledad siguiendo (Point de Lunettes, Sevilla, 2008). Ha publicado, además, en la editorial Vicens Vives, diversas antologías de poesía, entre las que destacan Las cuatro estaciones y la Antología de la lírica amorosa, reeditadas en varias pcasiones. En esa misma editorial ha preparado dos antologías de Juan Ramón Jiménez para niños: Estampas de Platero y El iris mágico. En la actualidad prepara otra de Miguel Hernández, Corazón alado, con motivo del centenario de su nacimiento. Es responsable también, junto con Antonio Carvajal, de las antologías Hoy son flores azules (infantil) y Mañana serán miel (juvenil). Tradición oral en poetas del 27, editadas por la Junta de Andalucía y la Diputación de Granada en el 2007. Asimismo ha tenido a su cargo ediciones críticas de Benjamín Jarnés, Su línea de fuego; Bécquer, Leyendas y rimas y Alejandro Casona, Nuestra Natacha, y una adaptación juvenil de la novela Historia de dos ciudades, de Dickens.......

Sonetillo con avisos

para el año dos mil diez

que remite a los amigos

el que escribe, que lo es.

.....

Ayer, sin ir más lejos,

estaba yo en las nubes

cuando veo que subes

con un par de verdejos.

─¡Vamos, fuera complejos!

─exclamaste─ No incubes

dudas ni oigas, si tú ves

que te va, más consejos.

Del qué dirán ni caso.

En un pispás se pasa

la vida, y a este paso,

si te descuidas, ni eso.

O la tomas con guasa

o te la dan con queso.

La soledad siguiendo.

Editorial Point de Lunettes

Año de edición: 2008.

La soledad siguiendo es un intenso poemario amoroso, ambientado en la época de la Transición, que recoge influencias desde Garcilaso a Miguel Hernández, pasando por Bécquer y la lírica tradicional. Los poemas, de forma breve e imagen certera, tocados de suave melancolía, tratan de racionalizar la experiencia amorosa desde el paso del tiempo. Y lo que queda, desde “la oscura certidumbre de lo efímero”, es la sensación de que las palabras son cáscara de lo que fue fruto cierto.

Texto (pág. 1)

La redondez de tus senos

con su tacto

quedó prendida en mis dedos.

Son mis manos,

desde entonces, dos cangrejos

regresando,

una y otra vez, al hueco

moldeado

por tus dos redondos senos

en mis manos.